Pronunciar hoy en día el nombre de Victoria de los Ángeles equivale a resumir una gran parte de la mejor historia del canto del siglo XX. Continuadora de Ofelia Nieto, Elvira de Hidalgo, María Barrientos y Lucrecia Bori, la soprano barcelonesa se convirtió en el valor lírico español más exportable, en avanzadilla a las también ilustres Teresa Berganza, Montserrat Caballé y Pilar Lorengar, y abrió el camino a la eclosión de las más importantes voces masculinas surgidas a partir de la década de los sesenta del siglo pasado: Jaume Aragall, Plácido Domingo, Alfredo Kraus, Josep Carreras… Durante decenios Victoria de los Ángeles paseó su arte por todos los confines y cautivó a sus auditorios con la frescura y terciopelo de su timbre, la elegancia del fraseo y la cálida expresividad de sus interpretaciones.

 Victoria de los Ángeles López García nació en Barcelona el 1 de noviembre de 1923 en el seno de una humilde familia en donde su padre, Bernardo, ejercía como bedel en la universidad. De manera más bien autodidacta y aprovechando que entre las aulas vacías de la universidad se encontraba un viejo piano, Victoria fue tomando contacto con la música hasta ingresar en el Conservatorio del Liceu de Barcelona y ponerse bajo la tutela de los profesores Mercè Plantado, Dolores Frau y Graciano Tarragó. El 20 de diciembre de 1940 participa en un concurso de Radio Barcelona y logra conquistar el mismo mediante la interpretación de unas arias de Puccini. El premio de este concurso era poder interpretar La bohème en el Teatro Victoria de Barcelona. Este acontecimiento inicia la carrera concertística de Victoria y la lleva a entrar en contacto con el conjunto instrumental Ars Musicae que dirigía José María Lamaña y cuyo repertorio, centralizado en la música barroca, estaba muy alejado de la práctica habitual. El 19 de mayo de 1944 debuta con Ars Musicae en el Palau de la Música Catalana y un año después se consagra en el Liceu debutando con el rol de la condesa de Las bodas de Fígaro de Mozart. Ya muy conocida en España, en 1947 Victoria logra el primer premio del Concurso de Canto de Ginebra, hecho que la catapulta hacia la carrera internacional. Debuta en 1949 por medio de un recital en Londres y desde entonces inicia una estrecha colaboración con el pianista Gerald Moore. El mismo año canta en la Ópera de París y más tarde en el Covent Garden y el Metropolitan neoyorquino, entorno este último en donde actuó varias temporadas seguidas con una calidad tan refinada que la hizo mundialmente famosa y le abrió las puertas del mundo discográfico.

 En 1952 Victoria debuta en el Teatro Colón de Buenos Aires con obras de Massenet y Puccini y a lo largo de esa década realiza numerosas giras por Japón, Australia, Sudáfrica, URSS y resto de Europa, debutando en Viena en 1957. En 1961 recibe la invitación de Wieland Wagner — quien la había escuchado unos días atrás durante un recital ofrecido en Alemania — para cantar el papel de Elisabetta de Tannhäuser en Bayreuth. Este fue uno de los puntos más altos en la carrera de Victoria, llegando a ser la primera cantante española que había debutado en Bayreuth. Ese mismo año participa también en el estreno mundial de La Atlántida de Falla en el Gran Teatre del Liceu, en donde también cantó en 1967. A mediados de la década de los sesenta, la carrera de Victoria se fue orientando hacia el lied y ofreció recitales antológicos a lo largo de todo el mundo acompañada de pianistas de la talla de Alicia de Larrocha o Geoffrey Parsons. En 1979 Victoria puso fin a su carrera operística con una gran interpretación del Pelléas el Mélisande de Debussy en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, aunque continuó su carrera concertística por medio de recitales. Un espinoso asunto sale a la luz pública el 22 de junio de 1992, cuando Victoria denuncia al llamado Clan Caballé la edición de un disco con el sello olímpico con carácter privado y lucrativo. Ese mismo año, y tras un veto de 27 años impuesto por Carles Caballé, empresario y hermano de Montserrat — siempre según la opinión del entorno de Victoria — la cantante regresa el 24 de julio al Liceu para ofrecer un recital. La carrera de Victoria continuó hasta el 28 de diciembre de 1997, fecha de su último concierto oficial, cuando cantó el primer recital ofrecido en el nuevo Teatre Nacional de Catalunya de Barcelona. Premiada con numerosos galardones, Victoria de los Ángeles obtuvo en 1980 el Premio Nacional de Música, en 1982 la Medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya y en 1991 el premio Príncipe de Asturias de las Artes. Tras un silencioso retiro de varios años, Victoria de los Ángeles falleció en Barcelona el 15 de enero de 2005, a los 81 años, víctima de una bronquitis. Su capilla ardiente fue instalada en el Palau de la Generalitat de Catalunya y al funeral ofrecido en la iglesia de Santa María del Mar acudieron miles de personas, entre ellas las principales figuras de la lírica internacional.

