VERSIONES SÓLO AUDIO

ALICIA DE LARROCHA con la English Chamber Orchestra dirigida por Sir Colin Davis: La tristemente desaparecida pianista española siempre destacó como una consumada intérprete de Mozart. Así se demuestra en la elegante introducción de poético fraseo y excelente sonido instrumental. Sorprende la digitación de De Larrocha, en absoluto ligada y dotada de un gran equilibrio. Por su parte, Davis se limita a acompañar y no resta ningún protagonismo a la solista. Excelente también el manejo de las dinámicas sonoras, cuestión que en lo relativo a Mozart es más complicado de lo que inicialmente parece. Magistral trato dado a la reexposición del segundo tema (Minuto 5.06), muy bien acompañado por Davis. Brillante cadencia final y excelente conclusión. La versión destaca por su equilibrio y claridad sonora. No dejo de visualizar mentalmente a la llorada Alicia ejecutando este concierto. Versión de sobresaliente.

STEFAN VLADAR con la Camerata Académica de Salzburgo dirigida por él mismo: Alumno de Preisenhammer y de Petermandl, el vienés Stefan Vladar se ha acostumbrado a ganar todos los galardones en donde compite. Su mayor logro fue la conquista del primer premio en la prestigiosa Competición Internacional Beethoven de Viena en 1985, cuando Vladar sólo contaba con veinte años de edad (De hecho fue el aspirante más joven de los 140 que se presentaron). Ha realizado giras por toda Europa, EEUU y Lejano Oriente, alternando a veces la interpretación solista con la dirección orquestal. Ya de entrada notamos un tempo mucho más vivaz que en la versión precedente, aunque no nos gusta el exceso sonoro de la orquesta (Minuto 0.18) en la introducción. La dirección de Vladar resulta poco equilibrada en materia de dinámica sonora, aunque no descartamos que ello pueda ser debido a la cercana toma. De cualquier forma, es una forma tan legítima como otra de interpretar a Mozart. Por lo que respecta al piano, la versión es muy rápida y está ejecutada con un gran derroche de técnica. Sin embargo, advertimos una carencia de ductilidad a lo largo de la interpretación y el vaivén de unos impulsos que parecen cortar la fluidez discursiva (Minuto 2.20). Asimismo, los tempi parecen acelerarse o retardarse tras un par de compases iniciales. Si comparamos el pasaje de las escalas cromáticas en oposición — minuto 3.30 — con la anterior versión, observamos que el fraseo adolece de cierto enmarañamiento sonoro. Problemas de compensación en 4.14 que evidencian cierta precipitación. La versión va de más a menos, ya que cuando más intenta Vladar acelerar más se desentiende del claro fraseo. Virtuosística coda que, empero, pensamos que no le va nada a este movimiento y resuelto final. Versión de aprobado.

DINU LIPATTI con la Orquesta del Festival de Lucerna dirigida por Herbert von Karajan: Dinu Lipatti fue uno de esos desgraciados casos de prematuro fallecimiento en la historia de la interpretación musical. Pese a su temprana muerte cuando apenas contaba con 33 años de vida, el rumano Lipatti fue uno de los más destacados pianistas de la primera mitad del siglo XX en el repertorio clásico y romántico. La estupenda introducción de Karajan no tiene ninguna prolongación en forma de cadencia por parte de Lipatti, quien se apresta como un valiente a atacar el movimiento. Extraordinaria finura la demostrada por Lipatti en los primeros compases de escalas ascendentes, exquisitamente tratados a nivel de dinámica sonora. El fraseo es absolutamente impoluto y de una elegancia magnífica, como se observa en las complicadas escalas posteriores a la exposición del segundo tema (Minuto 1.38). El buen hacer de Karajan logra que la conjunción entre solista y director sea realmente estupenda dentro de un tempo realmente vivaz y alegre. Las escalas moduladas en oposición son resueltas de una forma admirable por Lipatti, en donde técnica y equilibrio se dan de la mano. Notamos, eso sí, una ligera caída tras la reexposición del segundo tema (Minuto 4.34) apenas perceptible, una súbita aceleración producto, tal vez, de las componendas del directo. Cadencia final muy clásica, la única de todo el movimiento, y brillante conclusión con un magnífico Karajan en su mejor momento artístico. Versión de referencia a la que calificamos de sobresaliente.

