Hola a todos. Volvemos de Semana Santa con las pilas cargadas y dispuestos a enfrentarnos a la realidad cotidiana. Hace un par de semanas el alcalde de Madrid se despachó con la brillante idea de querer impulsar una ley a nivel nacional que obligue y por ende faculte a las administraciones a llevar a centros de acogida a aquellos que hagan del espacio público su “ hogar“. Fuente EL PAÍS

Al mejor estilo de aquellos gobernantes que ante determinadas situaciones, visitas oficiales, eventos trascendentes o acontecimientos internacionales “limpian la ciudades de prostitución, vagabundos, mendigos etcétera” para mostrar una imagen de la ciudad más “aceptable”. En su propio lenguaje “esconden lo feo” bajo el paraguas de recuperar el espacio público.

Obviamente las críticas llovieron desde todo el arco político, algunas sinceras y otras cargadas del oportunismo que los caracteriza. Gallardón matizó que su iniciativa debía contar con la capacidad previa de las administraciones para su implementación (va de suyo la aclaración, ¿pero para qué sirven las administraciones si no es para servir a sus ciudadanos, o es que los indigentes no lo son? ¿Quizás la próxima ocurrencia será prohibir a las grandes superficies sacar los contenedores de basura a la calle?

No digo que sea agradable ver conciudadanos tirados por las aceras, alcoholizados o drogados, vistiendo harapos o buscando comida en los cubos de basura pero no debemos olvidar que ello es producto de la sociedad que entre todos “construimos”. Esto por supuesto no es privativo de Madrid – la iniciativa pareciera que sí – sino de todas las grandes urbes y es el resultado del modelo económico que nos gobierna que como efecto colateral excluye a diario a conciudadanos del sistema. El tema central es que una vez más nuestra clase política busca la solución fácil en lugar de ir a fondo en un tema que es crucial si queremos ser fieles a nuestro espíritu solidario y generar condiciones para que seamos una sociedad más justa.

Pero no, como en las familias de antaño se trata de esconder al miembro que no responde por algún motivo a los cánones impuestos, en lugar de trabajar para que no se generen y tratar de integrar a aquellos que han caído en la indigencia.

Claro pero quizás mi pretensión es muy amplia y por sobre todas las cosas mucho más onerosa que lo que plantea el alcalde de Madrid pues significaría:

-Entender que es lo que necesita un indigente para reinsertarse (no sólo techo y alimento) desde una doble perspectiva interesado- comunidad y no solamente desde ésta última
-Analizar las razones que lo llevaron a esa situación y procurar medios para su solución ( talleres de reinserción, terapias y tratamientos ad- hoc, talleres formativos, ayudas económicas )
-Aceptación por toda de la sociedad de que son congéneres en situación precaria.
-Combatir las redes de explotación y tráfico (mendigos “profesionales”)
-Potenciar la actividad de ONG´s específicas como complemento de la acción del Estado.

No se trata entonces de aumentar el gasto sino de reencausarlo con sentido integrador aunque ello no sirva para luego sacarnos la foto.

Mientras nuestros políticos reflexionan los saludo a todos

THENIGGER