Es gratificante cuando vemos que lo que hemos discutido en este bar de copas hace no mucho tiempo surge en boca de los políticos y dirigentes de nuestro país como una verdad revelada. No sé si seremos más inteligentes o es que dado que no tenemos compromisos expresamos lo que pensamos sin miedo.

El comentario viene a colación de las coincidencias entre Mariano Rajoy y Emilio Botín sobre el problema de las autonomías que más de una vez hemos tratado en este bar. No voy a incursionar sobre el tema una vez más pero sí tomar el dato para tratar de diferenciar entre lo que se dice de verdad y lo que se declara para la galería. En 1928 Ortega y Gasset visitó Argentina y luego de ver como funcionaba la clase política dirigente expreso “argentinos a las cosas”. Lo que era (y es) válido aun hoy para Argentina lo trasladaría a nuestra España como tarea para nuestra clase política (oficialismo y oposición). Simplemente sería pasar del “yo haré“ al  “lo estoy haciendo”.

A nuestros políticos les gustan las reuniones, los aplausos y también los actos partidarios para salir en los telediarios. Pero los aplausos para nuestros dirigentes son muy peligrosos, pues terminan creyendo que son inteligentes y que sólo con decir una obviedad o prometer imposibles basta para que la sociedad funcione. También les encanta tirar balones afuera o generar inseguridad jurídica, como don Mariano hizo en la entrevista del diario EL PAIS. En la verborragia de nuestra dirigencia se lee: «Yo lo voy a hacer?»; «Yo lo dije?»; «Yo creo que alguien tendría que hacer algo»; «Yo tengo razón?»; «Yo lo había previsto?».

Pero el problema empieza cuando se pide que concrete su pensamiento en acción; entonces surgen y empiezan los peros. Tienen mucho declarativo en su discurso pero poco o nada de resolutivo. Podríamos decir que es un fallo de ellos pero no nos olvidemos que son el producto de la sociedad en la que actúan (la nuestra) y están donde están por la acción u omisión de todos nosotros.

La mayoría de nosotros se queja ahora y se quejaba antes cuando otro era el gobierno diciendo «esto es un desastre»; «no se aguanta más?»; “ los sindicatos son pasivos”; “ la patronal no tiene límite”. Es la clásica forma de señalar qué poco eficientes son los demás. Pero nosotros también adolecemos del mismo “defecto “que criticamos aunque no lo utilizamos como medio de vida. Necesitamos entonces pasar a la acción, aunque pensemos que sea poco lo que podamos hacer, pues aunque fuere así estaremos mejor que si no hacemos nada.

Si cada uno de los ciudadanos tomara posición sobre los temas que nos preocupan y lo plasmara en acciones individuales en un sentido, votar o no votar, manifestar, exigir, presentar propuestas de iniciativa más allá de cierta confusión inicial, los problemas que hoy nos acucian disminuirían significativamente. El accionar del ciudadano presionaría a la dirigencia para concretar las acciones que como conjunto deseamos.

¿Se imaginan a un político que presionado por sus bases se viera obligado a cumplir con sus promesas? Se acabarían el lobby, el marketing , los pactos expuerta, las componendas y los discursos de barricada. De esa manera conseguiríamos que lo que expresen en campaña (que es siempre que tienen un micrófono delante ) sea de cumplimiento efectivo y no una mera declamación para halagar nuestros oídos .

No creo en utopías pero nada perderemos con intentarlo

Un abrazo

THENIGER