* Escrito entre 1878 y 1881
* Estrenado el 9 de noviembre de 1881 en Budapest con el propio Brahms como solista
* EFECTIVOS ORQUESTALES: 2 flautas, 2 óboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompas, 2 trompetas, timbales y sección de cuerda. Piano solista
* Duración aproximada de la ejecución: Entre 45 y 48 minutos
Es indudable que un estudio sobre la obra de Johannes Brahms presenta de inmediato varias constantes: En primer lugar, su preocupación por la perfección que se va expresando por la gradación que se observa en la elaboración de los distintos géneros musicales del menor al mayor. Así, antes de 1853 nos encontramos con pequeñas piezas para piano, música de cámara y lieder. Posteriormente los conciertos de la década de los años cincuenta y obras para coro a partir de 1860. Desde 1873 aparecen los cuartetos de cuerda y dicha década concluye con las sinfonías. Por último, Brahms se ve motivado por otros móviles más complejos y vuelve, ya en las postrimerías de su vida, a las composiciones de cámara, a la obra instrumental para piano y a los lieder. Fruto de su etapa de mayor madurez creativa en el terreno sinfónico es este Segundo Concierto para piano, elaborado tras su Segunda Sinfonía y que precede al extraordinario Doble Concierto para violín y violoncelo.
A diferencia de su Primer Concierto para piano, estrenado en 1859 en Hannover y que provocó un colectivo escepticismo por su orquestación un tanto pesada, esta nueva incursión en el género tuvo una extraordinaria acogida desde la misma fecha de su estreno. Luego de su estreno en Hungría, la segunda audición tuvo lugar el 22 de noviembre en Stuttgart y desde entonces la obra ocupa un lugar privilegiado entre las piezas concertantes del repertorio pianístico. Como novedad, el concierto presenta una estructura dividida en cuatro movimientos. El propio Brahms aclara este inédito esquema en una carta dirigida a su amigo Herzogenberg y que presenta una explicación del todo irónica: –«He de deciros que he escrito un pequeño concierto para piano al que le ha añadido un muy bello y también pequeño scherzo…»– Hoy en día sabemos que este Scherzo está basado en aquel que Brahms había proyectado para su Concierto para violín y que finalmente hubo de descartar. La obra, tanto por su magnífica cualidad musical como por sus dimensiones, forma parte del más destacado repertorio pianístico.
Las opiniones de los intérpretes con respecto a este concierto están del todo divididas. Mayoritariamente, se piensa que esta es una de las piezas más difíciles de todo el repertorio debido a la casi constante presencia de la ejecución solista a lo largo de toda la obra y que determina una especial resistencia física para llevar a buen puerto su interpretación, Para otros, el concierto, si bien puede acabar con la extenuación física del solista, no presenta singulares problemas de ejecución técnica. Sea como fuere, este concierto es la composición serena de un hombre maduro y absolutamente seguro de los estados de ánimo que pretende sugerir: Heroísmo, apacible fluidez y vivacidad. Desde nuestro humilde punto de vista, su superioridad frente al Primer Concierto radica en que este último es la obra de un hombre joven y rebosante de ideas repletas de personalidad, aunque no siempre integradas de una manera ideal (Y no por ello deja de ser una pieza sensacional). Sin embargo, el Segundo Concierto presenta una extraordinaria unidad estructural enriquecida por los distintos contrastes entre los movimientos. En definitiva, es una creación mucho más pulida y elaborada, una verdadera sinfonía con piano obligado en cuatro amplios movimientos.
Como versión en los distintos vídeos del enlace que siguen a continuación para seguir la obra, nos hemos decantado por la magistral y aterciopelada interpretación debida a Daniel Barenboim acompañado por la Orquesta Filarmónica de Munich dirigida por Sergiu Celibidache en concierto celebrado en Munich en 1987. Quisiéramos felicitar al autor de los vídeos — Bugopolo — por tan excelente trabajo. Cada uno de los cuatro movimientos se encuentra solapado en dos vídeos y basta con pinchar el siguiente tras la finalización de los que arrancan cada movimiento y que precisamente son los que enlazamos. Como versiones complementarias, mostramos también las de Sviatoslav Richter acompañado por la Filarmónica de Leningrado dirigida por Evgeni Mravinski y la de Rudolf Serkin acompañado por la Orquesta de Cleveland dirigida por George Szell. En estas dos últimas versiones basta con seguir, de igual manera, el número de orden de los distintos vídeos para complementar la audición íntegra.
