Venga, vamos a solfear un poco con este enlace que os dejo del aria Che faro senza Euridice de la ópera de Gluck, ORFEO Y EURIDICE. Es una de las melodías más inolvidables de toda la historia musical y os aseguro que es un placer enfrentarse a ella pese a su sencillez constructiva. Si añadimos la inolvidable voz de Teresa Berganza, sin duda la mezzo más completa que haya dado la interpretación musical, la experiencia es todo un éxtasis. Este fragmento que os dejo en el vídeo de enlace suele ser prueba de examen de solfeo en numerosos conservatorios del mundo y creo que es una buena pieza para evaluar nuestros conocimientos en esta materia. Os cuento un secreto: Es una de las melodías que han marcado mi vida y que ha servido para que ame la música desde que tengo uso de razón. Espero que a vosotros os ocurra lo mismo.

 Ánimo y no os pongáis nerviosos. Seguid la lectura primeramente en el pentagrama superior, que comienza con la melodía expuesta por los primeros violines para pasar, en el primer corte del vídeo, a ofrecer la voz de la mezzo (Compás Nº6). Os ayudará el poder ir siguiendo la letra del aria, que podéis tomar como referencia si os perdéis en algún momento. Para los que estén muy flojitos en solfeo, recomiendo que marquen con la punta de un bolígrafo en la pantalla las notas de la melodía principal. También puede ser útil marcar el compás de 4/4 con la mano (abajo-derecha-izquierda-arriba) mientras se procede con la lectura. Atentos a las indicaciones de tempo que vienen entre las dos claves y a las dinámicas sonoras en la parte superior del pentagrama. Observad la modulación a la dominante (Sol mayor) en el compás 17. Atentos al cambio de tempo en el compás 24 (adagio). En el compás 29 se retorna al tempo inicial y así viene señalizado en la partitura. Ojo a la inflexión del compás 39 y su cambio a tempo moderato, seguido por adagio tras un silencio vocal. Tened también en cuenta los calderones (semicírculo con un punto en medio) que están encima de algunas notas y que prolongan su valor natural. Especialmente atentos a los calderones situados en los compases 47 y 48, que sirven para retomar el motivo principal. A partir del compás 63, finalizada la intervención de la mezzo, la lectura se complica en el vídeo y no parece estar conjuntada con lo que escuchamos. No os preocupéis, es la conclusión.

 Si estáis «verdes» en solfeo, probad un par de veces a seguir la lectura tal y como os he indicado anteriormente y, a continuación, bajando el volumen de los altavoces, intentad volver a realizar la lectura mentalmente y en silencio. Venga, que es muy facilito. De verdad: ¿A qué es una melodía preciosa?  Esa es mi única intención: Que os enamoréis de estas notas tal y como yo lo hice en su momento.