Carlo Bergonzi un tenor de prestigio

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Carlo Bergonzi considerado por la crítica como uno de los tenores más eminentes de su tiempo, y uno de los mejores intérpretes de Verdi, tal vez Carlo Bergonzi no logró la fama y la resonancia que en justicia merecía.

Su presencia en el firmamento operístico coincidió cuando también estaban en su cénit los grandes «aulladores» del registro masculino agudo, Giuseppe di Stefano y Mario del Monaco, cantantes que siempre arrastraron una legión de fanáticos admiradores en una época en la que el canto adoleció de una censurable deformación estilística. Sin embargo, Carlo Bergonzi fue un caso claro de vocación precoz por el mundo profesional de la música. Aficionado desde niño a la ópera, Bergonzi siempre tuvo muy claro desde adolescente que lo suyo era cantar. Quizás tuvo mucho que ver en ello el hecho de que fuese casi paisano del compositor que más influyó en su trayectoria artística, Giuseppe Verdi.

¿Cuándo nació Carlo Bergonzi?

Carlo Bergonzi nació el 13 de julio de 1924 en Vidalenzo, Parma, en el seno de una familia en donde el padre, fabricante de quesos, era un gran aficionado a la ópera. De esta forma, el pequeño Carlo solía acompañar a su padre a alguna representación operística en la cercana Busseto.

En una ocasión, tras presenciar una función de Il trovatore, los padres observaron a la mañana siguiente como el chiquillo cantaba fragmentos de las arias que aún recordaba. Poco a poco el pequeño Carlo participa como cantante aficionado en la iglesia de su pueblo natal e incluso llega a intervenir en algunas representaciones ofrecidas en el teatro de Busseto sin haber recibido previamente formación alguna, es decir, cantando de memoria.

Su voz no pasó desapercibida para los viejos aficionados del lugar, entre ellos el barítono Edmondo Grandini, quien decidió aceptarle como alumno en su residencia de Brescia. De esta manera, Bergonzi recibió sus primeras clases de música y canto cuando ya contaba con catorce años de edad. Grandini instruyó al joven Bergonzi en la tesitura de barítono, circunstancia que pudo haber resultado fatal en su carrera.




Empero, el estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso un paréntesis en la formación musical de Bergonzi. Destinado militarmente en Mantua, Bergonzi se resuelve como un antifascista convencido y en 1943 es detenido por las fuerzas alemanas y confinado a un campo de concentración, en donde permaneció hasta el final de la contienda. Una vez liberado, Bergonzi regresa a Italia y decide estudiar música de una forma más sistemática, motivo por el cual ingresa en el Conservatorio Boito de Parma. Allí estudió por un período de tres años bajo la tutela del profesor Ettore Campogalliani, quien también creyó ver en el alumno a un barítono y en consecuencia le hizo estudiar papeles para ese registro. De esta manera, Carlo Bergonzi inició su carrera profesional en 1948 en Lecce cantando un rol de barítono — Fígaro de El barbero de Sevilla — y posteriormente siguió interpretando papeles para esa tesitura. Sin embargo, Bergonzi se fue dando cuenta de que tenía ciertas dificultades técnicas en este registro y poco a poco fue descubriendo que su voz se adaptaba mucho mejor a la tesitura de tenor.

Pese a que ya había recibido muchas críticas favorables como barítono, Bergonzi decidió cambiarse al registro más favorable de tenor.

A partir de 1950 Carlo Bergonzi tuvo que reeducar su voz para adaptarla a la nueva tesitura y por ello se vio obligado a estudiar nuevos papeles. En 1951 debuta en su nueva faceta de tenor en el teatro Petruzzelli de Bari cantando Andrea Chénier, un peligrosísimo y arriesgado rol propio de tenor spinto que, pese a todo, Bergonzi interpretó a la perfección ya que su pasado como barítono le otorgaba la potencia necesaria para cantar dicho papel. Poco después Bergonzi se presenta en el Teatro Novo de Milán con papeles de Verdi y a partir de ese momento trabaja concienzudamente para aligerar su voz. En 1953 debuta por fin en La Scala con Masaniello de Nápoli y ese mismo año se presenta en el teatro londinense de Stoll con La forza del destino. A partir de ese momento Bergonzi se muestra muy activo y ofrece numerosas representaciones en su país al tiempo que comienza a grabar sus primeros registros discográficos. En 1955 viaja a los EEUU y consigue un enorme éxito en Chicago que confirma la temporada siguiente en el Metropolitan neoyorquino. Desde ese momento, Bergonzi es ya considerado como un tenor de prestigio internacional que cosecha espectaculares éxitos allí donde interviene.

