mapapirireis

A pesar de los relatos que regularmente han ido configurando esta sección, FOR YOUR EYES ONLY, y que suelen versar sobre aspectos y situaciones que a menudo se escapan del conocimiento más científico posible (Sueños premonitorios, encuentros con seres supuestamente extraterrestres, contactos e intervenciones directas con individuos pertenecientes a un hipotético Más Allá, etc…) he de confesar mi absoluto escepticismo ante tales extrañas vivencias aunque ello no significa necesariamente que ponga en duda la veracidad de quienes dicen haber protagonizado dichos relatos, cuanto menos, incomprensibles desde un punto de vista estrictamente racional. Es más, en esta sección sólo he insertado aquellas narraciones en las que he podido comprobar la absoluta fidelidad argumental de quienes han sido los actores de alguna vivencia circunstancialmente enigmática. Mi método para verificar tales narraciones es bien sencillo: Finjo no acordarme de una primera — o segunda — versión ya narrada del episodio en cuestión y trato de encontrar contradicciones en la nueva exposición de los hechos. Hasta el presente, en todas las historias aquí comentadas no he sido capaz de descubrir alteraciones relevantes que sugieran una alevosa invención por parte de sus protagonistas. Desgraciadamente, sólo un escaso porcentaje de todo aquello que ha llegado a mis oídos pasa este simple y recurrente filtro. Algún día compondré un resumen de todas las barbaridades que he escuchado (Sobre todo en mis tiempos de empleado del bar) y estoy seguro que nos harán pasar un rato más que divertido.

 Como decía anteriormente, no soy muy dado a creer en todos esos fenómenos aparentemente paranormales que muchos de mis conocidos juran haber experimentado en alguna ocasión. Quizás sea porque nunca he vivido ningún tipo de esas extrañas situaciones en primera persona, salvando la excepción de una noche en la que me encontré dialogando con Van Gogh y que ya comentaré, el caso es que los temas de espíritus, ovnis, apariciones misteriosas y demás no me causan mayor interés que el de la simple curiosidad. Otro asunto, bien distinto, son los llamados enigmas históricos, faceta de la que reconozco ser muy aficionado, sobre todo de aquellos en los que se produce un evidente anacronismo histórico o científico. Muchos casos me han llamado la atención, como el de los Dogon de Mali, las líneas de Nazca o las pinturas de Tassili. Pero existe uno en concreto que por más que he intentado obtener una explicación racional hasta ahora del mismo me ha sido del todo imposible. Me refiero al enigma del Mapa de Piri Reis. Quizás alguno sepa ya la historia pero, para quién desconozca de qué va este episodio, intentaré hacer un breve resumen.

 En noviembre de 1929 los empleados del Palacio de Topkapi, en Estambul, se encontraban realizando unas tareas de inventariado cuando descubrieron un pequeño cofre del que no se tenía constancia y cuyo interior albergaba una serie de pergaminos inéditos. Dichos pergaminos estaban confeccionados en piel de gacela y según las inscripciones que figuraban en los mismos fueron elaborados en 1513 por Piri Reis, un reconocido almirante de la flota turca. En dichos pergaminos se encuentran representados el Océano Atlántico, la parte occidental de Europa y la oriental del continente americano, incluso con detalles de la Antártida y de la zona ártica del actual Canadá. ¿Cómo es posible que en 1513 alguien pudiera tener una visión tan aproximada de las zonas polares del continente americano? La paradoja es aún mayor si se observa que en uno de los escritos de Piri Reis se afirma que dichos mapas, con representaciones de tierras hasta entonces desconocidas, tenían su fuente en «Los Antiguos Reyes del Mar», enigmática declaración que ha dado paso a todo un torrente de especulaciones. Por si no fuera poco, en los mapas se encontraban representados toda una serie de accidentes geográficos como ríos, montañas, etc, así como los perfiles de las costas europeas, africanas, americanas, árticas y antárticas. Las autoridades turcas solicitaron los servicios del especialista alemán Paul Kahle y sus conclusiones fueron presentadas dos años después, en 1931, durante el XVIII Congreso de Estudios Orientales celebrado en Leyden. Lamentablemente, las investigaciones pasaron inadvertidas y no fue hasta 1953 cuando este enigmático asunto vuelve a cobrar fuerza como consecuencia de unas copias del mapa que se hicieron llegar a la Marina estadounidense como regalo de la flota naval turca. La Navy los sometió al estudio del eminente cartógrafo naval Arlington Mallery quién, al ir desmenuzando los detalles, observó con estupor como los accidentes geográficos del mapa encajaban del todo con los auténticos aunque, si bien, desplazados de sus correctas posiciones. Al profundizar en las investigaciones, Mallery descubrió como aquel error de localización, del todo justificable, parecía no obstante obedecer a una desconocida ley matemática. Junto con otro cartógrafo de la Sección Hidrográfica de los EEUU, Walters, somete el mapa a la proyección de Mercator, una de las técnicas de representación más habituales de la época. Los resultados son del todo sorprendentes:

