Mejores conciertos para instrumentos de cuerda

 Este es uno de los retos más difíciles que se me han encomendado ante la inminente y cósmica catástrofe que nos amenaza. He de recoger las partituras de los diez mejores conciertos para instrumentos de cuerda. (No incluyo aquí los de cuerda pulsada). La tarea es sumamente complicada ya que existen verdaderas obras maestras del género y una simple selección de diez piezas siempre resultará irremediablemente defectuosa por dejar fuera cientos de inolvidables partituras. Sigo en la línea de no repetir autor por lo que en algunos casos la elección me ha supuesto tremendos quebraderos de cabeza. Pero, en fin, se me ha asignado esta labor salvadora y espero no defraudar. Ojalá sean de vuestro agrado.

 

1- CONCIERTO PARA DOS VIOLINES Y CUERDA EN RE MENOR, BWV 1043, de J.S.Bach:

J S. Bach

Posiblemente, la mejor obra instrumental de Bach. Los solistas parecen mucho más «cantar» que tocar, con una línea melódica sublime. Movimiento central de referencias místicas, muy propio del Kapellmeister de Leipzig, enmarcado entre dos tiempos repletos de vida y energía. Mágica e inolvidable atmósfera. VERSIÓN RECOMENDADA: David e Igor Oistrakh con la Royal Philharmonic dirigida por Erik Goossens. Deutsche Grammophon.

 

2- CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA EN RE MENOR, Op. 61 de Beethoven: 

Beethoven

Cuatro silenciosos toques de timbal introducen el tema principal, sereno, lírico y amable, que desemboca en otro tema, aparentemente simple, pero rítmicamente ligado a la inicial exposición de los timbales, cadencia que marcará todo el primer movimiento, de noble y sobrado desarrollo. Quizá nunca Beethoven fue tan seductor con la melodía cantábile del segundo movimiento. Fogoso final con tema encubiertamente sincopado. Un lujo de concierto: VERSIÓN RECOMENDADA: Izthak Perlmann con la Orquesta Philharmonia dirigida por Carlo María Giulini. EMI.

 

3- CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA EN MI MAYOR, Op. 64, de Mendelssohn:

Mendelssohn

Pocos saben que en realidad este es el segundo concierto para violín del maestro judioalemán, cuya fama ha eclipsado al primero, una obra de juventud sin pretensiones. El violín no tiene ganas de esperar y comienza su canto en la anacrusa del primer compás. Pocos conciertos para violín pueden ser tan poéticos y sentimentales como este, auténtica obra maestra del repertorio. Delicado y sensual, presenta una magnífica estructura que culmina con un magistral desarrollo del tercer y último movimiento. Imprescindible. VERSIÓN RECOMENDADA: Nathan Milstein con la Filarmónica de Viena dirigida por Claudio Abbado. Deutsche Grammophon.

 

 

4- CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA EN RE MAYOR, Op. 77, de Brahms:

Brahms

La joya de la corona (Ya se sabe que a mi Brahms me pone). Sólo escuchar como contesta la madera en el noveno compás a la propuesta de la cuerda escoltada por una trompa nos anticipa el torrente evolutivo de esta inolvidable pieza. Heroica lucha entre una orquesta soberbia y orgullosa y un violín solista que trata de poner paz. Equilibrio, ponderación, armonía… Pura maestría compositiva. El segundo movimiento es de lo más lírico que se haya escrito nunca para un violín. Ecos zíngaros en el tema final. Inspirada obra de un Brahms enloquecido de amor hacia Clara Schumann, la mujer de su mejor amigo. VERSIÓN RECOMENDADA: Christian Ferras con la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert Von Karajan. Deutsche Grammophon.

