La popularidad de la guitarra en España conoció varios altibajos: Desde el siglo XVII, centuria en la que adquiere un cierto esplendor, impone definitivamente su término frente al de la vihuela, ya que ambos nombres eran indistintamente utilizados para referirse a los dos instrumentos. Luego de que en la centuria siguiente fuese un tanto dejada de lado por considerarse que era un instrumento popular, la guitarra adquiere un renovado ímpetu a comienzos del siglo XIX. Una serie de grandes guitarristas, entre los que podemos mencionar a Fernando Sor (1778-1839), Dionisio Aguado (1784-1849) y Francisco Tárrega (1852-1909), continuaron la labor de imponer nuevamente el instrumento e hicieron progresar su técnica. Tárrega reunió varios discípulos a su lado, como Fortea, Pujol y Llobet. En la actualidad, la guitarra cuenta con numerosas composiciones en el mundo de la música culta y existe una larga lista de concertistas de fama mundial. Es muy posible que gracias a Andrés Segovia la guitarra tenga ese prestigio que aún mantiene en la actualidad.

 Andrés Segovia nació en Linares, provincia de Jaén, el 21 de febrero de 1893 y en el seno de una familia de notable condición económica. En las proximidades de su casa natal se ubicaba una casa de guitarras aunque si bien desde muy pequeño se traslada con su familia hasta Villacarrillo, localidad en la que comenzará sus estudios primarios. Algunas fuentes afirman que el pequeño Andrés comenzó estudiando la técnica flamenca de la guitarra merced a algunas lecciones recibidas de parte de Agustinillo, un seguidor de Paco de Lucena. Pese a ello, Andrés nunca se decantó por el flamenco y prefirió explorar otras cualidades expresivas del instrumento. A la edad de nueve años se traslada hasta Granada para iniciar sus estudios de bachillerato y es allí donde surge su permanente amor por la guitarra. Sin embargo, Andrés chocó con la cruda realidad de que no existían profesores de este instrumento y por lo tanto se vio obligado a desarrollar una técnica propia basada en sus conocimientos musicales adquiridos previamente al estudio de la guitarra. En 1910 ofrece su primer recital en el Salón del Centro Artístico de Granada, con la dificultad añadida del escaso repertorio existente, y en los dos años siguientes toca también en Córdoba, Sevilla, Cádiz, Huelva y Granada. En 1913 se presenta en el Ateneo de Madrid con un programa que recogía algunas transcripciones realizadas por Tárrega y algunas obras de Bach adaptadas a la guitarra por el propio Segovia. También viaja hasta Valencia y Barcelona, ciudad esta última en donde cosecha un enorme éxito que se ve oscurecido por las presiones de la familia para que Andrés abandonara sus estudios de guitarra y se centrase en la carrera de abogado. Pero Andrés se muestra decidido a seguir con el instrumento y en los años siguientes realiza giras que le llevan por toda la geografía española, llegando incluso a tocar en el Conservatorio de París en 1915. En 1920, dos años después de haber contraído matrimonio con Adelaida Portillo, embarca rumbo a Montevideo y Buenos Aires, capitales en donde logra magníficos éxitos que se repiten en una nueva gira efectuada al año siguiente. Prosigue luego su actividad por España y no hay población importante que no reciba su visita. En 1923 realiza una nueva gira por tierras americanas, esta vez por México y Cuba, en donde obtiene clamorosos éxitos.

 Algunos compositores de la época empiezan a escribir piezas para que sean interpretadas por Andrés Segovia y con este nuevo repertorio el maestro linarense ofrece un recital en la Sala del Conservatorio de París que deja fascinados por igual a público y crítica. Este memorable éxito tuvo una importantísima repercusión en toda Europa y en consecuencia Andrés realiza giras en los siguientes años que le llevan por Inglaterra, Alemania, Austria, los países escandinavos e Italia. Todos aquellos brillantes recitales provocaron que Andrés Segovia alcanzara una merecida reputación internacional, si bien mucho más estimada por los propios profesionales de la música al percibir las grandes dificultades que entrañaba manejar un instrumento que no parecía destinado a las tradicionales salas de conciertos. Luego de realizar una gira por Rusia, Andrés encarga un modelo de guitarra al fabricante alemán Hermann Hauser para acometer con éxito su gira norteamericana. En 1928 obtiene un sonado triunfo en el Town Hall de Nueva York y antes de acabar el año visita por primera vez Japón. Aunque quizás el hecho más trascendente ocurrido ese año fue su contacto con el compositor brasileño Heitor Villa-Lobos, quien le dedicó sus 12 Estudios para guitarra.