DESARROLLO DE LA OBRA
– PRIMER MOVIMIENTO: Allegro non troppo: Tras un enunciado de la trompa, el solista responde en el segundo compás de la partitura de una manera tranquila y atemperadamente majestuosa. Las tres frases de este primer tema (Trompa, madera y cuerda) van seguidas de una breve cadencia del piano en forma de breves arpegios rimados y saltarines, con acordes que subrayan las enormes oposiciones del registro. A continuación entra la orquesta completa. Un primer tema, en tutti, es seguido en la cuerda por una melodía impregnada de cierta tensión interna y luego por un tercer motivo decididamente impetuoso. Un último lleno orquestal precede a la reaparición del solista, quien trae de nuevo el primer tema y se afirma mediante potentes acordes antes de evolucionar ante una técnica más sutil consistente en un constante y fluido diálogo con la orquesta. Rápidos y ligeros pasajes diatónicos y arpegios divergentes van a preceder el ascenso hacia la culminación de la parte expositiva, marcada por una modulación a fa menor y una serie de ráfagas que desembocan en un martilleo de acordes rápidos y vigorosos, muy difíciles de ejecutar. Al comienzo del desarrollo el primer tema es repetido en fa menor y durante la exposición se va pasando gradualmente a un ensoñador lirismo cuando se vuelve a modular a Re mayor. Después del retorno a la tonalidad inicial, un reflejo casi impresionista reconduce a una muy condensada reexposición. La coda es una variada recopilación de todos los elementos del primer tema, con una admirable oposición antagónica, en momentos puntuales, entre solista y orquesta. Deliciosa la escritura en trino de las maderas en estos últimos compases.
– SEGUNDO MOVIMIENTO: Allegro appassionato: Es el famoso Scherzo al que ya hemos aludido — en re menor — que empieza con un tema impetuoso, sombrío y teñido de fantasía expuesto por el piano en amplios acordes. Este tema, que muy lejanamente toma préstamos de la música zíngara, se ve respondido por el unísono lastimero y ansioso de la cuerda en su registro más agudo. Ambos temas son desarrollados y mezclados con una intensidad que crece hasta el paroxismo y que culmina con una rotación del segundo tema modulado a Re mayor y rítmicamente alterado. Toda la tormenta desatada por el compositor se aclara mediante unos reflejos que parecen tomados de la música pre-clasicista, aunque la sombría vehemencia no tarda en volver con el retorno de la parte principal. Uno de los mejores fragmentos de toda la producción brahmsiana. Extraordinaria escritura y desarrollo.
– TERCER MOVIMIENTO: Andante – (El segundo vídeo hasta el minuto 2.40): Un segundo solista, el violoncelo, se suma a este concierto de forma realmente original. Este expone una emotiva cantinela como tema principal que es repetida posteriormente por violines y madera. Después de esta ensoñadora entrada, el piano alterna las reiteradas crispaciones sobre trinos y arpegios mediante pasajes en acordes dulcemente intercambiados entre las dos manos. El desarrollo central, en Piu adagio, es pura contemplación sonora (Se perciben lejanas resonancias del Adagio del Concierto nº1). El tema principal lo vuelve a retomar el violoncelo solo en un pasaje en el que se superpone al pianista y en el que da la impresión de ser un doble concierto. Melancólicas y expresivas notas en tresillo del piano subrayan la emotiva variación del tema en el registro agudo del violoncelo. Portentoso. Difícil no sentirse transportado ante la belleza de este final.
– CUARTO MOVIMIENTO – Allegretto grazioso – (A partir del minuto 2.58): El movimiento presenta la inconfundible estructura de un rondó en medio de una amable atmósfera y dentro de un espíritu manifiestamente clásico. El primer tema, expuesto por el piano, es delicado y jovial, con las líneas perfectamente acabadas pese a los repentinos sobresaltos de fuerza y con una instrumentación muy ligera. El motivo contrastante, tras la nota perdida de una trompa, es un swing a la zíngara (Uno de los motivos más bellos de toda la historia de la música) que se ve escoltado por los acordes del piano. Un tercer tema, dulce y lírico, surge en la parte central. La escritura pianística es bastante fluida en todo el movimiento, aunque al final del mismo adquiere un vigor comparable al del movimiento inicial del concierto. La obra termina con optimismo y entusiasmo, liberada de cualquier sensación pesante. Los pianistas rusos, en virtud de su peculiar técnica de ataque, suelen bordar este bellísimo movimiento. Para quien esto escribe, esta obra es la joya de la corona de la literatura concertística para piano.
