En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar el Kyrie de Misa de Notre-Dame del compositor francés Guillaume de Machaut, una obra fundamental del repertorio histórico, toda vez que esta composición es la misa cíclica más antigua que se ha conservado con movimientos escritos por un mismo músico. Efectivamente, es posible que esta Misa sea la primera de este tipo, ya que la idea de escribir un conjunto complejo de movimientos polifónicos musicalmente relacionados no cuajó hasta mediados del siglo XV, con la obra de Dufay y de sus contemporáneos. Compuesta hacia 1363, la Misa de Notre-Dame fue concebida para cantar en la misa celebrada los sábados en honor a la Virgen María en la Catedral de Reims y todos los indicios apuntan a que es más que probable que se interpretara de forma regular tras su composición debido a que determinadas copias contienen algunas enmiendas musicales. Esta obra es la primera de su género que presenta un criterio unitario y también la primera compuesta para cuatro voces.

 Si las figuras de Dante y Giotto fueron determinantes en el cambio artístico europeo del siglo XIV, su equivalencia en música es Guillaume de Machaut. Los músicos de la época van a hablar de un Ars Nova que dará nombre a toda una renovación sonora como contrapartida al Ars Antiqua y, con frecuencia, esta denominación va a ser la empleada por los músicos para referirse a toda la antigua producción del siglo XIII. Generalmente, se ha venido comentando que el Ars Nova es una determinada música polifónica que pone freno al Cantus firmus del gregoriano anterior. Realmente, el Ars Nova no es sino un nuevo concepto de la polifonía que ya había florecido con Leonin y Perotin, una especie de progresiva conquista del espacio sonoro que marcha paralela con la conquista espacial que la pintura realiza mediante el descubrimiento de la perspectiva. La expresión Ars Nova se debió al compositor y teórico Philippe de Vitry (1291-1361) quien estuvo vinculado a los maestros de Notre-Dame y ocupó puestos importantes. En su tratado Ars Nova (1322), una de las obras teóricas más trascendentes de toda la historia de la música, expone los principios de una avanzada notación mensural que hace posible, por su precisión de entonación y ritmo, una polifonía mucho más compleja, con la introducción del isorritmo que será fundamental en la nueva forma del motete. Esta nueva anotación se encontró en tratadistas tan famosos como Jean de Muris (1290-1351), autor del Ars novae Musicae y amigo y partidario de Vitry. Pese a las violentas contestaciones que debió soportar — especialmente por parte de la propia Iglesia — las innovaciones hacían hincapié en lo artístico y dejaban de lado toda la parafernalia litúrgica, aspecto en el que la anterior música tenía su objetivo para el servicio del culto y no tanto para el agrado de los fieles. Incluso en 1322, una bula del papa Juan XXII (Docta santorum patrum) trata de limitar estas novedades al mismo tiempo que las critica. Pero la revolución fue del todo imparable, afectando principalmente al ritmo que logra arrinconar los seis modos rítmicos precedentes en aras de una división en modo perfecto (Ternario=Trinidad) e imperfecto (Binario). El procedimiento llega a la coordinación de melodía y ritmo a través de un motete isorrítmico en el que un mismo modelo rítmico se desarrolla durante toda la pieza. La música deja de ser un simple soporte matemático de la palabra divina para convertirse en un arte mucho más complejo.

 Poco se sabe de la figura del que fue uno de los más grandes compositores de la historia. Al parecer, nació alrededor de 1300 y estudió en algún lugar cercano a Reims. En 1323 se une al servicio del rey bohemio Juan de Luxemburgo y también entabla contacto con el teórico y músico Philippe de Vitry. En 1330, y luego de un viaje a Lituania, es recomendado para la posición de canónigo en la catedral de Verdún, donde permanece durante un período de diez años hasta ser nombrado canónigo de la catedral de Reims. Allí compuso, en una fecha estimada de 1363, su fabulosa Misa de Notre-Dame, quizás como acción de agradecimiento al frustrado sitio inglés de dicha ciudad cuatro años antes. Ese mismo año compone además la colección de música, cartas y poemas titulada como Le voir dit. Su muerte, en 1377, provocó que muchos colegas de Europa escribieran elegías en su nombre. Machaut fue un compositor del que, afortunadamente, se han conservado la práctica totalidad de sus obras. Gran emprendedor, transmitió copias fidedignas de su música y poesía a todo el conjunto de la nobleza europea. Aparte de su Misa, Machaut produjo una abundante colección de motetes y canciones, muchos de los cuales tratan del amor cortesano. No deja de ser sorprendente que, dada su condición de religioso, la música de Machaut contenga numerosas canciones sobre el amor no correspondido, llegando al extremo de expresar su desdichado amor por Péronne, una joven noble, en su música y poesía. Su característico estilo musical incluye melodías intrincadas y disonancias del todo audaces. Nuestro humilde homenaje a este decisivo compositor en el desarrollo de la historia de la música.