 Durante esos años, el repertorio de Segovia se agrandó merced a sus estudios sobre antiguas partituras españolas para vihuela, sus transcripciones para guitarra de obras de Bach y la labor revitalizadora de otras transcripciones que Tárrega había creado años atrás. A lo largo de 1935 se suceden dos hechos muy importantes en la vida y carrera artística de Andrés: Contrae nuevo matrimonio con la pianista Paquita Madriguera y presenta por primera vez al público la transcripción de la celebérrima y temida Chacona de Bach, una partitura que desde entonces será santo y seña en sus recitales. En esta época, Andrés fija su residencia en Montevideo como base a sus permanentes giras por todo el continente sudamericano. Durante una de estas giras por Brasil conoce a la cantante y también guitarrista Olga Praguer Coelho, con quien mantiene una íntima relación que se prolongará durante una década. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Andrés inicia una regular actividad discográfica al tiempo que realiza giras a lo largo de Europa y EEUU que se repetirán durante casi treinta años. También, desde 1950 hasta 1964, imparte clases en la prestigiosa Academia Chigiana de Siena. En 1954, el maestro Joaquín Rodrigo compone la Fantasía para un gentilhombre a requerimiento de Andrés Segovia. Con ello, se limaba cierta aspereza entre ambos músicos surgida en 1939, cuando el maestro Rodrigo dedica su inmortal Concierto de Aranjuez al guitarrista Regino Sainz de la Maza. Se dice que Segovia, un tanto celoso, jamás tocó ese concierto en toda su carrera. A partir de 1961, y luego de una visita a Australia, la actividad del maestro Segovia se centró en sus giras por Europa y América del Norte, aunque en determinados años alternó también Japón y América del Sur. En 1962 contrae nuevamente matrimonio con Emilia Magdalena del Corral Sancho. El maestro fue ennoblecido el 24 de junio de 1981 con el título de Marqués de Salobreña concedido por S.M. el Rey Juan Carlos I. Continuó tocando hasta muy avanzada edad y durante la década de los años setenta y ochenta del siglo pasado vivió un semi-retiro en la costa malacitana. En abril de 1987 el maestro sufre una arritmia cardíaca mientras estaba impartiendo un curso en Nueva York y debe ser allí hospitalizado. Felizmente recuperado, el martes 2 de junio de 1987 el maestro se encontraba preparando su discurso al nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid cuando le sobreviene la muerte a los 94 años de edad como consecuencia de un paro cardíaco en su madrileño domicilio de la calle de Concha Espina. La noticia dio la vuelta al mundo en pocas horas. Otro excepcional guitarrista, el lorquino Narciso Yepes, se encontraba en aquellos momentos de gira por Japón con la Orquesta Nacional de España y al enterarse del fallecimiento de Andrés Segovia pidió un minuto de silencio al auditorio nipón. Días después, Yepes realizó un sentido discurso de homenaje en Madrid. Personas muy cercanas al entorno del maestro Segovia comentaron que, poco después de recibir el alta hospitalaria en Nueva York, había declarado: –«Tengo el corazón cansado…»– Su cuerpo fue velado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y posteriormente fue enterrado en el madrileño cementerio de San Isidro.

 El mayor mérito del maestro Andrés Segovia fue el de rescatar a la guitarra del nivel folklórico en que yacía. Hizo un llamamiento a sus compositores amigos — Castelnuovo-Tedesco, Falla, Turina, Moreno Torroba, Ponce, Villa-Lobos, Rodrigo… — para que dotaran con nuevas obras a este instrumento. Con ello, hizo de la guitarra un medio de plenitud para realizar la versión de todos los estilos antiguos y modernos que ha registrado la historia de la música. También se entregó con tesón a la transcripción de obras para vihuela y laúd, ampliando considerablemente el repertorio de la guitarra. Por medio de sus innumerables giras llevó la guitarra hasta todos los rincones del mundo y consiguió que este instrumento fuese aceptado en los distintos conservatorios y que su nivel de enseñanza fuese comparable al de otros instrumentos tradicionales como el piano y el violín. Con independencia de cualquier consideración técnica, es innegable que el maestro Segovia fue el mayor embajador de la guitarra clásica española por el mundo.

