Rijksmuseum_Amsterdam

 

 Estoy en Holanda para poner a resguardo las diez mejores pinturas del Rijksmuseum de Amsterdam ante esa catástrofe cósmica que va a arrasar cualquier vestigio que quede de la humanidad. Aprovechando mi estancia por tierras holandesas, me he escapado a La Haya, al museo de Mauritshuis, y he cargado en mi bicicleta las obras de un tal Vermeer, con lo que mi visita a está siendo muy bien aprovechada. Lo malo es que llevo la bici hasta los topes y no sé como me las voy a apañar para transportar tanto cuadro… Recuerdo que ya tenemos una selección del Museo del Prado, del Louvre, de la Galería de los Uffizi y de la National Gallery de Londres. Menos mal que París, próxima parada, y la galería de Orsay me pillan cuesta abajo. Estoy muy fatigado, pero todo sea por la labor humanitaria de conservar las mejores obras pictóricas. El mundo y AMALIA me lo sabrán reconocer. Os dejo; empiezan a caer meteoritos. Espero que os guste mi selección.

Rembrandt La ronda de noche

1- LA RONDA DE NOCHE de Rembrandt: Empecemos advirtiendo que el título de esta obra maestra es todo un error. No es «de noche», sino que la acción transcurre de día y la luz entra por un portalón en el interior de un sótano por donde disurre la escena. Cuadro de composición un tanto peculiar, muy apartada del estilo de su época. Sensacionales gradaciones lumínicas, en una obra que incorpora todo lo asimilado por el pintor holandés en tantos años y que supone el inicio de su personal declive. Es una pintura que pone de manifiesto la maestría del pintor a la hora de plasmar efectos crepusculares. Espectaculares pinceladas de preciso y firme trazo. Uno de los cuadros más grandiosos de todos los tiempos.

Frans_Hals El alegre bebedor

2- EL ALEGRE BEBEDOR de Franz Hals: Es imposible plasmar en un lienzo de mejor manera de como lo hace Hals el espíritu borrachín de este personaje. Genial contraste entre el iluminado rostro y la oscuridad del tocado. Perfecto empaste y pincelada. Se ha querido ver la figura del príncipe Mauricio de Orange en esta representación, pero para nada es un retrato de tipo cortesano.  El gesto es fotográfico, como sorprendido en una pose de confianza inspirada por el exceso alcohólico. Con su permiso, me llevo este cuadro a mi casa.

Vermeer La lechera

3- LA LECHERA de Vermeer: Pónganse de rodillas, que aquí está una de las obras maestras de uno de los mayores genios de la pintura universal. Algunos autores opinan que el maestro de Delft se sirvió de un espejo para pintar esta obra, pero más bien, es un homenaje a la teoría newtoniana de la luz como fenómeno corpuscular. Si se fijan bien, la luz incide como grumos en los objetos y se materializan con irresistible protagonismo. La atmósfera que se respira en el cuadro es de una mágica y encantadora intimidad, denominador común de muchas de sus obras. El canastillo y el otro objeto de latón que aparecen colgados en la pared están tratados con una insuperable maestría cromática. Cuadro de melancólicas evocaciones. Obra maestra indiscutible.

Goltzius Lot y sus hijas

4- LOT Y SUS HIJAS de Goltzius: Precioso cuadro de este inolvidable grabadista holandés. La conexión de las miradas es antológica: Lot mira con desenfadada concupiscencia a una de sus hijas mientras que la otra, en un bellísimo y poético escorzo, parece animar a su hermana para que siga emborrachando a su padre. Al fondo se ven las llamas de Sodoma o Gomorra, contrastando violentamente con la tonalidad general del cuadro. La masa carnosa está excepcionalmente bien tratada, iluminando el cuadro a base de  geniales gamas cromáticas. Ingeniosa la armonía colorística mediante la sabia colocación de dos esteras, azul y roja, en ambos extremos del cuadro. Bellísimo lienzo.