VERSIONES RECOMENDADAS
– Wilhelm Backhaus acompañado de la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm. DECCA (Versión antigua pero no superada. De referencia absoluta)
– Leon Fleisher acompañado por la Orquesta de Cleveland dirigida por George Szell. SONY (Aúna lo ligero, impetuoso y dramático como pocas. Excelente versión)
– Daniel Barenboim acompañado de la Filarmónica de Munich dirigida por Sergiu Celibidache. TELDEC (La versión de los enlaces. Lírica y precisa. Inmejorable acompañamiento orquestal)
– Sviatoslav Richter acompañado de la Sinfónica de Chicago dirigida por Erich Leinsdorf. RCA (Exhibición de talento y técnica. Impresionante versión)
– Daniel Barenboim acompañado de la New Philharmonia Orchestra dirigida por Sir John Barbirolli. EMI (Versión dulce, muy orgánica. Muy buen binomio de director y solista)
– Claudio Arrau acompañado de la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini. EMI (Para los amantes del Brahms más ensoñador. Estupenda lectura)
– Rudolf Buchbinder acompañado de la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Nikolaus Harnoncourt. APEX (Lectura solemne pero muy interesante. Puede resultar algo oscura en primera audición)
Por contra, no terminan de convencerme las versiones de Emil Gilels acompañado por la Filarmónica de Berlín dirigida por Eugen Jochum. DG (Versión considerada de absoluta referencia por toda la crítica… Pero a mí no termina por convencerme. Me resulta artificiosa) y la de Nicholas Angelich acompañado de la Sinfónica de la Radio de Frankfurt dirigida por Paavo Järvi. EMI (Sin dejar de ser una buena versión, se precipita por momentos). Por supuesto, éstas no son sino meras apreciaciones subjetivas sin ninguna pretensión vinculante.
Mañana, Fiesta de la Hispanidad, nos tomaremos un descanso en este bar virtual de copas. Volvemos el miércoles.
Este concierto es maravilloso, podría escucharle interminable cantidad de veces. Varios lo consideran por su «poderío» orquestal una sinfonía con piano obligado, como si el piano fuera una excusa para otra aventura grandiosa del Brahms orquestal. Cada pieza de Brahms es una gema, el rey Midas, cada composición suya se excede de magnificencia, sea una trío para clarinete o una sinfonía u concierto.
En fin…
Que tengan un buen día de la Hispanidad Leiter y todos los contertulios españoles. Por aquí ya no sé como le decimos, solía ser el Día de la Raza pero por cuestiones de «actualidad» creo que se lo da en llamar el día del encuentro de las dos culturas o algo similar…
Cómo me alegra leer estas palabras tuyas, Leiter:
» Para quien esto escribe, esta obra es la joya de la corona de la literatura concertística para piano».
Van mis saludos,
ADMIRADORDEBRAHMS
Todo lo compuesto por Brahms siempre nos conduce por los senderos del buen hacer y de la más bella sugestión, Iván.
Siempre resulta un tanto subjetivo decantarse por tal o cual obra. Cada obra maestra tiene su tiempo y su circunstancia en la historia de la música. Pero, desde mi punto de vista estrictamente personal, este concierto de Brahms me enamora como muy pocos. Es algo sublime.
Gracias por vuestros comentarios, Iván Argentino y Gustavo.
Feliz Día de la Hispanidad (Sí, eso de la Raza me suena un poco pretérito). Estrechemos los lazos entre los diversos países hermanos.
Un abrazo
LEITER
Amigos, éste es un uno de mis conciertos para piano preferidos, sólo le aventaja el 23 de Mozart. Aquí ya sabe todo el mundo que yo soy un atrevido y un ignorante, así que no disimularé. JAJAJA
No tengo palabras suficientes para ponderar tal composición, sólo diré que a mí me mata. JAJAJA ¡¡¡QUÉ GRANDE ERA BRAHMS!!!
Al principio del andante Juanito puso la melodía (“emotiva cantinela”), a cargo del primer chelo, más bella jamás compuesta. Es una frase musical de esas que se te mete en la caja vacía y se aloja en un rinconcito para no salir de allí y volver recurrentemente hasta hacerte serrín. JAJAJA
Leiter no puedo por menos de decir que coincido en un 99’9 % con tus comentarios, pero me ha extrañado mucho que hayas olvidado entre las versiones antiguas las de Toscanini con Horowitz y la Sinfónica de la NBC (NAXOS) y la de Dobroven con Solomon y la Orquesta Philharmonia (TESTAMENT), y entre las modernas las de Belohlavek con Moravec y la Filarmónica Checa (SUPRAPHON). Atención a Belohlavek, creo que de ahora en adelante cada vez sonará más y más.
A propósito del vídeo la cara de realización y satisfacción personal del bueno de Celi es todo un poema, da autentico placer verle tan satisfecho. Sobre todo para los que alguna vez le vimos no tan contento. JAJAJA Otro punto importante es la cara de interiorización de Barenboim, sin permitirse apenas una tregua, siempre alerta y preciso. ¡Bravo por los dos!
Muchas gracias Leiter por este maravilloso regalo de buena mañana.
