Ya decía yo que este chico estaba llamado a ser uno de los elegidos en ese noble deporte llamado foot-ball o balompié en su versión más autóctonamente castiza. Ahora bien, lo que nunca hubiéramos podido imaginar es que los goles de Messi provocaran un serio conflicto matrimonial que acabó incluso en dolorosa ruptura, asunto que hemos elegido como NOTICIA CURIOSA DEL MES en esta sección. Resulta que Bigboy Cheverevere — un gran y corpulento hombre a tenor con su nombre de pila — llegó a su casa luego de una fatigosa jornada de trabajo y se dispuso a ver el partido de fútbol que enfrentaba al Barcelona y al Arsenal correspondiente a los cuartos de final de la Champions League. Admirador confeso del F.C. Barcelona y de ese fenómeno llamado Messi, nuestro buen hombre observó con lacónica expresión cómo en ese momento sus hijos — realmente sus hijastros — estaban entretenidos viendo un reality-show que debe ser de mucha audiencia en Sudáfrica. Atónito y sorprendido por el momentáneo secuestro de su televisor, el señor Cheverevere montó en cólera y exigió cambiar de canal para poder visualizar el memorable y sin par acontecimiento futbolístico. Ante la negativa de los zagales — este señor no sabía aún lo que es criar a unos hijos que no son suyos — el pobre señor Cheverevere montó la de Dios es Cristo y empezó a desconectar los cables del aparato televisivo al mismo tiempo que lanzaba violentas expresiones verbales que no vamos aquí a reproducir ya que desconocemos el afrikaans y el bantú. A todo esto, la señora esposa de nuestro protagonista no tuvo mejor ocurrencia que telefonear a la Policía, alegando que su marido seguía absorto viendo el festival goleador de Messi, a todo volumen, incluso cuando el partido había finalizado (Creemos que se trataba de la repetición de las jugadas más destacadas). Total, que la señora — las investigaciones oficiales no descartan que sea una aficionada del Real Madrid — de buenas a primeras decidió solicitar el divorcio matrimonial, asunto que dejó al señor Cheverevere tan desconcertado como patidifuso. Al parecer, este aficionado culé de Suráfrica ha mostrado su arrepentimiento, al menos, hasta el próximo partido de semifinales que enfrentará al Barça con el Inter de Milán. Pero su ya ex-esposa no cede y asegura que ya está harta de Bigboy (No ha dado más esclarecedores datos). Modestamente, opinamos que el señor Bigboy Cheverevere debería comprarse un aparato supletorio de televisión — ahora que están a buen precio — para poder visionar con tranquilidad y sin molestar al resto de su familia los partidos del Barça. Además, no estaría de menos que intentase la reconciliación de su mujer invitándola a cenar a un restaurante en donde sirvan butifarra y cargols a la llauna. Creemos también que la Junta Directiva del F.C. Barcelona podría tomar cartas en el asunto invitando al palco de honor del Nou Camp al matrimonio Cheverevere y a sus hijos, luego de posibilitar un encuentro formal y distendido entre Messi y el señor Cheverevere. Seguro que a sus hijastros les atrae esta opción. Pues venga, no se demore más.
Le sugiero a la esposa de Bigboy que si quiere seguir adelante con la demanda de divorcio le envíe una foto tamaño natural de Milito
No seas cruel, Theniger. Ya verás como remontan dentro de una semana.
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Estimado Bigboy Cheverevere, un buen día lo tiene cualquiera. Aproveche la ocasión y tire palante. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos.
Elgatosierra
Seguro que luego se arrepiente, Gato.
Quisiera aprovechar también para felicitar por la «reforma» del excelente blog de Fernando G. Toledo, cuya visita también os recomiendo a diario si queréis ampliar conocimientos musicales. Extraordinaria la aportación que nos brinda Carlos Quintero, colaborador de esa casa, sobre una versión poco conocida — y magnífica — de la Primera Sinfonía de Brahms.
Un abrazo, Gato
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