Los directores de orquesta están sujetos a los avatares de la vida y ello a veces provoca, de manera un tanto excepcional, que determinados maestros vean truncada su proyección artística a una edad relativamente joven por algún impedimento de salud o por algún colapso repentino que desgraciadamente pone punto final no sólo a su condición musical sino a la propia vida. Algunos directores fallecieron sobre el podio y pasaron a formar parte del halo romántico y trágico de la dirección orquestal (y algunos escenarios, como Munich, se convirtieron en malditos: En 1911 se derrumbó Felix Mottl y en 1968 Joseph Keilberth, cuando ambos dirigían Tristán e Isolda. Y como no hay dos sin tres, en 1989 lo hizo Giuseppe Patane dirigiendo a Rossini). Especialmente trágica resultó la muerte de Giuseppe Sinopoli en 2001 durante una representación de Verdi en la Ópera de Berlín. En otras ocasiones, la muerte sorprende a los directores en pleno ensayo, como fueron los casos de Dimitri Mitropoulos, Eduard van Beinum, Paul Kletzki y Arvid Jansons (su hijo Mariss también tuvo un susto en Oslo y desde entonces dirige con un desfibrilador). Algunos de estos maestros aludidos tenían ciertos hábitos no muy saludables para la práctica de la dirección orquestal, como el vicio del tabaco, que tal vez pudieron influir en el desencadenamiento de la tragedia. El director checo-alemán Franz Konwitschny murió en Belgrado mientras se encontraba realizando una grabación discográfica. Su gusto por la bebida provocó que algunos malintencionados le apodasen como Franz Kon-Whisky

 Franz Konwitschny nació el 14 de agosto de 1901 en Fulnek, norte de Moravia y enclave perteneciente en la actualidad a la República Checa, en el seno de una familia de músicos moravos. De 1923 a 1925 recibió formación como violinista en la Academia de Música de Brno para más tarde ingresar en el Conservatorio de Leipzig para perfeccionar sus estudios bajo la tutela de Hans Bassermann. Durante estos años Konwitschny ejerció como violinista y violista en la Orquesta del Gewandhaus, llegando también a formar parte del Cuarteto Fitzner de Viena en calidad de violista. En 1927, Konwitschny partió para Stuttgart como violinista en la Orquesta del Teatro Estatal y tres años más tarde se convirtió en el primer director de dicha institución, cargo en el que se mantuvo hasta 1933 para pasar luego a ser director musical en Friburgo y un año después Generalmusikdirector. Afiliado al Partido Nazi desde muy joven, Konwitschny no tuvo mayores problemas durante los años de la Segunda Guerra Mundial — llegó a intervenir en un incendiario discurso bajo el lema Raza y Cultura en 1937 — aunque se mostró partidario de la música de Hindemith pese a estar oficialmente prohibida por las autoridades alemanas. Durante esos años, Konwitschny también colaboró con la Ópera de Hamburgo y de 1943 a 1944 fue director de la Orquesta de Ludwigshafen, actual Orquesta Filarmónica de Renania-Palatinado. Con todo, siempre se consideró que su adscripción al nazismo había sido meramente coyuntural.

 De manera un tanto sorprendente, Konwitschny continuó su carrera sin prejuicio alguno tras la finalización de la guerra — su negativa en 1934 a que unas banderas nazis presidieran una representación de Fidelio en Friburgo tuvo mucho que ver con ello — y en 1946 fue nombrado director de ópera y conciertos sinfónicos en Hannover. Su gran labor allí no pasó desapercibida para las nuevas autoridades comunistas de la RDA, quienes en 1949 premiaron el trabajo de Konwitschny ofreciéndole la dirección de la prestigiosa Orquesta del Gewandhaus de Leipzig, cargo en el que se mantuvo hasta el mismo día de su muerte en 1962. De forma paralela, Konwitschny se ocupó de 1953 a 1955 de la dirección musical de la Ópera Estatal de Dresde, mientras que de 1955 a 1962 estuvo también al frente de la Ópera Alemana de Berlín Este. Con la acaparación todos esos importantes cargos, Konwitschny se erigió como una de las mayores autoridades musicales de la Alemania del Este — fue galardonado con el Premio Nacional de la RDA en el año 1952 — y empezó a ser requerido para actuar como invitado fuera del bloque comunista. De esta manera, Kontwischny llegó a actuar en Alemania Occidental, Austria, Japón e Inglaterra, siendo allí el encargado de dirigir la representación completa de El Anillo de Wagner que ofreció el Covent Garden en 1959. Miembro honorario de la Orquesta del Gewandhaus desde 1961, la exitosa carrera de Franz Konwitschny se vio truncada el 28 de junio de 1962 en Belgrado al caer fulminado por una crisis cardíaca durante una gira artística por Yugoslavia. Sus restos fueron enterrados con todos los honores en el cementerio de Leipzig.

 Sin llegar a ser una fulgurante estrella del podio, Franz Konwitschny fue heredero de la tradición artesanal germánica que salvaguardaba el oficio y la minuciosidad interpretativa en aras de un profundo conocimiento de la partitura. Director muy sobrio, Konwitschny evitó siempre los excesos subjetivos más propios de sus colegas occidentales en favor de una espontánea búsqueda del colorido y significado de cada obra. Sin embargo, también gustó de ralentizar tempi llegado el caso y de la amplitud gestual para subrayar determinados fraseos. Especialista en Wagner, su repertorio estuvo muy focalizado en la música romántica alemana desde Beethoven a Bruckner. Konwitschny encontró la muerte justo cuando su figura empezaba a proyectarse de manera muy relevante a nivel internacional. Tal vez por eso, su nombre en la actualidad pasa desapercibido para muchos aficionados pese a que fue un director muy habitual en el Gran Teatre del Liceu allá por la década de los años cuarenta del siglo pasado.

 De entre el legado discográfico debido a Franz Konwitschny podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para violín de Beethoven, junto a Josef Suk y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3164); Fantasía Coral de Beethoven, junto a Günter Kootz y dirigiendo la Orquesta del Gewandhaus (BERLIN CLASSICS 3239); Concierto para piano nº1 de Brahms, junto a Wilhelm Kempff y dirigiendo la Staatskapelle Dresden (ARCHIPEL 454); Sinfonía nº3 de Mendelssohn dirigiendo la Orquesta del Gewandhaus (BERLIN CLASSICS 8551); Concierto para violín de Mendelssohn, junto a Igor Oistrakh y dirigiendo la Orquesta del Gewandhaus (BERLIN CLASSICS 8551); Sinfonía nº3 de Schumann dirigiendo la Orquesta del Gewandhaus (BERLIN CLASSICS 2016 — integral sinfónica); Tannhäuser de Wagner, junto a Hopf, Fischer-Dieskau, Grümmer y Wunderlich, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Berlín (EMI 63214); Tristán e Isolda de Wagner, junto a Wolfram, Horand, Westenberger y Kühnert, y dirigiendo la Orquesta del Gewandhaus (PREISER 90453); y, finalmente, Concierto para violín nº2 de Wieniawski, junto a Igor Oistrakh y dirigiendo la Orquesta del Gewandhaus (BERLIN CLASSICS 2131). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.