El sitio de mi recreo

Indice de contenido

El sitio de mi recreo, publicada en 1992 por Antonio Vega, un interesante trabajo. El sitio de mi recreo es un recopilatorio de sus mejores baladas entre las que se destaca la canción que hoy comentamos. Sin embargo, dos años después, dicho tema fue arreglado en una nueva versión que apareció en uno de los discos más polémicos publicados por Antonio Vega, Océano de sol, un trabajo que contó con la colaboración — muy criticada por Antonio Vega — del ex-guitarrista de Roxy Music, Phil Manzanera.

EL SITIO DE MI RECREO, ANTONIO VEGA

El pasado 12 de mayo nos despertamos con una de las más luctuosas noticias artísticas del año: Antonio Vega Tallés, compositor y antiguo componente de la mítica banda Nacha Pop, nos abandonaba para siempre tras perder su pulso con un maldito cáncer de pulmón que arrastraba desde tiempo atrás. Con su desaparición, la música pop española pierde a uno de sus mayores referentes, una figura contrastada y respetada por todos cuyo mayor mérito fue el de dotar de un maravilloso y sincero intimismo a sus canciones, verdaderas derroches de poesía y sensibilidad.

De 1978 a 1988, junto con su primo Nacho García Vega, formó parte de la mítica banda Nacha Pop, uno de los mejores grupos de la llamada movida madrileña. Fruto de aquellos años, seis álbumes vieron la luz (además de dos recopilatorios) pero la canción emblemática del grupo siempre fue Chica de ayer — perteneciente al primer disco homónimo del grupo (1980) y compuesta por el propio Antonio Vega — considerada hoy y de manera unánime como el himno oficial de aquellos inolvidables años que vivió la música madrileña. Tras la disolución de Nacha Pop, Antonio Vega prosiguió su carrera en solitario.

 

El sitio de mi recreo es posiblemente la mejor canción compuesta por Antonio Vega. La aparente sencillez de la línea melódica — un simple tema sustentado sobre la base de la guitarra acústica — se transforma en un extraordinario discurso que modula constantemente de modo mayor a menor, con una derivación del estribillo a un recurrente salto de cuarta que logra mantener el equilibrio general de la canción. Dicha economía de medios no es óbice para que la pieza adquiera un componente nostálgico de certeras connotaciones melancólicas, muy apoyadas en la propia escenificación de un vídeo donde afloran las imágenes de un «tiempo pasado» que, no sabemos si fue mejor, pero que sí dibuja un trazo sugerentemente ensoñador. El gato negro que sale en las distintas tomas es clavado a mi querido Winston…

La letra de la canción – El sitio de mi recreo

Íntima y decididamente poética, el sitio de mi recreo es diáfana y no resulta en absoluto difícil de asimilar. El autor nos transmite sus sensaciones de forma directa y sin ningún complejo excluyente. Ahí os dejo la letra de El sitio de mi recreo.

Donde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos.
Donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
volveré a ese lugar donde nací.

De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.

Viento que a su murmullo parece hablar
mueve el mundo con gracia, la ves bailar
y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal
es su temperamento natural,
poco o nada cuesta ser uno más.

De sol, espiga y deseo…
Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
ahí donde me recreo.

 

 

Pablo Alboran El sitio de mi recreo, concierto Murcia, 18 marzo 2012

por Versión de Pablo Alboran | El sitio de mi recreo

Hace relativamente poco, estuve compartiendo en LA FLAUTA unas copas con Carlos Moraleda, un buen amigo y un excepcional compositor, alma mater del grupo revelación este año en Madrid, EL JARDÍN DE MARÍA. Advertí que Carlos, un hombre que jamás ha ocultado su admiración por Antonio Vega, se encontraba especialmente sensible con la terrible noticia del fallecimiento de Antonio. Fueron unas dos horas en las que Carlos se confesó artísticamente con quien esto escribe y, dado el interés de sus declaraciones, considero conveniente hacer un resumen de las mismas.

–«Leiter» — me comenta Carlos dando giros imposibles al vaso de whisky — «Tenía compradas las entradas del último concierto que iba a dar Antonio en Madrid el 8 de Mayo (en la sala Imperio Pop, en el mismo escenario en el que yo había estado tocando escasos dos meses antes), al que teníamos previsto asistir mi hermano Javier Moraleda, el famoso dramaturgo Lastra y alguna de sus acompañante. Cuando se aproximaba la fecha, Manolo Tena me dijo: «No te hagas ilusiones, Carlos. Antonio no va a ofrecer ese concierto; está en la UCI. Esperamos que se recupere y salga pronto, pero el viernes no habrá concierto» Lamentablemente, poco después de la suspensión del concierto, el 12 de Mayo de 2009 falleció.»