 Una de las características esenciales de Victoria de los Ángeles fue la de poseer un bellísimo timbre de voz de claras resonancias mediterráneas. Victoria buscó en esa belleza una manera más de hacer música, un oficio del que estaba profundamente enamorada. Siempre trató de explicar con mayor naturalidad lo que veía dentro de cada partitura, sintiendo la música con especial espontaneidad aunque siempre dentro de las más estrictas normas estéticas. La meta de Victoria de los Ángeles nunca se cifró en la perfección técnica, sino que ésta fue el punto de arranque para la creación artística y no un fin en sí misma. Para ella, el espíritu de la perfección no valía para nada si durante la actuación no se conseguía conectar emocionalmente con el público. Su registro agudo, sólido y vibrante, fue sin embargo la zona menos segura de su voz y con el tiempo se le presentaron problemas que se añadieron a los suyos propios personales. Es por ello que a partir de la década de los setenta cultivó más el recital y el lied, abandonando prácticamente el género operístico, debido a que en ambos estilos la voz gravita preferencialmente sobre el nivel central del registro. Otro de los grandes aciertos de Victoria de los Ángeles fue el de su extraordinaria facilidad para cantar en todos los idiomas sin acento alguno, lo que entrañaba un rigor profesional, una seriedad y una disciplina que hoy en día, por desgracia, se echa mucho de menos en ciertas vedettes que sólo aspiran al éxito rápido y fácil. Con todos esos mimbres interpretativos no es raro constatar que, para un gran número de críticos, colegas y demás profesionales de la música, la voz de Victoria de los Ángeles ha sido una de las más bellas y hermosas que jamás han existido.

 A pesar de que Victoria de los Ángeles nunca tuvo un claro referente de juventud, siempre confesó su admiración por tres cantantes: Kirsten Flagstad, Elisabeth Schumann y Lotte Lehmann. Entre los directores de orquesta con quienes más le gustaba trabajar se encontraban André Cluytens, Georg Szell, Herbert von Karajan, Wolfgang Sawallisch y, especialmente, Pierre Monteux, a quien la cantante definía como un artista increíblemente adorable. Siempre consideró su mejor grabación discográfica la Carmen de Bizet registrada junto a Sir Thomas Beecham, un director al que también admiraba pese a que sólo colaboró con él en los estudios de grabación. Su tesitura de voz, motivo de cierta controversia entre los críticos a la hora de clasificar la misma, fue considerada por ella misma como la de una lírico-spinto y reconoció además que siempre había cantado de una forma lírica y aligerando la voz. Nunca se mostró interesada por los roles dramáticos, siendo Madama Butterfly posiblemente la única excepción.

