Nadie duda de que Daniel Barenboim sea un artista polifacético y políticamente comprometido con las más nobles causas que tratan de encontrar una solución a los conflictos que se viven en Oriente Próximo. Nacido en Buenos Aires, emigrado a los diez años a Israel, poseedor también de un pasaporte honorífico palestino y estrechamente vinculado a España (cuya nacionalidad también comparte), Barenboim es un ser cosmopolita que busca en la música un lenguaje universal de comunicación y, sobre todo, de expresión poética.
Es uno de los pocos pianistas de primer nombre que ha logrado alcanzar un status dentro de su trayectoria como director de orquesta, con unos comienzos difíciles y titubeantes, y compaginando ambas actividades con maestría.
Para el maestro argentino-israelí, la dirección orquestal es ante todo un mundo de sensaciones, una retórica expresiva que sopesa la importancia de los sonidos en aras de un melancólico romanticismo que impregna todas y cada una de sus interpretaciones. Es un director estructural que, obviamente, tiene sus limitaciones pero que ha ido paulatinamente progresando con las obras que más gusta dirigir y que se ciñen, fundamentalmente, al período del sinfonismo romántico y post romántico del siglo XIX. Su Beethoven, Brahms, Bruckner y Mahler, sin llegar a ser una referencia, son convincentes y entrañablemente amenos, con un grado de pathos que conecta directamente con la tradición interpretativa de la escuela romántica de Furtwängler.
Para el Concierto de Año Nuevo 2009 los músicos vieneses apostaron por Barenboim, cuya vinculación con la Wiener Philharmoniker es relativamente reciente. Teniendo en cuenta los modos y características del director israelí no resultó especialmente difícil pronosticar cómo habría de desarrollarse el concierto, máxime cuando, gracias a la red global de información a la que hoy en día tenemos acceso, pudimos escuchar algunos fragmentos del mismo en la sesión de San Silvestre celebrada en Viena la tarde anterior y cuyo programa es prácticamente similar al que pueden ver el día de Año Nuevo cientos de millones de telespectadores a lo largo de todo el mundo. Ya en esta sesión matinal, contemplamos a un Barenboim al que le empiezan a pesar los años… Y los kilos de más.
Tuvo el valor de dirigir sin corbata, algo que puede resultar muy prosaico para el estricto público vienés, si bien este concierto sea el más «internacional» de todos los que se celebran en la capital austríaca a lo largo del año. A diferencia de otros directores, Barenboim no deja nada a la improvisación y se recrea en cada frase, con esa elegancia que caracteriza su estilo directorial. Su mejor virtud, la exquisitez, se compenetra mejor en los grandes valses antes que en las polkas, donde observamos una falta de frescura y, por así decirlo, de gracia.
La Filarmónica de Viena viste sus mejores galas para este mítico concierto, presentando un conjunto sobriamente trabajado, maleable, con una extraordinaria limpieza en todas y cada una de sus secciones y con la seguridad garantizada de que, pase lo que pase, ellos están ahí dispuestos a protagonizar una verdadera exhibición interpretativa.
Lo más impactante de la orquesta en este concierto ha sido, sin duda, el magnífico nivel de su sección de maderas, con un oboísta primoroso en la obertura del Barón Gitano, así como en ciertos pasajes de los Cuentos de Oriente y la polkas del Correo Urgente y Zampa. Nada podemos añadir en lo referente a la sección de cuerda, de largo, la mejor del mundo. Su cometido en la original conclusión de la Sinfonía nº45 de Haydn fue de auténtica locura, con un sonido aterciopelado y pulcro que resulta especialmente conmovedor. También brillaron los metales, en especial las trompas, en dicha sinfonía y en el celebérrimo vals del Danubio Azul.
Ya hemos apuntado a que la concepción estética de Barenboim, elegancia y sensibilidad, no parece encajar del todo con la frescura y el tono un tanto desenfadado que requiere una correcta ejecución de las marchas y polkas vienesas. Así se manifestó en la Polka de Anna, excesivamente detallista y pesante, en la Marcha Procesional del Barón Gitano, muy insípida, o en la célebre polka Bajo Truenos y Relámpagos, correctamente interpretada pero adoleciendo de poca gracia.
La fabulosa Elijen é Magyar resultó elegante aunque un tanto desnaturalizada y nos hizo indefectiblemente recordar, por juego de comparaciones, la genial versión que nos brindó un llorado Carlos Kleiber a principios de los años noventa. Por contra, fue muy correcta la interpretación del breve Vals Español de Joseph Hellmersberger, una pieza que se aparta un tanto del peso específico que ocupan los tradicionales valses y polkas vieneses. El punto más bajo del concierto sobrevino en el Schatz Waltzer, con una versión que se notó poco trabajada y que resultó tremendamente aburrida.
