En 1919 Alemania estaba sumergida en el más absoluto caos económico y moral. El Imperio Austro-Húngaro, que abarcaba más de once naciones diferentes, se hundió irremediablemente junto con sus aliados alemanes. Sin embargo, y en lo referente a la música, se dio el fenómeno inverso: Tanto en Alemania como en Austria, aunque también en toda la zona centro de Europa, se iba a vivir una nueva edad de oro. Puede afirmarse que el año 1908, fecha de la salida de Mahler hacia los EEUU, fue el del verdadero inicio de la Escuela Alemana de dirección de orquesta tras los pioneros antecedentes de Hans von Bülow — el primer director de orquesta profesional — y de Richard Strauss, Hans Pfitzner, Hans Richter, Felix Mottl, Karl Muck, Arthur Nikisch y el propio Gustav Mahler. Éste fue sucedido en la Ópera de Viena por Felix Weingartner, un director totalmente ajeno al medio operístico. No es de extrañar, entonces, que Weingartner sólo durase tres años al frente de una institución en la que Mahler había batido todos los records con sus diez años de permanencia. Sin embargo, Felix Weingartner pudo presumir de ser el director titular de la Filarmónica de Viena que más tiempo duró en dicho cargo, de 1908 a 1927. Seis años después, y tras unos breves períodos de Furtwängler y Clemens Krauss, la Filarmónica de Viena decidió prescindir para siempre de la figura del director titular.

 Felix Weingartner nació el 2 de junio de 1863 en Zara, antiguo enclave del Imperio Austro-Húngaro y hoy perteneciente a la República de Croacia con el nombre de Zadar. Hijo de padres austríacos, a los cinco años la familia se trasladó hasta Viena y allí comenzó el pequeño Felix sus estudios musicales bajo la tutela de Wilhelm Mayer. En 1881 acude hasta Leipzig para estudiar filosofía, más su pasión por la música le hace recapacitar y dos años más tarde ingresa en el Conservatorio de Weimar como discípulo de Franz Liszt. Luego de haber dado a conocer su ópera Sakuntala, Weingartner se puso al frente de la Ópera de Königsberg en 1884 y luego estuvo dos años ejerciendo como Kapellmeister en Danzig, Hamburgo y Mannheim. Desde 1891 condujo la Ópera de Berlín, cargo que abandonó muy pronto para dedicarse a los conciertos sinfónicos, su gran pasión. En 1902 Weingartner dirigió el ciclo completo de las sinfonías de Beethoven en Mainz con gran éxito. Este hecho, sin duda, fue del todo relevante y sirvió para que su nombre empezase a sonar con fuerza en los círculos musicales alemanes. De esta forma, en 1908 Weingartner fue nombrado sustituto de Mahler en la Ópera de Viena, cargo en el que apenas duró tres años. Ciertamente, poco se podía esperar de un director que, pese a haber estudiado con Liszt y haber conocido a Wagner en 1882, nunca fue invitado a Bayreuth por las reticencias de Cosima Wagner, un tanto celosa al comprobar cómo Weingartner había dirigido con enorme éxito — y bajo la presencia del compositor — la Cuarta Sinfonía de Brahms en 1896 en Viena.

 No obstante, Weingartner siguió colaborando con la Orquesta Filarmónica de Viena hasta 1927, año en que dejó de ser titular, y fue quien inició las primeras giras internacionales de dicha orquesta visitando EEUU, América Latina y Rusia. En 1912 Weingartner es de nuevo llamado a Hamburgo, aunque dos años más tarde renuncia y se marcha a Darmstadt como Generalmusikdirektor, alternando esta labor con la dirección de la Ópera de Boston. Durante la temporada de 1919 fue director de la Volksoper de Viena, aceptando quizás ese cargo como compensación a su breve estancia de tres años en la Hofoper. Desde entonces, Weingartner centró gran parte de su actividad en la realización de estudios musicológicos y de interpretación que compaginó con la composición de óperas y sinfonías. Profesor de la Academia Franz Liszt de Budapest desde 1920, Weingartner aceptó también el cargo de director de la Orquesta Sinfónica de Basilea de 1927 a 1934. Un tanto fatigado por tanta actividad, en 1936 Weingartner se retira a la ciudad suiza de Interlaken y allí organiza cursos para jóvenes directores. No perdió tiempo Weingartner en las cuestiones amorosas y se casó hasta en cinco ocasiones, una de ellas con la mezzo Lucille Marcel. Tras dirigir su último concierto en Londres en 1940, Weingartner murió en Winterthur, Suiza, el 7 de mayo de 1942.

 Felix Weingartner fue un director cuya extraordinaria fama, cimentada en buena medida por sus constantes giras de conciertos internacionales, influyó de manera decisiva en la creación de nuevas formas de dirigir la orquesta. Completamente apartado del subjetivismo de Furtwängler, sus modos de dirección obedecían a un gran respeto y fidelidad por la partitura. Director objetivo a la manera de Toscanini, Weingartner fue el primer maestro en grabar el ciclo completo de las Sinfonías de Beethoven, circunstancia que también coadyuvó a la gran fama que gozó en vida. Famosa fue su crítica aseveración sobre Hans von Bülow, a quien acusó de querer desviar la atención musical del auditorio hacia su propia figura. Valiente en la fijación de tempi moderados, la técnica de batuta de Weingartner llegó a ser tan refinada como simple. Jamás hacía uso de los gestos más dictatoriales de otros directores de su generación, manteniendo la opinión de que los instrumentistas saben perfectamente cómo han de tocar sus partituras al tiempo que el director ha de evitar cualquier indicación superflua. Su calmada y noble gesticulación fue un fiel reflejo de una época musical en donde prevalecía el buen tacto, las mejores maneras y una contrastada erudición.

 Weingartner fue también un prolífico compositor autor de ocho óperas, seis sinfonías, dos conciertos y numerosa música de cámara y vocal, a pesar de que ninguna de sus creaciones alcanzó un éxito relevante. Mayor fortuna tuvo en los estudios de grabación con sus históricas versiones de las sinfonías de Beethoven y Brahms, aparte de haber registrado la práctica totalidad de la obra de Berlioz. Su versión de la Sinfonía nº9 de Beethoven llegó a vender más de 100.000 copias tan solo en Japón, algo realmente asombroso. Pero, tal vez, Weingartner conoció a su mayor enemigo una vez fallecido: Su fama y su popularidad quedaron seriamente eclipsadas por el auge de la generación de directores de orquesta surgida entre los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Por fortuna, las nuevas ediciones y remasterizaciones de sus grabaciones han permitido redescubrir en los últimos tiempos a un director de otra época que, sin embargo, aún es capaz de desatar las más emocionantes pasiones entre los amantes de la música pulcra y minuciosamente interpretada.

  De entre la producción discográfica debida a Felix Weingartner podemos destacar las siguientes grabaciones: las Sinfonías de Beethoven dirigiendo la Filarmónica de Viena (STARDUST RECORDS número de serie  desconocido); Obertura de Las criaturas de Prometeo de Beethoven, dirigiendo la Filarmónica de Viena (OPUS KURA 2040); las 4 Sinfonías de Brahms, dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 64256); los 2 Conciertos para piano de Liszt, junto a Emil von Sauer y dirigiendo la Orquesta de la Sociedad del Conservatorio de París (DUTTON 9742); Sinfonía nº39 de Mozart, dirigiendo la Royal Philharmonic (ANDANTE 1982); y, finalmente, Invitación a bailar de Von Weber, dirigiendo la Filarmónica de Londres (COLUMBIA 8352). Nuestro humilde homenaje a este excepcional director.