Carlos se enciende un pitillo y dirige su mirada hacia el fondo de la barra: –«¿Te acuerdas, Leiter, de la magnífica impresión que te produjo la audición de Antonio Vega que te ofrecí una tarde en la terraza del ático de mi casa? No sé, macho, pero vi como te emocionabas… Bueno, la verdad es que ibas un poco cargadito de copas… ¡Como todos!  Te soy sincero, Leiter: Antonio Vega ha sido probablemente uno de los artistas que más me ha influido, a mí y a muchos. Es un maestro. Te voy a contar algo muy personal, Leiter: Recuerdo un día que estaba yo en Mallorca de vacaciones con Vanesa y nos enteramos de que Antonio Vega iba a ofrecer un recital al aire libre al que finalmente asistimos. Pese a que había mucha gente, pero no muy aglomerada, nos fue fácil ponernos en primera fila. En un momento del concierto, Vanesa se va a por bebidas, y mientras no estaba ella dice Antonio por el micro mientras sujetaba un vaso de plástico –«¿Quién quiere una cerveza?»– Levanté el brazo y le dije «Yo…» Fui el único en contestar y Antonio se agachó y le dijo al de seguridad «Esta cerveza es para ese chico». A los tres minutos vuelve Vanesa con la bebida y me dice, «Pero… ¿Cómo has conseguido esa cerveza?»  a lo que contesté  «Me ha invitado Antonio Vega». Claro que ella no se creía nada de nada por lo extraño de la situación mientras que yo le repetía con toda tranquilidad y como si fuera lo mas normal del mundo, «Que si, joer que te estoy diciendo que me ha invitado Antonio». Mientras, unos fans de al lado que escuchaban con mucha atención nuestra conversación y se quedaban alucinados por mi frialdad al contar de donde salió la cerveza, no resistieron callarse y saltaron «¡Qué es verdad, qué es verdad, qué se la ha dado Antonio Vega!». Luego continuó el concierto y seguimos de buen rollo interactuando con él entre canción y canción; le dije que la chica que estaba a mi lado era mi novia, que cuidado con lo que dijera, y en la siguiente pausa entre canción y canción me preguntó también de buen rollo y con sonrisa cómplice «¿Qué pasa, eres tú de los que pega fuerte?». Pues así de cachondeo entre los tres durante todo el concierto»–

Carlos, animado por los felices recuerdos, me agarra del brazo y me suelta: –«Leiter, tienes que hacerme un favor: Hay una canción de Antonio que me fascina, que me parece casi hipnótica, Una décima de segundo. Quiero cantarla sólo con acompañamiento al piano y quiero que tú seas el pianista…»– Intento esquivar la sugerencia con alusiones del tipo: «Ya estoy viejo, Carlos; los dedos ya no me responden como antes; yo vengo de la música clásica y este estilo no es mi especialidad… «. Pero no consigo frenar la obsesiva idea de Carlos: –«¡Y una mierda, tío! Acuérdate del pasado verano; improvisamos un tema aquí, en La FLAUTA, y la poca gente que ya quedaba a esas horas se quedó alucinada con tu manera de tocar… Aunque no te lo creas, ya aún recuerdo esa improvisación. Tengo el tema en mente y quiero darle forma. Pero necesito tu colaboración, claro…»–

Carlos sigue hablando del piano y de Antonio Vega: –«Durante más de un año, cuando estaba en el instituto, programé mi cadena musical para despertarme a las 7 de la mañana con una de sus canciones, Desordenada Habitación, que empieza con una introducción de piano y a continuación dice «Despierta ya, mira que luz…». Es una pasada. En el concierto del 30 de Mayo en Joey, le dediqué una canción, Y la melodía suena. Creo que era la mejor que le podía dedicar, habla de las personas con manifestaciones artísticas que han marcado y cambiado la vida de los demás haciéndolas ver que no todo se basa en la rutina de sus vidas, si no que hay otras cosas también. Es una canción que habla de Antonio y otros muchos, y reconozco que cuando la compuse él estaba presente en mi mente e influyó en la manera de componerla, seguro; por eso se la dediqué y se la dedico. Además, te cuento algo: Una de las canciones de El Jardín de María, hasta ahora inédita, se llama Canciones Mojadas, compuesta ya hace muchos años, y el puente hacia el estribillo dice:

  «Con las ganas y frescura que le dije a Javier,
   con la técnica artesana que aprendí de Andrés,
   con la voz inconfundible del escurridizo Miguel.

   Antonio me invitó a la cerveza de la sensibilidad,
   y Manolo a su Marylin particular»

Ya puedes imaginar que Javier es Andreu; Andrés es Calamaro; Miguel es Ríos; Antonio es Vega y Manolo es Tena…»–

Carlos y yo nos despedimos con la intención de vernos de nuevo a no mucho tardar. A la salida, tras unos pasos enfilando la calle Alcántara de madrugada, la voz de Carlos me advierte a lo lejos: –«¡Leiter, vete ensayando Una décima de segundo… Tenemos que interpretar juntos… El sitio de mi recreo !»–