Bajo el mandato del emperador Trajano (98-117), el Imperio Romano alcanzó su momento de mayor prosperidad y Roma se convirtió en una capital esplendorosa. Hombre práctico como pocos y extraordinario militar, Trajano tuvo la enorme virtud de delegar los proyectos artísticos de las grandes construcciones con las que embelleció la ciudad en manos de Apolodoro de Damasco, un extraordinario arquitecto griego que le había acompañado en su exitosa expedición hacia la Dacia en calidad de ingeniero militar. Al genio creador de este artista se debe el conjunto del llamado Foro de Trajano, en los que se incluyen la zona de mercados, la Basílica Ulpia y la célebre columna que hoy encabeza nuestra sección dedicada a las grandes obras escultóricas. El lado occidental del Foro estaba cerrado por la enorme Basílica Ulpia. Detrás de ella, entre las bibliotecas griega y latina, se erigió la enorme columna honorífica que conmemora la victoria de Trajano en la campaña de Dacia y que fue inaugurada el 18 de mayo del año 113.

 Con una altura de 29,78 metros, a los que habría que sumar unos diez metros más del basamento, en su zócalo se hizo grabar una inscripción — Ad declarandum quantae altitudinis mons et locus tantis operibus sit egestus — para dejar constancia de los metros de terreno que habían sido necesarios remover para trabajar en esta colosal obra. La columna está compuesta de un alto zócalo en cuyo interior se depositó la urna que contenía las cenizas del emperador. Para ello, se construyó una escalera de caracol de 185 peldaños que conduce a su cúspide, hoy coronada por la estatua de San Pedro aunque anteriormente lo estuvo por una que representaba a Trajano. A la mitad del fuste, aproximadamente, una victoria alada escribe sobre un escudo la historia de estas guerras. Las imágenes narran escenas de batallas, toma de ciudades, alocuciones, captura de prisioneros, la caída de la capital Dacia, Samizegetusa, y el suicidio de su caudillo Decébalo. Toda esta serie de imágenes aparece apretada, sin separación entre los distintos episodios, y con una singular claridad de línea. El relieve, en mármol, estuvo por completo policromado y su principal función fue la de transmitir el mensaje propagandístico de la conquista, por lo que a veces se descuida un tanto la perspectiva general de la obra. Se ha calculado que el total de figuras que aparecen en la columna superan la cantidad de 2.500, con lo que todo este detallismo supone que esta columna sea uno de los mejores ejemplos del carácter popular e histórico del relieve romano. Toda esta secuencia relatada supone una de las mayores epopeyas de la historia de la escultura de todos los tiempos. Para poder contemplar con sumo detalle todo el relieve de esta columna, existen dos moldes, uno de ellos realizado en el siglo XIX y que se expone en el británico Victoria and Albert Museum de Londres, y otro terminado en el siglo XX que se exhibe en el Museo Nacional de Historia de Rumanía en Bucarest.