 

5- CONCIERTO Nº1 PARA VIOLÍN Y ORQUESTA EN SOL MENOR, OP. 26, de Max Bruch:

Max Bruch

Sólo el movimiento central de esta obra, una de las cumbres violinísticas de todos los tiempos, hacen merecedora a esta composición de figurar entre las elegidas. Los restantes dos movimientos desmerecen mucho aunque son agradables y fáciles de escuchar. La parte nuclear de esta obra es una de esas romanzas inolvidables que nos transportan inmediatamente a un mundo de sueños y fantasías. Ha sido la elección más complicada. VERSIÓN RECOMENDADA: Itzhak Perlmann con la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Bernard Haitink. EMI

 

6- CONCIERTO PARA VIOLONCELO Y ORQUESTA Nº2 EN SI MENOR, Op. 104, de DVORAK:

DVORAK

Si para que un instrumento cante debemos abrazarlo, caso del violoncelo, para ejecutar este concierto hemos de abrazarlo con los ojos cerrados, apretándolo contra nosotros con fuerza. Es, probablemente, la cima del género, verdadera obra maestra del autor checo. Dvorak extrae toda el alma de este mágico instrumento en una pieza singular que no admite comparaciones. Las melodías desarrolladas por el instrumento, en especial las del primer movimiento, son de una indescriptible e inimitable belleza. El violoncelo parece tener vida propia, engulle al intérprete. VERSIÓN RECOMENDADA: Jacqueline Du Pré con la Sinfónica de Chicago dirigida por Daniel Barenboim. EMI.

 

7- CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA EN RE MAYOR, Op. 35, de CHAIKOVSKY:

CHAIKOVSKY

Obra de exhibición propia del repertorio romántico de la época. Es el mejor concierto del maestro ruso quien, para su composición y elaboración, contó con la ayuda del célebre violinista Auer (Aunque luego se negó a estrenarlo). Aquí nos encontramos con el mejor Chaikovsky, el compositor elegante e inspirado que maneja la orquestación con rigor y maestría, lejos de manidos recursos rítmicos que enmascaran insípidas modulaciones. Poderoso y lírico a la vez, es obra de muy difícil ejecución y piedra de toque de cualquier violinista. Suele ser obra obligada en los exámenes de fin de carrera de los principales conservatorios del mundo. VERSIÓN RECOMENDADA: Christian Ferras con la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert Von Karajan. Deutsche Grammophon.

 

8- CONCIERTO PARA VIOLONCELO Y ORQUESTA EN MI MENOR, Op. 85, de Elgar:

Elgar

Obra de madurez, es la cima compositiva del autor. De nuevo en esta pieza el movimiento central es la joya, un cántico a la vida y un guiño al inevitable adiós vital. Obra conmovedora desde el principio, con una extraordinaria técnica compositiva que resume todo el legado del compositor oficial de un imperio en franca decadencia. Elgar no es sólo «Chim-púm»; es también el autor de esta obra maestra sin posible discusión. VERSIÓN RECOMENDADA: Jacqueline Du Pré con la Sinfónica de Londres dirigida por Sir John Barbirolli. EMI

 

9- CONCIERTO Nº2 PARA VIOLÍN Y ORQUESTA SZ 112 de Bartok:

Bartok

Un crítico de la época afirmó que la audición de la música de Bartok le ocasionaba los mismos sufrimientos que una visita al dentista… En fin, Bartok conecta esta obra con la inigualable sonata para violín, la mejor partitura del genio húngaro. Este concierto representa la tozudez de Bartok a la hora de desarrollar su técnica compositiva, fundamentalmente basada en un literalismo de la música folklórica. Bartok imita gaitas, cencerros, aleteos de mariposa — una de sus aficiones — en una obra quizá difícil pero de un contrastado colorido y riqueza tanto melódica como rítmica. VERSIÓN RECOMENDADA: Yehudi Menuhim con la Orquesta Philharmonia dirigida por Wilhelm Furtwängler. EMI

 

10- CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA «A la memoria de un ángel» de Berg:

Berg

Compuesto a la memoria de la hija de Gropius, es una obra de fuertes connotaciones elegíacas. Violentos contrastes que preludian la muerte de la infortunada chica. Obra de renovada estructura — dos movimientos y tema final fugado –exhibe el inigualable magisterio del autor al fusionar los esquemas clásicos de Bach con la nueva arquitectura compositiva del siglo XX. Obra fundamental de un Alban Berg que supo en todo momento acercar la modernidad musical a un público escéptico. Preciosa composición: VERSIÓN RECOMENDADA: Yehudi Menuhim con la Sinfónica de la BBC dirigida por Pierre Boulez. EMI.