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 – ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA: Creada en 1940, aunque su primer esbozo se dio en 1937, hoy en día pasa por ser la formación española más prestigiosa y conocida fuera de nuestras fronteras. El lorquino Bartolomé Pérez Casas, antiguo director titular de la Orquesta Filarmónica de Madrid desde el 18 de marzo de 1915 — formación que junto con la Sinfónica de Madrid, capitaneada por Arbós, daría esplendor y vida a la actividad musical madrileña durante las dos décadas previas al estallido de la Guerra Civil Española — fue nombrado titular, el 28 de octubre de 1938, por el gobierno republicano, de la Orquesta Nacional de Conciertos. El primer ciclo de conciertos se desarrolló en Barcelona y abundó en composiciones españolas. Terminada la contienda civil que enfrentó a los españoles, la Orquesta Nacional entra en un breve período titubeante y el maestro Pérez Casas, por considerársele colaborador de iniciativas republicanas, es apartado del proyecto de la nueva Orquesta Nacional de España, que con tal nombre se refundó por orden ministerial el 10 de julio de 1940. Salvados los problemas de una posible depuración, Pérez Casas debutó con la nueva Orquesta Nacional de España el 7 de mayo de 1943 en un concierto donde se ofreció el estreno español del Concierto Heroico del maestro Rodrigo con Querol al piano en el madrileño Teatro Español. En la temporada de 1943/44, Pérez Casas dirigió a la ONE cuatro conciertos en Madrid, cuatro en Lisboa y tres en Oporto. Finalmente, en mayo de 1944 es nombrado oficialmente titular de dicha formación. Su labor al frente de esta orquesta no fue extensa pero sí fecunda, sirviendo la alternativa a un prometedor Ataúlfo Argenta. Después de 34 conciertos y ya en franca decadencia física, Pérez Casas abandonó la dirección interpretando en el Palacio de la Música de Madrid, el 25 de noviembre de 1949, la Sinfonía Pastoral de Beethoven que igualmente había figurado en el concierto de su presentación con la Orquesta Filarmónica de Madrid en 1915.

A la muerte de Pérez Casas, la sucesión en el podio de la Orquesta Nacional estaba dada y la elección recayó en la figura emergente de Ataúlfo Argenta. Nacido en 1913 en la localidad cántabra de Castro Urdiales, Argenta comenzó su andadura musical como concertista de piano aunque ya había empuñado la batuta en la década de los treinta en el Teatro María Guerrero de Madrid, en un concierto de la Asociación de Estudiantes del Conservatorio, dirigiendo la Incompleta de Schubert entre otras piezas. Fue decisivo su encuentro en 1941 en Alemania con el director Carl Schuricht, quien le reorientó en la carrera de director. Este director alemán ofreció en 1944 una memorable serie de conciertos con la Orquesta Nacional, basados en el ciclo sinfónico de Brahms, que causaron impacto tanto en la orquesta como en su por entonces opositante al puesto de instrumentista de piano-celesta, titulación a la que finalmente accedió Argenta, compaginando esta labor con la de titular de la naciente Orquesta de Radio Nacional de España. Argenta subió al podio de la ONE por primera vez el 10 de octubre de 1945 en el Teatro Calderón con un programa que incluía obras de Weber, Bach, Brahms (La Segunda), Debussy y Turina, repitiendo unas semanas después en el Palacio de la Música en un concierto de temporada oficial. Ya en el ocaso de Pérez Casas, la ONE le nombró segundo director en agosto de 1946, y en enero de 1947 recibiría el nombramiento como director titular. Su primer concierto como tal fue ofrecido el 24 de enero de 1947 con obras de Guridi, Britten y Beethoven. El 6 de mayo de 1950, en el Teatro de los Campos Elíseos de París, Argenta y la ONE obtuvieron un clamoroso éxito — repetido al día siguiente — con obras de Wagner, Brahms, Ravel, Strauss, Beethoven, Turina, Rodrigo y Falla, y con las propinas de Chapí y Jiménez. Aquel éxito abrió las puertas europeas a la ONE, que desde entonces acudiría puntualmente de gira por algunas ciudades europeas como París, Bruselas, Burdeos, Bayona, Lisboa, Coimbra y Estrasburgo. De particular interés fue la gira ofrecida en Suiza en 1955, con conciertos en Biel, Lausanne, Zurich, Ginebra y Freiburg. Por lo que respecta a España, Argenta y la ONE tuvieron un decisivo protagonismo en las primeras ediciones de los Festivales Internacionales de Santander y Granada. Aparte de los conciertos sinfónicos de abono, la ONE visitó casi todas las localidades españolas susceptibles de acoger un concierto de estas características, siendo de especial relevancia el ciclo sinfónico de Beethoven ofrecido en Santander, en la Plaza Porticada de la capital cántabra, entre los días 1 y 9 de agosto de 1953. El repertorio cultivado por Argenta al frente de la ONE tuvo dos pilares fundamentales: La música española en toda su extensión y el repertorio germánico y de los clásicos vieneses. También se estrenaron muchas piezas de compositores españoles y se ofrecieron asimismo estrenos o primeras audiciones en España de numerosos compositores europeos. Argenta también destacó como invitado de otras formaciones orquestales europeas, estableciendo una gran relación con la Orquesta de la Suisse Romande y su director, el mítico Ernest Ansermet, quien parece que le propuso como sucesor cuando éste hubiera de retirarse… Lamentablemente, el binomio Argenta-ONE se truncó en enero de 1958, cuando el músico fue encontrado muerto en un garaje de Los Molinos, Madrid, en circunstancias del todo confusas que han dado pie a múltiples especulaciones. Con su fallecimiento, se cerró no ya la página más brillante de la historia de la Orquesta Nacional, sino también la del, a juicio de muchos, mejor director de orquesta español de todos los tiempos. El 31 de enero, diez días después de su fallecimiento, la Orquesta se presentó por primera vez al público sin su admirable director. Los músicos, en pie, interpretaron con impresionante expresión de dolor el Coral de la Cantata 140, de Bach, escuchada por el público también en pie, y en un religioso silencio.

