Algunos directores de orquesta han visto favorecida su trayectoria artística por el hecho de pertenecer a una clase social privilegiada que ha facilitado su formación y educación musical. Vivir en un ambiente de estas características sin duda repercute a la hora desarrollar unos presupuestos artísticos basados, en determinados casos, en la exquisita opulencia. El problema, no obstante, puede surgir a la hora de reflejar dichos presupuestos en un medio tan prosaico y convencional como lo es un simple estudio de grabación. Ocurre que este tipo de directores son muy dados a la momentánea inspiración del acontecimiento del concierto o de la representación operística en relación directa con la suntuosa puesta en escena preparada para este tipo de actos. Clemens Krauss fue uno de los directores más brillantes de su tiempo y tuvo la fortuna de pertenecer a una familia del todo acomodada. Sin embargo, también tuvo la mala suerte de haber nacido demasiado pronto. Los escasos documentos sonoros de sus actuaciones, realizados antes de la era estereofónica, resultan del todo insuficientes para relanzar su nombre en la actualidad. Además, Clemens Krauss fue uno de esos directores cuyo fluido requería de la inmediatez del concierto para poder transmitir de forma adecuada su pensamiento musical. Sin duda, en esta vida no se puede tener de todo.

 Clemens Heinrich Krauss nació el 31 de marzo de 1893 en Viena fruto de una relación extra matrimonial entre una conocida cantante y actriz de Viena, Clementine Krauss, y del archiduque austríaco Johann Salvator, especialmente vinculado a la Corte de Viena. A los nueve años, Clemens fue admitido en el Coro de los Niños Cantores de Viena y luego en el Conservatorio de Viena, institución en donde estudió bajo la tutela de los profesores Hermann Graedener y Richard Heuberger. Tras graduarse en 1912, Krauss dirigió el coro del Teatro de Brno y un año más tarde debutó como director de orquesta en el mismo escenario. De ahí pasó a ocuparse del Teatro de Riga (1914), Nuremberg (1915) y Szczecin (1916-1921), para luego ejercer como Generalmusikdirektor en Graz. En 1922 debutó en la Ópera de Viena y ejerció como profesor de dirección orquestal en la Academia Estatal de Berlín. Un año más tarde se hizo cargo, sucediendo a Furtwängler, de los Conciertos de Maestros Compositores de Viena y de 1924 a 1927 dirigió todas las actividades musicales de Frankfurt. Su primer viaje a los EEUU tuvo lugar en 1929 para dirigir allí como invitado la Orquesta de Filadelfia y la Filarmónica de Nueva York. Ese mismo año fue nombrado director de la Ópera de Viena, sucediendo a Franz Schalk, y un año más tarde director musical de la Filarmónica de Viena. Allí Krauss realizó una ingente labor y bajo su dirección ese período se convirtió en uno de los más fructíferos de la institución. Krauss conformó una época marcada por el rigor y la diversidad de los objetivos artísticos hasta 1934, fecha en la que presentó su dimisión por desacuerdos con los profesores de la orquesta (Krauss siempre tuvo un carácter del todo antipático) y especialmente con Hugo Burghauser, presidente de la Filarmónica. De ahí pasó a la Ópera Estatal de Berlín en 1935 sustituyendo a Erich Kleiber, quien había renunciado a su cargo como protesta ante la política gubernativa nazi.

 Krauss se llevó a las mil maravillas con las autoridades alemanas de aquellos años y algunas fuentes afirman que se afilió al Partido Nazi en 1933. Amigo personal de Hitler y Goering, en 1937 Krauss fue nombrado intendente del Teatro Nacional de Munich tras la renuncia de Knappertsbusch y allí entabló una íntima amistad con Richard Strauss, compositor del que estrenaría muchas de sus obras y de quien se convertiría en uno de sus mejores intérpretes. Ya en 1940, Krauss también se dedicó a la enseñanza en el Mozarteum de Salzburgo, ocupándose también de la dirección de los Festivales de dicha ciudad. Tras el bombardeo y consiguiente destrucción de la Ópera de Munich, Krauss se dirigió a Viena para dirigir la Filarmónica hasta el final de la guerra. A causa de sus actividades pro-nazis, a Krauss se le prohibió dirigir hasta 1947, fecha en la que confesó que su relación con los nazis había sido más bien coyuntural y en donde asimismo demostró haber ayudado a muchos músicos judíos a escapar de la barbarie nazi. Ese mismo año pudo reanudar sus conciertos con la Filarmónica de Viena, incluidos los famosos Conciertos de Año Nuevo. En los primeros años de la década de los cincuenta Krauss dirigió en Londres y Bayreuth hasta que la muerte le sorprendió en México el 16 de mayo de 1954, dos horas después de haber dirigido a la Orquesta Sinfónica Nacional.

 Mientras que en los años de la República de Weimar se observaba sobre la mayoría de escenarios alemanes un vivo espíritu progresista y un fuerte impulso experimental, Krauss fue el prototipo opuesto. Fue el director más apreciado por el público conservador merced a sus suntuosas puestas en escena y al virtuosismo musical que conllevaban sus actuaciones. Autoritario, caprichoso, vanidoso e irresistible, su forma de dirigir fue diametralmente opuesta a la de Furtwängler, caracterizándose por una claridad de movimientos y flexibilidad que en todo momento buscaba el efecto. Dicen que cuando Krauss tenía una buena tarde era capaz de fascinar a todo el mundo, aunque algunos críticos afirman que nunca fue dado a interpretar bien a Beethoven por un exceso de superficialidad y frialdad. El tardío Romanticismo, lleno de efecto y expresividad, fue su auténtica especialidad. Chaikovski y, especialmente, Richard Strauss fueron sus compositores predilectos (nadie ha podido aún igualar su impresionante pausa general antes del final del Don Juan), si bien en los registros discográficos aparece mucho más desdibujado que otros colegas. Por desgracia, su figura fue declinando tras su muerte, en buena medida, por su escasa producción discográfica.

 De entre la producción discográfica debida a Clemens Krauss podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Rapsodia para contralto de Brahms, junto a Kathleen Ferrier y dirigiendo la Filarmónica de Londres (DECCA 433477); La Creación de Haydn, junto a Eipperle, Patzak y Hann, y dirigiendo la Filarmónica de Viena (PREISER 90104); selección de valses y polkas de Johann Strauss hijo, dirigiendo la Filarmónica de Viena (ARCHIPEL 225); Una vida de héroe de Richard Strauss dirigiendo la Filarmónica de Viena (TESTAMENT 1183); Till Eulenspiegel de Richard Strauss dirigiendo la Filarmónica de Viena (PREISER 90291); Salome de Richard Strauss, junto a Cebotari, Patzak, Höngen y Rothmüller, y dirigiendo la Filarmónica de Viena (GEBHARDT 11); y, finalmente, Parsifal de Wagner junto a Vinay, Grendl, Adam y Mödl, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (ARCHIPEL 171). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.