Witold Rowicki

Witold Rowicki, directores de orquesta

Si bien Frederic Chopin es considerado como la mayor figura musical nacida en Polonia, no es menos cierto que su carrera se desarrolló principalmente en Francia y, pese a adoptar muchas fórmulas musicales basadas en el folklore polaco, no puede ser considerado como un compositor netamente nacionalista polaco. La verdadera explosión musical polaca se produjo a principios del siglo XX con la llegada a París de Karel Szymanowski, autor que también trascendió el nacionalismo hasta una cierta vanguardia.

Más adelante, a mediados de siglo, el Festival de Otoño de Varsovia creo una legión de compositores vanguardistas polacos que llegó a invadir Europa y cuyos máximos representantes fueron Penderecki y Lutoslawski, éste posiblemente el mejor compositor polaco de la centuria. Otros autores polacos de la época fueron Gorecki, Kotonski, Baird, Bacewicz, Serocki y Dobrowolski. A nivel interpretativo, destacaron más los solistas y teóricos polacos que los directores de orquesta. Paul Kletzki nació en Polonia pero desarrolló la mayor parte de su carrera en Alemania y Suiza. Similares fueron los casos de Artur Rodzinski y de Stanislaw Skrowaczewski, maestros que acabaron emigrando a los EEUU. Por otra parte, René Leibowitz terminó por nacionalizarse francés. Tal vez, el primer director polaco de proyección internacional que desarrolló su carrera mayormente en su patria fue Witold Rowicki.

¿Dónde nació Witold Rowicki?

Witold Rowicki nació el 26 de febrero de 1914 en Taganrog, ciudad portuaria del Mar de Azov y en la actualidad bajo administración rusa. A partir de 1923 se inició en la música tomando clases en las escuelas de Zywiec y Nowy Sacz hasta que en 1931 fue admitido en el Conservatorio de Cracovia para estudiar violín con Artur Malawski y composición con Michael Piotrowski y Wallek-Walewski. En esta institución pronto Witold se destacó como uno de sus mejores estudiantes y en vista de ello fue becado por el gobierno con una asignación monetaria mensual. Finalizados sus estudios en 1933 y habiendo obtenido el diploma de violín, Rowicki participó en algunos conciertos patrocinados por la Radio Polaca de Cracovia, llegando a debutar como director en 1933.

A partir de 1938, Rowicki ejerció como profesor de violín en el Conservatorio de Cracovia. Durante la ocupación nazi de Polonia, Rowicki trabajó también como miembro solista de violín y viola en la Orquesta Sinfónica de Cracovia y, paralelamente, de 1940 a 1945 se perfeccionó en sus estudios de composición con Jachimecki y Hindemith. Nada más finalizar el conflicto bélico, Rowicki fundó (más bien, reactivó) en 1945 la Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca en la ciudad de Katowice, formación que un par de años más tarde sería dirigida, tras su regreso a Polonia, por Greg Fitelberg mientras que Rowicki se mantuvo como director asistente.

En 1950 Witold Rowicki fue designado director artístico de la Orquesta Filarmónica Nacional Polaca, agrupación de la que fue titular en los períodos de 1950 a 1955 y de 1958 a 1977, y con la que realizó numerosas giras por el extranjero. Esta orquesta fue además la encargada de asistir a los concursantes en el prestigioso Premio Chopin de Varsovia hasta 1970. Al mismo tiempo, Rowicki fue nombrado en 1952 director del Conservatorio de Varsovia (Academia de Música del Estado de Polonia), cargo en el que permaneció durante un par de años.

Ya en 1965, Witold Rowicki fue el encargado de ofrecer la primera representación en el reconstruido Teatro Wielki de Varsovia, destruido durante los años de guerra, y para dicho acontecimiento estrenó una ópera de su compatriota Moniuszko. Por tal motivo, un año más tarde Rowicki fue condecorado con la Medalla del Estado de Polonia y prosiguió con sus conciertos al frente de la Filarmónica Nacional, formación de la que se desvinculó formalmente en 1977 para posteriormente ocuparse durante algunas temporadas de los cursos magistrales de dirección orquestal impartidos en Viena.

En 1983, Witold Rowicki fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de Bamberg por un período de dos años. Con esta misma formación Rowicki se presentó en 1985 en el Teatro Real de Madrid con un programa basado en obras de Mozart y Bruckner. Aquel concierto sirvió para delatar la falta de profesionalidad de algunos críticos musicales madrileños, del todo ignorantes con el cambio a última hora de la sinfonía programada de Mozart por otra del mismo autor y de la cual no hubo la más mínima constancia en los programas de mano. (La desvergüenza de algunos críticos llegó hasta el extremo de escribir su columna musical sobre la versión ofrecida por Rowicki de la Sinfonía 36 de Mozart cuando en realidad se ejecutó la Haffner…). Luego de su paso por Bamberg, Rowicki inició una brillante carrera como director invitado hasta que la muerte le sorprendió en Varsovia el 1 de octubre de 1989 a los 75 años de edad.

Witold Rowicki fue un director del todo puro y simple, radicalmente alejado de la pluralidad y de un concepto musical basado en la ideología. Sus gestos resultaban del todo espartanos y gustaba de ir al grano directamente, sin concesiones de ningún tipo. Implacable y contundente, Rowicki poseía sin embargo una lucidez y coherencia musical muy válida para interpretar a los sinfonistas alemanes. Las lecturas de estos autores resultaban a menudo potentes, sin perfiles, robustas y, tal vez, con un exceso de crudas sonoridades y dureza de acentos. Solía emplear tempi mayormente ligeros que dotaban a sus interpretaciones de un aspecto nervioso y eléctrico en ocasiones, muy a contraestilo de las tradicionales versiones románticas tan de moda en su tiempo. Muy comprometido con la música de su país, Rowicki nos brindó un buen puñado de grabaciones discográficas de autores como Kilar, Karlowicz y Szymanowski.

De entre la producción discográfica debida a Witold Rowicki podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para dos pianos de Bacewicz, junto con Jerzy Maksymiuk y Jerzy Witkowski, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia (RCO 5001); Suite de El lago de los cisnes de Chaikovski dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia (DG 415789); Concierto para piano nº1 de Chopin, junto a Grigory Sokolov y dirigiendo la Filarmónica de Munich (CAPRICCIO 7039); Concierto para piano nº2 de Chopin, junto a Regina Szmendzianka y dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia (MUZA 0069); Concierto para orquesta de Lutoslawski dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia (PHILIPS 464043); Concierto para piano nº5 de Prokofiev, junto a Sviatoslav Richter y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Varsovia (DG 449744); y, finalmente, Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov, junto a Wladyslaw Szpilman y dirigiendo la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia (MUZA referencia desconocida). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.