– El mapa parece tener unas líneas de rumbo parecidas a los actuales meridianos terrestres
– El mapa mostraba el actual estrecho de Drake que separa el cono sur americano con la Antártida como una mera prolongación terrestre a modo de lengua de tierra. Curiosamente, al cotejar el mapa con las modernas fotografías en infrarrojo que permiten revelar el perfil submarino de dicha región, se aprecia que ambos continentes estaban unidos por dicho puente de tierra, de forma casi idéntica a la reflejada por el mapa, hasta hace unos 11.000 años, durante la última glaciación.
– En el mapa de Piri Reis la Antártida aparece reflejada sin la capa de hielo pero sus contornos y valles coinciden plenamente con lo descubierto hoy bajo una capa de hielo de aproximadamente dos kilómetros de espesor.
– La península de Palmer y la llamada Tierra de Maud aparecen reflejadas en el mapa con nitidez. Fueron descubiertas realmente por una expedición británico-escandinava en 1952.
– La zona occidental de Cuba aparece en el mapa turco configurada por una serie de islotes. Charles Hapgood intentó demostrar que esa zona, efectivamente, llegó a estar sumergida en tiempos remotos, teoría muy contestada por la comunidad científica, pero en absoluto refutada.
– El mapa presenta las Islas Vírgenes dobladas: McIntosh afirma que ello es debido a que Piri Reis las tomó de dos mapas distintos sin advertir que eran el mismo archipiélago.
– De los Andes surgen tres grandes ríos que se corresponden con el Amazonas, el Orinoco y el Río de la Plata.

Todo lo anteriormente expuesto da paso a una serie de conjeturas que, con independencia de su mayor o menor credibilidad, resumimos a continuación:

– Dada la certeza con la que Colón emprende su expedición a «Las Indias» y de acuerdo con los últimos estudios publicados al respecto, es muy probable que el almirante genovés hubiese tenido acceso a unos mapas inéditos de los supervivientes de un intento de expedición hacia el Oeste del Atlántico durante su estancia en la isla portuguesa de Porto Santo (Archipiélago de Madeira). Algunas fuentes hablan de la extraña presencia de hombres «casi blancos, cruzados» en las Antillas Mayores en el momento previo en que Colón hizo su aparición por estas tierras. Cada día que pasa toma más fuerza la teoría de que Colón sabía perfectamente la ruta a seguir para dar con tierra allende el Atlántico. A todo esto, hemos de tener en cuenta que en 1501 Kemal Reis, tío de Piri y a la sazón capitán de la flota otomana, captura cerca de las costas españolas un convoy de naves y descubre que uno de sus tripulantes había viajado con Colón y poseía un mapa dibujado por el mismo.
– El hecho de que se muestre la Antártida sin hielo y con valles… ¿Podría ser una herencia remota de la mítica Atlántida que Platón juzgó arrasada «en el transcurso de un día y una noche» hace 11.000 años?
– La descripción de algunos lugares del mapa sólo ha podido ser posteriormente confirmada por medio de la aviación. La pregunta surge por sí sola: ¿Las líneas de Nazca en Perú, la curiosísima similar latitud de las pirámides aztecas y las egipcias, el mapa de Piri Reis…Llegó el hombre a dominar los cielos en la Antigüedad remota?

Obviamente, muchas de las tesis aquí expuestas han sido recibidas con cierto escepticismo por parte de la comunidad científica pero es obligado decir que la refutación de las mismas no aclara, ni mucho menos, los principales enigmas que se derivan del mapa de Piri Reis. Por mi parte, agradecería cualquier opinión al respecto que sirviera tanto para despejar las dudas como para añadirlas. Queda abierta esta página para quién así lo desee.