John Blow

 En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la introducción y los primeros números de la ópera Venus y Adonis del compositor británico John Blow. La versión del enlace se corresponde con una lectura de la Orquesta del Siglo de las Luces dirigida por René Jacobs y con la participación solista de Christopher Josey y Maria Cristina Kiehr. Esta grabación se encuentra disponible en el sello HARMONIA MUNDI (Ref 501684). Venus y Adonis constituye el primer ejemplo de obra dramática inglesa a la que se le puso música por entero. Auto descrita como una mascarada para entretener al rey, el argumento es bien sencillo y alude a la invitación de Venus para que Adonis asista a una cacería. Como resultado, Adonis resulta herido por un jabalí y fallece en brazos de Venus. Los textos del libreto explican algunas ironías, como que el personaje de Cupido, símbolo de la fidelidad matrimonial, fuera destinado a un hijo bastardo de Carlos II. El genio de Blow radica en su capacidad de insuflar una música tan profunda y emotiva a un argumento tan débil. Considerada como la primera ópera inglesa, Venus y Adonis fue escrita y dada a conocer en 1683.

 La música inglesa, que ya había vivido numerosos vaivenes con los hechos religiosos del Renacimiento, abordó el Barroco con una nueva crisis social y política. Tras la restauración de Carlos II, Henry Lawes (1596-1662) fue el encargado de componer los himnos de la coronación mientras que Christopher Gibbons (1615-1676), hijo del eminente Orlando Gibbons, será el organista de la Capilla Real y de la Abadía de Westminster. Con todo, Carlos II envidiaba el esplendor musical de la corte de Luis XIV y por ello intentó atraerse a Lully sin éxito. En consecuencia, Carlos II se vio obligado a importar músicos franceses de segundo orden, como Robert Cambert (1628-1677), que no comprendieron la tradición musical inglesa. Puede afirmarse que el primer músico notorio en ese período fue Pelham Humphrey (1647-1674), enviado a Francia e Italia para formarse y cuyos motetes evidencian el abandono del estilo a capella por el empleo del bajo continuo. También introdujo el estilo italiano en el teatro con sus masks, la forma preoperística inglesa. Pero, sin lugar a dudas, el músico más notable de esta generación fue John Blow, alumno de Christopher Gibbons y su heredero en la Abadía de Westminster.

 John Blow nació en un día indeterminado de febrero de 1649 en Newark, condado de Nottinghamshire, y estudió en la Capilla Real bajo las tutela de Henry Cooke y posteriormente con John Hingeston y Christopher Gibbons. Sus progresos al órgano fueron tan grandes que fue designado organista de la Abadía de Westminster en 1668 para un año después ser también nombrado virginalista de la corte. En 1674, Blow fue nombrado Gentleman y sucesor de Pelham Humphrey al frente del Coro de la Capilla Real. En septiembre de ese mismo año contrajo matrimonio con Elisabeth Braddock y antes de acabar el año fue condecorado con el título de Doctor of Music concedido por el arzobispo de Canterbury, más en virtud de sus cualidades para la enseñanza que por su obra creativa (entre sus alumnos tuvo a Henry Purcell). Ya en 1687, a Blow se le confiaron nuevas funciones como maestro de los niños en la Catedral de San Pablo y Almoner. Con un elevado prestigio como músico, en 1699 Blow fue ascendido como primer compositor oficial de la Capilla Real. Finalmente, John Blow falleció el 1 de octubre de 1708 en Londres y sus restos fueron depositados en la Abadía de Westminster.

 John Blow es más reconocido como músico técnico y docente que como compositor aunque algunas de sus creaciones se elevan por encima del irregular nivel de su obra. Músico de iglesia, se sirvió de buena parte de los géneros de su tiempo e incluso intentó los nuevos estilos procedentes de Francia e Italia con escaso éxito. Su trabajo como funcionario musical en San Pablo, como organista en Westminster y, sobre todo, como gran profesor, igualan en importancia su carrera como compositor. Hasta la aparición de Purcell, posiblemente John Blow fue el músico inglés más respetado de su época. Nuestro humilde homenaje a su figura.