Muchas veces nos cuestionamos la validez/necesidad de la infinidad de organismos que funcionan dentro de la UE en términos de costes y eficiencia. Es de rigor cuando surgen iniciativas válidas también resaltarlas y apoyarlas. Por caso resulta auspiciosa la iniciativa en materia medioambiental de limpiar las aguas del Mediterráneo de plásticos.

[EL PAÍS]

Para tener dimensión de lo que estamos hablando basta decir que España consume su cuota de captura anual en tan sólo cinco meses y si le descontáramos lo que produce en piscifactorias solo serviría para el consumo de tres meses (sin considerar que el alimento para estas crías debe provenir de otras pescas). Ello significa que dado el consumo anual que tenemos el resto del pescado proviene de pesca fuera de nuestras aguas.

Todo esto es el resultado de la degradación de nuestros fondos marinos que han implicado la asignación de cuotas de captura a los países como una forma de preservar la riqueza del mar ante décadas de vertidos tóxicos (en sentido amplio), captura excesiva y fundamentalmente el vertido de plásticos de todo tipo en el fondo marino. Hasta ahora además de aplicar sanciones a quienes exceden la cuota se han lanzado numerosas campañas para atacar el problema en su raíz como educación, controles y sanciones, reducción de objetos que se pueden arrojar al mar por parte de quien hace uso de las aguas… Pero han resultado insuficientes y sin producir las mejoras deseadas.

Cálculos optimistas cifran en 500 toneladas de plástico lo que contienen en disolución las aguas del Mediterráneo y en 250.000 millones los objetos plásticos (bolsas y envases) que todavía no se han degradado en su totalidad. Sólo basta acercarse a alguna de nuestras playas y ver lo que flota en ellas para darnos cuenta de la magnitud del problema y su impacto ecológico. Este escenario no solamente atenta contra la población marina sino como es obvio es un elemento más que ataca nuestra propia supervivencia.

La Comisaria Damanaki ha explicado una propuesta que sale de lo habitual y que contribuiría a preservar las aguas, su flora y fauna, contribuir a que la población de los caladeros se regenere y además tendría impacto económico positivo sobre quienes se dedican a la actividad pesquera. La iniciativa apunta a alentar a los pescadores a vía de ayudas del Fondo Europeo de la Pesca contribuyan a limpieza de las aguas. La idea central es que las embarcaciones que por restricciones en su cuota de captura, limitaciones de las mismas para incursionar en caladeros más lejanos o en época de veda de alguna naturaleza se dediquen a este tipo de actividad. Va de suyo que también podrían trabajar en ello empresas ad-hoc. La medida tendría un fuerte impacto económico pues reduciría la inactividad de las flotillas y generaría materia prima a coste competitivo a las empresas que se dedican al reciclado de plástico.

El otro aspecto importante es que se reduciría el consumo de petróleo como insumo básico de los envases y bolsas. La contrapartida económica pasaría por alguna ayuda a quienes se dediquen a este tipo de “pesca” para la adquisición de equipamiento (redes especiales y trasporte hasta las factorías) y eventualmente subsidiar la actividad por un tiempo como incentivo. Lamentablemente lo relatado no es todavía iniciativa legislativa ni un plan de acción concreto por parte de la UE y sólo se ha difundido como una sugerencia por la Comisaria Damanaki que hasta ahora ha pasado prácticamente desapercibida entre sus miembros y solamente alentada por algunos sectores interesados (factorías que reciclan y algunas cofradias de pescadores con problemas de captura).

Desde este bar de copas aliento a que se difunda esta iniciativa.

Un abrazo a todos

THENIGGER