Fidelio

* Singspiel en dos actos (Fidelio oder die eheliche Liebe / Fidelio o el amor conyugal)
* Libreto de Joseph von Sonneleithner (Revisado por Frederich Treitschke)
* Estrenada en su versión definitiva en Viena el 23 de mayo de 1814
* Lugar de la acción: Una fortaleza cercana a Sevilla, siglo XVI
* FIGURACIÓN:
– LEONORA, esposa de Florestán – Soprano dramática
– FLORESTÁN, su noble esposo – Tenor dramático
– ROCCO, carcelero – Bajo
– DON PIZARRO, gobernador de la fortaleza – Bajo o barítono
– MARCELINA, hija de Rocco – Soprano
– JACQUINO, ayudante de Rocco – Tenor ligero
– DON FERNANDO, ministro del rey – bajo
– SOLDADOS, PRISIONEROS

 La relación de Beethoven con el mundo de la ópera fue del todo compleja y el propio artista manifestó en repetidas ocasiones su desprecio por los convencionalismos líricos de las última décadas del siglo XVIII, especialmente por Don Giovanni o Las bodas de Fígaro, óperas mozartianas cuyas temáticas Beethoven consideraba repelentes. Cuando — doce años después de estrenarse La flauta mágica — Beethoven recibe el encargo de escribir una ópera para el Teatro An der Wien, su experiencia como operista era más bien nula. La única aventura en la que había participado el sordo de Bonn era la frustrada El fuego de Vesta, ópera en la que había colaborado con el famoso libretista Emmanuel Schikaneder (El mismo que compuso el libreto de La flauta mágica) y de la que sólo llegó a terminar el primer acto. Lo que poca gente sabe es que Beethoven, a lo largo de su andadura, intentó trasladar a escena el Macbeth de Shakespeare, el Fausto de Goethe o el Kenilworth de Scott.

 El argumento de Fidelio fue elegido por el propio compositor y por a la sazón el director del teatro An der Wien, Joseph von Sonneleithner, quien tradujo al alemán Léonore ou L´amour conjugal de Jean-Nicolas Bouilly, adaptando el texto de dicho drama para el teatro lírico. Beethoven admiraba especialmente el texto de Bouilly porque albergaba componentes del ideario revolucionario francés. Sin embargo, el proceso de composición de esta ópera fue largo y complejo, con numerosos episodios de desánimo y desesperación que provocaban el momentáneo abandono de dicha escritura. La primera versión, dada a conocer con el título de Leonora, fue concebida entre mediados de1803 y 1805, estrenándose el 20 de noviembre de ese año. El teatro An der Wien estaba prácticamente vacío ya que eran los primeros días de la ocupación napoleónica y muchos intelectuales y miembros importantes de la sociedad vienesa habían abandonado la ciudad. Tras la tercera función, la obra cayó del cartel y Beethoven, enojado por el fracaso, jura no volver a escribir una nueva ópera jamás. Sin embargo, a sugerencia de sus amigos y en especial de la princesa Lichnowsky, el músico de Bonn retomará su partitura y reducirá los tres iniciales actos a sólo dos. La segunda versión de la ópera, aún titulada Leonora, se da a conocer en Viena el 29 de marzo de 1806, recibiendo una más calurosa acogida que antaño aunque empero dejó insatisfecho a Beethoven, quien instó a retirar la ópera luego de tan sólo dos representaciones. Ocho años después, en 1814, Beethoven regresa de nuevo a «su Leonora» e introduce nuevas modificaciones en el libreto, a instancias de Friedrich Treitschke, y en la propia partitura. La representación definitiva de la ópera, ahora ya sí bajo el nombre de Fidelio, se produce el 23 de mayo de 1814 en el teatro Am Kärntnertor bajo la dirección del propio compositor y, por fin, la ópera alcanza el éxito merecido.

 Para muchos especialistas, el tratamiento que tradicionalmente ha recibido Fidelio — obra considerada de calidad muy inferior a la de las grandes creaciones beethovenianas de sus últimos años — ha sido tan expeditivo como manifiestamente injusto. Pese a todo, las críticas negativas sólo pueden ir referidas a ciertas escenas introductorias por las que Beethoven siente una menor motivación, algo que el compositor es incapaz de disimular. Es por esta razón por la que algunos comentaristas afirman que la ópera comienza verdaderamente con el aria de Leonora. Y esto no hace sino abundar en la impresión de que el auténtico protagonista de esta ópera no es ni Florestán ni Leonora, sino el impulso libertario propagado por los ideólogos de la Revolución Francesa. Efectivamente, Fidelio supone uno de los más bellos y conmovedores cantos a la libertad que haya conocido la historia de la música y, para su autor, era su obra más querida luego de «un parto lleno de penas y dolores».

 La influencia de Cherubini en Fidelio es fácilmente reconocible (Beethoven llegó incluso a anotar en la partitura ciertos pasajes de composiciones de Cherubini) y en la actualidad existen hasta cuatro distintas oberturas para la ópera, las conocidas como Leonora I, Leonora II, Leonora III y Fidelio, propiamente dicha. Las dos últimas son las mejores y fueron escritas para su última reposición. Actualmente se suele interpretar la propia de Fidelio o Leonora III según criterios del director musical. Hoy en día, Fidelio es una de las óperas más difíciles de todo el repertorio no ya sólo por la calidad de los intérpretes que exige, sino porque precisa de una orquesta y de unos intérpretes capaces de plasmar todo el entramado sinfónico de su partitura, muy alejado de las obras acostumbradas del género. Es precisamente esta concepción sinfónica beethoveniana la que sitúa a esta ópera, a pesar de no ser perfecta, a la altura de las grandes obras de Mozart, Wagner, Verdi o Strauss. Pero, además, Fidelio deja entrever un sentido precursor del desarrollo de la gran ópera alemana al que llegará Wagner.