STEPHEN KOVACEVICH con la Sinfónica de Londres dirigida por Sir Colin Davis: El americano Bishop-Kovacevich es uno de los grandes intérpretes de Mozart y Beethoven del siglo XX, sobre todo a nivel de grabaciones discográficas, el punto más fuerte de este pianista que llegó a estar casado con la argentina Martha Argerich. En los últimos años se ha dedicado más a la dirección orquestal, circunstancia que le ha restado protagonismo en el mundo de la interpretación pianística. Ya en los primeros compases observamos la peculiar forma de entender a Mozart por el controvertido Colin Davis, un Mozart genuino pero un tanto falto de chispa. La cadencia introductoria de Kovacevich pare un tanto manida y cursi. Colin Davis es un caso extraño dirigiendo a Mozart; no se puede negar su límpido fraseo y su claridad orquestal, pero el resultado final se antoja un tanto liviano. Por su parte, Kovacevich se decanta por una versión «romantizada» de Mozart, técnicamente irreprochable pero adoleciendo de un espíritu un tanto empalagoso. Segunda cadencia (Minuto 2.32) aún más finolis que la precedente que sugiere la idea de un Mozart todavía más aniñado de lo que realmente era. Los contrastes dinámicos, muy marcados, delatan una forma de tocar a Mozart muy superada y poco convincente. Es una mera cuestión de equilibrio armónico. No es una mala versión, técnicamente irreprochable, pero creemos que el concepto global está equivocado. Davis hace todo lo posible por resaltar la partitura orquestal, algo admirable, pero olvida que el protagonista del concierto es el pianista. La meticulosidad en Mozart la da la propia música, no la experimentación pretendidamente minuciosa. Eso le resta frescura a Mozart y, este aspecto, puede ser y de hecho es imperdonable. Al menos, la última cadencia nos parece del todo inteligente y muy adaptada al movimiento. El final resulta ciertamente personalista y muy al uso romántico. Versión de aprobado alto que puede seducir a algunos pero disgustar a otros. Cuestión de gustos.

FRIEDRICH GULDA con la Filarmónica de Viena dirigida por Claudio Abbado: El polifacético y siempre llorado Gulda fue uno de los más grandes intérpretes de Mozart. Entendió a su paisano austríaco como muy pocos y supo dotarlo de una chispa y un gracejo admirables. Sus últimas actuaciones, tocado con su inseparable kipa, al frente de la Filarmónica de Munich en su doble tarea de solista y director forman parte de la antología de la interpretación mozartiana. En esta versión que comentamos, Gulda ha sabido asociarse a otro de los mejores conocedores de Mozart, el milanés Abbado. Y el binomio se completa con la mejor orquesta del mundo para ejecutar a Mozart, la Wiener Philharmoniker. Gulda extrae un sonido bellísimo del piano aunque no menos bellas son las increíbles sonoridades de la sección de maderas de la orquesta. Sin embargo, la ejecución parece caerse por una senda carente de uniformidad. Da la impresión de que solista y director van a saltos y no logran asentarse en el discurso principal del movimiento. Luego del pasaje de las modulaciones, la interpretación parece ganar en unidad. En todo caso, Gulda exhibe una digitación extraordinaria que favorece un sonido genuinamente mozartiano. Magistral el pasaje de la reexposición del segundo tema (Minuto 4.49), muy contrastada con respecto a los compases precedentes y de un bellísimo sonido. Virtuosística cadenza final en donde se exhiben las mejores condiciones de Gulda y final enérgico pero en absoluto precipitado. Es complicado calificar esta versión. Nos decantamos por un notable alto. Por cierto, ¿Sabíais que Gulda estuvo toda su vida obsesionado con que iba a fallecer en la fecha del aniversario de nacimiento de Mozart? Pues lo consiguió: Falleció el 27 de enero de 2000 en Viena. Un genio este Gulda.

