En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la célebre aria Stizzoso, mio stizzoso correspondiente a la ópera La serva padrona del compositor Giovanni Battista Pergolesi. La versión del vídeo se corresponde a una interpretación de la soprano Patrizia Biccire junto a La Petite Bande dirigida por Sigiswald Kuijken. Esta grabación se encuentra disponible en el sello ACCENT (Ref 10123). Gracias a su peculiar magnetismo, esta aria ha alcanzado una enorme popularidad y el propio Mozart sintió un enorme cariño hacia la misma. La serva padrona es una breve ópera bufa que fue estrenada como intermezzo entre los actos de otra obra del mismo compositor, Il prigioner superbo, el 28 de agosto de 1733 en el Teatro de San Bartolomeo de Nápoles. En los últimos años del siglo XVII las escenas cómicas de las óperas fueron drásticamente eliminadas con el fin de que el género recobrara su original trascendencia. Como reacción a ello surgió la opera buffa, primeramente a modo de entremés en representaciones de óperas serias y más tarde constituyendo un género autónomo. En este aspecto, La serva padrona de Pergolesi desempeñó un papel de absoluta relevancia. Con libreto de Gennaro Antonio Federico, el compositor napolitano contó con unos medios reducidos — sólo dos cantantes y una pequeña orquesta de cuerda y continuo — para componer una pequeña obra maestra que destaca por su música contagiosa, feliz y chispeante en donde las arias se van sucediendo sin respiro para ilustrar las distintas situaciones cómicas a las que son sometidos los protagonistas. Esta ópera desencadenó la llamada guerra de los bufones en París que enfrentó a los partidarios de las escuelas italiana y francesa, teniendo al poeta Metastasio como uno de sus más ardientes defensores.

 En el último tramo del siglo XVII Venecia cedió la capitalidad operística a la ciudad de Nápoles y la denominada Escuela Napolitana va a ejercer desde ese momento una enorme influencia en la música teatral europea durante más de un siglo. Si bien Francesco Provenzale (1624-1704) fue su fundador además de introducir las bases de la opera buffa, el primer compositor que en cierta medida definió los parámetros exactos del estilo napolitano fue Alessandro Scarlatti (1660-1725), cuyo estilo fue evolucionando a partir de las normas venecianas para dar forma a un nuevo concepto que será el santo y seña de la Escuela Napolitana. Scarlatti dio forma definitiva a la obertura italiana en tres tiempos, allegro-adagio-allegro, y definió el aria da capo, desgajándola por completo del recitativo y enriqueciéndola con un delicado acompañamiento instrumental. A lo largo de su vida firmó más de cien títulos y conoció el éxito en Nápoles, aunque murió casi en la pobreza y hoy en día casi se le recuerda más por haber sido el padre de Domenico Scarlatti. Junto con Alessandro Scarlatti, la otra gran figura de la Escuela Napolitana fue Giovanni Battista Pergolesi.

 Giovanni Battista Pergolesi nació en Jesi, provincia italiana de Ancona, el 4 de enero de 1710 y su apellido hace honor al pueblo de sus ancestros, Pergola, que ya empezó a utilizar su abuelo. Hijo de campesino, Pergolesi presentaba una muy débil constitución desde pequeño que además se sumaba a una deformación en una de sus piernas. Merced a la ayuda dispensada por un marqués, Pergolesi pudo estudiar violín con los profesores Mondini y Santo hasta que en 1725 ingresó en el Conservatorio de Nápoles, donde al poco tiempo fue nombrado ayudante del maestro Gaetano Greco. Como trabajo final de sus estudios, Pergolesi compuso en 1731 su primera obra de importancia, La conversión de San Guillermo de Aquitania, obra que fue interpretada en el claustro de Sant´Agnello gracias a la intervención del príncipe de Stigliano. Durante el invierno de ese mismo año, Pergolesi dio a conocer su primera ópera, Salustia, para un par de años más tarde presentar su obra maestra, La serva padrona. Esta ópera tuvo un éxito tan excepcional que durante los dos años siguientes Pergolesi dio a conocer otras obras del género aunque nunca sin alcanzar un triunfo similar. Tras una temporada en Roma, Pergolesi regresó a Nápoles para hacerse cargo de la Capilla Real en calidad de organista supernumerario. En 1735 compuso su otra obra maestra y más conocida, el Stabat Mater, para la Cofradía de los Caballeros de San Luis. Retirado en el convento de los capuchinos de Pozzuoli a causa de su precario estado de salud, Pergolesi falleció allí el 17 de marzo de 1736 cuando apenas había cumplido los veintiséis años de edad.

 La serva padrona le procuró tanta fama a Pergolesi que, después de muerto, algunos editores y empresarios avispados no tardaban en anunciar nuevos descubrimientos del compositor cada nueva temporada, tanto si se trataba de obras auténticas como si no lo eran. Por esta misma razón, hoy en día es realmente complicado cuantificar la obra verdaderamente salida de la pluma de Pergolesi, aunque se sabe con certeza que escribió 6 óperas, unas 20 piezas sacras y algo más de 40 canciones. Toda su música es realmente estupenda y Stravinski llegó a utilizar fragmentos de sus obras en Pulcinella. Por desgracia, su prematura muerte por tuberculosis puede compararse con la de otros genios musicales — Mozart, Schubert, Bizet, Gershwin, Alban Berg, Arriaga… — fallecidos bajo el común denominador de haber dejado alguna que otra obra maestra más sin componer. Nuestro humilde homenaje a la figura de este magistral compositor.