En 1989, Jesús López Cobos se vio obligado a renunciar a la titularidad de la Orquesta Nacional de España por fuertes desacuerdos tanto con la gerencia como con buena parte de los instrumentistas de la orquesta. Cobos trató de acometer una serie de profundas reformas en una institución que carecía incluso de reglamento interno y, tras cinco años de lucha, arrojó la toalla en medio de una enorme polémica. Pocos saben que cuatro años antes, Cobos había rechazado la oferta de ser director titular de una orquesta tan prestigiosa como la Suisse Romande por haberse ya comprometido con la dirección de la Orquesta Nacional de España, formación con la que venía colaborando como director asociado desde 1981. La orquesta española ganó en calidad artística durante aquellos cuatro años en que fue dirigida por Cobos aunque las necesarias reformas propuestas quedaron tan solo en el intento. Pero Jesús López Cobos también tuvo que luchar contra una circunstancia del todo insólita: En aquellos años, algún que otro aficionado muy despistado — incluso algunos periodistas — solían confundir a Jesús López Cobos con Luis Cobos, un pseudo-director de orquesta muy popular en aquellas fechas por sus lamentables grabaciones en forma de rítmico chill-out de fragmentos de música clásica en un modo parecido al que poco tiempo antes había desarrollado Louis Clark. Es más, a nivel popular, Luis Cobos siempre ha sido más conocido en España que Jesús López Cobos incluso en tiempos recientes. Eso da una idea de cómo funciona la cultura musical en España.
Jesús López Cobos nació el 25 de febrero de 1940 en Toro, provincia de Zamora, en el seno de una familia en donde el padre era un gran melómano y miembro de la Sociedad Wagner de Madrid. Cobos vivió en Málaga desde muy niño y llegó a cantar en el coro de la catedral de dicha localidad y a realizar estudios en el seminario entre 1950 y 1957 hasta que ingresó en la Universidad Complutense de Madrid para cursar Filosofía. De manera prácticamente anecdótica, Cobos empezó a dirigir un coro de aficionados en dicha institución universitaria estudiando música por su cuenta y asistiendo tan sólo al Conservatorio de Madrid para examinarse de por libre de algunas asignaturas. Habiéndose doctorado en Filosofía en 1966, Cobos viajó hasta Siena ese mismo año para estudiar dirección con Franco Ferrara y Peter Maag, y un poco más tarde en Viena bajo la tutela de Hans Swarowski. También, y gracias a una beca, Cobos pudo asistir a los cursos de dirección impartidos por Jean Morel en la Juilliard School de Nueva York. En 1968, Cobos obtuvo el tercer premio en el Concurso Nikolai Malko de dirección orquestal celebrado en Copenhague para poco más tarde lograr el primer premio en el Concurso Internacional de Dirección de Besançon, lo que le posibilitó su debut profesional como director sinfónico en Praga y como director operístico en el Teatro de La Venice de Venecia, marco en el que fue nombrado director permanente durante la temporada de 1970-1971. Luego de haber dirigido por primera vez en la Ópera Alemana de Berlín en 1971, Cobos fue nombrado director general de música de dicha institución entre 1981 y 1990 en sustitución de Lorin Maazel. De forma paralela, Cobos empezó una brillante carrera como director invitado por Europa, principalmente en el terreno operístico, y de esta manera realizó su debut en la Ópera de París en 1978 y en el Covent Garden un año más tarde. Ya en la década de los años ochenta, Cobos se presentó en la Ópera de San Francisco, en la Ópera de Viena, en La Scala y en el Metropolitan de Nueva York, siendo también nombrado principal director invitado de la Orquesta Filarmónica de Londres entre 1981 y 1986.
