Thomas Tallis

 En el vídeo del enlace que hoy os dejo podemos escuchar una de las músicas más maravillosas de todos los tiempos. Se trata del famoso motete a cuarenta voces Spem in alium del compositor inglés Thomas Tallis, compuesto en 1573 para conmemorar el cuadragésimo aniversario de la reina Isabel I de Inglaterra. Dispone el espacio de ocho coros a cinco voces y alcanza su máximo punto de expresión justamente en el compás número cuarenta. La versión corre a cargo de los Tallis Scholars, grupo británico fundado en 1973 por el mismo director que ejecuta la pieza, Peter Phillips, y que están especializados en la interpretación a capella de la música sacra del Renacimiento. La formación consta de unos diez cantantes (En el vídeo se cuadruplican las voces hasta alcanzar el número de cuarenta) y suelen grabar para su propio sello musical, Gimell Records. Spem in alium es posiblemente la obra más conocida de Tallis y parece del todo admitido que la pieza se compuso para conmemorar el ya mencionado aniversario de la reina Isabel I aunque, la verdad sea dicha, esto no deja de ser una teoría. Existe otra pieza más antigua de Alessandro Striggio (1540-1592), Ecce beatam lucem, compuesta de igual manera para cuarenta voces y que, según los especialistas, debió influir en la obra de Thomas Tallis. Lo realmente cierto es que Tallis utiliza elementos espaciales, organizando las voces en ocho coros de a cinco, de tal manera que la música se canta a través de los distintos subcoros. La pieza se abre con una voz solista a la que pronto se le añaden voces superpuestas provocando que el ambiente adquiera una gran riqueza y sonoridad. Las primeras voces se apartan gradualmente de la textura de tal forma que el coro en su totalidad no vuelve a cantar hasta el compás cuarenta, en una clara referencia al número de voces de la obra. Seguidamente, la línea sonora transcurre en sentido opuesto, esto es, del octavo coro al primero. Spem in alium es una verdadera proeza musical dada la compleja interacción de las voces independientes en el desarrollo de la obra. Desde el compás ochenta, parejas o grupos de coros preguntan y se responden en un fragmento de verdadera emoción compositiva, variando la música constantemente. Una pausa dramática precede a la sección final, concluyendo la pieza con el coro al completo.

 Los dramáticos sucesos del anglicanismo condicionaron muchos aspectos del Renacimiento inglés. Los poetas ingleses de la época, introductores de la lógica y la paradoja filosófica en la poesía, representaron un puente entre el Renacimiento y el Barroco y tuvieron un poderoso efecto sobre la música madrigalista inglesa. La máxima figura poética inglesa de aquellos tiempos fue John Donne (1572-1631), cultivador de metáforas y superador del petrarquismo en Inglaterra. Por su parte, el teatro renacentista preparará el florecimiento barroco de Shakespeare y desarrollará en el terreno protestante las conocidas como moralidades teatrales o interludios de John Heywood (1497-1580), así como el teatro satírico ya prácticamente barroco de Benjamin Johnson (1572-1637). Sin embargo, la figura intelectual inglesa más notoria del paso del Renacimiento al Barroco fue el filósofo Francis Bacon (1561-1626), cultivador de la utopía política en La nueva Atlántida. Bacon fue un notable defensor de la ciencia — de hecho inició el estudio de lo que posteriormente se denominarían ciencias sociales — y polemizó contra Aristóteles, declarando el sentido pragmático de la ciencia y desarrollando la lógica.

 Como anteriormente dijimos, la influencia de los sucesos religiosos va a ser fundamental en el desarrollo de la polifonía inglesa. Ya el incipiente luteranismo había provocado en Inglaterra obras de un gran ascetismo, como el Book of Common Prayer de John Merbecke (1505-1585). Pero los compositores de tradición católica seguían creando una estupenda polifonía religiosa, como así fueron los casos de John Taverner (1495-1545), Robert Fairfax (1464-1521) y William Byrd (1543-1623), discípulo de Thomas Tallis. Tanto Tallis como Byrd se beneficiaron del hecho de que Isabel I fuese más tolerante en materia religiosa que en los asuntos que amenazaran su poder político. William Byrd recibió incluso el monopolio de la impresión musical durante veinte años, aspecto que significó un gran negocio para el autor.

 La carrera musical de Thomas Tallis (1505-1585) se extendió durante los reinados de cuatro monarcas: Enrique VIII, Eduardo VI, María Tudor e Isabel I. La mayor parte de su producción fue para la Iglesia aunque también escribió obras seculares. Sus orígenes son inciertos, aunque se sabe que trabajó en Dover Priory, Saint Mary-at-Hill y en la abadía de Waltham. Con la sucesión de soberanos, se le solicitó que escribiera para los dos oficios, el católico y el protestante, hasta que fue llamado por Enrique VIII para ocupar un cargo de relevancia en Canterbury, llegando a ser organista en la Capilla Real de Londres en 1543. Pese a que fue un excelente organista, pocas de sus piezas para teclado se han conservado en nuestros días. Uno de los mayores problemas con que se encuentran los historiadores de la música es tratar de fechar las obras de Tallis a causa de la reelaboración frecuente de las mismas para nuevos propósitos. Aunque es mayormente conocido por sus floreadas obras en latín, la música anglicana de Thomas Tallis está maravillosamente bien trabajada y su audición es todo un placer para el melómano. Aparte de la obra que hoy comentamos, el extraordinario motete Spem in alium, Tallis nos ha brindado otras obras maestras como los motetes O nata lux de lumine y Laudate dominum. Una de sus piezas más conocidas es el himno If ye love me. La flexibilidad de Thomas Tallis como compositor aseguró su supervivencia como figura destacada de la música inglesa.