Concierto para piano de Chaikovski
* Escrito en 1875
* Estrenado el 25 de octubre de 1875 en Boston por Hans von Bülow bajo la dirección de Johnson Lang
* EFECTIVOS ORQUESTALES: 2 flautas, 2 óboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, timbales y sección de cuerda. Piano solista
* Duración aproximada de la ejecución: Entre 32 y 35 minutos
Chaikovski escribió un total de cuatro composiciones para piano y orquesta: Tres conciertos y un concierto-fantasía que constituyen, en buena medida, el lazo de unión entre los de Liszt y los de Rachmaninov. Con todo, este primer concierto es la obra más famosa dentro del género del autor y constituye una de las piezas obligadas del género pianístico romántico de todo el siglo XIX. Que sea la obra más popular y conocida del género no significa necesariamente que sea el mejor concierto de los tres escritos por Chaikovski. A juicio de muchos especialistas, el Concierto para piano nº2 es musicalmente más completo que su precedente si bien la enorme popularidad del primero ha eclipsado un tanto su divulgación. Buen pianista en su juventud, empero Chaikovski nunca llegó a ser concertista por más que la riqueza de procedimientos técnicos empleados nos pueda hacer creer que era un virtuoso y los había escrito para él.
En la Nochebuena de 1874 Chaikovski presentó el primer movimiento del concierto a Nikolai Rubinstein para saber su opinión al respecto y ésta no pudo ser más negativa: Rubinstein rechazó de plano la partitura al considerar que era imposible de tocar y aconsejó al compositor que rehiciera la misma en su totalidad. Chaikovski se negó a ello y entonces se dirigió a Hans von Bülow, quien la acogió con entusiasmo. La obra se estrenó en Boston en octubre de 1875 aunque en 1889 Chaikovski sometió a la misma a un proceso de revisión. Con el tiempo, Nikolai Rubinstein fue cambiando de parecer y se acabó convirtiendo en uno de los mejores ejecutantes de la obra cuando fue ésta fue presentada en los Conciertos Rusos de la Exposición Universal de París de 1878.
La versión que hemos dejado en los enlaces a los vídeos para seguir la obra se corresponde a una sensacional lectura debida a Van Cliburn acompañado de la Orquesta Filarmónica de Moscú dirigida por Kiril Kondrashin. Esta grabación se encuentra disponible en el sello TESTAMENT (Ref 1440). Como versiones alternativas, ofrecemos también las ejecutadas por Sviatoslav Richter acompañado por la Orquesta Filarmónica Checa dirigida por Karel Ancerl y la de Artur Rubinstein acompañado de la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Erich Leinsdorf.
DESARROLLO DE LA OBRA
– PRIMER MOVIMIENTO: Allegro non troppo e molto maestoso (Solapado en tres vídeos, éste es el segundo): Este heroico y majestuoso comienzo es una vasta y brillante introducción que por sí misma constituye una especie de micromovimiento al contar con una exposición, un desarrollo y una repetición. Ritmado por los acordes del piano, el tema principal es expuesto por la orquesta y posteriormente desarrollado por una cadencia recorrida por pasajes brillantes y repetida por un acompañamiento pianístico más denso. Después de unos episodios más calmados, aparecen tres temas: El primero, ejecutado mediante octavas, está tomado del folklore ucraniano; el segundo se eleva como una queja perfilada por las maderas; y el tercero es un murmullo lírico de cuerdas sobre ricas armonías. En el desarrollo, la orquesta y el piano se oponen o dialogan según los episodios, dentro de un ambiente sonoro similar al de una sinfonía. Antes de concluir, una espectacular cadencia resalta el registro agudo del solista.
– SEGUNDO MOVIMIENTO: Andantino semplice: El tema principal es expuesto en la flauta en Re bemol mayor y recuerda lejanamente a ciertas melodías de Chopin. Toda la textura sonora presenta una gran finura y la escritura pianística se organiza en staccatti de acordes ligeros. La parte central es vivacísima y presenta un dinamismo deslumbrante, si bien carece de dramatismo. En ella el autor intercala un conocido tema de una popular canción francesa de la época.
– TERCER MOVIMIENTO: Allegro con fuoco: Este final bien podría ser una especie de fantasía-concierto más propia de un cuadro de danza popular y de ballet clásico. El primer tema, del todo saltarín, también está inspirado en una canción ucraniana. El desarrollo es un constante paso melódico del solista a la orquesta, con alternancias de una melodía cuya estructuración nos anticipa el futuro ballet de La bella durmiente. Algunos pasajes para piano son extremadamente complicados y el concierto termina con suma brillantez, aunque dando la sensación de cierta «prisa». Este movimiento es posiblemente el más flojo de los tres.
