… Abismo…
Cuando me asomo al balcón de tus profundidades
se alejan, elípticas, cada vez más distantes;
no puedo comprender cómo surgió el primer tiempo,
quién dispuso encender todas las luces del cielo,
armonía en el eterno giro de las estrellas,
¿Qué estará ocurriendo en cada una de las esferas?
Esfera…
Que te vas retardando cuanto más aceleras
y en masa infinita quedas si alcanzas la meta;
imagino que un punto habrá ya involución,
que el peso de los astros supera la inflexión
o quizá camina eterno en su largo periplo
fundiendo el final con el origen del principio.
Principio…
Cómo es posible creer que siempre hayas existido,
que ni antes ni después sean en el concepto mismo;
todo, a lo sumo, llamamos singularidad
cuando no entendemos qué hay tras aquella verdad,
reina el equilibrio cuando no había más imagen
del caos que precede a lo que invocamos origen.
Origen…
Cómo alborear en el génesis de tu estirpe,
acaso regresamos al punto en que viniste;
luego que se fundan las luces de la sustancia
caminando el sendero que nos guíe a tu morada,
tiembla el sentimiento cuando no vemos seguro
no sólo el principio sino también el futuro.
Futuro…
Será una recompensa o simple azar del destino
contemplar la esencia o bien tu rostro divino;
no da lugar a empirismo el reto de la muerte
que no hay más experiencia más allá de esta suerte,
trágico sentido que bordea nuestro camino
no ver mayor luz que la oscuridad del abismo.
Abismo…