André Previn

 Ser interesante y extravagante no son, ciertamente, criterios decisivos de grandeza directiva. Sin embargo, existe algo que nos inclina a prestar una especial atención a biografías tan poco comunes como excepcionales. A fin de cuentas, los caminos extraordinarios marcan una personalidad de distinto modo que una trayectoria educativa normal. Se podría argumentar que los artistas de categoría siempre son más que una normalidad sublimada en tradición y, por muy escolástica que haya empezado su trayectoria, antes o después se transforman en peculiares. Por otra parte, el tipo de director americano difiere mucho del europeo, para quien antes del concierto suele pasar primero por el camino de la ópera. En América, donde la ópera juega un papel menor en la actividad musical, hay una serie de directores que no llegan a tomar contacto con la misma hasta muy tarde o incluso nunca mientras que pueden llegar a ser directores de orquesta perfectamente conocedores del oficio (y, en este punto, parece que en América se sigue prefiriendo el tipo de director europeo). André Previn no solamente puede elegir entre sus talentos como pianista y director, sino también alternar entre música de entretenimiento y música seria. Por ello, es del todo comprensible que su postura haya sido siempre bastante poco ortodoxa frente a la música.

Andreas Ludwig Priwin nació el 6 de abril de 1929 en Berlín y en el seno de una familia judía en la que el padre ejercía como abogado además de ser un músico aficionado. De él recibió el pequeño André sus primeras lecciones musicales hasta que a los seis años ingresó en la Hochschule für Musik de Berlín para estudiar piano bajo la órdenes del profesor Rudolf Breithaupt. Sin embargo, el advenimiento de los nazis al poder provocó que la familia al completo se viera forzada a trasladarse en 1938 hasta París, ciudad en donde Previn prosiguió sus estudios con Marcel Dupré hasta que un año más tarde la familia decidiera emigrar de nuevo, en esta ocasión hacia Los Angeles en EEUU. Allí, un familiar trabajaba como jefe del departamento musical de los estudios de Hollywood. Mientras que el padre, desconocedor de la lengua inglesa, se vio obligado a ganarse la vida como humilde profesor de piano, Previn empezó a labrarse una reputación como arreglista, instrumentista y compositor de música de cine para la firma MGM con tan sólo quince años de edad al tiempo que tocaba el piano en algunos clubs nocturnos. Una vez que obtuvo la nacionalidad norteamericana en 1943, Previn realizó un par de grabaciones discográficas de jazz para el sello RCA y recibió también clases de composición por parte de Joseph Achron, Ernst Toch y Castelnuovo-Tedesco. Por entonces, Previn formó parte de un exitoso dúo con el violinista Josef Szigeti y de forma paralela fue contratado como orquestador y compositor por MGM, llegando a crear su primera banda sonora — The Kissing Bandit — en 1948. A lo largo de la década de los años cincuenta, Previn desarrolló una ingente labor como compositor y arreglista de música cinematográfica y tuvo la oportunidad de dirigir por primera vez durante su obligado paso por el Ejército de los EEUU a la Sixth Army Band. Durante este período, y luego de haber colaborado con diversas agrupaciones orquestales propias del cine en los estudios de grabación, Previn empezó a recibir clases de dirección por parte de Pierre Monteux, quien por entonces se encontraba al frente de la Orquesta Sinfónica de San Francisco. (La carrera de Previn como autor de música de cine fue realmente triunfal, obteniendo hasta en cuatro ocasiones el Oscar de Hollywood: En 1958 por la mejor banda sonora adaptada de Gigi; en 1959 por Porgy and Bess; en 1963 por Irma la Douce y en 1964 por My Fair Lady).

A partir de 1960, y después de haber realizado una serie de incursiones como pianista clásico, Previn fue paulatinamente dejando su actividad como compositor de Hollywood para irse centrando cada vez más en la llamada música culta como director de orquesta. Tras realizar una serie de grabaciones al frente de la Orquesta Sinfónica de San Luis y de la Royal Philharmonic, en 1967 Previn se convirtió en el director titular de la Orquesta Sinfónica de Houston para un año después acceder a la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Londres en sustitución de István Kertész. A semejanza de Leonard Bernstein en los EEUU, Previn comenzó a dirigir una serie de conciertos populares televisados que se hicieron muy famosos en todo el Reino Unido y sirvieron además para diferenciar dicha orquesta de las restantes londinenses, estimulando el número de ventas discográficas. En 1979, Previn abandonó la titularidad de la orquesta londinense aunque siguió por mucho tiempo vinculado a la misma en calidad de director emérito. En 1976, Previn se hizo cargo además de la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh para pasar en 1985 a dirigir la Royal Philharmonic y la Orquesta Filarmónica de Los Angeles, cargos en los que se mantuvo hasta 1989. Desde entonces Previn actuó en todo el mundo como director invitado hasta que en 2006, y por espacio de cuatro años, aceptó el puesto de director titular de la Orquesta Filarmónica de Oslo. En la actualidad, André Previn dedica buena parte de su tiempo a impartir clases en el Curtis Institute y en el Centro Musical de Tanglewood, aparte de haber retornado a la composición. Previn ha contraído matrimonio hasta en cinco ocasiones, una de ellas con la violinista Anne-Sophie Mutter, con quien estuvo casado de 2002 hasta 2006, y con la que sigue manteniendo una amistosa y estrecha colaboración profesional.