DESARROLLO ARGUMENTAL

ACTO I: Patio de la fortaleza. Tras la Obertura, Marcelina, asediada por Jacquino, le dice que no piensa casarse con él ya que prefiere a Fidelio, joven que desde hace meses ayuda a Rocco en las tareas de la prisión. Cuando la muchacha se queda sola piensa en lo feliz que será cuando se case con Fidelio. Entra Rocco; al poco rato entra Fidelio — quien no es otra persona que Leonora disfrazada de hombre — de regreso del taller del herrero cargado de cadenas. Marcelina corre a ayudarle bajo la mirada complacida de su padre que ve con buenos ojos en enlace de su hija con el joven, mientras Jacquino refunfuña. Rocco le promete a Fidelio pedirle permiso al gobernador de la cárcel para celebrar la boda y, a continuación, explica su filosofía de la vida: El dinero lo compra todo y ante ello no hay que tener ningún miramiento. Fidelio se interesa por el estado en que se encuentra un prisionero, Florestán, quien lleva más de dos años preso y al que se ha dado por muerto, y se ofrece a llevarle la comida, pero Rocco no se atreve a contravenir las estrictas órdenes del gobernador — enemigo acérrimo del encarcelado — quien incluso ha ordenado que se le reduzca la ración de alimentos. De todas formas, Fidelio insiste en ayudarle a dar las provisiones a los presos y Rocco le aconseja que se prepare a recibir una fuerte impresión, mientras Marcelina se siente orgullosa de su valentía. Al son de una marcha aparece don Pizarro, leyendo los últimos despachos. En uno, un confidente le comunica la próxima llegada de don Fernando, ministro del rey, el cual ha oído de los malos tratos a los que el alcaide somete a los prisioneros, queriendo comprobar la verdad. Esta visita le dará al gobernador la ocasión que buscaba para deshacerse de Florestán. Tras ordenar a un soldado que vigile el camino por el que llegan los visitantes — conminándole a que suene una trompeta cuando los vea acercarse — trata de comprar a Rocco para que asesine a Florestán. Cuando el carcelero se niega, decide él mismo llevar a cabo dicha villanía. En este caso, el carcelero accede sólo a cavar la tumba del prisionero. Fidelio, que ha escuchado toda la conversación escondido, da rienda suelta a su ira aunque espera, a pesar de todo, salvar al prisionero, con quien volvería a vivir felizmente, ya que se trata de su esposo. Por intercesión de Fidelio y debido a que es el cumpleaños del rey, Rocco deja que los prisioneros salgan un momento a tomar el sol. (Uno de los momentos más memorables de toda la ópera, un canto inmortal a la libertad). Fidelio, al ver que Rocco regresa de hablar con el gobernador, le pregunta si le pidió permiso para su boda; Rocco responde que no ha habido ni oposición a tal cosa ni a que le acompañe a los calabozos. Cuando don Pizarro se da cuenta de que los prisioneros han salido al patio acusa a Rocco de desobediencia. Mientras éste se disculpa, Fidelio, Marcelina y Jacquino los vuelven a encerrar en los calabozos.

ACTO II. CUADRO I: Calabozo de Florestán. Un desfallecido prisionero medita sobre el terrible destino de su vida, aunque aún le queda un rayo de esperanza de obtener la libertad y reunirse con su amada Leonora. Luego cae desmayado en un rincón oscuro. Entran Fidelio y Rocco con el propósito de cavar la tumba. El muchacho cree de pronto reconocer a Florestán y le pide permiso a Rocco para alimentarle. Sus sospechas se ven confirmadas aunque el prisionero, en su debilidad, sólo se limita a agradecerle su bondad, al tiempo que Rocco piensa que el pobre no sobrevivirá por mucho tiempo. Entra don Pizarro dispuesto a matar a Florestán pero Fidelio se interpone en su camino. Sacando una pistola y amenazando al gobernador, deja de hacerse pasar por hombre. Suena una trompeta: El ministro del rey ha llegado. Mientras don Pizarro huye, seguido de Rocco, los esposos se reconocen y cantan su alegría, en otro de los fragmentos más portentosos de la ópera.

ACTO II. CUADRO II: Plaza de armas de la fortaleza. Mientras los prisioneros son liberados y salen a la luz, don Fernando reconoce a su amigo Florestán, a quien creía muerto, y manda apresar a don Pizarro, quien intenta echar la culpa a Rocco sin conseguirlo. Marcelino llora su desilusión, ya que Fidelio es en realidad una mujer, mientras todos cantan las virtudes de Leonora.

VERSIONES RECOMENDADAS

– Ludwig, Vickers, Berry, Frick. Coro y Orquesta Philharmonia. Otto Klemperer. EMI
– Mödl, Windgassen, Edelmann, Frick. Coro y Orquesta de la Ópera de Viena. Wilhelm Furtwängler. EMI
– Flagstad, Patzak, Schoeffler, Greindl. Coro y Orquesta de la Ópera de Viena. Wilhelm Furtwängler. ORFEO
– Voigt, Heppner, Hoelle, Norberg-Schulz. Coro y Orquesta de la Radiodifusión Bávara. Sir Colin Davis. RCA-BMG
– Dernesch, Vickers, Kelemen, Ridderbusch. Coro de la Ópera Alemana y Filarmónica de Berlín. Herbert von Karajan. EMI
– Rysanek, Haefliger, Fischer-Dieskau, Frick. Coro y Orquesta de la Radiodifusión Bávara. Ferenc Fricsay. DG
– Margiono, Seiffert, Bonney, Skovhus. Coro Arnold Schönberg y Orquesta de Cámara de Europa. Nikolaus Harnoncourt. TELDEC