Museo Metropolitan 

Pinturas inolvidables, Museo Metropolitan

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Bueno, yo no sé si esa catástrofe cósmica que dio pie a esta serie de comentarios era más bien referida a la actual crisis económica que padecemos. Lo cierto es que me encuentro en Nueva York con la trascendental tarea de salvaguardar las diez mejores obras pictóricas del Museo Metropolitano, trabajo nada sencillo, por cierto. Ya tenemos lo mejor de El Prado, del Louvre, de la Galería dei Uffizi, de la National Gallery, del Rijksmuseum, del Orsay…

Y ahora nos toca esta sensacional pinacoteca americana. Mi madrina, Amalia, debe estar un poco enfadada por mi silencio en estos dos meses de búsqueda pictórica pero, en mi descargo, he de comentar que me he visto agobiado para decidirme por los diez mejores cuadros dentro de una extensa y variadísima lista como es esta a la que hoy viajamos. No acabo de terminar esta nota y ya estoy recibiendo peticiones de la Alte Pinakhotek de Munich, del Kunsthistorisches vienés, del Ermitage ruso…

No sé cómo voy a ser capaz de hacerlo pero no dudéis en que por aquí aparecerán esas listas. Seguro. Bueno, a ver si os gusta mi selección de hoy.

1- LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES de Mantegna

1- LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES de Mantegna

Gran colorido y escultórica concepción de las figuras, con posible influencia de Donatello. El cuadro adquiere una gran profundidad por el fondo paisajístico.

Los rostros un tanto estrafalarios de los pastores delatan un período de formación del autor, aunque ya se advierte su gusto por la perspectiva en la arriesgada colocación del niño. Se advierten también influencias de Piero Della Francesca, sobre todo en la amplitud del paisaje.

2- VISTA DE TOLEDO de El Greco

2- VISTA DE TOLEDO de El Greco

Uno de los escasos paisajes de la pintura española de la época. La ciudad se encuentra amenazada por unas inquietantes nubes tormentosas y el atrevimiento de El Greco con la utilización de los verdes es del todo arriesgado. El dramatismo de la pintura acentúa la imagen de una ciudad por entonces imperial.

Quizás el autor haya intentado recoger un cierto misticismo acorde con su personalidad creativa.

El contraste entre el cielo, con bellísimos contrapuntos de luz, y el tono insólitamente verde de la ciudad está magistralmente concebido. Para mí, una de las mejores obras de El Greco.

3- RETRATO DE JUAN DE PAREJA de Velázquez

3- RETRATO DE JUAN DE PAREJA de Velázquez

Magnífico retrato del pintor sevillano donde lo que se destaca es la poderosa mirada del retratado. Velázquez, grandioso psicólogo, capta perfectamente el gesto altivo de quién fue un esclavo árabe manumitido por el propio artista. Resulta casi increíble ver cómo Velázquez es capaz de dotar al cuadro de un genial cromatismo basándose tan solo en la utilización de gamas de colores.

El juego de luces y sombras en el rostro del retratado es verdaderamente sensacional, propio de un maestro insuperable como lo es Velázquez. Las pinceladas sueltas anuncian el futuro impresionismo.

4- LA BUENAVENTURA de Georges de la Tour

4- LA BUENAVENTURA de Georges de la Tour

Lo que más poderosamente llama a la atención en esta pintura es el mudo diálogo psicológico que se establece entre sus personajes. Un joven rico mira altivamente a una gitana que lo está engañando ante la cómplice mirada de unas acompañantes que le están robando la cartera, como quién dice.

El dibujo es verdaderamente sensacional y los trazos de las zíngaras que aparecen tras el noble son de una belleza incomparable. La escena es lo único que importa, por ello el autor prescinde de cualquier fondo que pueda desviar la atención del episodio. Un cuadro estupendo, donde parecen escucharse los diálogos que se están dando.

5- LA ALEGRE COMITIVA de Franz Hals

5- LA ALEGRE COMITIVA de Franz Hals

Pocas veces podremos ver retratada una escena tabernaria tan llena de simbolismo como la que el maestro holandés nos ofrece en este divertido lienzo. Observad la ristra de salchichas que a modo de collar rodea el cuello del personaje barbudo del primer plano, cuyas tonalidades rosáceas y bermellones delatan un excesivo consumo de vino.