André Previn es uno de los directores más versátiles que pueden encontrarse en la actualidad y uno de los maestros con mayor talento artístico del panorama musical. Director, pianista y compositor, Previn atesora una pasmosa facilidad para la interpretación en cualquiera de sus vertientes y su heterodoxia le hace aparecer como una rara avis en el mundo de la dirección orquestal. Poseedor de una técnica de batuta clara y amplia, sus lecturas suelen estar revestidas de una magnífica fluidez melódica y rítmica. Como director sensual y perfeccionista, su especialidad es la música de finales del siglo XIX y la de principios del XX. Su compromiso con la técnica y la música de su tiempo le han llevado a ser uno de los mejores intérpretes de obras con las que pocos colegas se quieren implicar, como la Sinfonía Turangalila de Messiaen o la Sinfonía nº8 de Shostakovich (Previn fue uno de los primeros maestros occidentales en abordar la obra del ruso). Su sensibilidad sonora y fineza de oído le han convertido además, a juicio unánime de la crítica, en el más grande intérprete de Rachmaninov en base a unas lecturas repletas de noble y concluyente sentimiento (su gira por la entonces Unión Soviética en 1971 y centrada en la obra del autor ruso resultó apoteósica). Amante de los grandes formatos, no obstante Previn se ha destacado también por unas convincentes lecturas de Haydn y Mozart, siendo además una interesante alternativa a la hora de abordar la literatura concertística del inmortal genio de Salzburgo. Hombre de carácter tan cordial como encantador, André Previn es, sin duda alguna, una de las personalidades musicales más relevantes y polifacéticas de nuestro tiempo.

André Previn es un libro abierto de divertidas anécdotas: A los diecisiete años se puso por primera vez al frente de una orquesta, la de los estudios de la MGM. Los avispados profesores de la formación, al ver a un casi adolescente mancebo presto a darles órdenes, acordaron en secreto gastarle una broma en plan novatada. Al iniciarse el ensayo, Previn solicitó al óboe principal un La natural para proceder con la necesaria afinación. El oboísta, sin embargo, ejecutó un La bemol y toda la orquesta se afinó en ese tono. Previn, que ya por aquel entonces destacaba por su oído absoluto o facultad de identificar por separado y sin referencias cualquier nota de la escala musical, advirtió la broma y guardó silencio. Justo antes de atacar los primeros compases de la partitura, Previn exclamó: –«Señores, para esta obra transporten todo medio tono arriba, por favor…»– Los profesores aplaudieron la genialidad de Previn y el ensayo fue un completo éxito. En otra ocasión, un gerente de la Orquesta Sinfónica de Boston empezó a importunar a Previn cambiándole todos los horarios. El gerente acabó espetándole a Previn: –«¿Queda todo comprendido, señor Previn?» — a lo que el maestro contestó: –«Sí, por supuesto. He comprendido que usted necesita a otro director para dirigir este concierto. Tal vez yo pueda ayudarle a encontrar uno…»– El gerente se puso pálido y acabo pidiéndole disculpas a Previn. El famoso violoncelista Yo-Yo Ma, que pululaba por ahí y fue testigo de la conversación, agarró a Previn por los hombros y le espetó: –«¡Ya iba siendo hora de que aprendieras a portarte como un verdadero hijo de puta en estas situaciones! ¡Enhorabuena!»— Por otra parte, Previn siempre ha hecho gala de un sentido del humor del todo sincero: –«Algunas de las partituras que escribí para Hollywood no es que sean malas… ¡Es que son horrorosas!»

