Rafael Orozco Flores nació en Córdoba el 24 de enero de 1946 y a los siete años consigue matricularse en el Conservatorio de Córdoba, en donde estudia piano bajo las órdenes de su propio padre, el profesor Pedro Orozco González, y de su madre, Carmen Flores. A los quince años se traslada hasta Madrid para ampliar sus estudios y en 1964 se gradúa en piano luego de haber obtenido el máximo galardón pianístico en dicha institución. Posteriormente, y recomendado por el maestro Cubiles, parte para Siena para perfeccionar su técnica junto con Alexis Weissenberg en la Accademia Chigiana. Este encuentro fue del todo decisivo para el pianista andaluz, quien a su vez logró el diploma de mérito de la institución sienesa.

 Un momento decisivo se produce en 1966, cuando Rafael Orozco logra conquistar el Concurso Internacional de Leeds. Sin embargo, el celo de algún envidioso miembro del jurado — partidario de la segunda clasificada, Viktoria Postnikova — junto a la patética e injusta campaña desatada en algún medio británico empañaron un tanto aquel galardón — apuntemos que, entre los miembros del jurado que unánimemente concedieron el premio al pianista español, estaban figuras de la talla de Nadia Boulanger, Nikita Magaloff, Rudolf Fiskurny, Lev Oborin… — que pudo haber significado mucho más en las posterior carrera internacional de Orozco. Pese a todo, Rafael Orozco comenzó una brillantísima carrera por los cinco continentes y fue avalado por músicos de la talla de Karajan, Barenboim y Giulini. Tocó con las mejores orquestas del mundo — Viena, Berlín, Filadelfia, Cleveland, Nueva York, Londres… — y participó asiduamente en los festivales de música de mayor renombre. Sus grabaciones de los Conciertos de Rachmaninov junto al director Edo de Waart son consideradas como de absoluta referencia, así como sus lecturas de Albéniz y Falla.

 Pianista mucho más apreciado en el extranjero que en su propio país, Rafael Orozco fue anunciado el 24 de enero de 1996 para un recital en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. No pudo ser. Una enfermedad prácticamente incurable había ya hecho mella en su cuerpo y el pianista falleció en Roma el 24 de abril de ese mismo año. Tras su muerte, el Conservatorio de Córdoba adoptó su nombre. Pianista dotado de una técnica absolutamente prodigiosa, Orozco fue un músico de una gran personalidad interpretativa al que algunos compararon con Pollini. Imprevisible como pocos, supo brindarnos una versión alternativa de la Suite Iberia de Albéniz — extraordinaria — a la ya clásica de Alicia de Larrocha. Dentro de su más bien corto legado discográfico también deben destacarse, aparte de los ya mencionados Rachmaninov, Falla y Albéniz, algunas obras de Liszt, Mozart y Schubert. Nuestro humilde homenaje a este magistral y siempre recordado pianista español.