En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la Obertura de La novia vendida (Prodaná Nevesta) del compositor bohemio Bedrich Smetana en la magnífica versión llevada a cabo en 1938 por Bruno Walter y la Orquesta Sinfónica de Londres. Dicha grabación se encuentra disponible en el sello IDI (Ref 6509). Estrenada en Praga bajo la propia dirección del autor el 30 de mayo de 1866, La novia vendida supuso la segunda ópera de Smetana y su primer intento de escribir comedia. La obra, posteriormente revisada, presenta numerosas canciones populares checas e ilustra una agradable historia de amor en la que todos los personajes tienen unas características musicales específicas que se mantienen durante toda la ópera. La obertura que aquí presentamos está construida sobre temas que irán apareciendo a lo largo de la obra. Vivo y efervescente, el tema inicial de danza es llevado en una rápida y ligera carrera de los violines hasta una parte central mucho más melódica. El ambiente general que se respira en esta obertura es el de una alegre verbena checa.
Desde el Barroco y el Clasicismo, Bohemia (e incluyendo también Moravia y Eslovaquia) llenó Centroeuropa de excelentes y muy reconocidos músicos, como Stamitz y Benda, pero que en realidad eran considerados austríacos, ya que esas regiones pertenecían al imperio de los Habsburgo. El Romanticismo ahondó en los sentimientos nacionalistas de esas tierras y pronto se va a desarrollar una ópera en lengua checa y una música con rasgos folklóricos propios. Si bien Antonin Dvorak fue el maestro indiscutible que supo unir el profundo sentido checo con el dominio de las formas centroeuropeas heredadas de Brahms, el fundador de la nueva escuela nacionalista checa no fue otro que Bedrich Smetana.
Bedrich Smetana nació el 2 de marzo de 1824 en Litomysl, Bohemia, y ya con apenas ocho años escribió un tratado de composición que aún se conserva. De 1844 a 1847, Smetana fue preceptor en Praga del conde Thun y aprovechó dicha estancia para ampliar su formación con los compositores Kittel y Joseph Proksch. Un año más tarde, Smetana fundó su propia escuela de música para luego viajar hasta Gotemburgo para dirigir allí los conciertos de la asociación musical y ejercer también como un cotizado profesor de música. A su regreso a Praga en 1961, Smetana tuvo que dedicarse nuevamente a la docencia y dirección de conciertos, siendo director de la Asociación Coral de Praga y fundando una nueva escuela de música junto a Heller. Un par de años después, Smetana obtiene sus primeros éxitos relevantes como compositor mediante una serie de óperas de claro componente patriótico. Finalizada la guerra austríaco-alemana, en 1866, Smetana es nombrado director del Teatro Provisional de Bohemia, cargo que ejercerá hasta 1874 y que se vio obligado a abandonar por una sordera ocasionada, al parecer, por una infección de sífilis. A todo esto, Smetana tuvo la desgracia de ver como su mujer y tres de sus hijas fallecían en un período relativamente corto de tiempo. Aquejado de desórdenes de tipo nervioso, Smetana pasó sus últimos años de su vida en casa de su hija Sofía en Jabkenice en unas condiciones muy modestas. Con todo, durante estos años Smetana compuso su monumental ciclo Mi patria, una serie de seis poemas sinfónicos que representarían la cumbre creativa del autor. Finalmente, la salud del compositor se fue agravando por un tinitus agudo y Smetana falleció en un manicomio de Praga el 12 de mayo de 1884.
La música de Bedrich Smetana es sinónimo de nacionalismo checo y ha influido notablemente en generaciones de compositores checos, incluido Dvorak. Su estilo musical, de clara tradición romántica, es directo y atractivamente melódico. Si bien el alemán fue su lengua materna, a partir de 1840 se convirtió en un ferviente nacionalista checo que incluso llegó a participar activamente en las revueltas callejeras contra el dominio austríaco. Considerado por unanimidad como el creador del estilo checo, Smetana fue admirado por los compositores posteriores y su inspiración de carácter checo sigue hoy latente gracias a la vitalidad y al brillo de su música. Sirva nuestro humilde homenaje a la figura de este excelente compositor.
El zumbido ótico es una característica de la Melancolía según las teorías humoralistas. Así lo muestra Durero que tanto sabía acerca de la Melancolía en su extraordinario aguafuerte el «Sueño del Doctor»: un diablillo insufla un zumbido insoportable por el conducto auditivo.
Melancólicos y sordos: Beethoven y Smetana; Goya, no menos que Swift. Molière, con todo, fue completamente melancólico sin ser sordo…
Sordera y melancolía van indisolublemente unidos. En su Problema XXX, Aristóteles se planteó la pregunta «¿Porqué todos los hombres melancólicos son geniales». La respuesta amplía la relación melancolía-sordera-lujuria-genio poético.
Delicioso guiño dominical, querido amigo Leiter. Encuentro la Obertura de «La Novia Vendida» (¡pero qué usura!) límpida, llena de alegres notas.
¿Escribió Smetana un Tratado de Composición a los ocho años de edad? ¿Conoces el tratado? Me gustaría recopilar alguna información acerca de la escritura, la pintura y la composición absolutamente precoz. Smetana lo fue, evidentemente…
Un fuerte abrazo, mi amigo Leiter, y otro para la noble cofradía entera…
Bueno, se dice en las principales biografías que fue un un tratado pero esto es ciertamente imposible. Estaríamos hablando de un peculiar método de composición. Ten en cuenta que Smetana no supo nada de armonía hasta que tenía 20 años según confesó al propio Liszt. Ahora bien, si uno tiene la capacidad de imaginar música y de rellenarla con cierto desarrollo armónico, no veo incompatible que se pueda escribir música. A fin de cuentas eso lo hemos hecho todos. Una comprensión seria y académica de la armonía te facilita la escritura y sirve para pulir lor errores, amén de ampliar tus recursos. Pero la inspiración — y en aquellos tiempos esto era un concepto casi absolutamente melódico — se tiene o no se tiene por mucha técnica que uno haya adquirido. Esto sería como pintar un cuadro sin tener conocimiento alguno de teorías sobre el color y sus relaciones.
Estoy de acuerdo contigo en que los artistas sordos han tenido una gran sensibilidad creativa. Ser músico y quedarte sordo es un enorme problema. Puedes dominar completamente la técnica compositiva (como Beethoven) pero todo, absolutamente todo, lo has de imaginar en tu mente. Y, lo peor, saber que lo que has escrito nunca lo habrás de escuchar pese a que otros sí lo puedan hacer.
Mi noble abrazo, maestro Otto
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