En 1984, y luego de haber sido director asociado desde 1981 tras el abandono de Antoni Ros-Marbá, la Orquesta Nacional de España anunció a Jesús López Cobos como nuevo director titular. López Cobos se mostró en los cinco años en que duró su labor como titular, hasta 1989, como un excelente concertador, mostrando un gran interés por la programación de obras de connotaciones escénicas, y con un repertorio basado en la tradición sinfónica del romanticismo europeo, ofreciendo páginas infrecuentes en nuestros conciertos e incluso ediciones no habituales de obras bien conocidas. Más moderada fue, si cabe, su inclusión en la música española, con esporádicas incursiones en la música contemporánea. El nivel técnico de la orquesta mejoró con respecto a los años precedentes, pero los problemas hubieron de surgir ante el violento enfrentamiento que mantuvo con las autoridades administrativas y con un sector de los profesores de la formación, ambos reacios ante las medidas propuestas por el maestro zamorano para modernizar la orquesta. Un momento lamentable se produjo en 1987, durante la interpretación del Bolero de Ravel en el Teatro Real, cuando la mayoría de solistas encargados de ejecutar las dos principales secuencias melódicas de la pieza cometieron unos fallos del todo imperdonables e impropios de la mínima categoría que se le presupone a un profesor de orquesta. Al final de tan improcedente ejecución, el maestro mandó saludar a los solistas ante los abucheos de un público escandalizado en lo que se consideró una alevosa afrenta. Todos aquellos problemas culminaron con la renuncia de Cobos en 1989, a poco de inaugurar el Auditorio Nacional de Música con tres conciertos en los que se repuso La Atlántida de Manuel de Falla, y después de tener conocimiento de una carta crítica a su dirección firmada por algunos miembros de la comisión interna de la orquesta.
En medio de esta convulsa etapa al frente de la ONE, Cobos tuvo el honor de dirigir por primera vez en Japón el ciclo completo de El Anillo wagneriano en 1987 al frente de la Ópera Alemana de Berlín en un acontecimiento que fue calificado como de histórico en el país nipón. Un año antes, Cobos sucedió a Michael Gielen al frente de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati y se mantuvo en el cargo hasta 2001, año en el que fue nombrado director emérito de la misma. También en 1990, Cobos aceptó la titularidad de la Orquesta de Cámara de Lausana por espacio de una década. Ya en 2002, Cobos fue nombrado director musical del Teatro Real de Madrid y consecuentemente de la formación titular de dicho coliseo, la Orquesta Sinfónica de Madrid. En 2010, y luego de fuertes discrepancias con la gerencia, Cobos abandonó el cargo. En la actualidad, el maestro español es principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de Galicia y participa durante los veranos en los cursos musicales impartidos por la Orchestre Français des Jeunes. Su presencia como director invitado es requerida por las mejores formaciones del mundo.
Director dotado de una excelente técnica y de una gran elegancia gestual, Jesús López Cobos es un maestro solvente cuya trayectoria artística ha pasado paulatinamente del mundo operístico al de los conciertos sinfónicos manteniendo siempre una especial atención a la música española. Con el transcurso de los años, Cobos ha ganado en equilibrio interpretativo aunque también se le ha achacado un excesivo adocenamiento en su forma de leer las partituras. Amante de los grandes sinfonistas del posrromanticismo, Cobos se ha mostrado como un lector muy eficaz y competente para traducir las grandes creaciones de Mahler, Bruckner y Shostakovich, aunque tal vez su compositor más estimado sea Mozart tanto en el género sinfónico como en el operístico. Admirador incondicional de Bruno Walter, Carlo Maria Giulini y Claudio Abbado, la producción discográfica de Cobos ha sido considerable y muy bien acogida por crítica y público, especialmente en sus registros al frente de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de dialogar en repetidas ocasiones con el maestro López Cobos y da fe de su caballerosidad y cortesía pese a que aparente ser un hombre un tanto reservado. A día de hoy, y junto con Rafael Frühbeck de Burgos, el maestro López Cobos es el mayor referente español en el ámbito mundial de la dirección de orquesta.
