Como se hizo la Puerta del Paraíso del Baptisterio de Florencia
Una de las mayores revoluciones en la historia del arte se dio en Florencia, «la Puerta del Paraíso» en torno al año 1400: La escultura, a diferencia de la pintura renacentista, nació de una manera brusca y no como consecuencia de un largo proceso.
La escultura fue la primera de las artes que despertó el Renacimiento y ello le conferirá el marcado carácter plástico de este período artístico. Los escultores florentinos encontraron en los diversos géneros romanos sus modelos, a través de los cuales plasmarán la vida de Florencia. Lo suyo no va a ser una copia literal de la antigüedad, sino una superación de la misma hasta niveles inverosímiles.
La innovación formal florentina reside en un nuevo orden que simboliza el nuevo antropocentrismo que desplaza la vieja teoría medieval. Lorenzo Ghiberti fue el primer gran escultor del siglo XV.
Luego de concluir las segundas puertas del Baptisterio florentino en 1424 mediante un concurso en el que retomaba un primer trabajo nada desdeñable de Andrea Pisano, Ghiberti era ya toda una celebridad en Florencia hasta el punto en que, sin concurso previo, se le encargaron las terceras puertas de dicha edificación permitiéndosele hasta cambiar el número de los asuntos que se habían propuesto conforme al programa que había trazado el erudito Leonardo Bruni. Estas terceras puertas, conocidas como la Puerta del Paraíso, fueron la mayor obra maestra jamás realizada por Ghiberti, un escultor a menudo denominado como «maestro de una sola obra».
Ghiberti acumuló varios relatos del Antiguo Testamento en diez compartimientos suficientemente grandes para poder desarrollar los fondos en perspectiva, los paisajes y pintorescas representaciones con muchas figuras que sólo se anunciaban en sus puertas anteriores.
La maestría de Ghiberti llega al punto de que, atendiendo a las leyes de la óptica, las figuras a lo lejos parecen de bulto entero y no de mediorelieve. La maravilla de un increíble efecto plástico, superando hasta los mismos resultados de los pintorescos relieves helenísticos, en lugar de ser una traba para el artista es un motivo de invención y nuevos efectos para todas las escenas reunidas.
Quizás lo más sorprendente de estas diez composiciones sean los fondos con palpitantes definiciones de espacio y de ambiente. Incluso utilizando el punto de fuga de la teoría de Brunelleschi, no todo se resuelve con una fría geometrización de espacio, sino que adapta los efectos de atmósfera con una sutileza pasmosa que viene determinada por formas difuminadas. Al contemplar de cerca los grupos de personajes de estas puertas comprendemos el genio de Ghiberti que, con esas pequeñas figuras tan bien situadas en una atmósfera impalpable que parecen respirar, inaugura una nueva comprensión poética del hombre y de la vida: La del Renacimiento.
Ghiberti concluyó esta obra en 1452, luego de estar nada menos que 25 años enfrascado en la ejecución de estos diez relieves que se vieron enriquecidos con una orla de adornos vegetales, de cabezas de profeta y de una decoración a base de hojas, flores, frutos y pequeños animales como nunca anteriormente había producido la escultura.
No es de extrañar que Vasari, en su relato historiográfico del arte, señalase que estas puertas constituían «la más bella obra que se haya visto nunca entre los antiguos y modernos». Estas puertas, con sus marcos, fueron colocadas donde habían estado antes las de Andrea Pisano, esto es, en la fachada delantera de la catedral.
La leyenda dice que fue el propio Miguel Ángel quien las definió para la posteridad como «Puertas del Paraíso»: –«… Elle son tanto belle che elle stareben bene alle porte del Paradiso»– Desde 1990 las puertas que se encuentran en el baptisterio son reproducciones en bronce y las originales se encuentran preservadas en contenedores de nitrógeno en el Museo dell´Opera del Duomo.
Una auténtica maravilla, Leiter. Hay obras que ellas solitas justifican un viaje. Esta es una. Por eso adoro Florencia, se me ocurren unas cuantas de estas, de las de disfutar sin prisa, de las que emocionan.
Gracias por tu entrada.
Besos
Me uno a los justos agradecimientos de la Reina Amalia, Leiter, por esta magnífica entrada.
«Maestro de una sola obra» ¿no es ese el deseo inconfesado de todo artista, a saber, ser recordado por la manera en que nos afanamos en una única pero que contiene el Ser entero de un artista? Pienso que sí.
En efecto, Ghiberti fecundó al arte del Renacimiento. Tengo para mí que la pintura del gran humanista y pintor Andrea Mantegna sería inexplicable sin los relieves -altos, bajos y medios- de la invención espacial en el plano de Ghiberti. A la distancia, en realidad parecen ridículas las polémicas que con afán de fiel cronista registró para nosotros Giorgio Vasari acerca de la pugna por la supremacía artística entre escultores y pintores. Aquél añejo debate acerca de qué es más loable, si el volúmen real o el volúmen producto de una (engañadora y por tanto, execrable) ilusión óptica. Ya que se alumbran la una a la otra -la escultura a la pintura y ésta a la escultura- alternativamente a nuestros ojos parecen ya, opino, infructuosas.
