Un genial compositor, Heinrich Schütz

El vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la pieza Der Herr ist mein Licht und mein Heil perteneciente al segundo libro de Symphoniae Sacrae del compositor alemán Heinrich Schütz.


La versión se corresponde con una lectura debida al Ensemble Musica Fiata y la grabación se encuentra disponible en el sello SONY (Ref 68261). Las Symphoniae Sacrae fueron compiladas en una colección de tres libros que vieron la luz en Venecia (1629) y posteriormente en Dresde (1647 y 1650). La música, de ritmo animado, es un buen ejemplo del uso concertante de voces e instrumentos que proponía Schütz con un uso intensivo de la imitación como recurso. Al escuchar este delicioso fragmento no deja de sentirse una atmósfera musical muy parecida a la que años más tarde desarrollará Johann Sebastian Bach en sus cantatas.

Heinrich Schütz

Durante los primeros años del Barroco en Alemania se cultivó una escuela expresiva de cierta libertad armónica y rítmica mediante la obra de compositores como Franz Tunder (1614-1667), Johann Adam Reinken (1665-1697) y Georg Böhm (1661-1733). La música para órgano tuvo su máximo exponente en el norte de Alemania a Dietrich Buxtehude  mientras que en el sur, más estricta y clara de formas, destacó Johann Jakob Froberger (1616-1667), Johann Kaspar Kerll (1627-1693) — organista de la catedral de San Esteban de Viena — y Georg Muffat (1653-1703), autor de las sonatas del Armónico tributo e introductor de la obertura francesa en los países germánicos. Pero, sin duda alguna, el músico alemán barroco más importante antes de Bach fue Heinrich Schütz. Su figura en esa centuria es comparable a la de Claudio Monteverdi o Henry Purcell.

Biografía

Heinrich Schütz nació en Köstriz, Turingia, el 14 de octubre de 1585 en el seno de una respetable familia oriunda de Franconia en donde el padre ejercía como administrador de una propiedad privada mientras que la madre era hija del burgomaestre de Gera. En 1591 el padre hereda unas importantes propiedades en Weissenfels y abre además un albergue en el que el pequeño Heinrich recibe sus primeras nociones musicales a cargo del cantor Gustave Weber. En 1598, el landgrave Moritz von Hessen, príncipe muy aficionado a la música, pasó por Weissenfels y se quedó prendado de la voz del chico hasta el punto de que un año más tarde Schütz ingresa en la Capilla de la Corte de Kassel y en el Colegium Mauritanum, en donde recibe una intensa formación humanística a cargo del maestro Georg Otto. Allí Schütz tuvo la oportunidad de conocer los motetes de Orlando di Lasso aunque, en un principio, no consideró la música como la vocación de su vida. En 1608 Schütz se matricula como estudiante de Derecho en Marburg y, de no ser por la beca concedida por el landgrave Moritz al año siguiente para que Schütz marchara a Venecia, la música alemana habría perdido a uno de sus mejores compositores.

Tras dos años de intensos estudios con Giovanni Gabrieli en Venecia, Schütz regresa a Alemania en 1613 con la intención de continuar sus estudios jurídicos en Leipzig. Pero nuevamente se interpone el landgrave Moritz en su vida y, por mediación suya, Schütz es nombrado organista en la Corte de Kassel. Cuatro años después, en 1617, Schütz es contratado como Kapellmeister en Dresde y allí contrae matrimonio en 1619 con Magdalena Wildeck. Sin embargo, Schütz perdería tempranamente a su mujer y a dos hijas fruto del matrimonio y desde entonces vivió en la más completa soledad.

Supo centrarse entonces en la música y de esa época de Dresde datan sus primeras grandes composiciones, como las Cantiones Sacrae, el Salterio de Becker y el Syncharma Musicum. En 1627 compone la ópera Dafne, considerada como la primera ópera alemana y hoy en día perdida, que es dada a conocer en el castillo de Hartenstein. Un año más tarde Schütz vuelve a viajar hasta Venecia para estudiar los fundamentos operísticos de Monteverdi y allí publica en 1629 la primera parte de las Symphoniae Sacrae.

De vuelta en Alemania en 1630, la carrera de Schütz se ve afectada por los acontecimientos de la Guerra de los Treinta Años y su trabajo en la corte se ve por ello ciertamente comprometido. Ante circunstancias tan desfavorables, Schütz aceptó encantado el ofrecimiento del rey Christian de Dinamarca para trasladarse a su corte de Copenhague. Allí residió Schütz desde 1633 hasta 1644 y tuvo la más alta consideración, como lo prueba el hecho de que visitó muchas ciudades del norte alemán en calidad de consejero.

Finalizada la Guerra de los Treinta Años, Schütz regresa a Alemania y reclama una pensión de la corte sajona por sus sesenta años, objetivo que sólo ve cumplido tras la muerte del príncipe elector Johann George I ocho años después, esto es, en 1656. Durante estos años, Schütz dio a conocer los libros segundo y tercero de sus Symphoniae Sacrae. Solucionados por fin sus problemas económicos, Schütz regresa a su población de Weissenfels en calidad de Oberkapellmeister y continuó componiendo hasta una edad muy avanzada. Finalmente, el 6 de noviembre de 1672 Schütz falleció en Dresde a la edad de 87 años.

Lo esencial de la creación de Schütz corresponde al género de la música religiosa vocal y apenas se interesó, con la excepción de algún madrigal, por la música profana. Tampoco fue un compositor de música exclusivamente instrumental, aunque hemos de tener en cuenta que mucha de la obra de Schütz se ha perdido con el paso de los años. Su arte estuvo relacionado con el texto y se produjo en el punto de encuentro de la época en que agonizaba el motete polifónico a la par que se desplegaba el concierto espiritual. Con los años, la interiorización de su estilo se acrecentó en un mayor gusto por las sonoridades dentro de una constante búsqueda de la expresión.

Uno de sus mejores aciertos fue el de conjuntar su formación luterana con lo mejor del arte italiano del primer barroco. Supo además ir más allá de los propios textos religiosos y concibió una visión profundamente subjetiva de su significado. Su obra, desterrando paulatinamente el motete para dar paso a una música figurada que interpreta el Evangelio, precedió y preparó el camino a las grandes composiciones religiosas de Johann Sebastian Bach.

Nuestro humilde homenaje a este sensacional compositor.