Uno de los más grandes tenores de su generación
Muchos cantantes han obtenido el éxito y la fama mundial merced a una excepcional técnica interpretativa capaz de resolver los más complicados pasajes de las partituras con verdadera brillantez. Sin embargo, son más bien pocos los que atesoran una de las grandes virtudes que separan la línea entre lo meramente eficaz y lo realmente excepcional: La belleza del timbre de voz. El cantante catalán Josep Carreras debe sus éxitos, en buena parte, a estas dos condiciones que emplea con una generosidad y entrega del todo arrolladoras. Pero además, y ya en medio de una fama y reconocimiento unánimes, Carreras superó una de las asignaturas más difíciles a la que puede verse sometido un ser humano. Su milagrosa curación de una gravísima leucemia en menos de un año le convirtió en todo un símbolo muy especial para millones de personas. Hoy en día, y gracias a su tesón y fuerza de voluntad, Josep Carreras sigue siendo uno de los más grandes tenores de su generación.
Josep Carreras nació en Barcelona el 5 de diciembre de 1946 en el seno de una familia en donde el padre ejercía como guardia urbano mientras que la madre regentaba una peluquería. Si bien en la familia no existían antecedentes musicales, pronto los padres de Josep se dieron cuenta de la enorme inclinación que mostraba su hijo por la música. Consecuentemente, el pequeño Josep ingresó en el Conservatorio con apenas siete años de edad y ya desde entonces tuvo muy claro que su especialidad iba a ser el canto, aspecto en el que tuvo mucho que ver la asistencia en 1955 a una representación operística en el Liceu protagonizada por Renata Tebaldi. Allí tuvo como primera profesora a Magda Pruneda. Si bien el pequeño Josep ya entretenía a las clientas de la peluquería de su madre improvisando algunas actuaciones, fue en un concurso radiofónico donde Carreras, merced a una magnífica interpretación de La donna è mobile, llamó la atención de don Juan Antonio Pamias, a la sazón director del Gran Teatre del Liceu. Corría el año 1958 cuando Pamias instó al joven Carreras a cantar El retablo de Maese Pedro bajo la dirección de José Iturbe. La velada resultó un completo éxito y tanto crítica como público quedaron gratamente sorprendidos antes las enormes cualidades mostradas por un chaval de once años. Por fortuna, la familia de Josep se negó en rotundo a que nadie explotase comercialmente las dotes de su hijo.
Ya en la adolescencia, Josep Careras continuó sus estudios con el profesor de canto Jaume Francesc Puig, con quien trabajó desde 1963 a 1968. El 8 de enero de 1970, Carreras debuta profesionalmente en el Liceu junto con Montserrat Caballé, soprano cuya influencia fue decisiva para el lanzamiento internacional del tenor. En ese mismo año ambos cantantes obtienen un colosal éxito cantando Lucrezia Borgia, por lo que Carreras es invitado a participar en Londres y Nueva York. En 1971 Carreras contrajo matrimonio con Mercedes Pérez y obtuvo además el primer premio en el Concurso Internacional de Canto Giuseppe Verdi de Parma. Este galardón le abrió las puertas de los principales coliseos italianos y consecuentemente debutó en Parma en 1972 con La bohème, actuando con otra cantante con la que colaborará asiduamente a lo largo de su carrera, Katia Ricciarelli. Antes de acabar ese año Carreras cantó en el New York City Opera con tanto éxito que fue requerido para las cinco temporadas posteriores. No tardó en llegar el debut en el Metropolitan, circunstancia que se produjo el 18 de noviembre de 1974 cantando Tosca. Aquel año de 1974 resultó triunfal para Carreras, ya que además triunfó en la Royal Opera House de Londres y en la Ópera de Viena. El público londinense se quedó prendado de un tenor al que ya conocían por sus anteriores actuaciones en el Royal Festival Hall. El esperado debut en La Scala se produjo en 1975 cantando, junto a la Caballé, Un ballo in maschera y obteniendo un éxito arrollador. Fue entonces cuando el director austríaco Herbert von Karajan invitó a Carreras a cantar en Salzburgo el Requiem de Verdi. A partir de ese momento se inició una estrecha colaboración entre ambos artistas que dio como resultado un buen puñado de relevantes grabaciones discográficas. En 1982 Carreras cantó Carmen por primera vez en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y desde entonces dicho rol lo paseó por los principales coliseos del mundo. Un par de años después, Carreras grabó West Side Story de Leonard Bernstein luego de salvar algunas dificultades iniciales de comprensión de dicha partitura. Contando sus actuaciones como triunfos, Carreras era uno de los tenores más solicitados del panorama lírico mundial a mediados de los años ochenta.
