Dirección de orquesta, Arpad Joó

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Existen artistas, los menos, cuyos antecedentes familiares son tan llamativos, tanto en la propia cualidad artística como en la económica, que parecen predestinados a una carrera tan espectacular como exitosa.

Arpad Joó

El padre del director húngaro Arpad Joó procedía de la nobleza húngara y había sido reconocido por sus méritos académicos por el primogénito, Rudolf, del emperador Franz Joseph I. Por otro lado, la madre de Joó tenía línea directa de descendencia con la Casa Real de los Windsor inglesa.

Mientras, la abuela materna de Joó era una pianista consumada que había estudiado con un discípulo directo de Liszt, Thoman. Con semejantes antecedentes, raro era que el joven Joó no despuntase en alguna rama artística.

Dedicado a la música, los comienzos de Joó fueron del todo espectaculares y su nombre pronto adquirió una inusitada fama internacional como pianista y joven director de orquesta. Sin embargo, con el trascurso de los años, la fama de Joó pareció eclipsarse, si no del todo, sí en relación inversa a tenor con las impresionantes expectativas que sobre su figura inicialmente se habían depositado. Tal vez, Arpad Joó vuelva pronto a remontar un vuelo que muchos creen que ha perdido. Ojalá que así sea.

Biografía

Arpad Joó nació el 8 de junio de 1948 en Budapest, Hungría, en el seno de una familia de orígenes nobles y aristocráticos, y a los cinco años de edad empezó a recibir clases de piano por parte de su madre para un año más tarde acceder a la Escuela Zoltan Kodaly bajo la supervisión personal del propio compositor y pedagogo. Durante sus estudios en aquella institución, Joó no sólo se ganó el afecto de Kodaly sino que además tuvo la oportunidad de conocer personalmente a músicos de la talla de Stravinski, Casals, Shostakovich y Menuhin, entre otros.

Posteriormente, Joó pasó por el Conservatorio Bartok para, ya con 16 años, acceder a la Academia de Música Franz Liszt, en donde amplió su formación pianística con Joseph Kadosa. Niño prodigio, con 17 años Joó ya ofrecía recitales de piano por toda Europa y lograba conquistar algún que otro galardón de mérito. En 1968, Joó partió para los EEUU para estudiar en la Juilliard School de Nueva York, consiguiendo ese mismo año el primer premio en el Concurso Internacional de Boston.

Nacionalizado estadounidense, Joó empezó a estudiar dirección orquestal en San Diego e Indiana y de forma particular con Igor Markevitch en Montecarlo, siendo nombrado director musical de la Orquesta Sinfónica de Knoxville, en relevo de David van Vactor, con apenas 24 años cumplidos, siendo el director más joven de una orquesta metropolitana en toda la historia de los EEUU. En 1974, Joó fue seleccionado por la UNESCO para la representación norteamericana en un evento musical celebrado en Montecarlo, obteniendo un arrollador triunfo.

En 1977, luego de haber tomado algunas clases particulares con Giulini, Joó relevo a Maurice Handford como director musical de la canadiense Orquesta Sinfónica de Calgary en un puesto que mantuvo hasta 1984. Durante todo este período, Joó realizó además una fecunda actividad como director-pianista invitado por todo el mundo aparte de registrar con distintas formaciones la totalidad de las obras de Bela Bartok y Zoltan Kodaly.

En 1988, Joó sucedió a Miguel Ángel Gómez Martínez como director titular de la Orquesta Sinfónica de RTVE. Pese a que ya se había presentado al frente de dicha formación el 17 de septiembre del año anterior en un concierto extraordinario en el Teatro Real — dirigió y ejecutó él mismo el  Concierto para piano nº2 de Liszt, obteniendo un gran éxito y entendiéndose a las mil maravillas con la orquesta. Entre bastidores, todos sabíamos que era su presentación oficiosa como nuevo titular — Su presentación oficial como titular se produjo el 9 de junio de 1988 en el Teatro Real con un concierto centralizado en la Novena de Beethoven y en una actuación que dejó un tanto escépticos tanto a crítica como público.

Es en estos momentos cuando la orquesta empieza a ofrecer sus conciertos en el Monumental Cinema, lugar que contará con opciones para ser sede permanente de la agrupación.

Una divertida anécdota tuvo lugar el 20 de octubre de aquel año en un concierto del pianista Andrei Gavrilov acompañado a la orquesta por Joó:

Momentos antes de iniciarse el Concierto en Si bemol de Chaikovski se escuchó una tremenda algarabía propiciada por unos abonados que no encontraban su localidad.

El pianista ruso, sonriendo, empezó a practicar unas escalas y, aprovechando un breve silencio, se dirigió al público -”All right?” – y comenzó con la ejecución tras el bochornoso incidente. Esa primera temporada se cerró el 22 de abril de 1989 con un concierto en donde Joó brindó una versión notable de la Novena de Schubert. Pero, en esa primera temporada, pareció haber más sombras que luces en el trabajo general del húngaro con la orquesta. La segunda temporada se inicia con los mismos síntomas preocupantes en el binomio director-orquesta.

La versión de La Consagración de Stravinski ofrecida en uno de los primeros conciertos de la nueva temporada, el 5 de octubre de 1989, resulta sosa y deshilachada. Fue entonces cuando se empezó a hablar de un relevo y, de esta forma, en febrero de 1990 ya fue oficial la inminente salida de Joó como titular para ser relevado por Sergiu Comissiona a partir de noviembre de ese mismo año. Fue entonces cuando a Joó se le cambió la coletilla de El deseado por la de El breve

A partir de ese momento, Joó se dedicó a ejercer como principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de Budapest y de la Orquesta de Cámara de la Comunidad Europea y en 1991 compartió titularidad con Friesen Heinz al frente de la Orquesta de Brabante en Eindhoven. En la actualidad, Joó colabora estrechamente con distintas orquestas de su país natal y desde 1998 es director-fundador de la Orquesta Sinfónica Europea de Budapest.

Profesor eventual en distintas universidades norteamericanas, de un tiempo a esta parte Joó dedica la mayor parte de su tiempo a la actividad discográfica.

Hombre de talante muy serio y reservado — en dos años no pudimos ni obtener de él un simple autógrafo — Arpad Joó da la impresión de ser un músico con un prodigioso talento, tanto como pianista como director, que, empero, no acaba de rendir al máximo de sus posibilidades. Con una técnica de batuta solvente y segura pero exagerada en algún momento, Joó posee un excelente sentido de las cualidades rítmicas que auna con un gran poder expresivo.

Director de mucho ardor, durante su etapa al frente de la OSRTVE pudimos apreciar como, en algunos conciertos, parecía desinflarse tras unos comienzos realmente buenos, como si no supiera economizar bien sus propios recursos físicos. Se esperó mucho de este maestro dada su juventud y su incontestable formación técnica; sin embargo, el binomio Joó-OSRTVE no acabó nunca de funcionar como se presuponía.

Producción discográfica

De entre la producción discográfica debida a Arpad Joó podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen por qué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada):

Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.