dvorak

 En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar una de esas piezas inolvidables de la historia del sinfonismo centroeuropeo, el magistral tercer movimiento — allegretto grazioso — de la Octava Sinfonía del compositor checo Antonin Dvorak. La música, de una belleza tan elegante como sensual, se corresponde con esas melodías eslavas tan amplias, tan extensas que no parecen tener fin. La estructura de este movimiento es la de un tradicional scherzo con forma A-B-A, muy parecida a un laendler. Algo nos recuerda a Brahms y a sus Danzas húngaras en la melancólica melodía de la parte A, en sol menor, tras la que sigue un elemento temático secundario constituido por algunas notas cromáticas descendentes. En la parte B, en Sol mayor, el óboe canta una melodía popular, sencilla y muy ligera, con una caída que nos recuerda esta vez a Schubert y que es repetida por los violines. Después del retorno en la parte A, volverá en la coda, aunque con un ritmo diferente y una energía de danza intensificada. El movimiento es una verdadera joya compositiva y supone una de las piezas más conocidas e inspiradas de Dvorak.

 La interpretación que os ofrezco en el vídeo del enlace no deja de tener su punto histórico. Corresponde a la versión del director británico Basil Cameron con la Orquesta Sinfónica Nacional, una formación creada en 1942 para ofrecer conciertos sinfónicos a una población en estado de guerra. Sus jóvenes miembros fueron reclutados de entre las mejores bandas inglesas del momento y sus resultados artísticos fueron del todo encomiables, teniendo en cuenta las penosas circunstancias del momento. Finalizada la guerra, muchos de sus componentes acabaron ingresando en formaciones de mayor relieve, como la Philharmonia Orchestra o la Royal Philharmonic. Por su parte, Basil Cameron, de ascendencia alemana, había llegado a ser violinista de la London Symphony. Durante la I Guerra Mundial sirvió en el ejército inglés y luego prosiguió su trayectoria musical dirigiendo a muchas orquestas en calidad de invitado, como la Orquesta Sinfónica de San Francisco o la Orquesta Sinfónica de Seattle. A su vuelta a Inglaterra, dirigió algunas temporadas en los Proms londinenses y acabó siendo condecorado como Comandante de la Orden del Imperio Británico. Cameron tuvo que prescindir de su apellido — Hindenbourg — para evitar suspicacias en Inglaterra. Entre su discografía, caben destacar sus grabaciones en directo con el pianista Benno Moiseiwitsch. Cameron falleció el 26 de junio de 1975 en Leominster.

 La Sinfonía nº8 en Sol Mayor, Op. 88, de Antonin Dvorak se estrenó en Praga el 2 de febrero de 1890 bajo la dirección del propio autor. Después de obras tan densas como la Séptima sinfonía, el oratorio Santa Ludmila o la cantata La novia del espectro, esta sinfonía vuelve a encontrar una atmósfera alegre y sosegada, la misma que gozaba el compositor en el pueblo de Vysoka, donde fue compuesta entre septiembre y noviembre de 1889. Por el tipo de su inspiración, puede compararse en cierta medida con la Quinta sinfonía o con la obertura En la naturaleza, que escribirá inmediatamente después. Igual que en estas dos obras, en la sinfonía se percibe bien la admiración poética del hombre ante la Creación. Musicalmente, las peculiaridades de la Octava sinfonía son esencialmente su tonalidad en Sol mayor, muy poco corriente en la sinfonía romántica, y la alternancia de los modos mayor y menor, utilizada a menudo por Dvorak, pero mucho más frecuente en esta obra. Disfrutad con la audición de este primoroso tercer movimiento.