ALFRED BRENDEL con la Academy of St. Martin-in-the-Fields dirigida por Sir Neville Marriner: El checo nacionalizado austríaco y vecino de Londres, Alfred Brendel, pertenece a una región geográfica en donde se toca el piano de una manera apoteósica. Su mecánica es difícilmente superable y Brendel es uno de los grandes genios del piano de la segunda mitad del siglo XX. De un tiempo a esta parte ha realizado varios conciertos y recitales de despedida a lo largo de toda Europa. En cuanto a esta versión, lo primero a destacar es la gran claridad orquestal exhibida por Marriner en la introducción y el perfecto acoplamiento de Brendel con un sonido del piano realmente estupendo. Excelente el fraseo, desarrollando enteramente las ideas hasta el final, y buen ejercicio de la dinámica sonora. Otro aspecto positivo a destacar de Brendel es su gran manejo rítmico de la mano derecha, frecuentemente olvidado por otros intérpretes a la hora de ejecutar este movimiento. La dirección de Marriner es firme y precisa, alcanzando un extraordinario punto de equilibrio entre tempo y sonoridad. Brendel dibuja todas las frases con una magnífica musicalidad y no se deja llevar por ningún exceso. Formidable el paso — minuto 4.40 — hacia la reexposición del segundo tema, todo un ejercicio lírico entre orquesta y director. Cadencia de Radu Lupu, extraordinaria, y vibrante pero comedido final. Gran binomio el de Brendel y Marriner. Versión de referencia a la que no dudamos en calificar como de sobresaliente.

RUDOLF KEHRER con la Filarmónica de Moscú dirigida por Viktor Dubrovski: Nacido en Georgia y deportado a Alemania desde muy joven en tiempos de Stalin, Kehrer se ha destacado especialmente por su contribución al mundo de la fonografía con un extensísimo catálogo de obras grabadas con muchas orquestas y distintos directores. Además, ha destacado como un magnífico profesor de piano en numerosos centros de Europa y de Rusia, país al que retornó con frecuencia tras el fallecimiento de Stalin. Por lo que respecta a la versión, el tempo empleado en la misma es un poco más lento que en la precedente de Brendel, aunque dentro de los márgenes que pide esta pieza. Elegancia y límpido fraseo a más no poder, dentro de una eficientísima dirección orquestal de Dubrovski a la que sólo se le puede acusar de utilizar un exceso de instrumentistas. Por otra parte, sensacional la sección orquestal de maderas con un inconmensurable óboe. Kehrer sabe contrastar muy bien los pasajes estrictamente ligados con los que no lo son, dando la sensación de haber asimilado perfectamente la partitura. Magnífico el pasaje de las escalas cruzadas (Minuto 3.49), con la exhibición de una gran potencia en los ataques de las notas graves y el ensamblado acompañamiento orquestal. No menos atractivo el pasaje de la reexposición del segundo tema (Minuto 4.52), todo un derroche de gusto musical. Gran cadencia final — bellísimamente desarrollada — y portentoso final, muy bien dirigido por Dubrovski. Enorme versión a la que no podemos calificar sino de sobresaliente.

MONIQUE HAAS con la Sinfónica de la Radiodifusión de Baden-Baden y Freiburg dirigida por Hans Rosbaud: Alumna de Serkin y Casadesus, la siempre recordada pianista francesa Monique Haas fue una excepcional intérprete de la música de Ravel y Debussy, aunque no por ello descuidó el repertorio clásico de Mozart y Haydn. Sus características como pianista de una gran claridad y colorido tonal provocaron que se alejara un tanto de los compositores románticos, aunque en ocasiones fueron incluidos en sus programas. Después de una elegante introducción orquestal de Rosbaud, la solista ataca el primer tema sin ninguna cadencia previa. Excelente fraseo y articulación sonora en una interpretación vivaz y alegre. Magníficas las escalas intermedias y la transición a la nueva exposición. Haas no falla en ninguna nota y derrama seguridad interpretativa a raudales, como se demuestra en el pasaje — minuto 3.35 — de las escalas cruzadas. Buenísimo el acompañamiento de Rosbaud en todo momento y mágico el paso a la reexposición del segundo tema (Minuto 4.37). Cadencia «beethoveiana» exenta de amaneramientos y final del todo brillante. Versión que no dudamos en calificar como de sobresaliente.