En noviembre de 1962, casi cinco años después de la muerte de Ataúlfo Argenta, la ONE iba a encontrar sucesor en la figura del por entonces joven burgalés Rafael Frühbeck Frühbeck, quien adoptaría la denominación artística de Rafael Frühbeck de Burgos. Formado en Bilbao y en Madrid, estudió dirección en Munich con Eichhorn, Genzmer y Lessing, y entre 1958 y 1962 fue director de la Sinfónica de Bilbao. Se presentó en Madrid al frente de la ONE el 4 de diciembre de 1959 con obras de Haydn, Beethoven, Hindemith y Wagner, causando una extraordinaria impresión. Revalidado dicho éxito en posteriores actuaciones, le llegó por fin el nombramiento como titular de la formación, dirigiendo en su primer concierto, el 23 de noviembre de 1962, la Atlántida de Falla. Director enérgico, brillante y de inestimable capacidad comunicativa, Frühbeck tomó la orquesta en un buen momento, cuando la base la constituían profesores fundadores del conjunto, ya en plena madurez, y logró mantener el excelente nivel artístico que había heredado de su predecesor mientras tuvo lugar la natural y progresiva renovación de la plantilla. Su repertorio se basó, al igual que Argenta, en el espectro romántico centroeuropeo sin dejar de lado la música española. Uno de sus mejores aciertos fue el de ofrecer el podio de la ONE a grandes directores invitados y así, en este período de 16 años, maestros consagrados como Martinon, Celibidache y Markevitch se alternaron con figuras por entonces emergentes de la talla de Zubin Metha, Riccardo Muti o Lorin Maazel. Se calcula que Frühbeck dirigió, como titular de la ONE entre 1962 y 1978, unos 700 conciertos repartidos entre Madrid, numerosas ciudades españolas y giras por Francia, Italia, Alemania, Portugal, Suiza, Hong-Kong y Grecia.