El 13 de julio de 1987 Carreras se ve obligado a suspender una grabación a causa de una infección bucal y es ingresado en un hospital de París. Al día siguiente, el doctor Bernard le confirma la gravedad de su enfermedad, una leucemia de muy difícil curación. Carreras no se descompuso ante esta gravísima circunstancia y se trasladó hasta Seattle a mediados de 1987 para someterse a un trasplante de médula. Afortunadamente, la evolución de la enfermedad resultó del todo positiva y Carreras retornó a Barcelona el 27 de febrero de 1988. Recuperada su salud, Carreras volvió a su profesión y ofreció numerosos recitales por todo el mundo. En 1990, y con motivo de la celebración de los Mundiales de Fútbol en Italia, Carreras participa en un recital junto con Pavarotti y Plácido Domingo que se convertiría en el primero de una serie de actuaciones, criticadas a veces por los más puristas, del conjunto conocido como Los Tres Tenores. Las giras y grabaciones realizadas con este conjunto le dieron a Carreras, aún más si cabe, una enorme fama internacional. Galardonado con el premio Príncipe de Asturias en 1991, la vocación de Carreras ha continuado plagada de éxitos desde entonces, compaginando esa labor artística con la presidencia de la Fundación Internacional contra la Leucemia. Tras contraer nuevo matrimonio en 2006 con la azafata Jutta Jäger, en mayo de 2009 The Times ofrece unas declaraciones de Carreras en las que se afirma que se retira de los escenarios operísticos para centrarse únicamente en conciertos y recitales. Ante el revuelo causado por dicha noticia, el tenor no tardó en ofrecer un comunicado en el que desmentía rotundamente esa afirmación aparecida en The Times y en la que declaró que volvería a cantar ópera siempre que se den las condiciones apropiadas y óptimas para ello. En los últimos tiempos, la polémica ha rodeado a Carreras merced a unas supuestas declaraciones en donde afirmaba su deseo de una Catalunya independiente.
Para la gran mayoría de la crítica y de los aficionados, el secreto del éxito de Josep Carreras radica en la humanidad que transmite en su canto, en un generoso poder de comunicación que traduce todos los matices y la riqueza expresiva de las obras que canta. Su voz muestra un esplendor máximo, con un bellísimo y cautivador timbre que se apoya en una exquisita musicalidad y en un dominio casi perfecto de la técnica. Carreras es un magnífico intérprete del estilo verdiano en base a su expresivo registro lírico y a una portentosa dicción. La palabra es tan importante como la voz para Carreras, quien afirma que es fundamental que el público sepa lo que se está cantando en todo momento. El repertorio del tenor barcelonés es variadísimo, desde el belcanto al verismo, y es uno de los tenores que más óperas completas ha registrado en disco. También ha realizado incursiones en otro tipo de música más ligera y en sus recitales suele divulgar una serie de arias menos conocidas del repertorio.
Josep Carreras un tenor muy admirado
Josep Carreras ha sido y es un tenor muy admirado por las más relevantes figuras del panorama musical internacional. Tras salvar una serie de dificultades iniciales con Leonard Bernstein durante la grabación de West Side Story, el director americano manifestó que Carreras era uno de los más grandiosos tenores con los que había nunca colaborado. Aún más cercana fue la relación artística entre Carreras y el director Herbert von Karajan, quien declaró en repetidas ocasiones que el tenor barcelonés era su predilecto. Por su parte, el tenor italiano Giuseppe di Stefano — con quien siempre tuvo muchos puntos en común según la opinión de algunos especialistas — manifestó, tras escuchar a un joven Carreras en su debut en Parma, que el tenor español lo tenía absolutamente todo para triunfar. Pero si hay una artista cuya relación ha sido del todo íntima con Carreras, ésta no ha sido otra que Montserrat Caballé. La soprano barcelonesa ayudó muchísimo a Carreras durante sus inicios y siempre creyó a fe ciega en su talento y sus posibilidades. Ambos artistas han compartido escenario en cientos de ocasiones y, en palabras del propio Carreras, la relación entre ellos fue siempre de tipo íntimo y familiar, incomparable a la que haya podido mantener con otros colegas de profesión. Empero, esta relación pareció enfriarse un tanto cuando Carreras se divorció de su primera esposa, gran amiga del entorno de la Caballé. Con todo, Carreras nunca ha escatimado elogios hacia la soprano barcelonesa y siempre ha manifestado su veneración por ella.
