A lo largo del siglo XX se diversificaron los principios interpretativos de las más diversas líneas de la tradición en un entramado pluralista. De esta manera existen tendencias de dirección románticas y objetivistas a las que se añaden las correspondientes mezclas de temperamentos individuales. Entre las primeras destacó Furtwängler y la escuela romántica alemana mientras que la segunda tuvo su mayor exponente en Toscanini, un director severo, riguroso y meticuloso. Años más tarde, un grupo de directores empezaron a esgrimir el argumento de fidelidad a la partitura o de fidelidad a la obra en un período en el que los intérpretes utilizaban con bastante arbitrariedad la música de los grandes maestros, apartándose incluso de muchas de las prescripciones señaladas en la partitura en pos de unas ocurrencias del todo efectistas. De esta manera pareció razonable dejar a un lado añadidos y arrebatos emocionales para volver a introducirse nuevamente en el texto de las notas. Uno de los mayores representantes de esta nueva concepción del todo objetivista fue el polaco naturalizado francés René Leibowitz.

 René Leibowiz nació en Varsovia el 17 de febrero de 1913 y con apenas cinco años de edad empezó a estudiar violín con tales progresos que a los nueve años ya pudo ofrecer recitales en Varsovia, Praga, Viena y Berlín. Si bien su padre nunca deseó que su hijo se dedicara en exclusiva a la música, lo cierto fue que Leibowitz se inició también en el estudio de la dirección orquestal en Berlín hasta que en 1929 toda la familia decidió trasladarse a París. Allí conoció a Anton Webern y Ravel, con quienes colaboraría a menudo, teniendo como profesor de dirección a Victor de Sabata y posteriormente a Paul Dessau, un alemán que se había instalado en París huyendo de los nazis. En 1937 Leibowitz debutó como director al frente de la Orquesta de Cámara de la Radio Francesa aunque su proyección artística se vio cortada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, Leibowitz estuvo destinado en Vichy e ingresó en la Resistencia Francesa al tiempo que se ocupó en aquellos años de estudiar a fondo la música de Schönberg y de la Segunda Escuela de Viena. A partir de 1944 enseñó dirección de forma privada en París y tuvo como alumnos a Pierre Boulez, Hans Werner Henze y Diego Masson. Finalizada la guerra, Leibowitz mantuvo una especial relación con Theodor W. Adorno y se convirtió en uno de los más activos difusores de la música de Schönberg, creando en 1947 un festival de música en París con el objeto de dar a conocer la música de los miembros de la Segunda Escuela de Viena.

 Entre 1947 y 1949 Leibowitz publicó hasta tres tratados acerca de la música dodecafónica e ingresó como profesor en la escuela de verano de Darmstadt al tiempo que mantenía una incesante actividad como compositor. Sus creaciones fueron muy apreciadas por Adorno, quien no dudó en calificarlas como las obras musicales de mayor nivel compuestas en aquellos años y en las que se combinaba el colorido francés con la expresión germánica. Además, Leibowitz desarrolló también una comprometida carrera como director de orquesta y a partir de la década de los años cincuenta se inició en el registro de grabaciones discográficas de los autores más iconoclastas, desde Offenbach hasta Schönberg, aunque sin duda alguna su más famoso registro fue el de la integral de las sinfonías de Beethoven siguiendo las indicaciones metronómicas originales dispuestas por el compositor. Por desgracia, Leibowitz falleció prematuramente en París el 29 de agosto de 1972 en París a los 59 años de edad.

 René Leibowitz fue un director tan sofisticado como de modos abiertamente dialogantes con los distintos profesores de las orquestas a las que dirigió. Sus interpretaciones eran elegantes, comprensibles y en ocasiones vigorosas con cualquier tipo de repertorio, aunque siempre se destacó como un director casi especializado en la música de su siglo a partir de Ravel. De todas formas, sus incursiones en obras menos recientes demostraron su estricto compromiso con la veracidad de lo escrito y nunca le tembló el pulso para romper con los esquemas de la tradición interpretativa romántica. Sus registros de las sinfonías de Beethoven con la Royal Philharmonic son una buena prueba de su rotundo sentido de la fidelidad a lo escrito como valor más alto de su acción como intérprete. Leibowitz disipó todo el tradicional patetismo de los sonidos beethovenianos y puso al descubierto estructuras frescas, claras y en cierto modo desnudas. Otro de sus compositores predilectos, aparte claro está de Schönberg, fue Offenbach, músico del que supo extraer el adecuado tono frívolo de sus obras contra el tradicional ambiente de graciosa superficialidad con que generalmente era interpretado. La labor de Leibowitz, de forma un tanto similar a la de Igor Markevitch, también abarcó los campos de la composición, de la teoría y de la pedagogía musical, llegando a ser una de las personalidades musicales más atractivas de la segunda mitad del siglo XX. Su línea de dirección objetiva y analítica tuvo como sus mayores continuadores a Pierre Boulez y Michael Gielen.

 De entre la producción discográfica debida a René Leibowitz podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Sinfonías nº3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 de Beethoven dirigiendo la Royal Philharmonic (CHESKY RECORDS  17-81-69 y 66); Oberturas Egmont y Leonora nº3 de Beethoven dirigiendo la Royal Philharmonic (CHESKY RECORDS 6 y 17); Les pêcheurs de perles de Bizet, junto a Seri, Borthayre, Mans y Dobbs, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de París (PREISER 20010); España de Chabrier dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Roma (READERS DIGEST referencia desconocida); Concierto para piano de Grieg, junto a Earl Wild y dirigiendo la Royal Philharmonic (READERS DIGEST referencia desconocida); los 2 Conciertos para piano de Liszt, junto a Leonardo Pennario y dirigiendo la Sinfónica de Londres (RCA referencia desconocida); Obertura de El sueño de una noche de verano de Mendelssohn dirigiendo la Royal Philharmonic (SELLO y referencia desconocidos); Sinfonía nº41 de Mozart dirigiendo la Royal Philharmonic (READERS DIGEST referencia desconocida); Una noche en el monte pelado de Mussorgski dirigiendo la Royal Philharmonic (APO 2659); Cuadros de una exposición de Mussorgski-Ravel dirigiendo la Royal Philharmonic (RCA referencia desconocida); La bella Helena de Offenbach, junto a Weishardt, Dran, Mans y Mollien, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de París (PREISER 20026); Orfeo en los infiernos de Offenbach, junto a Chalot, Demigny, Jonqueres y Pebordes, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de París (PREISER 20021); Bolero y La Valse de Ravel dirigiendo la Orquesta de la Sociedad de Conciertos de París (READERS DIGEST referencia desconocida); selección de oberturas de Rossini dirigiendo la Orquesta Pasdeloup de París (URANIA referencia desconocida); Sinfonía nº9 de Schubert dirigiendo la Royal Philharmonic (READERS DIGEST referencia desconocida); Sinfonía nº3 de Schumann dirigiendo la Royal Philarmonic (CHESKY 96); y, finalmente, Obertura de Tannhäuser de Wagner dirigiendo la Royal Philharmonic (CHESKY 96). Nuestro humilde homenaje a este extraordinario director de orquesta.