Tradicionalmente, los directores de la Escuela Francesa se han destacado tanto por la claridad orquestal de sus interpretaciones como por el patriotismo general con que hacen gala a su repertorio. Pero a la hora de hablar de patriotismo, los directores galos también se han mostrado como unos auténticos defensores de su patria en los tiempos más difíciles. Si ya Charles Munch se destacó como un patriota que ejecutaba música para elevar la moral de los franceses durante la ocupación alemana, Paul Paray se alistó como voluntario en el Ejército Francés durante la Primera Guerra Mundial y llegó a estar recluido en un campo de concentración alemán durante buena parte de la contienda. Un año antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, Paray se encontraba en Nueva York representando al gobierno francés y todos los rumores lo señalaban como director asistente y futuro titular, junto a Toscanini, de la Orquesta Sinfónica de la NBC, una de las formaciones con mayor potencial económico en aquel momento. Sin embargo, Paray declinó la jugosa oferta neoyorquina para volver a Francia y trabajar como miembro activo de la Resistencia. Ya finalizada la guerra, Paray se convirtió en uno de los mejores embajadores de la música francesa en los EEUU, aunque renunció de nuevo a trabajar como director en Boston por apego a su tierra francesa. Unos años más tarde, cuando Francia se encontraba ya del todo recuperada de los horrores de la guerra, Paray sí que aceptó por fin una oferta en Detroit. 

 Paul Paray nació el 24 de mayo de 1886 en Le Tréport, región de la Alta Normandía francesa, en el seno de una familia en donde el padre ejercía como escultor de tallas de marfil y como organista en la iglesia de Saint Jacques. Desde muy joven, Paray recibió formación musical de su padre y a los nueve años de edad ingresó en el coro de la Catedral de Rouen. Dotado de una especial sensibilidad para la música, Paray llegó a ser un excelente organista, pianista y violoncelista, llegando incluso a componer su primera obra de envergadura — un Magnificat — a la edad de catorce años y que todavía se ejecuta en la actualidad en la Catedral de Rouen. En 1904, Paray superó las pruebas de admisión del Conservatorio de París, institución en donde estudió armonía con Xavier Leroux y contrapunto y composición con Georges Caussade. Paray continuó tocando el violoncelo, el órgano, el piano y los timbales, consiguiendo además el primer premio del conservatorio en armonía y contrapunto. En 1911, Paray logró el prestigioso Premio de Roma merced a su obra Yanitza, lo que le facultó para viajar a Roma hasta 1914, fecha en la que regresó a París para alistarse en el Ejército Francés con motivo del estallido de la Primera Guerra Mundial. Paray fue hecho prisionero por las tropas de los Imperios Centrales y pasó una larga temporada internado en el campo de concentración de Darmstadt, en donde compuso un cuarteto y una sinfonía. Ya finalizada la guerra, Paray se estrenó como director actuando en el Casino de Cauterets para un año más tarde, en 1919, pasar a ser el asistente de Camille Chevillard en la Orquesta de los Conciertos Lamoureux de París. En 1923 falleció Chevillard y Paray pasó a ocupar su puesto en París. Durante los siguientes años, Paray se destacó como un gran especialista en la obra reciente de los autores franceses y asistió como director de la orquesta gala a los comienzos de solistas de la talla de Heifetz, Milstein y Menuhin. Luego de pasar un breve período en Rumanía en 1927, Paray aceptó al año siguiente los cargos de director principal de la Orquesta de Montecarlo y de la Orquesta del Casino de Vichy durante los meses de verano. Su prestigio como director fue ganando muchísimos enteros y, de esta forma, en 1931 fue designado director de la Orquesta de Conciertos Colonne de París y director también de la Ópera de París, institución en donde brilló como un gran traductor de la obra de Wagner.

