En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escucharla Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis del compositor Ralph Vaughan Williams. La versión del enlace se corresponde a una magnífica lectura debida a la Orquesta de Filadelfia bajo la dirección de Eugene Ormandy y dicha grabación se encuentra disponible en el sello RCA (ref 38060). Esta sensual y exquisita pieza se basa en una melodía compuesta por el compositor renacentista inglés Thomas Tallis (1505-1585). Tallis compuso en 1567 nueve melodías para el salterio métrico del arzobispo Matthew Parker y la utilizada como base para la obra de Vaughan Williams es la tercera. Dicha melodía vuelve a aparecer en el English Hymnal nº92 asociada a la frase When, rising from the bed of death… de Joseph Addison (1672-1719). Sobra comentar que la melodía de Tallis es sencillamente magistral e inolvidable. La Fantasía, una de las mejores más célebres piezas de Vaughan Williams, es el producto de un encargo para el Three Choirs Festival de Gloucester y se estrenó en la catedral de esta ciudad el 6 de septiembre de 1910 bajo la dirección del compositor. Escrita para un cuarteto de cuerda y doble orquesta de cuerda, el cuarteto está formado por los primeros pupitres de la primera orquesta mientras que la segunda está limitada a nueve ejecutantes. La escritura para cuerda de Vaughan Williams es portentosa, con sonoridades catedralicias, efectos de eco, acordes espaciados, quintas paralelas en bajos y una rebuscada polifonía. Cada sección está fundada en un material salido de la melodía cuyo inicial enunciado se presenta con la magistral armonización a nueve voces de Tallis. Después de una logradísima culminación de intensidad, hacia las tres cuartas partes de la obra, escuchamos un delicioso diálogo entre violín y viola solistas tras el que, nuevamente, es expuesta la melodía de Tallis. La obra concluye con una breve coda del violín solo. La música es como una meditación, como una serie ininterrumpida de desarrollos y comentarios que exploran todas las implicaciones de la melodía de Tallis con una música de radiante inspiración.
Uno de los grandes enigmas de la historia de la música es tratar de comprender como, entre la muerte de Haendel en 1759 y la aparición de Elgar durante la última década del siglo XIX, Inglaterra no fue capaz de producir a un compositor de verdadera relevancia internacional. A tenor con los antecedentes, hubiera resultado del todo normal que Inglaterra hubiera creado una escuela de compositores en el siglo XIX al estilo de Alemania, Francia y Rusia. Antes incluso de Purcell, el compositor inglés de mayor envergadura durante la segunda mitad del siglo XVII, Inglaterra había dado al mundo compositores de auténtica talla como Dunstable, Taverner, Tallis, Byrd, Gibbons, Dowland y Weelkes. Por su parte, Purcell, de efímera existencia pero con un gran catálogo de obras, fue un compositor muy innovador para su época que lamentablemente no dejó sucesores. Y en estas apareció Haendel, cuya influencia sobre la música inglesa fue tan arrolladora como catastrófica. Los ingleses reclamaban más y más composiciones corales al estilo de Haendel y, como el sajón era mejor que nadie, era el autor al que se ejecutaba constantemente. Desaparecido Haendel en 1759, la música inglesa quedó del todo huérfana y un tanto impermeable a las nuevas corrientes prerrománticas. Además, el romanticismo que interesó a los ingleses, y especialmente a la reina Victoria, fue el de Mendelssohn por encima de la corriente de Chopin, Liszt y Wagner, muchísimo más innovadora. Si el romanticismo musical inglés hubiese tenido un carácter tan imaginativo y creador como su romanticismo literario, Inglaterra se habría puesto a la cabeza del mundo. Pero no ocurrió así e Inglaterra, pese a contar con meritorios creadores — Sullivan, Hubert Parry, Stanford… — no ofreció un compositor de auténtica proyección internacional durante la mayor parte del siglo XIX. Elgar abrió nuevos rumbos a partir de 1890 y fue reconocido como el compositor más importante nacido en Inglaterra tras Purcell. Su fama mientras vivió fue enorme. Pero tras su muerte, su música llegó incluso a ser ridiculizada por autores como Stravinski y Prokofiev y sólo a partir de la década de los sesenta su obra resucitó de nuevo. Elgar se vio desechado durante varias décadas a causa de la estética neoclásica y del gran rechazo que suscitaba todo lo que oliese a prolongación del romanticismo. Pero además estaba el interés por el nacionalismo, impuesto por Bartok en Hungría, Janacek en Checoslovaquia, Nielsen en Dinamarca y Sibelius en Finlandia. Y ahí fue donde precisamente surgió en Inglaterra la figura de Vaughan Williams. Su nacionalismo, diametralmente distinto a la concepción victoriana de Elgar, fue tanto la expresión de su estado interior como el reflejo de la condición exterior de la cultura de Inglaterra.
Ralph Vaughan Williams nació el 12 de octubre de 1872 en Down Ampney, condado de Gloucester, en el seno de una acomodada familia en la que el padre ejercía de pastor anglicano. Vaughan Williams comenzó su formación musical en la Chaterhouse, Trinity College, de Londres para luego pasar al Royal College of Music y de ahí a la Akademie der Künste de Berlín, en donde fue pupilo de Max Bruch. En 1901, Vaughan Williams obtuvo el doctorado en música en Cambridge y posteriormente perfeccionó su técnica de orquestación en París con Ravel. Durante los siguientes años, Vaughan Williams empezó a recopilar sus primeras canciones populares y a encargarse de la edición del English Hymn. Nombrado profesor del Royal College of Music en 1919, un año después es condecorado con el doctorado honoris causa en Oxford. Su participación durante la Primera Guerra Mundial como artillero voluntario de la Guarnición Real le supuso una grave pérdida auditiva que finalmente acabó en sordera durante la vejez. Su música empezó a ser conocida en todo el continente europeo durante la década de los años veinte, poniendo de manifiesto su estética en su obra literaria National Music, publicada en Londres en 1934. Durante la Segunda Guerra Mundial, Vaughan Williams se sintió atraído por la música de cine y llegó a escribir la banda sonora de hasta siete películas. Nombrado director del Bach Choir de Bath hasta su muerte, Vaughan Williams continuó componiendo en casi todos los géneros y llegó a realizar una gira por los EEUU en 1954. Activo hasta los ochenta años, Vaughan Williams finalmente falleció el 26 de agosto de 1958 en Londres y su cuerpo fue sepultado en la Abadía de Westminster.
Ralph Vaughan Williams se convirtió en uno de los compositores clave de Inglaterra durante la primera mitad del siglo XX. A pesar de su prolífica producción — 9 sinfonías, 9 conciertos, 11 óperas, y diversas obras orquestales, corales y de cámara — su creatividad maduró lentamente ya que fue desde siempre muy crítico con sus obras, a las que revisaba hasta estar del todo satisfecho. A menudo su estilo refleja la campiña y los bosques ingleses por medio de unos característicos giros melódicos en el fraseo y una armonía del todo grácil. Pero buena parte de música rezuma también una belleza mística y elevada que va mucho más allá de las bonitas fotos de postal antes aludidas. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a la figura de este gran compositor.