A Rafael Frühbeck de Burgos le sucedió en la titularidad de la ONE, en 1978, el barcelonés Antoni Ros-Marbá, discípulo de Toldrá y depositario de su modo de aproximación a la música. El director catalán había estudiado con Celibidache en Siena y con Martinon en Düsserldorf. Con la ONE había debutado en 1969 y la hubo de dirigir también en ocasiones relevantes, como el 1 de julio de 1976 en Granada, con ocasión del estreno de la versión revisada del ballet Fuego Fatuo en el Festival de Granada. También en dicha ciudad, dirigió a la ONE con ocasión del concierto inaugural del Auditorio Manuel de Falla. La etapa de Ros-Marbá se prolongó sólo tres años, hasta 1981, y estuvo marcada por un pronunciado proceso de renovación, ya iniciado con Frühbeck, y por la incomprensión de un público conservador, en términos generales, ante la valentía del director para ofrecer un repertorio más moderno en donde no faltaban los estrenos de música contemporánea y la inclusión de músicos intergeneracionales como Gerhard, Halffter, Mompou… Su salida no fue lo que se dice inocua.

En 1982 se acuerda por la entonces ministra de cultura, Soledad Becerril, la ampliación de la plantilla de la orquesta a 120 profesores y se nombra a Peter Maag como Director Principal Invitado. El director suizo se ganó la cordialidad y simpatía del público, pero no así el entusiasmo. El conjunto parecía pasar por un delicado momento cuando en 1984 asume la titularidad de la formación el director zamorano Jesús López Cobos, un hombre de gran capacitación intelectual que había estudiado con Swarowsky en Viena y con Franco Ferrara en Siena. López Cobos había dirigido por primera vez a la ONE en octubre de 1970, en el Teatro Real, y refrendó el éxito de esta actuación tres años después con un programa enteramente dedicado a Bruckner. López Cobos se mostró en los cinco años en que duró su labor como titular, hasta 1989, como un excelente concertador, mostrando un gran interés por la programación de obras de connotaciones escénicas, y con un repertorio basado en la tradición sinfónica del romanticismo europeo, ofreciendo páginas infrecuentes en nuestros conciertos e incluso ediciones no habituales de obras bien conocidas. Más moderada fue, si cabe, su inclusión en la música española, con esporádicas incursiones en la música contemporánea. En sus primeros años contó con la asistencia del chileno Maximiano Valdés como Director Invitado, un músico que fue ganando cuajo con el tiempo. El nivel técnico de la orquesta mejoró con respecto a los años precedentes, pero los problemas hubieron de surgir ante el violento enfrentamiento que mantuvo con las autoridades administrativas y con un sector de los profesores de la formación, ambos reacios ante las medidas propuestas por el maestro zamorano para modernizar la orquesta. Un momento lamentable se produjo en 1987, durante la interpretación del Bolero de Ravel en el Teatro Real, cuando la mayoría de solistas encargados de ejecutar las dos principales secuencias melódicas de la pieza cometieron unos fallos del todo imperdonables e impropios de la mínima categoría que se le presupone a un profesor de orquesta. Al final de tan improcedente ejecución, el maestro mandó saludar a los solistas ante los abucheos de un público escandalizado, en lo que se consideró una alevosa afrenta. Todos aquellos problemas culminaron con la renuncia de López Cobos en 1989, a poco de inaugurar el Auditorio Nacional de Música con tres conciertos en los que se repuso La Atlántida de Manuel de Falla, y después de tener conocimiento de una carta crítica a su dirección firmada por algunos miembros de la comisión interna de la orquesta.

Tras el convulso período que culminó con la renuncia de López Cobos, el Ministerio de Cultura acometió la reforma del reglamento interno de la ONE, aunque las tentativas de nombrar a un nuevo titular de relevancia — se habló de Rozhdenstvenski — cayeron en saco roto hasta 1991. La orquesta fue dirigida en esos dos años por Walter Weller, Cristóbal Halffter y Víctor Pablo Pérez, en calidad de directores invitados. Cuando parecía haberse llegado a un acuerdo para que Cristóbal Halffter fuese el titular de la ONE, a propuesta de Adolfo Marsillach, el entonces director del INAEM, la orquesta rechazó en una asamblea su nombramiento y Halffter rompió todos sus compromisos con la agrupación. En 1990 las cosas parecen pacificarse un poco con el nombramiento de Tomás Marco como director técnico (administrativo) de la ONE, aunque sus tentativas para reclutar al israelí Eliahu Inbal como director titular resultan un completo fracaso. Finalmente, el 7 de noviembre de 1990 se anuncia el nombramiento del director milanés Aldo Ceccato como titular de la formación a partir de la temporada 1991/1992 y por un período de tres años.