La alegre mirada de la dama, dirigiendo su visión hacia el personaje situado por encima, denota un flirteo característico de ambientes más que sospechosos. La ironía preside esta pequeña obra maestra de un pintor fabuloso como lo fue Franz Hals.

6- LA JOVEN DORMIDA de Jan Vermeer

6- LA JOVEN DORMIDA de Jan Vermeer

De rodillas, que estamos ante una obra maestra de uno de los mayores genios de la pintura de todos los tiempos. No se puede pedir mayor poesía e intimidad a un cuadro, reflejando una acción tan cotidiana como la de echarse una siestecilla. Lo más asombroso de esta pintura es el juego de iluminaciones. Por un lado, vemos una puerta entreabierta que deja pasar algo de luz y que concede cierta profundidad al cuadro.

Por el otro, vemos que el rostro de la joven se encuentra radiantemente iluminado por una luz que procede de la derecha. La composición sitúa todos los diferentes elementos de forma paralela al espectador y hay quien afirma que se trata de una alegoría sobre la embriaguez femenina ocasionada por posibles episodios de adulterio. Da igual, el cuadro es precioso y me lo llevo directamente a mi casa.

7- ARISTÓTELES CONTEMPLANDO EL BUSTO DE HOMERO de Rembrandt

7- ARISTÓTELES CONTEMPLANDO EL BUSTO DE HOMERO de Rembrandt

No parece probable que el filósofo Aristóteles vistiese de esa guisa, con capa, cinta aristocrática y tocado de elegante sombrero. Rembrandt es el gran maestro de las gradaciones cromáticas y así se pone de manifiesto en este bellísimo cuadro. Además, parece como si el busto homérico tuviese vida interior, reflejando una expresión que intenta mentalmente dialogar con el anacrónicamente vestido filósofo.

Una luz misteriosa baña todo el lienzo y consigue crear una atmósfera de inquietante intimidad. En el rostro de Aristóteles se descubren todos los colores y gamas posibles de una paleta. Genial obra.

8- WASHIGTON CRUZANDO EL DELAWARE de Emanuel Leutze

8- WASHIGTON CRUZANDO EL DELAWARE de Emanuel Leutze

Monumental cuadro que representa un trascendental episodio de la independencia norteamericana. De proporciones colosales, la figura de Washington se yergue con nobleza en el centro de la escena. Lo más curioso del cuadro es que los modelos elegidos son norteamericanos que estudiaban en Düsserldorf.

El cuadro original fue destruido durante el bombardeo aliado de Bremen y esta versión es una copia de 1851. Se advierte una clara influencia del neoclasicismo de David en su factura. La luz de alborada ayuda a remarcar la grandiosidad tanto del cuadro como de la escena.

9- DOS MUJERES TAHITIANAS de Gauguin

9- DOS MUJERES TAHITIANAS de Gauguin

De lo mejor de Gauguin, sin duda alguna. El realismo y la naturalidad de la escena reflejan un momento de especial felicidad en la vida del artista. Los rostros de las muchachas están primorosamente dibujados y el escorzo de la mujer de la derecha nos conduce a un perfecto contraste entre el radiante tono de la rodaja de sandía y el color tostado de la piel de las mujeres.

La gama cromática utilizada en la composición revela un absoluto dominio del artista en ese campo. La tierna mirada de la joven situada a la izquierda es de lo más grandioso jamás pintado por un pintor amante de lo femenino como pocos. Con vuestro permiso, me llevo también este lienzo a mi casa.

10- SEÑORA TOMANDO EL TÉ de Mary Stevenson Cassatt

10- SEÑORA TOMANDO EL TÉ de Mary Stevenson Cassatt

El cuadro nos muestra una situación casi superficial y cotidiana, pero con un punto de tensión dramática tanto psicológica como emocional. La obra refleja un minucioso uso de la línea y el color inspirado en el gusto de la artista por el grabado japonés.

La pintura fue encargo de la hija de la retratada y se disgustó enormemente por la representación tan humanamente realista de su madre. Por ello, el cuadro fue conservado por su autora en su colección privada hasta que finalmente lo donó en 1932 al Metropolitan.

Particularmente, me parece un retrato prodigioso.