Los valses parecen aguantar mejor las consideraciones estilísticas del maestro judío y en esa faceta pudimos contemplar los mejores momentos del concierto. El famoso Rosas del Sur fue una de las cumbres del concierto, muy bien dirigido y con unos extraordinarios contrastes dinámicos en los compases de conclusión. Se notó que los obligados rubatos, indispensables para una veraz interpretación de este tipo de música, no son el fuerte de Barenboim y mucho más cuando en el concierto del pasado año el maestro Prêtre nos dio todo un recital sobre cómo han de ejecutarse esas sutiles y precisas alteraciones de tempi.
De esta forma, la Obertura del Barón Gitano, irreprochablemente construida, se vino un poco abajo por el deficiente uso de dichos rubatos.
El mejor momento de Barenboim llegó durante la ejecución del vals de Joseph Strauss, Sonidos de las Esferas, con una versión exquisita plagada de logrados recursos y con un acompañamiento memorable de la Filarmónica de Viena. Esta pieza también se distancia un tanto de los más conocidos valses vieneses y, por ello, resultó mejor expuesta en manos de Barenboim. En cuanto al Danubio Azul, en su estilo: Versión correcta, muy elegante, mal acentuada en los rubatos y muy expresiva en determinados pasajes. También es digno destacar la dosis de humor brindada en la pieza sinfónica de Haydn, todo un acierto por parte del maestro judío, quién mostró sus mejores dotes teatrales amén de una magnífica ejecución de la obra.
En definitiva, un concierto bien resuelto, con una estupenda Filarmónica de Viena y un director que no nos ha sorprendido ni para lo bueno ni para lo malo. Simplemente comentaré, sin ningún ánimo de crítica, que aún permanecen en el recuerdo las dos insuperables ediciones protagonizadas por Carlos Kleiber en los últimos ochenta y primeros noventa, respectivamente. También me quedo con algún concierto de Lorin Maazel, verdadero especialista para esta clase de música. Según me informan, el elegido para el concierto de 2010 es, de nuevo, Georges Prêtre.
Menudo análisis, Leiter, me da hasta vergüenza dejar mis impresiones sobre el Concierto, que son de lo más banal y chusco en comparación con esta crónica, ejemplar, limpia y profesional que te has marcado (deberías cobrar por estos artículos, qué carajo).
Bueno, como hay confianza, voy a decir mis cositas:
A Barenboim lo vi gordo, con perdón, tenso (la cara roja), sudoroso (el pañuelo saliendo del bolsillo del pantalón con patético disimulo), inexpresivo, amorfo, soso, sin la menor gracia e imitando, de mala manera, a tu querido Celibidache. En definitiva, que este hombre será un genio al piano, pero no transmite absolutamente nada, por no decir que afea al conjunto, cuando dirige una Orquesta.
Otra cosa no, Leiter, pero verás que estoy siendo sincero.
La Orquesta maravillosa, como siempre, en especial las maderas, que quizá brillaron más por el tipo de repertorio que se desarrolla en este Concierto. Y genial, como has apuntado, las cuerdas en la original versión del final de la Sinfonía de Los Adioses de Haydn. Calidad total: terciopelo, nobleza y distinción. Qué sonido.
Dicho esto, también tengo que confesar que el Concierto se me hace cada vez más turístico y, por tanto, carente de interés. No sé qué coño, nuevamente con perdón, pintaban esos querubines que salieron por los pasillos laterales y se pusieron a bailar delante del público, creo que al final del Concierto, durante la interpretación del Danubio Azul (que ni es bello ni es azul, como diría un querido tío mío que en paz descanse). Y luego las caras del público, totalmente inexpresivas, en especial un cincuentón con gafas que había en la primera fila. ¿Te acuerdas? Uno con barba y pintas de oficinista. ¿Qué hacía ese pavo escuchando a Haydn?
Quiero decir que el Concierto de Año Nuevo está perdiendo sus esencias para convertirse en un acto social (de dudosísimo gusto, por cierto), y en un acto de promoción turística de los austriacos, pues anda que no aprovechan para vender sus idílicos paisajes.
Y luego está el papelón de RTVE, cuyo comentarista, que será un erudito, no lo discuto, tiene menos gracia que Barenboim o el tipo de las gafas. El típico locutor apolillado de Radio Clásica. En fin, un desperdicio de retransmisión y otra oportunidad perdida para divulgar esta música ante el gran público.
Bueno, perdón por el rollo, me voy a currar.
Enhorabuena por la crónica. Para enmarcar. ¡Crack!.
