Llegar a ser una figura reverenciada de la dirección orquestal no es una cuestión en absoluto fácil. Muchos correctos, pero igualmente desconocidos para el gran público, maestros de la batuta hubieron simplemente de conformarse con un puesto de Kapellmeister en algún teatro provincial alemán durante largos períodos de tiempo. Si bien algunos de ellos, los más afortunados, lograron dar el necesario salto cualitativo hacia otros escenarios de mayor renombre u orquestas de postín, al resto sólo le quedó la alternativa de dedicarse a una de las labores más oscuras de la dirección orquestal en aquellos tiempos, el acompañamiento. Con el tiempo, la figura del director-acompañante pasó de situarse en un injusto segundo plano a mostrarse como una de las mayores especialidades de la dirección orquestal. No todos los directores servían para un correcto acompañamiento orquestal y los grandes maestros de antaño tampoco estaban dispuestos a compartir su protagonismo con emergentes solistas que aún estaban en camino de adquirir la condición de estrellas de la interpretación. Ferdinand Leitner nunca se destacó especialmente por ocupar un espacio relevante en el panorama de la dirección orquestal de su tiempo. Sin embargo, algunas de sus grabaciones discográficas acompañando a figuras en ciernes, como en el caso del pianista Wilhelm Kempff, han pasado a la posteridad por su buen hacer y su excelente sentido de la solidaridad interpretativa.

Ferdinand Leitner nació el 4 de marzo de 1912 en Berlín, Alemania, y a los catorce años ingresó en la Hochschule für Musik de Berlín para estudiar composición con Franz Schreker y dirección con Julius Prüwer, este último alumno directo de Brahms y de Hans Richter. Durante su período de formación, Leitner también tuvo contactos con Karl Muck y Artur Schnabel. Graduado de sus estudios en 1935, Leitner comenzó entonces su carrera profesional como acompañante de cantantes y solistas de renombre, como el violinista Georg Kulemkampff y el violoncelista Ludwig Hoelscher. Ese mismo año, Fritz Busch lo reclutó para ser su asistente en el Festival de Glyndebourne aunque su primer contrato como director principal no le llegó hasta 1943, año en que fue designado director del Teatro Nollendorfplatz de Berlín (actual Neues Schauspielhaus) hasta la destrucción del edificio en 1945 como consecuencia de los bombardeos aliados. Habiendo eludido el proceso de desnazificación por las pocas simpatías que despertó desde siempre en las altas jerarquías nazis, Leitner comenzó una larga andadura artística tras la finalización de la guerra que le llevó a dirigir en la Ópera Estatal de Hamburgo (1945-1946), en la Ópera del Estado de Baviera (1946-1947), y en la Ópera Estatal de Stuttgart, cargo en el que permaneció hasta 1969 y en donde se mostró como un abanderado de las más modernas óperas del repertorio gracias a una intensa colaboración con el productor Günther Rennert. Paralelamente, entre 1947 y 1951, Leitner ejerció como director musical de las Semanas de Bach en Ansbach y llegó a estrenar en Venecia la ópera The Rake´s Progress de Stravinski en 1951. En la temporada de 1956, y tras el fallecimiento de Erich Kleiber, Leitner pasó a ocuparse del repertorio alemán en el Teatro Colón de Buenos Aires.

En 1969, y una vez que hubo abandonado su cargo como director de la Ópera de Stuttgart, Leitner pasó a ejercer como director musical de la Ópera de Zurich hasta que en 1984 fue relevado por Ralf Weikert. En 1976, Leitner pasó a ocuparse también de la dirección de la Orquesta de la Residencia de La Haya, relevando a Jean Martinon, y permaneciendo en el cargo hasta 1980, año en que fue sustituido por Hans Vonk. Durante la década de los ochenta, Leitner centró la mayor parte de su actividad como director invitado de numerosas orquestas de radio alemanas y mantuvo un estrecho vínculo con la Orquesta del Concertgebouw y con la Orquesta Filarmónica de Rotterdam. También fue invitado a dirigir ópera en Chicago, Munich y Hamburgo. Ya en 1988, Leitner fue nombrado principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de la RAI de Turín durante un par de años, alternando esta labor con la docencia impartida en la Academia Chiggiana de Siena. Finalmente, Leitner falleció el 3 de junio de 1996 en su domicilio de Forch, cerca de Zurich, a los 84 años de edad.

Sin llegar a ser nunca un director de primera fila en el panorama musical, Ferdinand Leitner tuvo un destacado papel en el desarrollo del catálogo de Deutsche Grammophon tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Con esta firma llegó a realizar un extensa producción discográfica de más de 300 títulos de los que apenas un puñado de ellos han sobrevivido en el catálogo general de dicha firma. Director correctísimo y de gran experiencia, Leitner no se destacó precisamente por la sutileza sonora sino que más bien, y en sintonía con la tradición de los Kapellmeister, se ocupó de que todo encajara en su sitio en la construcción orquestal. Leitner nunca fue poseedor de una técnica precisa de batuta y muchas de sus lecturas sinfónicas adolecieron de una exasperante lentitud, circunstancia que determinó el dudoso calificativo de director aburrido para un amplio sector de la crítica. Sin embargo, Leitner ofreció lo mejor de sí mismo en el tradicional repertorio operístico alemán, desde Mozart hasta Richard Strauss pasando por Wagner, y de manera especial en las obras de los autores alemanes de principios del siglo XX, como Orff y Hartmann. También se reveló como uno de los directores acompañantes más solicitados por los solistas de renombre. Asiduo visitante de España, quien esto escribe tuvo la oportunidad de asistir a un concierto de Leitner al frente de la Orquesta Sinfónica de RTVE en el Teatro Real de Madrid allá por 1987. La consideración unánime de todos los que asistimos a ese concierto fue la de que Leitner era el típico y tradicional Kapellmeister, con todo lo positivo y negativo que conlleva dicha afirmación.

De entre la producción discográfica debida a Ferdinand Leitner podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): los 5 Conciertos para piano de Beethoven, junto a Wilhelm Kempff y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (DG 427237); Concierto para violín nº1 de Bruch, junto a Wofgang Schneiderhan y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Bamberg (PROFIL 4062); Ave Maria de Bach-Gounod dirigiendo la Staatskapelle Dresden (vídeo de referencia desconocida); Giulio Cesare de Haendel, junto a Ludwig, Wunderlich, Popp y Kohn, y dirigiendo la Filarmónica de Munich (ORFEO D´OR 351943); Sinfonía nº3 de Hartmann dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara (WERGO 60187); selección de Sinfonías de Haydn dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara (PROFIL 4051); Zar und Zimmermann de Lortzing, junto a Gunter, Pfeifle, Ludwig y Neidlinger, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Stuttgart (DG 449381); selección de Conciertos para piano de Mozart, junto a Wilhelm Kempff y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Bamberg (DG 457759); selección de Serenatas y Divertimentos de Mozart dirigiendo el Colegio de Música de Cámara de Stuttgart (INTERCORD 820504); fragmentos de Las alegres comadres de Windsor de Nicolai dirigiendo la Filarmónica de Munich (PREISER 89698); fragmentos de Aida de Verdi, junto a Christel Goltz y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Stuttgart (PREISER 90123); Tristán e Isolda de Wagner, junto a Vinay, Mödl, Malaniuj y Greindl, y dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (PONTO 1004); y, finalmente, fragmentos de El cazador furtivo de Von Weber, junto a Gundula Janowitz y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Berlín (PREISER 93461). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.