 Victoria de los Ángeles siempre se mostró muy crítica con la mediatización extrema de la interpretación operística, como lo fue en el famoso grupo de Los Tres Tenores formado por Domingo, Carreras y Pavarotti. Según Victoria, aquello no fue sino una consecuencia de la desaparición de los grandes cantantes a partir de los años sesenta del siglo pasado. Si económicamente aquello representa una extraordinaria fuente de riqueza derivada de los conciertos multitudinarios en estadios y posteriores grabaciones, lo cierto es que, según Victoria, aquello no se puede concebir como Canto con mayúscula. Es un show en el que los cantantes no se preocupan de proyectar su voz, ya que existen muchos micrófonos para ello. Con todo, la propia Victoria actuó en más de una ocasión en multitudinarios espectáculos de este tipo, como uno celebrado en las termas de Caracalla que la crítica no dudó de calificar como de abominable. Para ella, Alfredo Kraus ha sido el cantante con quien mejor se ha entendido en un escenario hasta el punto de que, durante una representación del Werther, la cantante comenzó a llorar de verdad presa de la emoción y a poco pudo terminar la función ante el susto del propio Kraus. Por contra, en una ocasión declaró que Giuseppe di Stefano era un grandísimo cantante, sin duda, pero que sobre el escenario él iba siempre a lo suyo y mostraba una vanidad casi pueril al finalizar la representación. Afirma que uno de sus mayores errores fue el aceptar el papel de Martha de Von Flotow que le ofrecieron en Nueva York, un rol que en absoluto se adaptaba a sus características y con el que se fatigaba durante las representaciones hasta extremos preocupantes. Siempre reconoció que, pese al éxito y la fama alcanzados, la vida le golpeó con dureza en sus aspectos más personales e íntimos.

 De entre la producción discográfica debida a Victoria de los Ángeles podemos mencionar los siguientes títulos (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra señalada): Canción de la paloma de El barberillo de Lavapiés de Asenjo Barbieri, acompañada por la Orquesta Nacional de España dirigida por Rafael Frühbeck de Burgos (EMI 17308); selección de Lieder Irlandeses arreglados por Beethoven, junto a Fischer-Dieskau y el Trío Francés (EMI 65061); Carmen de Bizet, junto a Plantey, Monteil y Linval, y la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Francesa dirigida por Sir Thomas Beecham (EMI 567357); selección de Lieder de Brahms, junto a Gerald Moore (EMI 67994); Chants´d´Auvergne de Canteloube, junto a la Orquesta de los Conciertos Lamoureux dirigida por Jean-Pierre Jacquillat (EMI 66993); selección de fragmentos de zarzuelas de Chapí, junto a la Orquesta Nacional de España dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 56535); Poema del amor y del mar de Chausson, junto a la Orquesta de los Conciertos Lamoureux dirigida por Jean-Pierre Jacquillat (EMI 64365); selección de fragmentos de zarzuelas de Chueca, junto a la Orquesta Nacional de España dirigida porFrühbeck de Burgos (EMI 56535); Tres canciones de Bilitis de Debussy, junto a Gonzalo Soriano (EMI 45824); Canción española de Las hijas de Cádiz de Delibes, junto a la Orquesta Sinfonía de Londres dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 56535); 7 Canciones populares españolas de Falla, junto a Gerald Moore (EMI 64028); La vida breve de Falla, junto a la Orquesta Nacional de España dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 67590); El amor brujo de Falla, junto a la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 67590); Requiem de Fauré, junto Fischer-Dieskau y  la Orquesta de la Sociedad del Conservatorio de París dirigida por André Cluytens (EMI 66946); Canciones populares españolas de García Lorca, junto a Miguel Zanetti (EMI 66783); selección de fragmentos de zarzuelas de Giménez, junto a la Orquesta Nacional de España dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 56535); Fausto de Gounod, junto a Christoff y Gedda, y la Orquesta de la Ópera Nacional de París dirigida por André Cluytens (EMI 69983); Colección de tonadillas de Granados, junto a Gerald