Alberto Erede

Dejarse guiar única y exclusivamente por las recopilaciones de críticas discográficas a la hora de valorar tal o cual versión supone un notable riesgo que puede incluso condicionar nuestra próxima escucha. La crítica, como elemento del todo subjetivo, a veces presenta notables diferencias y valoraciones entre sus firmantes y, de esta manera, lo que para unos puede llegar a ser una lectura definitiva para otros sólo supone una mediocridad. En el campo operístico, estas diferencias de criterio pueden llegar a ser tan llamativas como insólitamente contrastadas, tal vez porque en una grabación lírica convergen muchos factores de capital importancia a la hora de juzgar una versión determinada. El caso del director italiano Alberto Erede es del todo paradigmático en esta comentada diferenciación de criterios a la hora de juzgar sus trabajos discográficos. Si para algunas firmas, algunas de sus versiones de óperas de Donizetti, Puccini, Rossini y Verdi son del todo recomendables, para otros críticos Erede se muestra como uno de los peores acompañantes orquestales de determinadas producciones líricas. (Un conocido especialista español en ópera no duda en calificar como de espantosa la dirección orquestal de Erede en muchas de sus grabaciones operísticas). Quizás por todo ello, sea mejor guiarse por el propio criterio de cada cual a la hora de juzgar cualquier versión.

Alberto Erede nació el 8 de noviembre de 1908 en Génova, Italia, y comenzó su formación musical estudiando piano y violoncello para más tarde acceder al Conservatorio de Milán con el objeto de estudiar composición. Posteriormente, Erede se trasladó hasta Basilea para estudiar dirección orquestal con Felix Weingartner y después a Dresde bajo la tutela de Fritz Busch. Ya en 1930, Erede realizó su presentación oficial como director en Roma dirigiendo la orquesta de la Academia de Santa Cecilia y cuatro años más tarde fue designado para dirigir el primer concierto de temporada del Festival de Glyndebourne, institución en la que dirigió con regularidad hasta 1939. Durante este período, Erede también dirigió en la Ópera de Salzburgo, con la que realizó una exitosa gira por EEUU en 1937, llegando a debutar ese mismo año al frente de la Orquesta Sinfónica de la NBC gracias a la recomendación de Toscanini. Luego de cumplir con otros compromisos con dicha orquesta, Erede retornó a Italia durante los años de la Segunda Guerra Mundial para dirigir óperas y conciertos. Finalizado el conflicto bélico, Erede ejerció como director titular de la Orquesta Sinfónica de la RAI de Turín durante una temporada para ya en 1946 pasar a ocuparse de la dirección musical de la New Opera Company del Teatro de Cambridge durante un par de temporadas.

Con una gran actividad tanto en Inglaterra como en Alemania, Erede dirigió con regularidad en el Metropolitan neoyorquino entre 1950 y 1955, para pasar a ocupar en 1958 el puesto de director musical en la Deutsche Oper am Rhein, en Düsseldorf y Duisburg, y siendo además el primer italiano en hacerlo. Durante las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado, Erede fue constantemente requerido para dirigir en los principales coliseos de Europa siendo particularmente estrecha su vinculación con Inglaterra, en donde actuó con regularidad tanto en el Covent Garden como en el Festival de Edimburgo. También en 1968, Erede dirigió en Bayreuth una aclamada representación de Lohengrin, siendo el tercer italiano que dirigió allí tras las experiencias previas de Toscanini y de De Sabata. Desde 1961, Erede también ejerció — en compañía de Othmar Mága — de director principal de la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo hasta 1967. Luego de dirigir con regularidad en la Ópera de Sydney a mediados de la década de los años ochenta, en 1988 Erede fue elegido director de la Ópera de Roma y alternó dicho cargo con frecuentes apariciones como director invitado por toda Europa. Finalmente, Erede falleció el 12 de abril de 2001 en Montecarlo, Mónaco, a la edad de 92 años.