De entre una gran y extensa discografía debida a Josep Carreras podemos mencionar las siguientes grabaciones:
(advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra señalada)
Selección de arias de Bellini, junto a Martin Katz (SONY 45863); West Side Story de Bernstein, junto a Troyanos, Kanawa y Ollmann, y la Sinfónica de Londres dirigida por Leonard Bernstein (DG 447958); Carmen de Bizet, junto a Baltsa, Zednik y Van Dam, y la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan (DG 410088); Adriana Lecouvreur de Cilèa, junto a Caballé, Cossotto y Vinco, y la Orquesta Sinfónica NHK de Tokio dirigida por Giancarlo Masini (VIDEO ARTISTS 4435); El elixir del amor de Donizetti, junto a Ricciarelli y la Orquesta Sinfónica de la RAI de Turín dirigida por Claudio Scimone (PHILIPS 475442); Lucia de Lammermor de Donizetti, junto a Sardinero, Murray y Caballé, y la New Philharmonia dirigida por Jesús López Cobos (PHILIPS 426563); Poliuto de Donizetti, junto a Gavanelli, Ricciarelli y Pons, y la Orquesta Sinfónica de Viena dirigida por Oleg Caetani (CBS 44821); Siete Canciones populares españolas de Falla, junto a la English Chamber dirigida por Luciano Berio (PHILIPS 432889); Andrea Chénier de Giordano, junto a Zancanaro, Pane y Federici, y la Orquesta de la Ópera de Hungría dirigida por Giuseppe Patané (CBS 42369); Romeo y Julieta de Gounod, junto a Wise, Esteve y Monachesi, y la Orquesta del Teatre del Liceu dirigida por Jacques Delacôte (OPERA D´ORO 1203); Granada de Agustín Lara, junto a la English Chamber dirigida por Roberto Benzi (PHILIPS 432825); Matinatta de Leoncavallo, junto a la English Chamber dirigida por Enrique García Asensio (PHILIPS 411422); Pagliacci de Leoncavallo, junto a Scotto, Benelli y Allen, y la Philharmonia Orchestra dirigida por Riccardo Muti (EMI 63650); La Gioconda de Ponchielli, junto a Manuguerra, Payne y Caballé, y orquesta sin mencionar dirigida por Jesús López Cobos (OPERA D´ORO 1202); La bohème de Puccini, junto a Scotto, Stratas y Morris, y la Orquesta del Metropolitan de Nueva York dirigida por James Levine (DG 1347209); Madame Butterfly de Puccini, junto a Berganza, Pons y Freni, y la Philharmonia Orchestra dirigida por Giuseppe Sinopoli (DG 423567); Manon Lescaut de Puccini, junto a Te Kanawa, Matteuzzi y Tajo, y la Orquesta del Teatro Comunal de Bolonia dirigida por Riccardo Chailly (DECCA 460750); Tosca de Puccini, junto a Ricciarelli, Raimondi y Corena, y la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan (DG 413815); Turandot de Puccini, junto a Caballé, Freni y Corazza, y la Orquesta Filarmónica de Estrasburgo dirigida por Alain Lombard (EMI 65293); Otello de Rossini, junto a Von Stade, Ramey y Lewis, y la Philharmonia Orchestra dirigida por Jesús López Cobos (PHILIPS 432456); Samson et Dalila de Saint-Saëns, junto a Malmberg, Baltsa y Estes, y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera dirigida por Sir Colin Davis (PHILIPS 942202); Aida de Verdi, junto a Cappuccilli, Van Dam y Raimondi, y la Filarmónica de Viena dirigida por Herbert von Karajan (EMI 69300); Don Carlo de Verdi, junto a Baltsa, Cappuccilli y Taimondi, y la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan (EMI 69304); I due Foscari de Verdi, junto a Ricciarelli, Ramey y Cappuccilli, y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Austria dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 950702); I lombardi de Verdi, junto a Bini, Dimitrova y Vannini, y la la Orquesta del Teatro de la Scala dirigida por Gianandrea Gavazzeni (KULTUR VIDEO 2036); Il corsaro de Verdi, junto a Norman, Mastromei y Caballé, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 492102); Il trovatore de Verdi, junto a Ricciarelli, Lloyd