Y aquí dejo mi abrazo de paz y amor para todos los habitantes del mundo.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Gracias por el comentario, Gato. La verdad es que disfruté mucho componiendo esta entrada y llegaron a faltarme las expresiones a la hora de explicar los distintos movimientos del concierto.
En cuanto a las versiones que nos has citado me quedo con la de Belohlavek y Moravec. Llevas razón en lo de Belohlavec, muy de moda ahora, aunque tú y yo le venimos siguiendo desde hace 25 años… ¡Ya somos viejos, Gato!
La lectura de Barenboim y Celibidache me parece un monumento. ¡ATENCIÓN! visualicen y bajen el vídeo lo antes posible porque pronto será eliminado de YouTube. Lo Advierto. Suele ocurrir con estas versiones legendarias en directo.
Un abrazo, Gato
LEITER
Quisiera preguntar su opinión sobre las proximidades que puedan exitir entre la música de Brahms y la de Saint-Saens. Es una inquietud que tengo desde hace tiempo,y si la traigo a colación es porque en este preciso momento acabo de leer en relación con el Concierto para Piano no. 1, op 17 de Camille Saint Saëns lo siguiente:
«Second Movement: The mysterious opening on low strings with pizzicato accompaniment is joined by the piano in lyrical accompanying phrases …… Brahmsian orchestral phrases then follow, which the piano takes up and continues ….»
Difícil pregunta la que trae a colación, amigo Gustavo.
Mi opinión es la siguiente: La música es melodía, armonía y… Sustancia. No me pida que le explique qué es eso de la sustancia porque ni yo mismo lo sé. En Brahms encuentro melodía, armonía, contrapunto, modulación… SUSTANCIA. Con todos los respetos, en Saint-Saëns sólo encuentro melodía. Ciertas melodías del gran compositor francés sí parecen asemejarse a las de Brahms, como dice ese comentario. Pero la música de Saint-Saëns y la de Brahms son diametralmente diferentes en concepto.
Reitero que es sólo mi opinión personal. Saint-Saëns me parece un compositor tremendamente original aunque quizás algo reiterativo en lógica consecuencia con su increíble capacidad creativa (Fue uno de los compositores más prolíficos de la historia).
No sé si me habré explicado bien, Gustavo.
Saludos
LEITER
Por cierto, una triste noticia de la que me acabo de enterar
HA MUERTO JOAN SUTHERLAND
Más información aquí
DESCANSE EN PAZ ESTA EXTRAORDINARIA CANTANTE
LEITER
en 1969 leiter sutherland debutó en el colón con traviata -fue mi primera ópera en vivo- acompañada por un protegido suyo renato cioni y piero capuccilli como jorge germont, quien se llevó todos los aplausos y luego cantó norma con cossotto -el duelo vocal entre ambas fue titánico e inolvodable- dirigida en ambos casos por su marido richard bonynge.
no conformó al público ni a la crítica porteña en ninguna de las dos óperas, lo que no es óbice claro para recordarla como una gran coloratura…
Tristísima noticia la de la muerte de Joan Sutherland…
En lo que va de este fatídico año 201O Guiseppe Taddei, Cesare Siepi y ahora…La Stupenda. Descanse en paz, Dame Sutherland.
Me saco el sombrero ante la entrada, el buen gusto y, por supuesto, este maravillosos concierto!Tengo entrada para disfrutar tiempo y tiempo!
Besos, querido Leiter
Llevas razón, maestro Otto. Este año está resultando particularmente trágico en cuanto al mundo de la lírica se refiere.
Que disfrutes de la entrada, Reina Amalia. Por cierto… ¿Sabéis la maravilla que nos ha descubierto Amalia en su blog y relacionada con la pintura? Y, por si no fuera poco, Amalia tiene un secreto para no hacer colas frente a la Galleria dei Uffizi. ¡Cuéntalo, mujer!
Besos, muchos besos
LEITER
Hola Leiter,
Escribes que
«Ciertas melodías del gran compositor francés sí parecen asemejarse a las de Brahms, como dice ese comentario»
y eso me basta para los efectos de mi pregunta.
Pero surge otro tema en lo que escribiste y es lo de la SUSTANCIA que mencionas. Yo pienso que eso es parte de la herencia de Schopenhauer y creo que algunos alemanes tienden a ver en una composición musical más sustancia, o más esencia, o más realidad que en otras composiciones. Me vienen a la mente los nombres de Nietzsche y Wagner.
Pero en América Latina no creo que sean muchos los musicólogos que afirmen que una sinfonía de Beethoven tiene más sustancia, o más esencia o más realidad que un tango famoso, por poner un ejemplo.