A principios de la década de los sesenta del siglo pasado Carlo Bergonzi se convierte en un habitual de La Scala merced a sus interpretaciones de roles verdianos. Con todo, y pese a haber actuado allí en 1963 bajo las órdenes de Herbert von Karajan, siempre se le vio en Milán como a un tenor distinto y sujeto a un mayor rigor crítico que el que se tenía con otros cantantes de moda (algo parecido le sucedió también allí a Alfredo Kraus).

Mucho de esto tuvo que ver con la negativa de Bergonzi a cantar I pagliacci en el escenario milanés a propuesta también de Karajan. El maestro austríaco le retiró la palabra para los restos (años después, Karajan le telefoneó a Nueva York y le dijo: –«Sigues siendo el mejor tenor del mundo» — Cuando Bergonzi fue a contestar, Karajan colgó el teléfono). Bergonzi no se descompuso por dicha circunstancia y aprovechó durante años para estudiar concienzudamente el repertorio más apropiado para su voz. Donde su figura fue más y mejor apreciada fue en el Covent Garden, escenario en el que debutó en 1962 y en el cantó la mayoría de los personajes de Verdi y Puccini a lo largo de su trayectoria artística. Ya en los años ochenta, Bergonzi centralizó más su actividad en los recitales que en los escenarios operísticos.

En 1995 dio por terminada su carrera artística mediante un concierto ofrecido en Viena aunque un año después también se despidió del público del Metropolitan. En el año 2000 intentó ofrecer una versión de concierto de Otello de Verdi junto a la Orquesta de la Ópera de Nueva York. Por desgracia, el concierto no pudo finalizar debido a una imprevista enfermedad del tenor. Retirado definitivamente de los escenarios, Bergonzi se dedicó a gestionar su hotel-restaurante — I due Foscari — en las proximidades de Busseto que actualmente regenta su hijo Marco.




Para muchos especialistas, el secreto de la pureza de estilo de Bergonzi estuvo en su técnica de respiración. De hecho, siempre que se le preguntaba acerca de su técnica de canto Bergonzi respondía con un escueto: –«Respiro»– Pero la naturalidad interpretativa de Bergonzi fue el fruto de largos años de duro aprendizaje y estudio. La técnica de saber respirar en el canto no se adquiere de un día para otro.

Para obtener ese sonido tan rico en color que poseía Carlo Bergonzi fue preciso emplear una técnica de espiración mediante la cual el aire era expulsado lentamente y regulando la presión. Sin embargo, la respiración no es un fin en sí, sino un medio para conseguir la correcta interpretación según los estilos. A diferencia de otros cantantes, Bergonzi nunca forzaba la voz en los momentos previos a salir al escenario y procuraba que ésta estuviese del todo descansada. La pureza y elegancia de su voz, unida a un magnífico fraseo, dieron como consecuencia un modo de canto en el que se unen una gran sensibilidad interpretativa y una rigurosa conciencia estilística.

Contra lo que se pueda imaginar, Bergonzi criticó severamente la forma en que Verdi trató la voz de tenor. Según su opinión, la música escrita por Verdi, excelente pero dificilísima de interpretar, no perdona nada, no tolera imperfecciones ni desviaciones de estilo. De ahí que haya llevado a la fama a muchos tenores de la misma forma que ha arruinado a otros.

Para cantar a Verdi el tenor ha de ser especialmente inteligente y no dejarse llevar por el ímpetu verdiano de la orquesta, la gran trampa que encierra la música del compositor de Busseto. Siempre según Bergonzi, un cantante capaz de cantar bien a Verdi no tendrá jamás problemas para enfrentarse con cualquier rol verista, muchísimo más simple de interpretar. En su opinión, Caruso fue el más grande tenor de la historia debido a la belleza sin par de su voz, una voz que sonaba tan natural que parecía que nunca hubiese requerido de una previa preparación. Bergonzi confiesa que para llegar a ser un verdadero cantante de ópera se necesita de una gran dedicación y de un verdadero amor a la música. En los cursos de interpretación que llegó a dictar, Bergonzi procuraba que los alumnos intentaran perpetuar la técnica de la respiración. Con todo, siempre se queja de que en los tiempos modernos muchos jóvenes cantantes de ópera persigan el éxito rápido aún descuidando una técnica tan elemental como necesaria.