De entre la producción discográfica debida a Jesús López Cobos podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Suite Iberia de Albéniz — orquestación de Arbós — dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80470); Concierto para trompeta en re menor de Albinoni, junto a Maurice André y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 73374); Sinfonía nº8 de Bruckner dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80343); Lucia de Lammermoor de Donizetti, junto a Sardinero, Carreras, Caballé y Ramey, y dirigiendo la New Philharmonia (PHILIPS 426563); selección de obras orquestales de Dukas dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80515); La vida breve de Falla, junto a Ordóñez, Nafé, Notare y Keen, y dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80317); Orfeo ed Euridice de Gluck, junto a Flórez, Garmendia y Marianelli, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Real de Madrid (DECCA 1415502); Concierto para trompeta de Haydn, junto a Maurice André y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 73374); selección de obras orquestales de Honegger dirigiendo la Orquesta de Cámara de Lausana (VIRGIN 91486); I Pagliacci de Leoncavallo, junto a Urmana, Jugovic, La Scola y Cortez, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Real de Madrid (OPUS ARTE 983); Concierto para trompeta de Marcello, junto a Maurice André y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 73374); Cavalleria Rusticana de Mascagni, junto a Jugovic, Urmana, La Scola y Cortez, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Real de Madrid (OPUS ARTE 983); Manon de Massenet, junto a Ferrari, Chaignaud, Azzaretti y Fleming, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de París (SONY 90458); Werther de Massenet, junto a Domingo, Fassbaender, Seibel y Paskuda, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera del Estado de Baviera (ORFEO D´OR 464982); Thaïs de Massenet, junto a Fleming, Hampson y Schade, y dirigiendo la Orquesta del Metropolitan de Nueva York (DECCA 1388409); Luisa Fernanda de Moreno Torroba, junto a Fabiola, Bros, Cantarero y Pierotti, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Real de Madrid (OPUS ARTE 969); Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, junto a Monzón, Terfel, Swenson y Floquet, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de París (ARTHAUS 107027); Concierto para piano de Ravel, junto a Alicia de Larrocha y dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (vídeo de referencia desconocida); selección de obras orquestales de Respighi dirigiendo la Orquesta de Cámara de Lausana (TELARC 80309); Il Viaggio a Reims de Rossini, junto a Dara, Ulivieri, Orfila y Tarver, y dirigiendo la Orquesta del Liceo de Barcelona (ARTHAUS 107135); Otello de Rossini, junto a Carreras, Von Stade, Ramey y Leoz, y dirigiendo la Philharmonia Orchestra (PHILIPS 432456); Sinfonía nº15 de Shostakovich dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80572); Concierto en fa menor de Telemann, junto a Maurice André y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 73374); selección de piezas orquestales de Turina dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80574); Rigoletto de Verdi, junto a Álvarez, Konstantinov, Mula y Obiol, y dirigiendo la Orquesta del Liceo de Barcelona (ARTHAUS 107147); y, finalmente, selección de fragmentos orquestales de Wagner dirigiendo la Sinfónica de Cincinnati (TELARC 80379). Nuestro humilde homenaje a este sensacional director de orquesta español.
Recuerdo perfectamente el debut de Jesús Lopez Cobos en la Opera Garnier de Paris con una magnífica Cenerentola de Rossini. Recuerdo también que pude acercarme al entonces joven director y que me sorprendió su gran caballerosidad. Y creo que es un honor para España tener a un auténtico maestro de la llamada dirección de fosa, en francés chef de fosse. Lo poco que he escuchado de Cobos en el repertorio sinfónico no me convence realmente, sin embargo su trabajo en la opera me parece modélico, con un gran sentido de la estructura formal y un saber hacer de gran maestro. Pero bueno España es un pais de extremos, y ahora parece que más que nunca. La caballerosidad de un Cobos asociada con su maestría me parece algo digno de gran admiración, y luego puede también ocurrir lo que cuentas del Bolero de Ravel. En Francia esto sería impensable, allí los múiscos se pueden poner odiosos en un ensayo con el director, realmente odiosos en todo el sentido de la palabra, mucho más allá delo soportable.Al Dr Böhm le gritaban: algunos : quien cree que es Vd, Dios padre?? Pero estropear la ejecución es algo impensable…
Estuve presente en ese concierto, Jean François, y la verdad es que la tensión se respiraba por todo el escenario. Yo no pienso — ni lo he pensado nunca — que la orquesta tocara mal a propósito. Creo que fue una semana de declaraciones cruzadas, algunas muy elevadas de tono, y llegada la hora del concierto los nervios y las tensiones afloraron. Y dio la mala pata que el primer solista erró un poco una de las secuencias del Bolero. El resto de instrumentistas se puso nervioso y a cada nueva intervención los fallos eran más clamorosos (lo del trombón fue increíble, Jean, algo para no olvidar nunca). Pero insisto en que no fue premeditado.
Mala pata tengo yo con el Bolero de Ravel. Años después, Maazel y una especie de equipo B de la Filarmónica de Viena, nos ofrecieron una versión aún más lamentable que la de la ONE. Pues también fui testigo. La pitada, justa y merecida, fue de época y creo que fue la primera que recibió la Wiener en el extranjero en toda su historia. Como falle el primer flauta al principio hay que ponerse a rezar para que no contagie al resto…
Por cierto, coincido en su apreciación sobre Cobos porque recuerdo que, entre otras cosas, fue un director de acompañamiento excepcional durante su etapa al frente de la ONE. Recuerdo que tras algunos conciertos, nosotros hablábamos más del acompañamiento que de la actuación del solista (sobre todo recuerdo un Concierto para violín de Beethoven — ahora no me acuerdo del solista — en donde López Cobos bordó el acompañamiento orquestal).
Un abrazo, Jean
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