Moore (TESTAMENT 1087); selección de arias de Haendel, junto a la Orquesta Goldsboroug dirigida por Arnold Goldsborough (TESTAMENT 1088); I pagliacci de Leoncavallo, junto a Björling, Warren y Cehanovski, y la Orquesta RCA Victor dirigida por Renato Cellini (EMI 85650); La corte del Faraón de Lleó, junto a la Orquesta Nacional de España dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 56535); De España vengo — título también de esta sección — de El niño judío de Luna, junto a la Orquesta Nacional de España dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 56535); Plaisir d´amour de Martini, junto a la Orquesta Sinfonia de Londres dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 56535); Cavalleria rusticana de Mascagni, junto a Corelli, Sereni y Vozza, y la Orquesta de la Ópera de Roma dirigida por Gabriele Santini (EMI 63967); Manon de Massenet, junto a Degay y Lens, y la Orquesta de la Ópera Cómica de París dirigida por Pierre Monteux (URANIA 282); Werther de Massenet, junto a Gedda, Mespié y Grigoriou, y la Orquesta de París dirigida por Georges Prêtre (EMI 62630); selección de Lieder de Mendelssohn, junto a la Orquesta Sinfonia de Londres dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 75888); El combat del somni de Mompou, junto a la Orquesta de los Conciertos Lamoureux dirigida por Antoni Ros-Marbá (EMI 62905); Canciones negras de Montsalvatge, junto a la Orquesta de la Sociedad del Conservatorio de París dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 69502); Ch´io mi scordi di te de Mozart, junto al Collegium Musicum de Londres dirigido por Pau Casals (MUSIC & ARTS 1187); selección de arias de Las bodas de Fígaro de Mozart, junto a la Philharmonia Orchestra dirigida por Walter Susskind (PREISER 89598); Cantos populares españoles de Nin, junto a Gerald Moore (NIMBUS 7947); Gianni Schicchi de Puccini, junto a Del Monte, Gobbi y Canali, y la Orquesta de Roma dirigida por Gabriele Santini (EMI 212714); La bohème de Puccini, junto a Merrill, Björling y Reardon, y la Orquesta Sinfónica RCA Victor dirigida por Sir Thomas Beecham (EMI 67753); Madama Butterfly de Puccini, junto a Björling, Sereni y Pirazzini, y la Orquesta de la Ópera de Roma dirigida por Gabriele Santini (EMI 63634); Suor Angelica de Puccini, junto a Chissari, Barbieri y Vozza, y la Orquesta de la Ópera de Roma dirigida por Tullio Serafin (MEMBRAN 232914); Dido y Eneas de Purcell, junto a Harper, Glossop y Robson, y la English Chamber Orchestra dirigida por Sir John Barbirolli (EMI 65664); Melodías hebraicas de Ravel, junto a la Orquesta de la Sociedad del Conservatorio de París dirigida por Georges Prêtre (EMI 45824); Stornellatrice de Repighi, junto a Gerald Moore (PREISER 89598); selección de Canciones y Villancicos de Rodrigo, junto a la Orquesta dela Sociedad del Conservatorio de París dirigida por Frühbeck de Burgos (EMI 65061); El barbero de Sevilla de Rossini, junto a Alva, Evans y Bruscantini, y la Royal Philharmonic dirigida por Vittorio Gui (EMI 67765); Duo de los gatos de Rossini, junto a Elisabeth Schwarzkopf y Gerald Moore (EMI 67994); selección de Lieder de Schubert, junto a Gerald Moore (EMI 65061); selección de Lieder de Schumann, junto a Gerald Moore (TESTAMENT 1087); selección de Canciones de Toldrá, junto a la Orquesta Ciutat de Barcelona dirigida por Antoni Ros-Marbá (EMI 62905); Farruca de Turina, junto a Gerald Moore (NIMBUS 7947); La traviata de Verdi, junto a Polloto, Ercolani y Giaiotti, y la Orquesta de la Ópera de Roma dirigida por Tullio Serafin (EMI 73824); Simon Boccanegra de Verdi, junto a Gobbi, Christoff y Monachesi, y la Orquesta de la Ópera de Roma dirigida por Gabriele Santini (EMI 67483); Bachiana Brasileira nº5 de Villa-Lobos, junto a la Orquesta Nacional de la ORTF francesa dirigida por Heitor Villa-Lobos (EMI 67229); y, finalmente, Tannhäuser de Wagner, junto a Bumbry, Windgassen y Greindl, y la Orquesta del Festival de Bayreuth dirigida por Wolfgang Sawallisch (OPERA D´ORO 1172). Nuestro humilde homenaje a una de las mejores cantantes líricas de la historia de la interpretación musical, Victoria de los Ángeles.