Ceccato había dirigido a la ONE por primera vez en 1974 y era un asiduo como director invitado de las dos principales orquestas con sede en Madrid, la Nacional y la Sinfónica de RTVE. Anteriormente había sido director estable de la Sinfónica de Detroit y de la Filarmónica de Hamburgo. Su labor al frente de la ONE fue compartida con sus anteriores compromisos como director artístico de la Filarmónica de Bergen y titular de la Orquesta de la Radio de Hannover. Como principal director invitado se siguió contando con un solvente Walter Weller, aunque en su primera temporada como titular tuvieron también un gran protagonismo como invitados — dirigieron tres conciertos cada uno — Antoni Ros-Marbá y Juan Pablo Izquierdo. Como director asistente, Ceccato contó con la ayuda de un jovencísimo Ángel Gil. En 1992, la orquesta presenta un contencioso administrativo contra el Ministerio de Cultura por la decisión ministerial de suprimir de un plumazo una comisión de la misma democráticamente elegida y que dejó un tanto tocado al por entonces director técnico, Tomás Marco. El 31 de marzo de 1992, con motivo del cincuentenario de la orquesta, se ofrece una gran versión de la Novena de Beethoven en la que tanto orquesta como director dieron lo mejor de sí. En su segunda temporada, Ceccato dirigió la integral de las sinfonías de Beethoven y Weller siguió como principal director invitado. Además, en octubre de ese mismo año, la orquesta realizó una gira por los EEUU de América. Sin embargo, el 19 de noviembre de 1993, vuelven los líos a la orquesta y se declara la primera huelga en sus cincuenta años de historia, con posiciones enfrentadas entre los profesores que levantaron algunas sospechas de agresión sobre la persona de Eduardo Carpintero, representante sindical de UGT. Estos conflictos desviaron la atención estrictamente musical de la ONE, como se pudo comprobar en un decepcionante concierto ofrecido el 17 de diciembre del mismo año en donde se hizo una pésima lectura de la colosal Misa en si menor de Bach. El 16 de marzo de 1994, y de manera un tanto sorprendente, Ceccato declara a la prensa su próximo abandono de la titularidad de la ONE al finalizar la temporada. Sus palabras fueron hirientes y sus motivos no menos lacerantes: «El futuro incierto de la ONE, así como la falta de clarificación de competencias entre los distintos sectores de la formación. Tengo 60 años, soy avaro de mi tiempo y debo alejar de mí periodos estériles. Cuando acepté la dirección titular de la Orquesta y Coro Nacionales de España, país al que amo especialmente y en el que cuento con excelentes amigos, lo hice, principalmente, por una razón: La de hacer algo positivo para situar a la ONE en el lugar que potencialmente merece y le corresponde. No he visto la necesaria clarificación de competencias entre los distintos rectores de la orquesta, ni tampoco el tan necesario nuevo reglamento marcha al ritmo urgente que las circunstancias aconsejan. Hemos visto cómo la orquesta ha perdido media docena de elementos de gran importancia y todos estos asuntos puntuales forman una especie de laberinto que hacen difícil mi andadura y la de la orquesta«. Todos los problemas administrativos de la época anterior de Cobos parecen resucitar de nuevo en la ONE, una formación que se gana el calificativo de «ingobernable». En un acto un tanto justificativo, Tomás Marco hace públicos los emolumentos percibidos por Ceccato en estos años, unos 7 millones de pesetas por semana de trabajo en Madrid. Por si no fuera poco, se extiende un anecdótico y malicioso rumor por los círculos musicales para explicar la diferencia entre las grandes orquestas internacionales y la ONE que deja en muy mal lugar al conjunto: Los músicos españoles tocan sus instrumentos con el cuerpo echado para atrás y la pierna derecha adelantada, mientras que el resto de los europeos y los americanos lo hacen con su pierna derecha hacia atrás y todo el peso de su cuerpo hacia adelante… Ceccato se despidió como titular con una ovacionadísima versión de la Novena de Beethoven el 10 de junio de 1994.