Versiones recomendadas del Concierto para piano de Chaikovski
– Vladimir Horowitz junto a la Sinfónica de la NBC dirigida por Arturo Toscanini. RCA (Pura perfección técnica en una de las grandes grabaciones de Horowitz. De absoluta referencia)
– Sviatoslav Richter junto a la Sinfónica de Viena dirigida por Herbert von Karajan. DG (Ejercicio de técnica y musicalidad por parte de ambos intérpretes)
– Martha Argerich junto a la Filarmónica de Berlín dirigida por Claudio Abbado. DG (Gran equilibrio entre las distintas atmósferas del concierto)
– Sviatoslav Richter junto a la Filarmónica Checa dirigida por Karel Ancerl. SUPRAPHON (Otra sensacional lectura de Richter perfectamente acompañada)
– Van Cliburn junto a la Filarmónica de Moscú dirigida por Kiril Kondrashin. TESTAMENT (Absoluta elegancia de un intérprete especialista en esta obra)
– Evgeni Kissin junto a la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan. DG (Todo un compendio de alarde por parte de los dos intérpretes. Grandísima versión)
Por contra, no acaban de satisfacerme plenamente las lecturas debidas a Emil Gilels acompañado por la Filarmónica de Nueva York dirigida por Zubin Mehta. CBS (Da la impresión de que la lectura se desborda en determinados pasajes) y la de Arcadi Volodos junto a la Filarmónica de Berlín dirigida por Seiji Ozawa. SONY (Buen hacer del pianista ante una dirección más que discutible por excesivamente ampulosa). Por supuesto, éstas no son sino meras apreciaciones subjetivas sin ninguna pretensión vinculante.
Son varias las obras de Chaikovsky para solista que pasaron por un inicial momento de rechazo por parte de aquel a quien estuvieron dedicadas. Probablemente eso se deba al temor que le producía al homenajeado el verse superado por una pieza compleja.
Afortunadamente son obras cuya valía sobresale de manera natural, por lo que se posicionan en el debido lugar de privilegio que les corresponde.
Este primer Concierto para Piano de Chaikovsky, con su muy famoso y brillante comienzo -heróico y majestuososo, como bien dices, no solamente es una de las piedras angulares del repertorio concertístico para el piano, sino que es obra obligada para todos los que admiran el universo musical de Los Grandes Compositores. Por supuesto, habrá quien manifieste que dicha pieza no es de su completo agrado como puede suceder con cualquier partitura (y es muy respetable), pero sin duda es una de esas que jamás se pueden dejar de escuchar.
Dicho concierto me agrada mucho, pero soy más asíduo del Concierto de Edvard Grieg, por citar apenas uno. Es por ello que no me arriesgo a dar mayores opiniones, especialmente porque no he abarcado muchas versiones del mismo, de ahí que mi voz no sea la más autorizada.
Asi las cosas, leeré todas las opiniones sensatas que contribuyan a ilustrarme sobre el tema.
Un fuerte abrazo Leiter y amigos. Mi humor no anda bien el día de hoy.
Puestos a elegir, a mí me tira más el Concierto para violín. Pero este para piano es un concierto muy especial que ha entrado por derecho propio en la literatura concertística. Durante el reciente Concurso Chaikovski, hubo días en que escuché hasta tres veces el concierto, con lo que ya me lo sé de memoria desde el plano meramente sonoro. Coincido contigo con respecto al de Grieg. A mí también me tira más esa obra. Lamento haber cerrado esta sección sin haber comentado nada de Saint Saëns o de Chopin pero, en fin, así son las cosas.
Mi abrazo, Iván, hoy más sincero, solidario y entrañable que nunca.
LEITER
Es que el Concierto para Violín es muchísimo más rico, expresivamente hablando, por lo que invade más el alma en aspecto casi lírico, especialmente en los fortissimos. El Prmer Concierto para Piano se me antoja más un notable ejercicio de técnica para el solista y un cuadro sonoro de gran brillantismo que impacta al oyente.
Dos obras maestras sin embargo.
Miles de abrazos Leiter y infinitas gracias por todo.
Uno de mis favoritos de siempre!!
Gracias por el análisis, Leiter.
Biquiños