En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar el Kyrie de la Missa Cuiusvis Toni del compositor renacentista flamenco Johannes Ockeghem. Este autor fue el iniciador de las llamadas misas parodia en las que se explotan las características del tema exterior en que la misa se basa. El contrapunto se realiza de una forma complejísima y con una precisión infalible. En esta bellísima pieza, Ockeghem ha sido capaz de escribir sin claves de manera que se puedan usar distintas para obtener sonoridades diversas. Esta es una misa que se puede cantar en tono dórico, frigio, lidio o mixolidio, en lo que supone un genial y asombroso antecedente de las modernas técnicas aleatorias. La versión del vídeo se corresponde con una lectura de la Schola Cantorum de Stuttgart dirigida por Clytus Gottwald y dicha grabación se encuentra disponible en el sello BAYER RECORDS (Ref 100273).

 La tarea que el siglo XV hubo de realizar fue la de poner en pie el pensamiento humanista que no era sino la correspondencia filosófica a lo que en arte constituyó el Renacimiento. Paulatinamente, se van a ir liquidando los últimos vestigios de la estructura social medieval para adecuar la política a las necesidades de los nuevos tiempos. Es el tiempo en que se va a desarrollar el concepto del Estado fuerte mediante las monarquías absolutas que convertirán la antigua aristocracia feudal, antigua detentadora del poder, en aristocracia cortesana. Al mismo tiempo, también se va a modificar el papel de la Iglesia en los asuntos terrenales. Un signo de los nuevos tiempos nos lo puede dar la Academia Florentina que Cosme de Médicis fundó en 1459 y que fue continuada por Lorenzo el Magnífico. La música no va a ser ya considerada como un espejo de la naturaleza universal, sino de la humana. Al arte de Guillaume Dufay en la zona franco-flamenca le va a suceder ahora el de Johannes Ockeghem. Importante matemático aparte de músico, Ockeghem se va a servir del cantus firmus para marcar la tendencia armónica en un empleo plenamente acorde con lo que en pintura es la perspectiva.

 Johannes Ockeghem nació en Flandes alrededor del año 1425 y, al parecer, pasó toda su vida en la corte de Francia al servicio de los reyes Carlos VII, Luis XI y Carlos VIII. En 1443, Ockeghem fue nombrado chantre de la iglesia de Nuestra Señora de Amberes y tres años más tarde encontramos su nombre en la capilla de Carlos de Borbón en Moulins. A partir de 1452, Ockeghem fue mencionado como primer capellán y compositor para más tarde ejercer incluso como tesorero de la abadía de San Martín de Tours, dignidad que iba acompañada de numerosos privilegios lucrativos, entre ellos la dispensa de residir en Tours mientras su servicio exigiera su presencia en la corte. El 20 de agosto de 1463, Ockeghem fue recibido en persona en el Notre Dame de París y, desde esa fecha, su nombre sólo aparece mencionado en una crónica fechada el 22 de agosto de 1470. Su muerte, acontecida el 6 de febrero de 1497 en Tours, dio lugar a la composición de lamentaciones y epitafios. Su pérdida fue muy llorada por Josquin des Prés.

 Autor de 13 misas, un requiem, un credo, 10 motetes y una veintena de canciones, Johannes Ockeghem fue considerado como el prototipo del compositor que se esforzaba por aplicar en sus obras los artificios más sutiles de la escritura canónica. Su música difiere de la su antecesor, Dufay, en un menor diseño formal compensado por unas líneas melódicas más amplias y libres, evitando las cadencias y los puntos de apoyo. Su mayor relevancia como compositor residió en desarrollar el estilo de la polifonía franco-flamenca y preparar de esta forma el camino de las nuevas generaciones. Nuestro humilde homenaje a este magnífico compositor.