¿será que una sinfonía de Beethoven, o una de Brahms, tiene más sustancia que una de Sant-Saëns o que un tango? ¿Tal vez no?
Se anima el debate, Gustavo.
Ya dije que eso de la SUSTANCIA era un concepto muy complejo que ni yo mismo tenía muy claro. Me parece sensacional la afirmación que realizas sobre la herencia filosófica germana y es muy posible que, efectivamente, las cosas vayan por ahí.
Generalmente, los compositores se las apañan con lo que tienen en su privilegiada mente. Beethoven, a diferencia de Schubert o el mismo Saint-Saëns, no tenía facilidad para la melodía pero con apenas un motivo de cuatro notas — piénsese en la Quinta — era capaz de desarrollar todo un edificio sinfónico. Esto también ocurre, por ejemplo, con la Segunda de Brahms, sobre todo en el primer movimiento. En cambio, Schubert, que encontraba inspiración melódica por debajo de las piedras, solía articular sus obras en base al contraste formal entre las mismas y los desarrollos orgánicos formales. El primer movimiento de la Novena Sinfonía es un impecable tratado a la construcción formal.
Rimski-Korsakov era un excelente melodista y un excepcional orquestador. Sus obras profundizan en estos aspectos y, de esta manera, ciertas «carencias» en el plano armónico se ven tapadas por un gran desarrollo melódico acompañado de una colorida orquestación. Al emplear el término «carencias» me quiero referir a un especial conservadurismo en el tratamiento armónico.
Cuando yo escucho una sinfonía de Brahms, por ejemplo, intento concentrarme en esas notas que no llevan la melodía principal y que, sin embargo, no se limitan sólo a rellenar el entramado armónico. En Brahms pueden estar sonando, y esto es lo genial, tres melodías complementarias al mismo tiempo y todo ello forma un conjunto perfecto y sin fisuras. Recuerdo que hace ya muchos años, durante un concierto en el que se interpretaba la Segunda de Brahms, me limité a seguir casi con exclusividad la línea de los violoncelos. Fue una experiencia extraordinaria. Descubres como una especie de matroshka dentro de la propia sinfonía, como si en perfecta armonía estuvieran sonando dos sinfonías a la vez. Brahms no se limita a imponer el plano rítmico en esos violoncelos, sino que va mucho más allá y les dota de vida y protagonismo propio. Es como una sopa donde todos los ingredientes van mezclados en justa proporción y ninguno de ellos tiene más importancia que el resto. Es un todo. Quizás con eso me refiera a la enigmática sustancia.
Yo parte de la base de que toda la música bien hecha, con independencia de estilos, tiene su valor intrínseco. No puedo comparar un tango del genial Gardel con una sinfonía de Beethoven porque, desde mi humilde punto de vista, son sencillamente incomparables. Lo que sí puedo decir es que ese tango me gusta más que otro o que esa sinfonía de Beethoven me parece mejor construida que otra de Saint-Saëns (Es un ejemplo, nada más).
En esto de la apreciación musical, como en toda manifestación artística, existe un componente indudablemente subjetivo. El que para mí una sinfonía de Brahms tenga más «sustancia» — ¡Vaya palabro que nos hemos sacado de la manga! — que una de Saint-Saëns quiere decir que extraigo más cosas del primero que del segundo. Pero eso es mi opinión y mi sensación, que puede ser aceptada, compartida o rechazada como opinión que es. Nunca me ha gustado buscar maniqueísmos en la música. Cada compositor tiene su punto álgido y su característica creativa en virtud a sus circunstancias. Algunos podrán gustar más o menos, obviamente, pero todos tienen su virtud. ¿Quién es mejor sinfonista, Mahler o Bruckner? Pues, a veces me apetece escuchar una sinfonía de Bruckner y otras una de Mahler. Lo que siempre intento es aproximarme al compositor buscando su propia identidad, pero no tratando de ver en Mahler a Bruckner o viceversa. Aunque, eso sí, hay que procurar controlar los tiempos y evitar empachos. Si escucho la Séptima de Bruckner dejo pasar un buen rato hasta «meterme» con otra obra de otro compositor. Ya me estoy haciendo viejo y tardo más en procesar y deglutir… Ja, ja.
Me parece que, lejos de aclarar nada, me he metido en un jardín de divagaciones… En fin.
Gracias por el comentario, Gustavo.
LEITER
Hola Leiter,
Le encuentro precisamente mucha sustancia a tus palabras, y por ello me parecen de gran interés.
Ecribes:
más “sustancia” …… quiere decir que extraigo más cosas.
Cero problema de mi parte si entendemos esa palabra en ese sentido en este intercambio de ideas. Añadiendo quizá que uno extrae más o menos cosas hoy que en el pasado de determinada obra o respecto a un compositor.
