Desde que Felix Mendelssohn dirigió en Berlín el 11 de marzo de 1829 La Pasión según San Mateo de Bach, una obra que no se había vuelto a ejecutar desde 1750, la música del Kapellmeister de Leipzig inició un proceso de resurrección tan justo como consecuente y pasó a formar parte del repertorio habitual de las agrupaciones orquestales del siglo XIX. Esta circunstancia significó que su música pasara a interpretarse según las convenciones del pleno Romanticismo, es decir, con un número excesivo de efectivos orquestales y atendiendo a las características líneas subjetivas de la época. El Bach del período decimonónico presentaba una sobriedad sonora que en muchas ocasiones derivaba en una pesadez de marcas estructurales que hacían del todo imposible la apreciación de su música en su más equilibrada dimensión. La obra orquestal de Bach requería de un completo proceso de aligeración y no pocos intérpretes teorizaron sobre dicho aspecto, aunque muy pocos se atrevieron a plasmar estas renovadas ideas en sus ejecuciones. Tras la Segunda Guerra Mundial, un joven director natural de Stuttgart fundó un conjunto instrumental que paulatinamente se hizo famoso en todo el mundo gracias a unas lecturas de Bach que se alejaban en buena medida de la ampulosidad sonora de antaño. Desde ese momento, Bach sufrió tal continuo proceso de estilización orquestal que el propio Münchinger, un cuarto de siglo después, fue considerado como un intérprete pasado de moda según ciertos sectores de la crítica.

Karl Münchinger nació el 29 de mayo de 1915 en Stuttgart, Alemania, y ya desde niño mostró un considerable talento musical aprendiendo a tocar varios instrumentos. Muy pronto ingresó en la Musikhochschule de Stuttgart para estudiar composición y dirección con Carl Leonhardt, pasando después al Conservatorio de Leipzig para ampliar sus estudios de dirección con Hermann Abendroth. No conforme con toda esta formación, Münchinger viajó hasta Salzburgo para perfeccionarse con Clemens Krauss. Luego de haberse graduado en Leipzig, Münchinger regresó a Stuttgart para trabajar como organista y maestro de coros hasta que en 1941, y por espacio de dos años, sirvió como director principal de la Orquesta Sinfónica de Hannover, el único cargo que mantuvo a lo largo de toda su vida fuera de su ciudad natal de Stuttgart. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Münchinger fundó la Orquesta de Cámara de Stuttgart (Stuttgarter Kammerorchester) con un grupo de compañeros de estudios y contando con unos recursos del todo modestos. Pronto Münchinger y su conjunto adquieren un elevado prestigio nacional y antes de finalizar la década de los cuarenta ambos se presentan en París — fue la primera formación orquestal alemana en ser invitada allí tras la guerra — y más tarde en Inglaterra y España. Ya en 1952, la orquesta realizó una extensa gira por el continente americano, circunstancia que Münchinger aprovechó para debutar como director en San Francisco. Fue a partir de entonces cuando el binomio Münchinger-Stuttgart se consagró como el mejor y más reconocido intérprete de Bach de su tiempo, confirmándose dicha apreciación mediante otra triunfal gira acometida por los EEUU en 1954.

A mediados de la década de los años cincuenta del siglo pasado, Münchinger y su conjunto aumentaron su reputación internacional en virtud a una serie de excelentes grabaciones discográficas para el sello DECCA que llegaron a conquistar los más preciados galardones de la crítica. Las invitaciones para ver a la formación de Münchinger se sucedían por todo el mundo y, de esta manera, la orquesta tocó en prácticamente la totalidad de los países de Europa, la Unión Soviética y Japón, participando además en los más prestigiosos festivales de música como Salzburgo, Praga y Edimburgo. En 1966, y luego de haber obtenido el Grand Prix du Disque por una histórica grabación de La Pasión según San Mateo de Bach, Münchinger amplió la Orquesta de Cámara de Stuttgart hasta un total de 44 miembros para crear la Orquesta Filarmónica Clásica de Stuttgart, un conjunto dedicado al repertorio clásico-prerromántico alemán con el que Münchinger grabó la práctica totalidad de las sinfonías de Mozart y Schubert. Habiendo también visitado China a finales de la década de los años setenta, Münchinger se mantuvo activo al frente de su formación hasta 1988, falleciendo en la propia ciudad de Stuttgart el 12 de marzo de 1990.

El nombre de Karl Münchinger siempre estuvo asociado a dos constantes, Stuttgart y Johann Sebastian Bach: Por un lado, su carrera fue un caso casi excepcional de vinculación exclusiva a su tierra de nacimiento; y por el otro, el compositor de Eisenach constituyó el eje fundamental de su interpretación aunque no por ello obvió la obra de otros autores barrocos y clásicos. Pero también podríamos añadir una tercera constante en las siglas de la compañía discográfica DECCA, sello para el que grabó de forma prácticamente genérica. Establecido desde los años cincuenta como uno de los mejores traductores de la obra de Bach, Münchinger jugó un papel decisivo en la restauración de las tradiciones del Barroco a la música de Bach, filtrando la enorme cantidad de elementos románticos y decimonónicos que se habían deslizado sobre su obra a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, y a partir de la década de los setenta, sus lecturas comenzaron a perder igualmente interés debido a la proliferación de los conjuntos de instrumentación original. A pesar de todo, Münchinger siempre fue el prototipo de director disciplinado — su rigor durante los ensayos llegó a ser casi enfermizo — duro, consistente y, ante todo, excelente músico. De formas claras y poco exhibicionistas sobre el podio, Münchinger representó el epígono entre la subjetividad interpretativa de los directores de la anterior generación y los nuevos modelos objetivos propuestos por músicos como Norrington y Hogwood en su inmediata sucesión. Siempre se destacó por los ritmos constantes, por un enorme respeto a las dinámicas sonoras y por una fluidez de fraseos que constituyeron el núcleo central de su discurso interpretativo. Sin lugar a dudas, la marca Münchinger-Orquesta de Cámara de Stuttgart se convirtió en un símbolo de valor duradero y de solvencia interpretativa que incluso ha logrado sobrevivir a los diametrales cambios impuestos por la modas musicales. A pesar de todo, sólo un puñado de su extenso catálogo discográfico llegó a ser reeditado en formato CD.

De entre la producción discográfica debida a Karl Münchinger podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Los 5 Conciertos de Brandemburgo de Bach dirigiendo la OCS (PEARL 216); las 4 Suites para orquesta de Bach dirigiendo la OCS (DECCA 414505); La ofrenda musical de Bach dirigiendo la OCS (DECCA 467267); selección de Conciertos para distintas combinaciones instrumentales de Bach junto a diversos solistas (DECCA diversas referencias); La Pasión según san Mateo de Bach, junto a Pears, Krause, Wunderlich y Prey, y dirigiendo la OCS (NEWTON 8802001); selección de Conciertos para órgano de Haendel, junto a Ulrich Bremsteller y dirigiendo la OCS (DECCA 417781); selección de Sinfonías de Haydn dirigiendo la Filarmónica de Viena (DECCA 4756160); selección de Conciertos para piano de Mozart, junto a Wilhelm Kempff y dirigiendo la OCS (DG 474024); Canon y Giga de Pachelbel dirigiendo la OCS (DECCA 417781); y, finalmente, Las Cuatro Estaciones de Vivaldi junto a Wener Krotzinger y dirigiendo la OCS (DECCA 417873). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.