GEZA ANDA con la Camerata Académica de Salzburgo dirigida por él mismo: El húngaro Geza Anda fue uno de los mejores intérpretes de Mozart — grabó toda la integral de los conciertos con el Mozarteum — que, sin embargo, hoy en día no goza de la popularidad que realmente merece. Naturalizado suizo, Anda fue un pianista muy admirado por directores de la categoría de Furtwängler. Ya desde los primeros compases de esta versión podemos apreciar una de las características más peculiares de Anda: Su preciso equilibrio, muy alejado de los recargados amaneramientos con que a veces se suele interpretar la literatura pianística de Mozart. La versión es menos impetuosa que otras precedentes, aunque eso no le resta categoría. El sonido que Anda extrae del piano es de una fabulosa claridad, en donde se escuchan de manera precisa todas y cada una de las notas. Buenas y solventes dinámicas sonoras dentro de un acompañamiento orquestal limpio de excesos. El pero que le podemos poner a esta versión es que, tal vez, sea un tanto lineal y resulte un tanto «anticuada» frente a las más modernas ejecuciones actuales. Cadencia final clásica basada en cambios de mano que desemboca con meridiana facilidad en la reexposición final. Versión de aprobado alto raspando el notable.

DEREK HAN con la Philharmonia Orchestra dirigida por Paul Freeman: Nacido en los EEUU y de padres chinos, el pianista y director Derek Han se graduó en la prestigiosa Juilliard School de Nueva York y comenzó su andadura artística como solista al conquistar el primer premio del Concurso Internacional de Atenas en 1977. Ha tocado con las mejores orquestas del mundo y su producción discográfica, que incluye la integral de los conciertos mozartianos junto con la English Chamber y la Philharmonia, es encomiable. Actualmente alterna su labor como solista con la de director artístico de Festival Internacional de Música de Cámara de Sarasota. En esta versión, Han presenta el tema principal tras una breve y recurrente cadencia introductoria. Seguidamente, dentro de una línea interpretativa que parece ciertamente insulsa por la poca gracia que de ella se desprende, advertimos una peculiar novedad: En el minuto 1.11, se escucha una bajada de Re a Do en vez de la consabida subida de la nota sensible a la tónica. Si bien el sonido producido por Han es de una impecable factura, la ejecución parece tomar rumbos románticos que, incluso así, no acaban de provocar una sensación de naturalidad en una lectura que se torna muy amanerada. El acompañamiento de Freeman no molesta en absoluto, pese a las floreadas cadencias solistas entre los distintos episodios. Eso sí, ciertas licencias, como la excesiva dureza de la cuerda — minuto 3.14 — parecen del todo contraproducentes. Con todo, el paso a la reexposición del segundo tema — minuto 5.11 — es bellísimo y enteramente equilibrado. Cadencia final marca de la casa, con logrados contrastes modulativos, que da paso a un final en donde se echa de menos un mayor volumen sonoro en el piano. Versión de aprobado.

ARTUR SCHNABEL con la Sinfónica de Londres dirigida por Sir Malcolm Sargent: Nacido en Lipnik, región polaca administrada por Austria en 1882, criado en Austria y Suiza, y nacionalizado norteamericano, Schnabel fue uno de los más grandes pianistas de la primera mitad del siglo XX. Alumno de Leschetizky en Viena, Schnabel fue el primer pianista que grabó la integral de las sonatas beethovenianas (Versiones que hoy en día son muy discutidas por algunos desajustes técnicos en los pasajes más rápidamente comprometidos). Con todo, Schnabel abrió la puerta al complejo mundo del piano de Beethoven en lo que se refiere a los registros discográficos, por lo que muchos pianistas posteriores que también llevaron a cabo la grabación de esa integral están en permanente deuda con él. Animada lectura de este movimiento, tras una chispeante introducción orquestal de Sargent. El fraseo de Schnabel es digno de admiración, así como su genial pulsación. El ataque de las primeras escalas — minuto 1.39 — es todo un compendio de buen hacer y de soltura. El tempo adoptado en este movimiento nos parece el justo, el que precisa esta pieza. Schnabel se va animando con la ejecución y nos ofrece momentos de auténtica maestría, como en el complicado pasaje — minuto 3.29 — de las escalas cruzadas ¡Prodigioso! Por otra parte, el manejo orquestal de Sargent nos parece de una calidad artística que ya la quisieran para sí muchas «figuras» del actual panorama de la dirección. El paso hacia la reexposición del segundo tema — minuto 4.28 — es toda una demostración de buen gusto en la que se también se aprecia un pasmoso dominio de la dinámica sonora por parte de Schnabel. Inédita cadencia final — realmente extraña — y final de antología. Versión de referencia absoluta que sólo podemos calificar como de sobresaliente cum laude. Genial Schnabel.