Por ejemplo, hace algunos años varias composiciones de Brahms tenían poca sustancia para mi y con el paso de los años se me fueron llenando de sustancia.
Todo esto es fascinante y me lleva a comentarte lo siguiente:
El libro de Daniel Barenboim (2007)titulado
«El sonido es vida. El poder de la música»
cita al neurocientífico portugués Antonio Damasio, a quien probablemente tu y otros miembros de este foro han leído, o han oído mencionar.
Damasio es Director del Instituto de Neurociencia en California , es un médico neuro-biólogo de gran cultura, incluyendo lo que tiene que ver con la música; su primer libro trata sobre las emociones, la razón y el cerebro humano y también sobre las gravísimas consecuencias que ha tenido a lo largo de los siglos el error de Descartes basado en su concepción de sustancia.
Muy peligrosa, pues, la palabreja.
Mil saludos,
Gustavo
Menudo tema, el de la ‘sustancia’, en el que nos estamos metiendo.
Pánico me da entrar, porque en estos sitios uno cree que sabe dónde está entrando pero luego no suele saber como salir. JAJAJA
El otro día el tema del tempo (casi nada) y hoy el de la sustancia. Vaya racha que llevamos. JAJAJA
Repito, pánico me da entrar. Sí, pánico, del dios Pan, por aquello de su flauta. JAJAJA
No creo que el tema de la sustancia se solucione con el enfoque filosófico, y creo además que Schopenhauer, Nietzsche, Wagner…, no serían suficientes para aclararnos el tema. Por lo menos habría que remontarse hasta Platón y Aristóteles, como poco. Pero mejor es no tocar esto, no vaya a ser que nos salgan al paso los presocráticos en general y Pitágoras en particular. JAJAJA
Yo me inclinaría más por el enfoque antropológico de las artes musicales como manifestación artística del ser humano.
Otro punto importante es el de la valoración de las composiciones.
Total, que el jardín es estupendo. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para la parroquia.
Elgatosierra
Bueno, me parece que nos hemos metido en terrenos un tanto complicados acerca de la valoración de los compositores y sus obras.
Démonos una tregua (Lo necesito, de veras)
Un abrazo, Gato y Gustavo
LEITER
Muy buen post, me encanta la música de Brahms me parece que sus melodías y orquestaciones son sublimes. Se aprende mucho con este tipo de post. Un saludo.
Gracias por las apreciaciones, Rubanetti, y bienvenido a este bar de copas virtual. Añado el enlace de tu interesante y recomendable blog a la lista.
LEITER
¡Leiter, Leiter, Leiter, no puedo creer la gran belleza de este Concierto, su profundidad y su hermosísima complejidad! Gracias por compartírnoslo, gracias por compartirmelo.
Inevitable es para mí quedarme fuera de la reflexión que se ha creado a partir de los comentarios de Gustavo Parra, y que se ha visto enriquecida por los demás cofrades, acerca de la «Sustancia».
Opino que la Sustancia es aquella ciega obstinación de un artista (compositor, escritor, pintor, etc. ) que saca de sus propias entrañas el fruto que le tortura; esta convicción es una arma en un artista de genio, no importa su género, ni su especialidad: fue un arma potentísima desde Sóflocles, pasando por Jaufré Rudel y Petrarca,pasando por Brahms y Nerval, Gardel o José Alfredo Giménez hasta llegar y entregar el oneroso peso a Pascal Quignard o a Thomas Bernhard. El elemento alemán no tiene nada que ver con ello: los alemanes lo vieron y lo significaron, lo quisieron nombrar, ciertamente, pero fueron pocos los que lo desarrollaron.
La sustancia quizás puede fácilmente confundirse con el Geist alemán, con el Esprit francés tanto como con el Entusiasmo de la Antigua Grecia o el Genio romano y después Renacentista. He ahí que la sustancia reparte azarosamente sus dones y no pertenece a un pueblo específico.
Finalmente, creo que la Sustancia es un arbitrariedad del nombre, pues cuando uno quiere nombrarla ésta se escabulle con rapidez. Es por tanto,indefinible, pero es siempre reconocible. He ahí, creo, la sustancia: algo que se escabulle cuando queremos nombrarla pero que reconocemos cuando estamos frente a ella.
Aquello que hace que pigmentos y barnices sobre una tela se conviertan en una Pintura negra de Goya o que cinco notas de la sinfonía de Beethoven se conviertan en las notas del destino tocando a la puerta. Aquello que mueve al llanto ante un tango de Gardel o de una canción de Agustín Lara…
Un fuerte abrazo, Cofrades
Maestro Otto,
Todos tus comentarios hacen gala de tu título de Comendador de las Artes y las Letras Centroamericanas de BLUES. De veras que todos los cofrades de este bar virtual de copas nos quedamos asombrados ante tu derroche de ingenio y de, tal vez, sustancia…
«Finalmente, creo que la Sustancia es un arbitrariedad del nombre, pues cuando uno quiere nombrarla ésta se escabulle con rapidez. Es por tanto, indefinible…»
Has resumido a la perfección todo el problema en que nos hemos visto envueltos con esa palabreja.