Tras la salida de Ceccato en 1994, la orquesta inició una andadura de varios años sin director titular y pasó por un largo túnel oscuro. Para la temporada 1994/95, se sigue contando con el sempiterno Walter Weller como director invitado, aunque también se suma a estas tareas el español Theo Alcántara. Por increíble que pueda parecer, Aldo Ceccato dirigirá dos conciertos como invitado. En octubre de 1994, se firma un nuevo reglamento por el que los profesores pasan a cobrar una cantidad estimada de 450.000 pesetas mensuales y con el compromiso de la grabación de dos discos al año. Se anuncia también el relevo de Tomás Marco en la dirección técnica por el violinista José Vicente Cervera. En 1995 vuelven los problemas, esta vez en forma de nueva huelga, al manifestar el comité de la ONE el reiterado incumplimiento de lo pactado con el Ministerio de Cultura el año anterior. La huelga se desconvoca el 12 de mayo, al pactar los músicos un aumento de sueldo a cambio de las cesiones de los derechos de radiodifusión. En la temporada 1995/96, el renombrado director Kurt Sanderling actúa en dos conciertos de abono con la ONE, lo que desata alguna que otra especulación sobre su posible nombramiento como titular. (Algo difícil de creer por los 83 años de edad que por entonces contaba el prestigioso director). La temporada de 1996/97 se abrió con grandes perspectivas, al venir como invitados directores de la talla de Eliahu Inbal y Yuri Temirkanov. Además, se contó también con la presencia de Cristóbal Halffter y del compositor Krzysztof Penderecki. Pero a pesar de las promesas de Tomás Marco, ahora director del INAEM, la orquesta siguió sin titular pese a las negociaciones emprendidas con Rafael Frühbeck de Burgos, con quien parecía haberse llegado a un acuerdo en diciembre de 1996. Por estas fechas se rumorea también el paso de la ONE como orquesta sede del Teatro Real de Madrid, propuesta que es denegada por la entonces ministra de cultura, Esperanza Aguirre. En agosto de 1997, y luego de dar un concierto con la ONE en Santander, Frühbeck deja caer que no se hará cargo de la titularidad de la misma y define a la misma como una «orquesta para andar por casa». Finalmente se acuerda, como solución de compromiso, que Frühbeck sea el Director Emérito de la ONE a partir de la temporada 1998/99, ejerciendo funciones muy parecidas a la de titular. Es destacable la gira que lleva a cabo la orquesta por Francia y Alemania en junio de 1999 bajo la dirección de Cristóbal Halffter. En 2002, regresa la polémica cuando los profesores de la orquesta se niegan a hacer ensayos extraordinarios para tres conciertos que iba a dirigir Eliahu Inbal (Novena de Mahler). La situación parece insostenible ya que los músicos se dividen entre funcionarios y contratados, algo realmente discriminatorio que se traduce en la existencia de músicos de primera y segunda categoría. El nuevo director general del INAEM, Andrés Amorós, promete la esperada reforma de la ONE en abril de 2002. La situación se agrava cuando los profesores cancelan algunas citas de la orquesta por los dichosos ensayos extraordinarios durante el mes de mayo y acusan a Amorós de degradar a la ONE. La situación empeora en noviembre, cuando los músicos de la ONE anuncian una nueva huelga para protestar por el proyecto de decreto con el que el Ministerio de Educación y Cultura quiere acabar con su régimen funcionarial, sustituyéndolo por otro laboral. Pese a esta amenaza, el propio Consejo de Estado respalda dicha reforma (Muchos, por entonces, se acuerdan de Jesús López Cobos, quien hace trece años había advertido de esta insostenible situación y que paradójicamente ha de dirigir a la ONE durante la huelga prevista) y los expertos jurídicos de Cultura declaran abusiva la huelga. El 29 de noviembre el público del Auditorio increpa a la orquesta y a Amorós por la huelga y, unos días después, el Ministerio de Cultura amenaza con tomar toda serie de medidas, aunque el gobierno declara que la ONE seguirá siendo pública a todos los efectos (Con lo que sus profesores se podrán jubilar como funcionarios). La huelga prosigue — López Cobos no consigue ofrecer ninguno de sus dos conciertos programados — y el Ministerio ofrece a un jurista como mediador. Finalmente, tras numerosas reuniones, la ONE desconvoca la huelga el 16 de enero de 2003, aunque en su primera actuación, el 24 de enero con Pedro Halffter a la batuta, la orquesta recibe una sonora pitada al hacer su aparición en el Auditorio. Cuando las cosas parecían haberse calmado un tanto, la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, anuncia  el 27 de marzo de 2003 que Josep Pons será el futuro titular de la ONE. (Aunque el libanés George Pehlivanian se había postulado para tal honor en el arranque de la temporada 2002/03 y el propio Pons había renovado su contrato con la Orquesta Sinfónica Ciudad de Granada). Con su nombramiento, la ONE ponía fin a doce años sin responsable, con heredados e inacabables enfrentamientos administrativos que Pons trataría de solventar.