Steen La Familia Alegre

5- LA FAMILIA ALEGRE de Jan H. Steen: Luz crepuscular que entra por la ventana de la izquierda, muy en la escuela holandesa, aunque con un tratamiento muy distinto al que le da Vermeer. La escena, aparentemente desordenada, está muy trabajada desde el punto de vista compositivo. La arriesgada y un tanto confusa perspectiva se ve dulcificada por el extraordinario tratamiento del color. El cabeza de familia se nos muestra muy espirituosamente desenfadado por el sutil detalle del artista de colorear maliciosamente sus mejillas. El perro, con su sorpresiva mirada hacia el viejo, impide que el cuadro se «caiga», confiriéndole un ajustado equilibrio. Simpática obra que parece poder ser incluso escuchada.

Liotard La bella lectora

6- LA BELLA LECTORA de Jean Liotard: Leotard fue uno de los mejores retratistas de su época y este maravilloso cuadro da buena fe de ello. Precioso el azul del vestido interior de la dama, exquisitamente tratado, con minucioso detalle. Poética expresión de la joven al leer, seguramente, una carta de amor. El autor arriesga con el movimiento de cabeza de la protagonista, agrandando el cuello a lo «Parmiggianino». La intimidad y ternura que se desprende en la obra es una muestra del buen y aristocrático gusto del autor. Con todos los respetos, a uno le dan ganas de plantarle un beso a la joven… Me encanta esta pintura.

Ruysdael El molino ded Wijck

7- EL MOLINO DE WIJK de Van Ruysdael: Uno de los más grandes paisajistas que han dado los Países Bajos. Obra de madurez que resume toda su carrera artística. Impresionante gama cromática que hace vibrar a la atmósfera, verdadera protagonista de esta obra maestra. Genial recurso de perspectiva ante un cielo tan cargado de nubes: Las aspas del molino nos señalan y dirigen al punto de fuga, la orilla del río. La visión general es de un preciosismo sublime, dándonos la impresión de que vemos el cuadro a «cámara lenta». Obra maestra sin posible discusión.

Hooch Mujer con niña

8- MUJER CON NIÑA de Hooch: Excepcional pintor holandés de interiores que tuvo la mala fortuna de coincidir con el genio de Vermeer. Bellísima y minuciosa obra que nos muestra una dulce escena dentro de la más íntima cotidianeidad. Inolvidable sonrisa maternal hacia una niña que parece pertenecer a otra clase social. Genial tratamiento del ajedrezado del suelo, propio de la escuela interiorista de Delft. El autor hace entrar la luz desde dos planos distintos, en una original variación sobre lo que suele ser habitual en esta escuela. Algunos creen adivinar un autorretrato del pintor en el cuadro situado al fondo, pero parece muy poco plausible esta conjetura. Mágico equilibrio entre las tonalidades doradas y grises. Enorme obra de un pintor que debería ser mucho más considerado por la crítica.

Dou Anciana leyendo un libro

9- ANCIANA LEYENDO UNA BIBLIA de Gerrit Dou: Si Hooch tuvo la «desgracia» de convivir con el genio de Vermeer, a Dou le tocó la china de Rembrandt. Exquisito y finísimo cuadro que nos recuerda al mejor Rembrandt. Minuciosa mirada de la anciana al leer un pasaje bíblico, de donde, por su fijación, se puede extraer que padecía de astigmatismo. Magistral tratamiento de la luz, con un claroscuro perfectamente resuelto. La minuciosidad del artista se aprecia bien en el sutil detallismo tanto en el tocado como en el forro del abrigo. Obra íntima de gran riqueza y recurso técnico.

Van Gogh Autorretrato con sombrero de fieltro

10- AUTORRETRATO CON SOMBRERO DE FIELTRO de Van Gogh: Voy a ser sincero: Van Gogh no es un pintor que desate mis simpatías, pero creo justa su inclusión en este apartado. Enorme masa pictórica y nervioso trazo. Gran sentido de la mezcla cromática en el desarrollo del rostro, con un inmejorable tono pardo de bigote y barba. Extraordinario y muy arriesgado sombreado, con ciertos toques de escondido lirismo. El tono gris azulado del fondo, añadido a la curvatura compositiva, delata el estado maníaco depresivo del autor. La mirada sugiere ruptura, catarsis, vacío existencial, incomprensión… En definitiva, uno de los mejores autorretratos de Van Gogh. Magnífica plasticidad global.