y Masurok, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Sir Colin Davis (PHILIPS 446151); Jérusalem de Verdi, junto a Falcone, Monreale y Corradi, y la Orquesta de la RAI de Turín dirigida por Gianandrea Gavazzeni (BELLA VOCE 7213); La battaglia di Legnano de Verdi, junto a Ricciarelli, Summers y Murray, y la Orquesta de la Radio de Austria dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 942502); La forza del destino de Verdi, junto a Bruson, Baltsa y Burchuladze, y la Philharmonia Orchestra dirigida por Giuseppe Sinopoli (DG 419203); La traviata de Verdi, junto a Scotto, Mazzini y Bruscantini, y la Orquesta del Teatro de la Scala dirigida por Nino Verchi (OPERA D´ORO 1279); Luisa Miller de Verdi, junto a Bruson, Silva y Ricciarelli, y la Orquesta del Teatro de Turín dirigida por Fernando Previtali (OPERA D´ORO 1205); Macbeth de Verdi, junto a Milnes, Raimondi y Cossotto, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Riccardo Muti (EMI 67128); Rigoletto de Verdi, junto a Shuttleworth, Evans y Wise, y la Orquesta de la Ópera de Nueva York dirigida por Julius Rudel (GALA 549); Simon Boccanegra de Verdi, junto a Van Dam, Freni y Ghiaurov, y la Orquesta del Teatro de la Scala dirigida por Claudio Abbado (DG 449752); Stiffelio de Verdi, junto a Sass, Ganzarolli y Manuguerra, y la Orquesta de la Radio de Austria dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 422432); y finalmente Un ballo in maschera de Verdi, junto a Caballé, Wixell y Payne, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Sir Colin Davis (PHILIPS 426560).
Nuestro humilde homenaje a este excepcional tenor barcelonés. Si os ha gustado nuestro post puedes votar estrellas y compartir con tus amigos. Gracias!!!!!
Todo mi respeto y admiración hacia este gran artista y hombre entrañable…nunca he visto un final de Carmen tras el cual el artista sale a saludar totalmente descompuesto, casi sin poder respirar…Carreras va hasta el fondo, Carreras se entrega, nuna se queda en la superficie. Cuanto ha evolucionado el mundo , a pesar de las aparencias, desde la época en la cual se consideraba a los tenores como un pelín «tontos» porque se quedaban en esto de haacer brillar la voz ! Pero vino Björling, vino Carlo Bergonzi, vino Vickers en su repertorio, y el mundo cabió. Hay otro tenor catalan que a mi me gusta muchísimo, es jaime Aragall, lo vi hace mucho años en Los cuentos de Offmann, extraordinario !
Coincido totalmente en sus apreciaciones sobre Josep Carreras y Jaume Aragall. Pero, no sé si estará de acuerdo conmigo, maestro Mounielou, en que Aragall pudo haber llegado mucho más lejos (sus condiciones son portentosas) de no haber hecho gala de un absurdo divismo que se ganó el rechazo de buena parte de los aficionados. Siempre han circulado anécdotas de Aragall por ahí y no seré yo quien decida darles o no crédito. Pero lo cierto es que han supuesto una losa para su figura en forma de comentarios nada edificantes sobre su persona. Y, al hilo de esto, también Carreras en sus principios adoleció de este mismo problema cuando iba como protegido de la Caballé (y digo esto con la máxima prudencia posible, ya que me ha llegado por terceras fuentes. Yo nunca tuve un acercamiento a su figura cómo para poder opinar al respecto). Sea como fuere, el timbre de voz de Carreras me parece una delicia.
Mi abrazo, admirado Jean François.
LEITER
Sin duda el éxito de Josep se encuentra en su bello timbre vocal. No tiene la potencia de un Plácido o un Pavarotti, pero es dulce y muy lírico; así en los pasajes más sonoros hay un equilibrio entre la fortaleza y la suavidad, que resulta en interpretaciones bellísimas como «Quando le sere al placido», que en su voz siempre ha sonado fantástica.