Por favor, querido Ángel, tus comentarios en absoluto son banales y chuscos. Buena prueba de ello es el que has brindado en esta entrada, un comentario sincero y, sobre todo, valiente, amén de que resulta acertadísimo en sus conclusiones. Mi enhorabuena, Ángel. Desde este momento, el consejo de administración de LEITER´S BLUES te nombra Maestro General de Capilla (Kapellmeister) de esta página.
El bueno de Barenboim las está pasando canutas con el conflicto de Gaza. Recordemos que es el creador de la famosa Orquesta del Diwan, formada por jóvenes músicos palestinos e israelíes.Quizás no estuvo en su mejor momento anímico para dirigir este concierto. Pero eso no quita para que, como bien afirmas, sea un poco más lustroso en el vestir y cuide algo sus formas. Ya se sabe que cuando uno llega a divo se olvida de los pequeños detalles. No es un mal director de orquesta, pero de su repertorio. Y los valses y polkas no forman parte del mismo. Dices que imitó de mala manera a Celibidache: Cierto, pero es que a Celibidache no se le podrá jamás imitar (Atento al domingo)
Desde el momento en que para conseguir una entrada para uno de estos conciertos se precisan no pocos años de espera — y una cartera considerablemente repleta de billetes — y no menos influencias, es obvio que el público asistente no parece tener muy buena cultura musical. Antes se veía a muchos millonarios japoneses que, por lo menos, eran educados y caían simpáticos. Ahora se distingue a mucha gente del Este (Nuevos ricos) que ya no tiene ni la centésima parte de cultura musical de años atrás. Es el dinero, amigo Ángel. Además, la Wiener Philharmoniker es un conjunto suficientemente famoso como para que tenga que ser patrocinado por una conocida y elitista marca de relojes. Para este concierto se deberían vender las entradas en taquilla y el que quiera, pues a chupar cola, claro está. Además, a precios populares. Bastante publicidad consigue el gobierno austríaco con su mayor referente cultural, la Filarmónica de Viena.
José Luis Pérez de Arteaga es una de nuestros mejores críticos musicales. Es posible que resulte un poco aburrido, pero se le perdona. Te aseguro que es muy buena gente, de veras. ¿Te imaginas a Andrés Montes retrasmitiendo el concierto? ¡Salinas, pero mira como tocan esos violines, por favor, Salinas. Música con fatatas…! No lo descartes algún día, que peores cosas se han visto. De cualquier forma, entiendo tu disgusto con la forma de retransmisión de José Luis y de RTVE.
De rollo nada. Al revés, magnífico tu comentario. Y valiente.
Un abrazo, Ángel
LEITER
Leiter, espero que no te haya molestado mi comentario sobre Pérez de Arteaga. Sólo quería decir que RTVE hace generalmente unas retransmisiones sosas o aburridas. Y que desaprovecha este formidable evento para divulgar la clásica entre el gran público. Echo de menos, por ejemplo, una previa en la que se le explique a la gente la historia del Concierto, sus directores más célebres, las interpretaciones históricas, la elección de los programas…
RTVE conecta con la sala apenas unos dos minutos antes de que empiece al concierto, cuando los músicos ya están sentados, afinando sus instrumentos, y sólo un instante antes de que entre el Director. Luego, cuando termina, la retransmisión se corta inmediatamente, tanto que el locutor no tiene prácticamente tiempo para despedirse.
Pero bueno, ya te digo que esto son impresiones muy personales y que además estoy seguro de que Pérez de Arteaga no tiene demasiado margen para cambiar las cosas.
En cualquier caso, te pido disculpas.
Nada que disculpar, Ángel. Todo lo contrario, hombre. Además, tienes más razón que un santo en lo que dices con respecto a RTVE. Su forma de retransmitir este y otros conciertos — los de su propia orquesta los sábados muy de mañana — deja mucho que desear.
A ver si algún día esas mentes preclaras que dirigen el ente público nos brindan algunos archivos históricos de su orquesta, con fabulosas interpretaciones de Markevitz e incluso Celibidache al frente.
Un abrazo, Ángel
LEITER
Ha sido un texto excesivamente largo que verdaderamente no he leido a excepción de unos parrafos. No han dicho toda la información necesaria, aún con todo lo que han escrito. Todo deberia de haber ocupado cuatro párrafos explicando por qué empazaba y luego la parte intermadia y el final. También deberían de haber hablado algo del balet, donde transcurrió y en qué momentos de la orquesta. Tengo que buscar información de este concierto y esta pagina no me ha servido de mucho. Espero que el escritor/a rectifique sus errores. Por último me gustaría decir que la biografía de Daniel Baremboim no deberia de ocupar más de dos párrafos…
¿Errores? Pocos, a lo sumo será que mi entrada no ha sido de su agrado, que es cosa bien distinta. Mi crítica se ha centrado en Barenboim y su forma de asumir el concierto. Lo demás, no me interesa.