SVETLANA STANCEVA con la Orquesta del Festival Mozart dirigida por Alberto Lizzio: Curiosísima versión ¿Quiénes son realmente Svetlana Stanceva y Alberto Lizzio? Pues, atendiendo a la rumorología y a la nula información existente en la red sobre ambos intérpretes, llegamos a la conclusión de que NO EXISTEN. Al parecer, son pseudónimos de otros directores y artistas casi desconocidos y reclutados en Centroeuropa con la única intención de realizar grabaciones discográficas de muy bajo coste cuyo destino de venta final suele darse en kioskos acompañando el regalo «cultural» de algún periódico o en un supermercado que oferta una serie de «grandes hits de la Música Clásica» a precio de saldo. Las formaciones orquestales que se esconden bajo los altivos nombres de «Festival Mozart» no son sino reclutaciones puntuales de una serie de músicos de la zona para realizar dichas grabaciones. De esta manera, no podemos juzgar una interpretación pseudónima. Tan solo diré que es cursi y sosa a más no poder.

FAZIL SAY con la Orquesta de Cámara de Zurich dirigida por Howard Griffiths: Nacido en Ankara (Turquía) en 1970, Fazil Say amplió sus estudios musicales en Düsserldorf y llegó a ser profesor de piano y música de cámara en Berlín. Ha actuado como solista con las orquestas y directores de mayor prestigio y destaca además por su prolífica actividad como compositor y también como intérprete de jazz. Fazil Say es posiblemente el músico turco de mayor proyección internacional del momento. Tras una introducción orquestal algo recargada y una inicial cadencia solista un tanto improvisada, Say acomete el tema inicial con un excesivo énfasis en lo que a dinámica sonora se refiere (Mediante auriculares, se escucha cierto «acompañamiento» vocal del artista). Este aspecto va a ser una constante en todo el movimiento, con lo que la interpretación tiende a resultar algo romántica. Excelente técnica y fraseo de Say, quien no duda en intercalar todo tiempo de cadencias entre los distintos temas. El acompañamiento orquestal, pese a resultar algo gritón el algún episodio, es del todo decente. Muy dulzona la reexposición del tema secundario, seguida de unas escalas de acusado contraste sonoro. Cadencia ultrarromántica del propio Say y final desarrollado sin mayores complicaciones. Versión de aprobado de un pianista al que se nota que le gusta el jazz.

Ilustración debida a los buenos oficios de nuestro amigo Frank Ar

PAOLO SPAGNOLO con la Orquesta Alessandre Scarlatti de Nápoles dirigida por Francesco Molinari Pradelli: Nacido en Nápoles en 1930, Paolo Spagnolo fue un verdadero niño-prodigio que comenzó a ofrecer recitales a los siete años de edad. En 1947 conquistó el primer premio del Concurso Internacional de Ginebra. Paralelamente a su actividad como concertista, Spagnolo ha desarrollado una intensa labor pedagógica mediante su cátedra de piano en el Conservatorio de Nápoles. Tras una ortodoxa cadencia de introducción, Spagnolo ataca el tema principal con seguridad y acertado sentido rítmico. Apreciamos un ligero despiste técnico — minuto 1.25 — que pronto es resuelto sin mayores complicaciones. La versión presenta fragmentos excesivamente ligados con otros muy puntuados lo que, unido a un acompañamiento orquestal solvente pero de una calidad sonora muy justa, provoca que la ejecución se desequilibre por momentos. Muy buena la ejecución del difícil pasaje de las escalas cruzadas — minuto 4.00 — seguido de una conseguida transición hacia el primer tema. Ligadísima la reexposición del tema secundario (Cierto abuso de pedal) y complicadísima cadencia final de gran despliegue virtuosístico que no parece ensamblarse muy armoniosamente con la última reexposición. Brillante final, muy amplificado, de una versión que calificamos como de aprobado alto raspando el notable.

Recordamos que esta entrada complementa a una anterior basada en el mismo fragmento con versiones tomadas de vídeos en concierto