Por eso mismo, su voz es la más apropiada para el repertorio italiano, no así para el alemán. Me resultaría inconcebible pensar que abordara a Tannhäuser o a Siegfried. Simplemente no cuadra.
Su intervención en el Requiem de Verdi, dirigido por Karajan en 1986, es monumental:
http://youtu.be/WxEGOPd95pk
Es una versión monumental, con un Carreras admiradísimo por el anciano Director, quien ya se encontraba a las puertas del Paraíso. He aquí lo que Herr von Karajan pensaba de Carreras:
http://youtu.be/XeG9yuykigM
Algo está mal en el doblaje al español de la voz de Karajan (quien habla en francés); tal vez Jean François nos pueda ayudar.
Tuve oportunidad de ver a Josep en un hermoso concierto en Brasil, hace ya muchos años. Hubo algún sector de la prensa que no aplaudió su recital, pero yo lo encontré magnífico. Sucede que aquellos que le criticaron, eran periodistas sin un ápice de conocimiento musical; lo digo sabiendo puntualmente esta circunstancia: eran sujetos que que hablaban «de la ópera El Cascanueces de Tchaikovsky»! Habíais escuchado algo más estúpido que eso?
Si Josep dejara los escenario operísticos para concentrarse en conciertos y recitales, no creo que estaría del todo mal: se le aprecia mucho más la dulzura de su voz en esta clase de presentaciones.
Mi abrazo querido Leiter.
Admiro su prudencia, Leiter, frente a las anécdotas. A mi me gustan cuando se trata de las folkloricas porque es parte del juego y tengo muchas anecdotas con olor a peineta de la mismisima Isabel Pantoja…pero en cuanto a los artistas de categoría, prudencia… Nunca traté de averiguar lo de las mermeladas del doctor Böhm, que habría ido a un buffet y ordenado a su secretario llevarse mermeladas en el bolsillo…de veras se contaba esto mucho en los años 70, pero yo pasaba, ni quería saber estas cosas .Los artistas tienen sus miserias pero solo es questión de mirar hacia otro lado…
De veras, Iván, que yo tampoco entiendería la incursión wagneriana de Carreras. Es como si escucháramos a Lauritz Melchior cantando a Bellini… Sobre el asunto de los periodistas brasileiros que mencionas, pues claro ¿Quién no ha oído hablar de las sinfonías de Rossini, de las óperas de Brahms o de los conciertos para piano de Wagner? Ignorantes hay por todas partes. El problema verdadero es cuando, desde una ignorancia tal vez disculpable, se intenta sentenciar ex cathedra. Ya comenté una vez que el dueño de una tienda musical de Madrid se empeñaba en decir que Liszt había sido alumno directo de Bach. No tardó mucho en cerrar la tienda, claro.
Jo, maestro Mounielou, pues ahora me acaba de dejar intrigado con el asunto de las mermeladas del doctor Böhm… (Es broma). Tal vez Iván lo pueda confirmar, pero se dice que Karajan cedía a cualquier pretensión musical si le regalaban una miniatura de colección de algún coche. Cuentan que algunas grabaciones discográficas fueron posibles gracias a ese pequeño detalle…
Un abrazo, amigos
LEITER
Norman Lebrecht es el responsable de esa incisiva leyenda, contradiciendo así su comentarios según los cuales Karajan sólo abordaba el repertorio para plasmarlo en disco si había jugosas sumas de dinero de por medio.
¿Dinero o coches en miniatura? ¿Qué más van a decir estos? JAJAJA
Bien se quejaba Helena Matheopoulous de las absurdas historias que circulaban en contra de Karajan y que ella misma se encargó de verificar su falsedad.
Bueno, ¿y a quién no le gusta una buena mermelada?
Saludos a todos.
No se oye laa voz del maestro Karajan hablando por detras del interprete pero el inicio de la traducción es muy malo, y se nota que a esta persona le da igual su pesime trabajo…
Una maravilla asoluta este requiem de verdi, me encanta literalmente el trabajo de Karajan con esta obra ( sin embargo nunca me gustó tanto en el requiem de
Mozart,,,). Y todo un lujo poder verlo dirigir e inspirar tanto al coro como a los cantantes !