Por otra parte, amigo Gustavo, es un verdadero placer descubrir los cientos de tesoros que se encierran en la música de Brahms. Y los que nos quedan aún. Brahms es de esos compositores en los que siempre se descubre algo, por mucho que se haya escuchado la obra a seguir.
Para mí es un lujo compartir estos descubrimientos con todos vosotros.
Un cariñoso abrazo, amigos Otto y Gustavo.
LEITER
Interesantísimos me han parecido los comentarios sobre la sustancia en la música.
Ahora deseo volver al tema principal de este intercambio de ideas, o sea al concierto para piano no. 2 de Brahms. Y compartir con ustedes que esaobra me parece llena de TESOROS.
Resalto que hay importantes elementos subjetivos en lo que entiendo (entendemos) por la palabra tesoro, cuyas conotaciones objetivas son evidentes.
Sucede que frecuentemente uno no cae en cuenta de la existencia de un tesoro hasta que algo o alguien se lo muestra, se lo revela. Eso fué lo que me sucedió en estos días después de leer las siguientes palabras de Leiter,
¨Recuerdo que hace ya muchos años, durante un concierto en el que se interpretaba la Segunda de Brahms, me limité a seguir casi con exclusividad la línea de los violoncelos. Fue una experiencia extraordinaria. Descubres como una especie de matroshka dentro de la propia sinfonía, como si en perfecta armonía estuvieran sonando dos sinfonías a la vez.¨
Yo diría que Leiter está compartiendo con nosotros su vivencia del descubrimiento de un tesoro.
Anda, yo creía que sustancia musical es la cualidad del sonido que en el momento de percibirse tanto durante, como usando la memoria asociando los sonidos actuales con los anteriores percibidos produce una sensación subjetiva de intensidad variable que hace sentir a la mente y al cuerpo llenos. Ese efecto dura tanto más cuanto más intensa es la sensación de haber engordado unos kilos metafísicos.
Es que como están hablando de sustancia y es la hora de comer…
Pues buenos estábamos con dicha palabreja y ahora resulta que Zarza nos trae una nueva acepción de indudables resonancias gastronómicas… Ja, ja
Me pierdo definitivamente…
LEITER
POr fin lo he escuchado completo, tengo poco tiempo ahora que se han acabado las vacaciones.
Hablando de comida el Andante es tan exquisito como unas ostras en la boca, suave, delicado hasta lo imposible y al mismo tiempo contiene todo el sabor del óceano.
Como unas ostras… ¡Con limón!
Jo, ¡Qué daría por tomarme media docenita de ostras con una cervecita!
Gran comparación la tuya, Zarza. Seguimos con los aspectos gastronómicos de Brahms… Ja, ja
LEITER
¿¡Leiter, ostras con cervecita!?
¡Con champán, con cava o por lo menos con un rueda, y todos bien fríos! Pero con cerveza… Nos matao bien mataos. JAJAJA
Mucho ánimo, barbián.
Elgatosierra
El que nace macarra, como un servidor, se muere macarra…
Vale, es una horterada tomar ostras con cerveza. Pero es que a mí el cava me produce molestas hinchazones estomacales… De verdad, me encanta el cava pero… Jo, luego me tengo que tomar un frasco de Aerored.
Un abrazo cervecero, Gato
LEITER
Da capo!
La orquesta se revoluciona. Nada de sublime música, los señores dejan la partitura por los suelos y le dan a las ostras y al vino o la cerveza.
Sibaritas de la carne y no del espíritu.
Ya decia yo, mucho arte, mucha discusión elevadísima y luego se tiran de cabeza a la manduca.
Inadmisible.
jajajajajajajajaja
………..
¿qué tal con un vinito de aguja? me sienta fatal pero Brahms merece un sacrificio 😀
Desde luego, jamás imaginé que esta entrada sobre el Segundo Concierto de Brahms iba a dar para tanto.
Zarza, habrá qué especificar quiénes son los sibaritas. Si los de la cerveza o los del cava… Por no decir quién empezó con lo de las ostras, claro.
Por Brahms lo que haga falta: ¡Hasta una fabada con coca-cola si es menester!