25 Producciones discográficas de Carlo Bergonzi

Entre la producción discográfica de Carlo Bergonzi podemos destacar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada):

  1. Mefistofele de Arrigo Boito, junto a Tebaldi, Cole y Mayer, y la Orquesta de la RAI dirigida por Lamberto Gardelli (OPERA D´ORO 1277)
  2. Adriana Lecouvreur de Cilèa, junto a Senechal, Nucci y Sutherland, y la Orquesta de la Ópera Nacional de Gales dirigida por Richard Bonynge (DECCA 717102)
  3. L´Elisir d´Amore de Donizetti, junto a Taddei, Cava y Scotto, y la Orquesta del Mayo Musical Florentino dirigida por Gianandrea Gavazzeni (OPERA D´ORO 1138)
  4. Lucia de Lammermoor de Donizetti, junto a Cappuccilli, Dallapozza y Díaz, y la Sinfónica de Londres dirigida por Thomas Schippers (DG 471250)
  5. Andrea Chénier de Giordano, junto a Milnes, Still y Gulin, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Anton Guadagno (MYTO RECORDS 91750 — en este vídeo se puede escuchar claramente al apuntador)
  6. I pagliacci de Leoncavallo, junto a Taddei, Panerai y Carlyle, y la Orquesta del Teatro de La Scala dirigida por Herbert von Karajan (DG 449727)
  7. Cavalleria Rusticana de Mascagni, junto a Cossotto, Martino y Allegri, y la Orquesta del Teatro de La Scala dirigida por Herbert von Karajan (DG 457764)
  8. L´Africaine de Meyerbeer, acompañado por la Orquesta de Santa Cecilia de Roma dirigida por Gianandrea Gavazzeni (REGIS 1305)
  9. La Gioconda de Ponchielli, junto a Merrill, Horne y Tebaldi, y la Orquesta de Santa Cecilia de Roma dirigida por Lamberto Gardelli (DECCA 430042)
  10. Edgar de Puccini, junto a Scotto, Sardinero y Killebrew, y la Orquesta de la Ópera de Nueva York dirigida por Eve Queler (CBS 34584)
  11. La bohème de Puccini, junto a D´Angelo, Bastianini y Tebaldi, y la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia de Roma dirigida por Tullio Serafin (DECCA 470431)
  12. Madama Butterfly de Puccini, junto a Scotto, Di Stasio y Panerai, y la Orquesta de la Ópera de Roma dirigida por Sir John Barbirolli (EMI 67720)
  13. Tosca de Puccini, junto a Callas, Gobbi y Ercolani, y la Orquesta de la Sociedad del Conservatorio de París dirigida por Georges Prêtre (EMI 66444)
  14. Aida de Verdi, junto a Tebaldi, Simionato y De Palma, y la Filarmónica de Viena dirigida por Herbert von Karajan (MUSICAL CONCEPTS 2009)
  15. Attila de Verdi, junto a Raimondi, Milnes y Cassinelli, y la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 492002)
  16. Don Carlo de Verdi, junto a Tebaldi, Talvela y Ghiaurov, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Sir Georg Solti (DECCA 421114)
  17. I masnadieri de Verdi, junto a Caballé, Raimondi y Cappuccilli, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 942302)
  18. Il trovatore de Verdi, junto a Tucci, Cappuccilli y Simionato, y la Orquesta del Teatro de La Scala dirigida por Gianandrea Gavazzeni (OPERA D´ORO 7045)
  19. La forza del destino de Verdi, junto a Raimondi, Evans y Casoni, y la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Lamberto Gardelli (EMI 67124)
  20. La traviata de Verdi, junto a Sutherland, Merrill y Carral, y la Orquesta del Mayo Musical Florentino dirigida por John Pritchard (DECCA 460759)
  21. Luisa Miller de Verdi, junto a Moffo, Tozzi y Verrett, y la Orquesta de la RCA de Italia dirigida por Fausto Cleva (RCA 6646)
  22. Macbeth de Verdi, junto a Ordassy, Rysaneck y Warren, y la Orquesta de la Ópera del Metropolitan dirigida por Erich Leinsdorf (RCA 4516)
  23. Oberto de Verdi, junto a Dimitrova, Panerai y Baldani, y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera dirigida por Lamberto Gardelli (ORFEO 105842)
  24. Rigoletto de Verdi, junto a Scotto, Fischer-Dieskau y Vinco, y la Orquesta del Teatro de La Scala dirigida por Rafael Kubelik (DG 477560)
  25. Un ballo in Maschera de Verdi, junto a Krause, MacNeil y Nilsson, y la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia de Roma dirigida por Sir Georg Solti (DECCA 425655). Nuestro humilde homenaje a este sensacional tenor.