En este caso en particular, el de Ghiberti, la polémica se complejizó hasta lo inaudito pues el bajorelieve, bien se sabe, hace uso de las artes ilusionistas lo mismo que la pintura, y el altorelieve de los primeros planos sí hace uso de la fisicidad yla volumetría de la escultura o de las masas de lo escultórico. Cuestiones son éstas que en su momento, repito, provocaron discusiones que a nosotros no pueden parecernos más que yermas. La obra de Ghiberti se levanta espléndida y, ciertamente, abren las Puertas del Paraíso -si tal lugar existe- aunque hay que recordar que tres siglos después, Rodin se propondrá en el proyecto inconcluso de su vida, las otras puertas, es decir, Las Puertas del Infierno.
¿Por cuál umbral se prefiere cruzar? Difícil decisión si las puertas son obra de Ghiberti, por un lado y de Rodin, por el otro…
Un grande abrazo, mi buen amigo.
Amalia, te garantizo que estas puertas justifican un viaje exclusivo a Florencia. En mi opinión, es una de las más grandes realizaciones de toda la historia del arte.
El maestro Otto, como siempre, nos deja una lección en forma de comentario. Estoy completamente de acuerdo en tu observación sobre Mantegna. Pero, además, a todo esto, había un tal Brunelleschi que también aportó su granito a la polémica con su concepto espacial de la arquitectura.
¡Bendita época aquella!
Maestro Otto, sé que andas muy liado con tu próxima exposición. ¿Acaso encerrará la misma tu «obra única»?
Besos y abrazos, Amalia y Otto
LEITER
Siempre lo espero, querido amigo, siempre lo espero… Esa Obra Única…Ciertamente para algunos artistas esa Obra fue la que menos pensaron que alcanzarìa tal estatuto: Petrarca no se afanó en su Cancionero como en otros trabajos, ni Bocaccio en el Dacamerón, Ingres siempre penso que sus escenas históricas inmensamente menores a su arte retratísco (y aún, sus solos dibujos son superiores) eran los portadores de todo su talento… Una gran equivocación…Esa es la GRAN OBRA…
Te abrazo de nuevo grande y admirado amigo
El efecto conseguido de profundidad por medio de perspectivas y diferente tratamiento de las figuras según los planos de distancia al espectador. No solo eso, no se «leen» en forma lineal, las composiciones son pictóricas. El uso del bajo y del alto relieve. Son asombrosas.
Si tuviera que elegir una sería la de Adán y Eva.
Por cierto, si hay que cruzar puertas yo entraría por las del Paraíso y saldría por las del Infierno.
Por supuesto, Zarza. Los distintos paneles que forman la puerta tienen una concepción del todo pictórica.
Pero, mujer, yo creo que sería mejor al revés: Entrar por las del Infierno y salir por las del Paraíso… Vamos, es sólo mi opinión.
Un abrazo, Zarza
LEITER
¿tu crees? pensaba que una vez que conoces el paraiso se convierte en un infierno del que más vale salir.
Tuve oportunidad recientemente de encontrarme frente a frente con esta verdadera revolución artistica. Y lo digo así pues para su época fue muy innovador crear o recrear escenas del antiguo testamento con la maestría con que esta «Puerta del Paraíso» vio la luz. No hay más que estar allí para apreciar el efecto que las escenas producen en el ojo humano.
El deleite de un universo idealizado, que transporta al sujeto a esferas superiores de la gnosis, abriendo la Visión Inmortal, es el fin último de toda Obra de Arte que se precie de serlo. Las formas cuentan mucho a fin de conducir al profano por los caminos que le llevarán al fondo, esto es, al Supremo Conocimiento.
Basta el estado anímico adecuado para que la Obra de Arte surta sus efectos y el secreto cumpla su misión.
Qué placer resulta leer al Maestro Otto en sus apreciaciones sobre estos monumentos de la Humanidad! A tí Maestro, te recordé recientemente cuando me sumergí en esta obra magnífica que a continuación dedico a Tí, no sólo por el Genio de su Inmenso Compositor, sino por la multitud de obras de Arte que rodean el recinto:
http://www.youtube.com/watch?v=XHHzop0ha6Y
Y por supuesto, mi fiel saludo y abrazo al siempre entrañable Leiter.
Te echábamos de menos, Iván.
Gracias por el enlace de Bach, mi buen amigo Iván. Otto es un placer y un lujo para todos los clientes de BLUES.
También podría ser así, querida Zarza. Uno no sabe ya qué es el Paraíso o qué demonios — nunca mejor dicho — es el Infierno
Mis abrazos, Zarza e Iván
LEITER