 La técnica del maestro Segovia es completamente distinta de la realizada por Tárrega y sus seguidores. Punteaba las cuerdas con una combinación de sus uñas y puntas de los dedos, logrando así un sonido potente que sin embargo no era del todo apreciado por algunos de sus contemporáneos. Con ello, creó una amplia gama de timbres ya fuese usando las uñas o la punta de los dedos aunque, ciertamente, pocos guitarristas clásicos utilizan en la actualidad esta técnica. Fue el primero también en servirse de cuerdas de nylon en lugar de las tradicionales de «tripa de gato» e introdujo algunos cambios en el diseño del instrumento para añadirle una mayor sonoridad. Hemos de tener en cuenta que el maestro Segovia tocaba cada vez en escenarios más amplios y las entonces guitarras existentes no producían el volumen sonoro necesario para tal empresa. Es por ello su constante preocupación para tratar de amplificar de una forma natural las condiciones acústicas de la guitarra. Otro de sus aportes para incrementar la fuerza de las cuerdas fue el de colocar la mano derecha en posición vertical a las mismas y mantener el dedo pulgar de la izquierda bajo el mástil en lugar de doblarlo. Por otra parte, el maestro se sirvió de la enseñanza como mejor método para divulgar y transmitir sus investigaciones y ofreció numerosos cursos magistrales al respecto. Algunos guitarristas, como John Williams, han criticado el rígido dogmatismo con que Segovia impartía las clases y «el miedo que se llegaba a sentir durante el transcurso de las mismas». Sea como fuere, el maestro Segovia tuvo la elegancia de calificar a su alumno John Williams como «El príncipe de la guitarra».

 Dentro de la producción discográfica de Andrés Segovia podemos mencionar las siguientes grabaciones (Los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada aunque sí con la obra mencionada): Asturias, Sevilla, Torre Bermeja y Granada de Albéniz (EMI 61047); diversas transcripciones de Johann Sebastian Bach, como Preludio BWV 1007, Zarabanda y Gavota de la Partita BWV 1006, Gavota 1 y 2, Suite nº3 para violoncelo y el Preludio BWV 999 (DG 66502); Concierto para violoncelo G. 479 de Boccherini — transcripción de Gaspar Cassadó — acompañado de la Simphony Orchestra of the Air dirigida por Enric Jordá (DG 66202); Tarantella de Castelnuovo-Tedesco, junto a Regino Sainz de la Maza (DOREMI 7804); La arrulladora de Castelnuovo-Tedesco (DG 303502); Concierto para guitarra en Re mayor de Castelnuovo-Tedesco, acompañado por la New London Orchestra dirigida por Alec Sherman (TESTAMENT 1043); Suite en re menor de Robert de Visee (EL RECORDS 105); La maja de Goya de Granados (DG 477547); Danza Española nº5 de Granados (DG 477547); Danza Española nº10 de Granados (DG 471697); Piezas líricas de Grieg (GOLDEN STARS 5403); Serenata española de Joaquín Malats (URANIA 375); Fantasía-Sonata de Juan Manén (DG 634202); Romanzas sin palabras de Mendelssohn (DG 477813); Suite castellana de Moreno Torroba (URANIA 4210); Sonatina en La mayor de Moreno Torroba (DG 303502); Balleto de Manuel Ponce (DG 303502); Sonata nº3 de Manuel Ponce (DG 634202); Sonatina meridional de Manuel Ponce (URANIA 375); selección de obras adaptadas de Purcell (CLASSIC OPTIONS 3544); Minueto de Rameau (IDI 6400); Sonata en do menor de Domenico Scarlatti (471697); Variaciones sobre un tema de Mozart de Fernando Sor (URANIA 375); Recuerdos de la Alhambra de Francisco Tárrega (DG 471697); Capricho árabe de Francisco Tárrega (IDI 6459); 12 Estudios para guitarra de Villa-Lobos (REGIS 1295); y finalmente Bourrée de Silvius Leopold Weiss (CLASSIC OPTIONS 3544); también recomendamos un documental sobre su vida y obra solapado en tres vídeos cuyo primero enlazamos aquí. Nuestro humilde a este extraordinario guitarrista.