Tras la creación del moderno Estado de Israel en 1948, muchos músicos judíos procedentes en su mayoría de Europa Oriental arribaron al nuevo país y coadyuvaron a elevar los niveles musicales de aquella joven nación hasta extremos verdaderamente insospechados. Ciertamente, en el antaño territorio palestino ya existían formaciones orquestales como la Orquesta Filarmónica de Israel, creada en 1936 por Bronislaw Huberman a base de músicos que escaparon de la barbarie nazi en Europa, y la Orquesta Sinfónica de Jerusalén, cuyos primeros cimientos se remontan a 1938. Marc Lavry fue el primer maestro que basó su carrera principalmente en Israel y el iniciador de una saga que a partir de la segunda mitad del siglo XX ofreció al mundo maestros de la categoría de Daniel Barenboim, Moshe Atzmon, Uri Segal, Yoav Talmi y Eliahu Inbal. La más moderna generación de directores israelíes está representada por Yoel Levi, Noam Zur, Avi Ostrowsky y Yaron Traub, entre otros. Sin embargo, uno de los directores israelíes de mayor proyección y fama internacional fue Gary Bertini. Este artista nacido en Besarabia y emigrado a Israel en sus años más jóvenes fue un director todo-terreno cuyo ámbito de actuación abarcó prácticamente todos los rincones del firmamento musical.

Gary Bertini nació el 1 de mayo de 1927 en Bricheva, región antaño disputada por Rusia y Rumanía y en la actualidad bajo administración moldava, en el seno de una familia en donde el padre ejercía como traductor de hebreo mientras que la madre era bióloga. En 1946, la familia al completo se trasladó hacia Israel y allí Bertini comenzó su formación musical estudiando violín en el Conservatorio de Tel-Aviv para acceder más tarde al Conservatorio de Milán. Habiéndose graduado de sus estudios en 1948, Bertini ampió su formación en el Conservatorio de París y en la Escuela Normal de Música bajo la tutela de los profesores Honegger, Messiaen y Nadia Boulanger. Posteriormente, Bertini completó su excelente formación musical estudiando musicología en La Sorbona para, ya en 1954, regresar de nuevo a Tel-Aviv para ejercer la docencia en el Colegio de Profesores de Música de dicha ciudad. Un año más tarde, Bertini fue designado director del antiguo Coro Rinat (actual Coro de Cámara de Israel) y debutó como director al frente de la Orquesta Filarmónica de Israel durante una gira que la formación llevó a cabo por América y el Lejano Oriente. Ya en la década de los años sesenta, Bertini comenzó a desarrollar su carrera artística como director invitado por toda Europa compaginando esta actividad con la dirección de la Orquesta de Cámara de Israel, formación de la que fue su fundador y en la que se mantuvo como titular de 1965 a 1975.

A partir de 1971, Bertini fue el principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de la BBC de Escocia durante una década, alternando dicho cargo con su absoluta implicación en la vida musical israelí. De hecho, en 1975 fue nombrado profesor en la Universidad de Tel-Aviv al tiempo que también sirvió como consejero artístico y musical del Festival de Israel entre 1976 y 1983. Por otra parte, en 1978 Bertini accedió a la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Jerusalén relevando a Lukas Foss y permaneciendo en el cargo hasta 1987. Durante estos años, Bertini también se dio a conocer en su faceta de compositor y en consecuencia vio estrenadas dos óperas suyas en Jerusalén y Munich respectivamente. Ya en la década de los años ochenta, Bertini inició una frenética actividad como director que le llevó a ocupar numerosos cargos: Consejero musical de la Orquesta Sinfónica de Detroit (1981-1983); director principal e intendente de la Ópera de Frankfurt (1987-1990); y director titular de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia (1983-1991). Tres años más tarde, en 1994, Bertini ejerció durante tres temporadas como director artístico de la Nueva Ópera de Israel para posteriormente desempeñar el mismo cargo durante un año en la Ópera de Roma. Habiendo dirigido también en calidad de invitado a las más prestigiosas formaciones de Europa y los EEUU, en 1988 Bertini relevó a Kazuhiro Koizumi al frente de la Orquesta Sinfónica Metropolitana de Tokio. En 2005, Bertini se comprometió para dirigir el Teatro de Ópera de San Carlos de Nápoles. Sin embargo, la muerte le sorprendió en Tel-Aviv el 17 de marzo de ese mismo año a los 77 años de edad.

Director tanto de ópera como de conciertos, admirado compositor y reconocido docente, Gary Bertini fue una de las personalidades musicales más versátiles y dinámicas de la segunda mitad del siglo XX. Amante de los retos profesionales, Bertini sacó tiempo para compaginar todas estas actividades que bien pudieran haber rellenado el currículum artístico de más de una sola persona. Dotado de una gran calidad musical y de una excelente técnica de batuta, Bertini fue un maestro de personalidad muy temperamental que se caracterizó por su total entrega en los ensayos, a veces muy dura aunque del todo estimulante para los profesores orquestales, y por su gesticulación harto expresiva. Acaparador de una vastísima cultura (hablaba a la perfección hasta ocho idiomas distintos), Bertini se mostró como un director de abierto espíritu y siempre receptivo a lo más novedoso. De hecho, la música contemporánea formó parte sustancial de un extenso repertorio en el que sobresalieron de forma especial sus lecturas del tardo romanticismo y de la música francesa de principios del siglo XX. Habitual director invitado en los conciertos de abono de la Orquesta Sinfónica de RTVE, quien esto escribe tuvo la fortuna de asistir en febrero de 1986 en el Teatro Real de Madrid a una magnífica interpretación de la Sinfonía nº1 de Brahms que fue largamente ovacionada por el público. Poco antes de morir, el nombre de Bertini sonó con insistencia como posible titular de la Orchestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya.

De entre la producción discográfica debida a Gary Bertini podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): La Canción de la Tierra de Mahler, junto a Lipovsek y Heppner, y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia (EMI 40238); Misa en Do menor de Mozart, junto a Soffel, Quasthoff, Laki y Swensen, y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia (PHOENIX 116); Guerra y Paz de Prokofiev, junto a Kit, Brubaker, Obraztsova y Gunn, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de París (ARTHAUS 107029); La valse de Ravel dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia (CAPRICCIO 71093); La italiana en Argel de Rossini, junto a Benelli, Bruscantini, Dara y Mariotti, y dirigiendo la Staatskapelle Dresden (ARTS MUSIC 43048); y, finalmente, Sinfonía nº1 de Weill dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la BBC (EMI 65869). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.