 Paray viajó por toda Europa como director invitado durante la década de los años treinta hasta que en 1939 fue comisionado por el gobierno francés para representar a Francia en la Feria Mundial celebrada en los EEUU de América. Allí Paray tuvo la oportunidad de dirigir a la Orquesta Filarmónica de Nueva York causando tal magnífica impresión que se le ofreció el cargo de director co-titular de la Orquesta Sinfónica de la NBC junto a Toscanini, puesto que rechazó para regresar a Francia justo cuando la Segunda Guerra Mundial acababa de iniciarse. Ya en París, Paray fue el encargado de dirigir, junto a Eugène Bigot, la nueva orquesta que resultó de la fusión entre la de los Conciertos Colonne y la de los Conciertos Lamoureux. Sin embargo, y tras la invasión de París por las fuerzas alemanas, Paray se negó a actuar en la zona ocupada y partió para Limoges y Marsella para dirigir a la Orquesta Nacional de la Radio Francesa. Presionado por las autoridades colaboracionistas de la llamada Francia Libre, Paray guardó celosamente la identidad de los profesores judíos de la orquesta y llegó incluso a tomar parte como miembro activo de la Resistencia. En 1942 emocionó al auditorio de Marsella al dirigir La Marsellesa cara al público tras un concierto dedicado a Dukas. Ya finalizada la guerra, Paray volvió a hacerse cargo de la Orquesta de los Conciertos Colonne hasta 1952 al tiempo que fue invitado a dirigir en Boston por Sergei Koussevitzki. Cuando su nombre sonaba con gran fuerza para sustituir al gran director ruso al frente de la Boston Symphony, Paray rechazó la oferta y prefirió quedarse en Francia durante unos años más. Sin embargo, en 1951 Paray volvió de nuevo a los EEUU para ocupar el puesto de director musical de la Orquesta Sinfónica de Detroit a partir del año siguiente. Su labor allí resultó excepcional y durante la década que duró su compromiso consiguió elevar a la agrupación de Detroit entre las mejores orquestas de Norteamérica. En 1963, Paray abandonó Detroit en contra de su voluntad y regresó a Francia como principal director invitado de la Orquesta de Montecarlo, localidad en donde estableció su residencia. Vinculado estrechamente a la Orquesta Filarmónica de Israel desde 1949, Paray proyectaba grabar con la formación israelí la integral sinfónica de Chaikovski cuando un infarto de miocardio puso punto final a su vida en Montecarlo el 10 de octubre de 1979 a la edad de 93 años. Con su desaparición, se cerraba la gran generación de directores franceses formada por Pierre Monteux, Roger Désormière, Manuel Rosenthal, Charles Munch y el belga asimilado francés André Cluytens.

 Paul Paray fue uno de los grandes exponentes de la tradición interpretativa francesa basada en la claridad orquestal, el ritmo generalmente vigoroso y la diferenciación de las distintas texturas sonoras. Especializado en el repertorio francés, Paray también se destacó como un magnífico intérprete del romanticismo centroeuropeo aunque su estilo musical en este apartado llegó a ser muy criticado en el mundo musical anglosajón. Con todo, las grabaciones discográficas de Paray nos revelan a un director dotado de un gran sentido de la musicalidad y con un estilo infalible capaz de obtener los mejores resultados de las orquestas a las que dirigía. Precisamente, Paray fue el encargado de acometer el repertorio francés para el sello discográfico MERCURY mientras que Antal Dorati hizo lo propio en Minneapolis con respecto al centroeuropeo. Gracias a estos dos maestros, MECURY RECORDS adquirió una enorme reputación mundial y se consagró como una de las más prestigiosas compañías discográficas en dura competencia con las tradicionales PHILIPS, EMI y DG. Paul Paray también destacó, aunque en menor medida, como compositor y su obra incluye dos sinfonías, una serie de sonatas para violín y violoncelo, un ballet y una misa en memoria de Juana de Arco. Su estilo de composición es del todo melódico y a la manera de D´Indy y Fauré.

 De entre la producción discográfica debida a Paul Paray podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Sinfonía nº6 de Beethoven dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Detroit (XXI 489); Sinfonía Fantástica de Berlioz dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Detroit (MERCURY 530436); selección de oberturas de Berlioz dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Detroit (MERCURY 530436); Suites 1 y 2 de La Arlesiana de Bizet dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Detroit (MERCURY 434321); El aprendiz de brujo de Dukas dirigiendo la Orquesta de Montecarlo (CASCAVELLE 3066); Concierto para violín nº3 de Mozart, junto a Jacques Thibaud y dirigiendo la Orquesta de los Conciertos Lamoureux (CASCAVELLE 3068); Concierto nº9 para piano de Mozart, junto a Gaby Casadesus y dirigiendo la Orquesta de los Conciertos Lamoureux (grabación con referencia desconocida); Concierto para piano en Sol mayor de Ravel, junto a Monique Haas y dirigiendo la Orquesta Nacional de la Radio Francesa (DG 403002); Sinfonía nº3 para órgano obligado de Saint Saëns, junto a Marcel Dupré y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Detroit (MERCURY 432719); Concierto para piano nº2 de Saint Saëns, junto a Jeanne-Marie Darré y dirigiendo la Orquesta de Conciertos Colonne (CASCAVELLE 3066); y, finalmente, Till Eulenspiegel de Richard Strauss dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (grabación con referencia desconocida). Nuestro humilde homenaje a este excepcional director de orquesta.