¿Dónde ve usted algún dato biográfico de Barenboim en esta entrada? Yo hablo de sus características como director, nada más. Por otra parte, me extraña que sin haber leído nada más que unos párrafos vierta usted tantas críticas sobre mi comentario.
Volviendo a los errores… Léase de nuevo su comentario (parrafo, balet, deberia, deberia de…)
Lamento que esta página no haya sido de su utilidad. Estoy seguro de que encontrará otras reseñas en la red mucho más útiles.
Saludos, Rebecca.
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El concierto ha sido peor que otros años. Barenboim es un inepto para la dirección de grandes orquestas en estas situaciones. Las canciones más típicas han sido, para mi opinión, mal interpretadas y los añadidos, superfluos. Eso sí, si Barenboim no vale mucho para director, vale para actor con su broma.
Saludos
Estoy de acuerdo en tu primera afirmación, Anónimo, aunque quizás seas un tanto duro en tu apreciación global de Barenboim, un director que es puntualmente invitado por los mejores conjuntos sinfónicos del mundo. Pero, en fin, esa es tu opinión, totalmente respetable.
Saludos, Anónimo
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Este año en el concierto de año nuevo 2011 se etena como director del mismo el austriaco Frank y aunque aquí se hable de la música dejenmé que introduzca un aspecto del concierto que da también brillo y pompa al que de por si tiene el mismo.Me refiero al Ballet, que tiene su importancia y que en esta ocasión la coreografía será de un afamado bailarín y actualmente director de la ópera de París; José Carlos Martinez, español y emigrante cultural, como casi todos los bailarines españoles. Además en el conjunto balletístico de la Ópera de Viena de esta edición se encuentra otro español; Rodrigo Sanz García, joven artista que emigró también de su tierra, a Viena.
Me gustaría que el comentarista del concierto de este ao nueov 2011 lo destacara.
Muchas gracias por sus comentarios de los que aprendo mucho.
Firmado: Mª Jesús García Ojosnegros
Tomaremos en cuenta las referencias que ha tenido a bien brindarnos cuando llegue el momento del concierto, el cual será dirigido musicalmente el próximo día 1 de enero por el austríaco Franz Welser-Möst.
Muchas gracias por su información, María Jesús, y bienvenida a este blog al que con cierto desenfado solemos denominar bar virtual de copas.
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Feliz año nuevo 2011 para todos.
El concierto de año nuevo de Viena 2011 con independencia de mi opinión musical que comparto con lo que aquí he leído quiere incidir en un aspecto árduo para la Danza e insignificante para el propio concierto tan famoo.
Me referí en octubre pasado a que en esta edición un bailarín español participaría en el ballet de la ópera de Viena del que forma parte, y que se tuviera a bien tener en cuenta este dato máxime cuando la segunda parte del concierto tenía un cierto aire español. Con gran ilusión ciertamente esperé el acontecimiento de oir su nombre en el señor Perez de Arteaga que no se produjo.
Este señor que es ya fijo en la imagen de año nuevo como los saltos de esquí, no tuvo al menos el rigor necesario de ponerse al día en los comentarios de Danza, que está obligado a comprobar «ex ante» lo que va a decir a sus televidentes para no caer en errores que sin ningún pudor emitió en esta ocasión.
Cuando refirió que este año el Staat ballet y el Volks Oper ballet de Viena se había unido, cometió un profundo error, ya que esto ocurrió no con el presente director del ballet Don Manuel Legris, ni siquiera con el anterior señor Harangozoo, sino con el italiano Renato Zanella.
El siguiente gazapo redudnó en incluir a Lacarra bailarina española como la única española quenbailó el concierto de año nuevo famoso, cuando ya llevaba diez años como bailarina principal otra española llamada Sonia Setien, vasca como lacarra y precisamente ese año coincidieron.
El tercer error de Danza fue al concretar en Lacarra la que hizo por primera vez la entrada en directo a la sala y esto ya lo hizo un año antes una bailarina no española llamada Dragmma y desde entnces se ha perpetuado.
La embajadora española presente en la sala en estaedición lamentó mucho el omisivo silencio o ninguneo del señor Arteaga que citó a la castaañuela y la pandereta y no citó al español que embelleció el letárgico concierto por unos momentos.
Me gustaría que se supiera este detalle que el sepro Arteaga no tuvo a bien incorporar en el concierto de Vienade año nuevo de 2011.
Feliz año nuevo para todos .
Fdo: Mª Jesús García Ojosnegros
Queda expuesta su opinión, María Jesús, y agradecemos sus puntualizaciones.
Feliz Año Nuevo
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