Josep Pons comenzó sus estudios musicales en la Escolanía de Montserrat y fue discípulo de Ros-Marbá. En 1985 fue co-fundador de la Orchestra de Cambra Teatre Lliure y en 1992 se encargó de las ceremonias musicales de las Olimpiadas de 1992. Desde 1994, asumía la titularidad de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Granada. Sus declaraciones nada más aterrizar en Madrid fueron elocuentes: «Vengo a aportar una regeneración de ideas y a inyectar nuevas vitaminas a la orquesta. Creo que la ONE debe ser nuestro referente de calidad, de repertorio, el mejor embajador fuera de nuestras fronteras y el mejor huésped para que los grandes intérpretes se acerquen a tocar con ella. Creo en el diálogo, la calidad la presupongo; que suene bien lo doy por hecho. Yo pretendo alcanzar algo más, y eso se consigue con implicación y persiguiendo objetivos comunes. No soy una persona de conflicto y, si éstos existen, la magia, el duende o como lo quieras llamar, no aparecen, necesitan un paso más para salir, y eso ocurre si se crea la atmósfera adecuada». Pons debutó con la ONE en San Sebastián, el  27 de agosto de 2003, con obras de Ligeti, Mozart y Haydn. En su primera temporada, 2003/04, presentó un programa ecléctico donde supo combinar sabiamente todos los estilos musicales, música contemporánea incluida. En su primera actuación como titular de la ONE en la serie de conciertos de abono dirigió la impresionante Tercera de Mahler, el 9 de octubre de 2003, con tan enorme éxito de crítica y público que aquello supuso el comienzo de una nueva etapa en la ONE. (Y eso que la orquesta estuvo más bien discreta). Un momento culminante de la temporada se produjo el 28 de noviembre, con una sensacional ejecución de la Turangalila de Messiaen. Pons empezó a demostrar su buen hacer en una orquesta que iba día a día ganando en sonido y arquitectura. La temporada 2004/05 supuso la confirmación de un director valiente y eficaz como pocos, ofreciendo en su primer concierto los Gurrelieder de Schönberg. Desde entonces y hasta la actualidad, Pons se ha destacado por su buen hacer, logrando elevar el nivel técnico de la ONE hasta extremos difícilmente imaginables y, lo más importante, superando el lastre de una conflictividad que parece a día de hoy felizmente resuelta. Finalmente, Pons abandonó la titularidad al finalizar la temporada de 2012 y ya desde antes se vinieron realizando las gestiones pertinentes para encontrar a un nuevo director titular. Se llegó prácticamente a un acuerdo con el jovencísimo director alemán David Afkham pero la contratación finalmente no cristalizó al cambiar el panorama político en España luego de las Elecciones Generales de finales de 2011, dejando en suspenso cualquier acuerdo previo.

Como ejemplo, os pongo el enlace  a un vídeo de la ONE dirigida por el maestro Rafael Frühbeck de Burgos.

Recordamos que en esta categoría ya hemos publicado las entradas correspondientes a:

ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID
ORQUESTA SIMFÒNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE CATALUNYA
ORQUESTA SINFÓNICA DE RADIO TELEVISIÓN ESPAÑOLA (OSRTVE)