Director operístico muy apreciado por sus grandes cualidades tanto en Europa como en los EEUU, Alberto Erede fue un director que se ganó el respeto de muchas figuras líricas de su época por sus extraordinarias dotes para acompañar así como por su buen hacer a la hora de pulir las características técnicas de los cantantes más jóvenes. Defensor del trabajo coordinado y en grupo, Erede también se destacó como un gran director de música sinfónica cuyo repertorio abarcaba desde Mozart hasta Chaikovski. Con una producción discográfica encomiable que incluye 14 óperas completas y numerosos discos de arias acompañando a figuras de la categoría de Tito Gobbi o Renata Tebaldi, las relaciones entre Erede y un veterano Toscanini quedaron rotas del todo tras la separación matrimonial del primero. Por otra parte, un hijo de Erede, Marco, se vio obligado a abandonar su carrera como director a causa de un extraño problema de salud nunca aclarado.

De entre la producción discográfica debida a Alberto Erede podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen por qué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Don Pascuale de Donizetti, junto a Noni, Tajo, Bruscantini y Valletti, y dirigiendo la Orquesta del Teatro San Carlo de Nápoles (HARDY 4017); El elixir del amor de Donizetti, junto a Noni, Montarsolo, Tagliavini y Chissari, y dirigiendo la Sinfónica de la NHK de Tokio (VIDEO ARTISTS 4492); La favorita de Donizetti, junto a Bastianini, Poggi, Simionato y Hines, y dirigiendo la Orquesta del Mayo Musical Florentino (URANIA 291); selección de Fausto de Gounod, junto con Renata Tebaldi y dirigiendo la Orquesta de la Suisse Romande (IDI 6464); I pagliacci de Leoncavallo, junto a Del Monaco, Petrella, De Palma y Protti, y dirigiendo la Orquesta de Santa Cecilia de Roma (URANIA 300); Exsultate Jubilate de Mozart, junto con Joan Sutherland y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia (BELLA VOCE 7001); los Conciertos para violín nºs 1 y 2 de Paganini, junto a Yehudi Menuhin y dirigiendo la Royal Philharmonic (EMI 47088); La bohème de Puccini, junto a Tebaldi, Gueden, Prandelli y Luise, y dirigiendo la Orquesta de Santa Cecilia (DECCA 440233); Madama Butterfly de Puccini, junto a Tebaldi, Campora, DE Palma y Inghilleri, y dirigiendo la Academia de Santa Cecilia (DECCA 440230); Tosca de Puccini, junto a Tebaldi, Campora, De Palma y Mascherini, y dirigiendo la Orquesta de Santa Cecilia (DECCA 440236); Turandot de Puccini, junto a Tebaldi, Zaccaria, Carlin y Borkh, y dirigiendo la Orquesta de Santa Cecilia (DECCA 452964); El barbero de Sevilla de Rossini, junto a Valdengo, Di Stefano, Pons y Hines, y dirigiendo la Orquesta del Metropolitan (SONY 80462); fragmentos de Ariadna auf Naxos de Richard Strauss, junto a Lisa Della Casa y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (MUSICAL CONCEPTS 1129); Aida de Verdi, junto a Tebaldi, Del Monaco, Corena y Stignani, y dirigiendo la Orquesta de Santa Cecilia (DECCA 440239); Il trovatore de Verdi, junro a Tebaldi, Simionato, Del Monaco y Savarese, y dirigiendo la Orquesta del Teatro de Génova (DECCA 411874); Otello de Verdi, junto a Gobbi, Del Monaco, Tucci y Di Stasio y dirigiendo la Sinfónica de la NHK de Tokio (OPERA D´ORO 1160); y, finalmente, Rigoletto de Verdi, junto a Corena, Del Monaco, Ribacchi y Castelli, y dirigiendo la Orquesta de Santa Cecilia (URANIA 305). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.

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