Resulta absolutamente cierta la leyenda que rodeó a Previn acerca de una rocambolesca conversación telefónica mantenida con Shostakovich. En plena Guerra Fría, cuando Previn era aún muy joven, se encontraba preparando junto con dos amigos el Trío nº2 del compositor, una partitura prácticamente inédita que el grupo había recibido por medio de un microfilm. A dicha partitura le faltaban partes y otro tipo de indicaciones, por lo que el grupo de Previn no sabía muy bien cómo atacar ciertos pasajes. Estando en casa del violoncelista del grupo en Los Angeles, a Previn se le ocurrió la brillante idea de llamar al propio Shostakovich a su casa de Moscú. Los dos amigos de Previn se empezaron a pitorrear de la insólita iniciativa: –«Así que… ¿Tú tienes el número de teléfono de Shostakovich? Pues, nada, nada; llámale entonces…» — a lo que Previn contestó: –«Vamos a ver, chicos. ¿Cuántos Dmitris Shostakovichs puede haber en Moscú? Conseguidme una guía telefónica de Moscú y veréis qué pronto localizo su número…»–  Dicho y hecho. Previn dio con el número de teléfono de la residencia de Shostakovich y le llamó. Al rato, una secretaria moscovita le dijo que el maestro ruso estaría disponible al día siguiente a partir de las nueve de la mañana. Previn volvió a llamar a esa hora y allí que se comunicó con Shostakovich por medio de una intérprete. Sabedor de que la conversación estaba siendo grabada por el FBI norteamericano (algo habitual en todas las comunicaciones habidas entonces con la URSS), a uno de los amigos de Previn le dio un ataque de risa. Al preguntar Previn el motivo, el amigo estalló en carcajadas: –«André, tú sabes que el FBI nos ha estado grabando. Imagínate lo que han escuchado: 14 igual a tempo I; corchea doblada en 32… Igual en compás 88 y posteriores. En 17, antes de R, crescendo… ¡Esos tipos del FBI se van a volver locos tratando de descifrar el contenido de nuestra charla!»

De entre el legado discográfico debido a André Previn podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para violín de Barber, junto a Gil Dhaham y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DG 439886); Sinfonía nº7 de Beethoven dirigiendo la Royal Philharmonic (RCA 7748); Sinfonía nº4 de Brahms dirigiendo la Royal Philharmonic (TELARC 80155); Concierto para violín de Brahms, junto con Kyung Wha Chung y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo (vñideo de referencia desconocida); Interludios marinos de Britten dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 64736); Concierto para violín nº1 de Bruch, junto a Itzhak Perlman y dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 69863); Concierto para violín de Chaikovski, junto a Anne-Sophie Mutter y dirigiendo la Filarmónica de Viena (DG 384436); El lago de los cisnes de Chaikovski dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 67684); Concierto para piano nº2 de Chopin, junto a Arthur Rubinstein y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DG 673109); Concierto para violoncelo de Dvorak, junto a Paul Tortelier y dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 75865); Concierto para violoncelo de Elgar, junto a Yo-Yo Ma y dirigiendo la Sinfónica de Londres (CBS 39541); Rhapsody in Blue de Gershwin, al piano y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh (PHILIPS 412611); Concierto para piano de Gershwin, al piano y dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 66943); Obertura de Ruslan y Ludmila de Glinka dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Los Angeles (PHILIPS 416382); Concierto para piano de Grieg, junto a Arthur Rubinstein y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DG 673109); Los planetas de Holst dirigiendo la Royal Phiharmonic (TELARC 80133); Concierto para violín de Korngold, junto a Itzhak Perlman y dirigiendo la Otquesta Sinfónica de Pittsburgh (EMI 09677); los 2 Conciertos para piano de Liszt, junto a Misha Dichter y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh (PHILIPS 420896); Concierto para piano nº24 de Mozart, al piano y dirigiendo la Filarmónica de Viena (PHILIPS 434968); Cinderella de Prokofiev dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 76945); Sinfonía nº5 de Prokofiev dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Los Angeles (PHILIPS 420172); Alexander Nevski de Prokofiev dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 73353); la integral sinfónica de Rachmaninov dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 64530 — integral sinfónica); selección de piezas orquestales de Ravel dirigiendo la Sinfónica de Londres (DG 457589); los 5 Conciertos para piano de Saint-Saëns, junto a Jean-Philippe Collard y dirigiendo la Royal Philharmonic (EMI 73356); El carnaval de los animales de Saint-Saëns dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh (PHILIPS 400016); Concierto para piano de Schumann, junto a Radu Lupu y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DECCA 466383); Sinfonía nº8 de Shostakovich dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 09024); Concierto para violín de Sibelius, junto a Kyung-Wha Chung y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DECCA 837402); Cuatro últimos lieder de Richard Strauss, junto a Arleen Auger y dirigiendo la Filarmónica de Viena (TELARC 80428); Sinfonía nº5 de Vaughan Williams dirigiendo la Sinfónica de Londres (RCA 60586); Concierto para guitarra de Villa-Lobos, junto a Julian Bream y dirigiendo la Sinfónica de Londres (RCA 661604); y, finalmente, Concierto para violín de Walton, junto a Kyung-Wha Chung y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DECCA 421385). Nuestro humilde homenaje a este sensacional director de orquesta.