LEITER
Por favor, volvamos al andante del concierto, seguro que aquí es donde encontraremos más consenso. JAJAJA
http://www.youtube.com/watch?v=H9VV2U8TqTw
Y aprovecho para presentar a los más jóvenes a un magnífico pianista, por desgracia ya casi olvidado, SOLOMON, en la dirección Issay Dobrowen con la Philharmonia Orchestra (1947) Sublime versión, que quien quiera puede encontrar en el sello TESTAMENT. Una de mis favoritas de entre las históricas, aunque tengo algunas más. ¡Recordar que éste es uno de mis conciertos favoritos!
En YouTube también está la versión completa. Espero que os guste.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos.
Elgatosierra
Gato, yo sólo encuentro las últimas partes del concierto por Solomon en YouTube
http://www.youtube.com/watch?v=H9VV2U8TqTw&feature=related
LEITER
Si, he buscado y solo están las tres últimas partes pero al menos hemos tenido la oportunidad de escuchar a Solomon al que no conocía. Gracias Sr. Gato.
Me estoy aficionando a este concierto, es exquisito y cuanto más lo escucho más «moderno» me parece. Soy muy poco entendida así que no se si estoy muy equivocada y son imaginaciones mias.
Bueno, ya estamos todos formalitos. 🙂
………no se yo cuanto me durará esto de la formalidad…..
Bueno, la verdad es que el concierto presenta innovaciones que podríamos calificar como modernas: Estructuración en cuatro movimientos o arranque de violoncelo obligado en ese tercer movimiento que tanto te gusta. Sin embargo, no deja de ser un concierto eminentemente romántico en su forma y estilo.
No te preocupes con lo de la formalidad, querida Zarza: En este bar virtual de copas cada dos por tres nos tornamos en irreverentes informales…
Un abrazo
LEITER
Querido amigo, elijo esta entrada dedicada a Brahms para saludarte públicamente por tu regreso, por tu gran corazón, por tu entusiasmo… Siempre es un motivo de contento saber que sigues ahí, imponiéndote sobre las contrariedades. Felicitaciones por estas imponentes entradas con que nos enriqueces. Un gran abrazo!
Querido Leiter,
Acabo de adquirir mi disco del Concierto para piano no.2 (lo estoy disfrutendo en este momento). Se trata de una grabación del año 54: Von Karajan al frente de la Orquesta sinfónica della RAI, al piano Geza Anda ¿qué opinión te merece ésta? No pude encontrar la que pones en el solio más alto, Böhm-Backhaus
Te abrazo, buen amigo
Mi cariñoso y admirado saludo, Joaquín, Maestro Fonográfico de BLUES.
No conozco esa versión, Otto, pero parece de plenas garantías dados los intérpretes: Geza Anda, un extraordinario pianista húngaro cuyo Mozart es sensacional, y el impetuoso Karajan de los años cincuenta. Estoy convencido de que es una excelente lectura.
Mis abrazos, Joaquín y Otto
LEITER
Otto, enhorabuena, esa versión es una auténtica maravilla. Los tres protagonistas estaban en aquél momento en plena forma, Karajan, Anda y la Sinfónica de la RAI.
Karajan y Anda volvieron a grabar ese concierto otra vez, con la Filarmónica de Berlín en 1968, para la DG. Esta última la tuve en casete durante muchos años y me acompañaba en todos mis viajes, otra autentica maravilla.
Esta obra le encantaba a Anda y la grabó también con el gran Fricsay, con la Filarmónica de Berlín y una vez más para la DG.
La versión que apunta Leiter (Böhm con Backhaus y con la Filarmónica de Viena [DECCA]) la tienes en Spotif, pon en la caja de búsqueda: “Brahms Böhm Backhaus”, y es la única alternativa que sale. La mayoría de las versiones que anoto en este comentario están en Spotif.
Böhm y Backhaus ya habían grabado este concierto en 1939 con la Sinfónica de la BBC en 1939, actualmente en URANIA. Otra maravilla más.
Hay otra versión de Backhaus con la Filarmónica de Viena y Carl Schuricht como director, para la DECCA, que algunos consideran mejor incluso que la de Böhm. Yo no sabría a qué carta quedarme. Ambas me parecen extraordinarias.
Hay más versiones históricas dignas de conocerse y figurar en la fonoteca de cualquier melómano brahnsiano que se precie.
Si se ofrece algo más siempre a vuestra disposición.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos a toda la parroquia.
Elgatosierra
Gracias, psicopompos Leiter y Gatosierra. Alumbran mi camino,
Les abrazo
mi catálogo contertulios señala como emblemática la versión de pollini y abbado con la filarmónica de viena
yo tengo una de barenboim y mehta y la filarmónica de nueva york grabada en el avery fisher hall en 1979
Buenas versiones, Hugo, aunque quizás prefiero la de Pollini y Abbado con la Berliner en DG también
LEITER