Richard Bonynge

 Salvo grandes figuras de la dirección orquestal que han dejado constancia de su calidad tanto en el terreno sinfónico como en el campo de la lírica, la mayoría de los maestros se especializan, bien en dirigir óperas o bien en dirigir conciertos sinfónicos, aunque ambas vertientes pueden presentar una mayor o menor incidencia a lo largo de sus trayectorias artísticas. Dirigir una ópera es mucho más complicado que dirigir un concierto por una sencilla y comprensible razón: En un concierto sólo se tiene que dominar a una orquesta, mientras que en una ópera hay que sumar los cantantes y el coro a un factor escénico en donde el equilibrio de planos es realmente complejo de desarrollar. Durante una representación operística, el director ha de estar mucho más pendiente en señalar las entradas a los cantantes de una forma mucho más expresa y clara que en un concierto, ya que los solistas vocales han de atender, además de a la música, a la acción dramática. Pero ahí no acaba el aumento de las funciones del director operístico con respecto al director de conciertos. Un director lírico debe también fijar con cada cantante en solitario y acompañándose del piano las líneas maestras de su papel para fijar criterios y concretar una visión conjunta de la obra. De los pocos directores auténticamente especializados en la ópera y cuyo ámbito de actuación es del todo exclusivo en este género, destaca sobremanera la figura del australiano Richard Bonynge.

Richard Bonynge nació en Sidney, Australia, el 29 de septiembre de 1930 e inició sus estudios musicales en el Conservatorio de Nueva Gales del Sur bajo la tutela del pianista Lindley Evans para posteriormente ingresar en el Royal College of Music de Londres a las órdenes de Herbert Fryer. Habiendo debutado a los catorce años de edad con una alabada interpretación del concierto de Grieg, los deseos de estudiar dirección orquestal en la institución londinense no fueron bien vistos por la misma y en consecuencia Bonynge perdió la beca, por lo que tuvo que estudiar desde entonces de forma privada. Su interés se centró desde entonces en la técnica vocal y de esta manera sirvió como acompañante de la soprano Joan Sutherland, también natural de Sidney aunque de padres escoceses, hasta el punto de que en 1954 la relación artística entre ambos acabó en matrimonio.

Desde ese momento, toda la atención musical de Bonynge se dirigió casi de forma exclusiva a la ópera. Luego de haber ejercido como pianista acompañante en numerosos recitales ofrecidos por su mujer, en 1962 Bonynge realizó su debut formal como director de orquesta al sustituir a última hora al director de la Orquesta de Santa Cecilia de Roma. (Realmente, al sustituto del director titular de dicha institución.

El titular estaba aquejado de gripe y el sustituto fue atropellado por un coche tras salir de un ensayo…). Aún sin poseer una técnica ortodoxa de dirección orquestal debido a su falta de formación en la materia, Bonynge repitió un año después en Vancouver y San Francisco acompañando a su mujer. Ya en 1964, Bonynge debutó en el Covent Garden para más tarde regresar con su esposa a Australia y ponerse al frente de la dirección de la Compañía Internacional de Ópera Williamson.

En 1966, la pareja debutó en el Metropolitan de Nueva York con tal éxito que Bonynge fue elegido por la English Chamber Orchestra para realizar una serie de grabaciones discográficas con su mujer a las que se sumó posteriormente Luciano Pavarotti, formando un trío musical de altísimas cotas artísticas. En los años posteriores, Bonynge dirigió como invitado en los principales coliseos operísticos del mundo hasta que en 1974 fue designado director de la Ópera de Vancouver por un período de cuatro años. Al mismo tiempo, Bonynge actuó como director musical de la Ópera de Australia entre 1975 y 1986. Ya en 1990, Bonynge dirigió una serie de representaciones en Sidney con las que Joan Sutherland se despidió definitivamente de los escenarios. Desde entonces, Bonynge prosigue con su carrera como director operístico y su ámbito de actuación está fundamentalmente centrado en EEUU y Australia. Nombrado Comandante del Imperio Británico en 1977, Bonynge también posee la Oficialidad de la Orden de Australia y la Orden Nacional del Mérito concedida por el gobierno francés. A día de hoy, Bonynge es unánimemente considerado como una de las figuras más relevantes de la dirección operística internacional.

Hombre de gran simpatía personal y dotado de un excelente sentido para sacar lo mejor de sí a cada cantante, Richard Bonynge ha llevado a cabo una importante labor de restauración de la ópera del belcantismo romántico junto con su recientemente fallecida esposa Joan Sutherland, devolviendo ambos al repertorio títulos infrecuentes de Bellini y Donizetti. La labor de Bonynge se ha centrado en el estudio de estas óperas — y también de la ópera francesa — en un intento de dar vida al estilo interpretativo de aquella época y tratando de recuperar la vocalidad adecuada para la correcta lectura de estas páginas. En cierto sentido, fue el propio Bonynge quien dirigió el interés de su esposa hacia el mundo de las heroinas románticas. Junto a ella, y con la compañía de Pavarotti, realizó una serie de memorables grabaciones discográficas indispensables para una aproximación adecuada a este repertorio. Si bien sus interpretaciones de Bellini, Donizetti y Meyerbeer han resultado incuestionables por su alto valor artístico, las incursiones en Mozart o Verdi no han terminado por encontrar un elogio tan unánime.

De entre la inmensa producción discográfica debida a Richard Bonynge podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Beatrice di Tenda de Bellini, junto a Sutherland, Pavarotti, Ward y Veasey, y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DECCA 433706); I Puritani de Bellini, junto a Sutherland, Pavarotti, Ghiaurov y Cappuccilli, y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DECCA 417588); La Sonnambula de Bellini, junto a Sutherland, Pavarotti, Ghiaurov y Jones, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional (DECCA 417424); El elixir del amor de Donizetti, junto a Sutherland, Pavarotti, Cossa y Casula, y dirigiendo la English Chamber Orchestra (DECCA 624702); La favorita de Donizetti, junto a Cossotto, Pavarotti, Bacquier y Ghiaurov, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Comunal de Bolonia (DECCA 430038); La fille du régiment de Donizetti, junto a Sutherland, Pavarotti, Cossa y Sinclair, y dirigiendo la Orquesta del Covent Garden (DECCA 414520); Lucia de Lammermoor de Donizetti, junto a Sutherland, Pavarotti, Ghiaurov y Davies, y dirigiendo la Orquesta del Covent Garden (DECCA 410193); Maria Stuarda de Donizetti, junto a Sutherland, Pavarotti, Soyer y Elkins, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Comunal de Bolonia (DECCA 425410); Ernani de Verdi, junto a Sutherland, Nucci y Burchuladze, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Gales (DECCA 421412); Il trovatore de Verdi, junto a Sutherland, Pavarotti, Horne y Ghiaurov y dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional (DECCA 417137); La traviata de Verdi, junto a Pavarotti, Sutherland, Manuguerra y Lambriks, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional (DECCA 430491); y, dinalmente, Rigoletto de Verdi, junto a Sutherland, Pavarotti, Talvela y Milnes, y dirigiendo la Sinfónica de Londres (DECCA 414269). Nuestro humilde homenaje a este magnífico director operístico.