¿Qué nos está pasando? Esa es la gran pregunta que nos tendríamos que hacer a la luz de la campaña desatada por la derecha más ultra en nuestro país en las últimas semanas.

Al comentar el atentado que viene de sufrir el primer ministro Silvio Berlusconi en Milán, el periodista Pierluigi Battista del Corriere della Sera afirmó que «el odio envenena a la sociedad». ¿Diríamos lo mismo de «nuestra» sociedad?

Sin llegar al patético diagnóstico de Battista, podríamos afirmar que vamos camino a un estado de crispación permanente cuyas consecuencias pueden ser graves.

Tomando del diccionario la metáfora según la cual la crispación consiste en «la contracción repentina del tejido muscular», o coloquialmente, «irritar, exasperar » lo que corresponde analizar aquí no es tanto en qué consiste gramaticalmente la crispación sino las causas por las cuales ella está afectando a nuestro tejido social.

Pasados los ecos del episodio del Alakrana, se instaló el llamado caso Haidar  y ahora, a raíz de la agresión al periodista Hermann Tertsch, llegamos a desarrollar una teoría conspirativa organizada por el presidente Zapatero y LA SEXTA por los videos trucados de Wyoming.

Lo que hasta ahora, según la policía que está investigando el caso, no pasa de una trifulca de madrugada en un bar, desde Telemadrid  se muestra como un atentado a la libertad de prensa.

Y es que el Sr. Tertsch desde el principio desvinculó el episodio de un supuesto atentado, claro, hasta que la presidenta de la Comunidad de Madrid lanzo su órdago vinculándolo (tiro por elevación al gobierno) y entonces ahora desde Telemadrid y el propio damnificado rebobinan y se alinean con el patrón (no se si usar patrona pues me van a tildar de oficialista) pues la calle esta  muy dura y el desempleo aumenta.

El argumento utilizado es que se trata de un ataque, por lo que dice en su Diario de la noche, por ir en contra del gobierno. Tamaño dislate es el comentario que merecen quienes sostienen semejante argumentación. Sólo basta escuchar diariamente el programa de Curri Valenzuela para darse cuenta que lo que sobra en este país es libertad de expresión para decir lo que se les antoja con expresiones soeces y vulgares cuando no insultantes sobre la persona del presidente del gobierno sin que exista reacción desde el ejecutivo.

Paralelamente, la falta de consenso en la reunión con los presidentes de las comunidades autónomas, donde las gobernadas por el PP se desmarcaron de cualquier acuerdo, expresan a las claras que no están por la labor de sumar.

Pueden ser críticos (deben serlo), oponerse, o lo mejor, proponer alternativas; lo que no pueden hacer es dar la espalda a algo que si no se dieron cuente también afecta a su electorado (aquellos que con su voto les dieron la oportunidad de representarlos)

Pareciera que el rol de la oposición se ha desvirtuado y que viven en campaña permanente cuando todavía faltan 2 años para que en las urnas decidamos quien queremos que nos gobierne, salvo que piensen que el voto de los españoles no vale.

Algunos sociólogos expresan que vivir en la gran ciudad nos hace más conservadores  aunque es muy probable que el fenómeno no sea general, sino exclusivamente español y, si me apuran un poco, diría que especialmente en Madrid. Las razones serían largas de enumerar pero quizás una de las de más peso sea su conformación social (estratos por edades, condición económica, educación) que hacen que algunos mensajes tremendistas calen más.

Un aspecto interesante que se manifiesta en las grandes ciudades es la percepción por sus habitantes de la sensación de miedo. Y digo sensación pues en la mayoría de los casos no existen hechos objetivos que lo justifiquen. Un estudio realizado por el Censis (centro de estudio sociales italiano) sobre 10 grandes ciudades en el mundo  (Londres, París, Roma, Moscú, Bombay, Pekín, Tokio, Nueva York, San Paulo y El Cairo), demostró que el 90% de los habitantes metropolitanos declara que sufre al menos algún tipo de miedo y que éste es más acusado entre las mujeres, clase media, personas de menos cultura y más años.

El miedo, la  sensación de inseguridad y de que somos agredidos en nuestros valores mas arraigados es un campo fértil para que cualquier operador político desarrolle su estrategia de ataque cuando no tiene propuestas que presentar.

Y no estoy teorizando; en Argentina, cuando todo el mundo estaba endeudado en dólares, Menen fue reelegido por miedo a que se cambiara la paridad del peso con el dólar (1 a 1). Ganó y su gobierno fue un escándalo.

Podemos estar de acuerdo o no con la gestión del gobierno en lo que se refiere a la crisis y algunos otros tópicos que pueden ser materia opinable (aborto, matrimonio homosexual, política exterior… ) pero lo que no podemos es confundir y asustar permanentemente a la gente con mensajes apocalípticos con el único objetivo de llevar agua para nuestro molino .

Es tiempo de sumar y no de dividir; espero que lo entiendan

Hasta aquí el comentario

Como saben, nos tomamos nuestras y vuestras merecidas vacaciones de fin de año. Dios mediante volveré a estar con ustedes el 8 de enero si Leiter no se reserva el derecho de admisión en su bar virtual.

Les envío un fuerte abrazo y el deseo que el 2010 nos de un poco de respiro y podamos ir concretando nuestros deseos.

Un abrazo

THENIGER