En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar un brevísimo fragmento, el Jägerchor (Coro de cazadores) de Rosamunda, D. 797, de Franz Schubert. La pieza, para coro y sobre un animadísimo ritmo de 6/8, está impregnada de un profundo sentido de la naturaleza y por instantes nos recuerda alguna página de Von Weber. El tratamiento de trompas, óboes, y flautas confiere un plácido aire campestre y pastoril a este corto número, penúltimo de Rosamunda. La música es verdaderamente deliciosa, la orquestación es un prodigio y la melodía inconfundiblemente de Schubert, lo que equivale a decir que es sensacional. El fragmento está interpretado por la Orquesta de Cámara de Europa y el Coro Ernst Senff bajo la dirección del maestro milanés Claudio Abbado. Es una pieza óptima de escuchar si deseamos contrarrestar cualquier eventual bajón anímico.
Schubert fue durante toda su vida un compositor de ópera frustrado. La fama que adquirió gracias a sus lieder y a sus obras para piano dentro de un círculo de amigos no podía compararse a la que hubiera podido obtener de haber logrado algún éxito en el teatro lírico. Cuando en 1821 Carl Maria von Weber consiguió con su Die Freischütz (El cazador furtivo) sacar del estancamiento en el que por entonces se encontraba la ópera alemana, Schubert tenía ya en su haber hasta ¡13 tentativas!, muchas de ellas inacabadas. El 20 de diciembre de 1823 tuvo lugar en el Theater an der Wien la primera representación de Rosamunda, princesa de Chipre, drama romántico de Helmina von Chezy. Algunas semanas antes, Schubert había concluido una de sus más ambiciosas empresas, la ópera Fierabras y el ciclo de canciones La bella molinera. Mientras que este ciclo constituyó un conjunto de inolvidables melodías que aún hoy en día conocen una justificada popularidad, la ópera, nunca enteramente representada en vida del autor, supuso una decepción un tanto suplementaria. Si Schubert aceptó el componer la música para la escena de la señora Von Chezy — una mujer temible, en opinión de algunos y también autora del libreto del Euryanthe de von Weber — fue por complacer a otro de sus amigos, Joseph Kupelwieser, deseoso de ofrecer un papel importante a una de sus protegidas. El drama, bastante mediocre, sólo fue interpretado dos noches pero la música recibió una calurosa acogida. El drama lo componen diez números, cuatro de ellos con voz, y viene precedido de la famosa obertura de Rosamunda, que no es sino una antigua obra del compositor, la obertura de El arpa encantada, ya que Schubert no había previsto nada para poner en su lugar. Afortunadamente, esa anterior obertura resultó un éxito y bajo el nombre actual de Rosamunda se interpreta como pieza autónoma hoy en día en los encabezados de muchos conciertos.
Rosamunda es hoy más conocida por interpretarse a la manera de suite, esto es, como una serie de números exclusivamente orquestales (Obertura, Ballet, Tercer entreacto, etc…) que por su forma completa con voz solista y coros. Con una orquestación ligera y colorista, con una encantadora riqueza melódica y con una genial sencillez constructiva, Rosamunda constituye todo un canto desbordante de ternura, una ensoñadora poesía. Disfrutad con este breve Jägerchor. Una perla musical.
Qué delicia este coro de cazadores, que además tiene un cierto aire navideño.
Bueno, en realidad es una maravilla toda la obra, que estoy escuchando por fragmentos en Youtube.
Dices que Schubert siempre fue un compositor de ópera frustrado. No me extraña, lo suyo era la música instrumental, y sobre todo las piezas pequeñas, íntimas, no la grandilocuencia de las grandes representaciones operísticas. De todas formas, me da pena que el pobre se quedase con las ganas de triunfar en este género, algo que le hubiera dado una fama y un reconocimiento mucho mayor.
Es curioso este caso de Rosamunda. Por lo que veo, Schubert hizo una música magnífica para un texto nefasto y ridículo. Menos mal que hoy se representa en forma de suite.
El ballet final me encanta, es todo equilibrio y buen gusto.
Completamente de acuerdo, la música de Rosamunda es magnífica (la obertura es extraordinaria) y este coro de cazadores tiene un cierto aire navideño. Personalmente los coros de voces masculinas me han parecido siempre muy vitales; aquí, claro, comparten la partitura con voces femeninas, pero el carácter «cinegético» de las secciones varoniles, además de las trompas… en fin, me gusta mucho. Atrapa.
Schubert era capaz de crear dramas en miniatura, pero las convenciones de la música teatral le eran ajenas. Qué lástima verse obligado a probar suerte en algo que no era lo suyo, para atraer la atención hacia lo que sí era su área. Creo que a todos nos ha pasado, no?
Gracias Leiter por esta delikatessen schubertiana!
Un abrazo,
Joaquín
Fijaos que me ha llamado mucho la atención sobre el cierto carácter navideño que comentáis que tiene esta breve pieza. Es del todo cierto. Este verano, después de darme un chapuzón en la piscina de Benalmádena a primeras horas de la mañana, me puse los auriculares y sonó todo el ballet completo de Rosamunda por RADIO 2 CLÁSICA. A pesar de que es una obra bastante conocida por mí, me dije: –«Hay que colocar algo de esto en BLUES»– Ya por la noche, en la terracita de mi apartamento andaluz, miré mediante el portátil qué vídeos había sobre esta obra. Incluso esbocé algo de la entrada, que tenía previsto colocarla en octubre. Pero me ocurrió igual que a vosotros con lo del pretendido carácter navideño y decidí publicarla ayer.
Poco puedo yo añadir a vuestros comentarios: Efectivamente, Schubert era mucho más dado a la música instrumental en la medida en que esa forma le recordaba a la voz humana, su verdadera obsesión. Los dos coincidís en que las convenciones de la música grandilocuente le eran del todo ajenas. No puedo estar más de acuerdo. Dentro de la música «minimalista», Schubert ha sido el más grande.
¡Ya te digo si nos ha pasado a todos, querido Joaquín! Un buen amigo me dijo socarronamente hace ya muchos años: –«Leiter, tú y yo estamos obsesionados con la música y estamos descuidando otras artes, como la pintura. Nada, el próximo sábado quedamos en el Museo del Prado y nos tiramos allí todo el día analizando cuadros…»– Así ocurrió: A las dos horas, estábamos en la Sala de Música de Cámara del Museo del Prado… Nos tiramos, ciertamente, allí todo el día, en un simposio de música del siglo XX… ¡Bueno, bueno, incluso intervinimos en los debates y tocamos el piano! Total, ya habíamos visto muchas veces a Goya y Velázquez, ¿No?
Un fuerte abrazo para vosotros, Ángel y Joaquín
LEITER
Pues bien que agradezco esta pasión tuya por la música. Me abres mundos nuevos. Aunque conozca la pieza, como esta vez, tus explicaciones hacen que la escuches como de nuevo, de otra manera.
besos
Pues si eso es así como lo cuentas, objetivo cumplido, Amalia.
Besos, muchos besos (¡Vaya nevada esta mañana en Madrid! Año de nieves…)
LEITER
NECESITO la partitura de la obertura de rosamunda para orquesta,urgenteee,si alguien la tiene.gracias
Teclea en tu buscador habitual (Google, Yahoo…) PARTITURAS. EL ATRIL o bien en la WIKIPEDIA acude a la sección de PARTITURAS (IMSLP.ORG). Una vez allí, sigue las instrucciones.
No te puedo dejar los enlaces por razones de índole legal
Saludos
LEITER