10 Pinturas inolvidables, una selección de las mejores pinacotecas
Presentamos hoy la vigésimo cuarta y última entrega de esta serie que se ha encargado de seleccionar las pinturas más representativas de las mejores pinacotecas del mundo. Para finalizar nuestro periplo por los distintos museos del mundo nos trasladamos hasta la ciudad de La Haya para visitar su célebre y magnífico Museo Mauritshuis, uno de los más extraordinarios de una nación de la tradición pictórica como los Países Bajos. Basado sobre un edificio construido en 1640 por orden del conde Johan Maurits van Nassau — de ahí el nombre de la pinacoteca — el escenario fue convertido en museo en 1822 y tuvo carácter estatal hasta su privatización en 1995. El museo alberga una extraordinaria colección de pinturas fundamentalmente centrada en los autores holandeses del siglo XVII. Con esta entrada atesoramos las 240 obras de los posiblemente 24 mejores museos del mundo. Así, hasta ahora, hemos visitado El Prado, El Louvre, La Galería de los Uffizi, La National Gallery londinense, El Rijksmuseum de Amsterdam, El Orsay parisino, el Metropolitan de Nueva York, la Alte Pinakothek de Munich , el Museo Thyssen-Bornemisza, el Kunsthistorisches de Viena , el Hermitage de San Petersburgo , el Reina Sofía, la Pinacoteca di Brera en Milán, el MOMA neoyorquino, el Chicago Art Institute, el Museum of Fine Arts de Boston, la Tate Britain, la Galería Borghese de Roma, la Galería de la Academia de Venecia, la Galería Tretyakov de Moscú, el Museo Kunsthalle de Hamburgo, la Galería Nacional de Washington y el Museo Ashmolean de Oxford. Como siempre, esta selección de obras pictóricas está dedicada a la madrina de este blog, Amalia, de quien recibimos en su día la bendición para dar paso a esta inolvidable aventura que hoy damos por concluida. A ver qué os parece mi selección de hoy. Espero que también sea de vuestro agrado. Gracias a todos/as por acompañarme en este largo viaje que ha durado más de tres años.
1- EL LAMENTO DE CRISTO de Roger van der Weyden: El artista de Tournai fue posiblemente el pintor más dotado técnicamente del arte flamenco de los siglos XV y XVI. Su peculiar tratamiento de las perspectivas y de la expresividad de los personajes le convierten en uno de los creadores más extraordinarios de la historia de la pintura. Esta tabla es hermana del famoso panel sobre el Descendimiento que se conserva en el Museo del Prado. Tanto la disposición de las figuras como los modelos femeninos son los mismos que los de la inolvidable pintura de la pinacoteca madrileña. La obra, pese a ser atribuida al autor, presenta también la mano de los ayudantes del taller. Van der Weyden ofrece todo un curso magistral en el tratamiento de luces y sombras. Obra maestra que me llevo directamente a mi casa.
2- RETRATO DE ROBERT CHESEMAN de Hans Holbein: El alemán Hans Holbein el Joven trabajó durante mucho tiempo en Inglaterra y allí se ganó una merecida fama por la exquisita meticulosidad de sus retratos. Gracias a una inscripción en latín sabemos el nombre del personaje retratado, Robert Cheseman, un halconero de la corte del rey Enrique VIII. Este fabuloso retrato destaca especialmente por el contraste entre la suavidad de la cara del retratado y la esmeradísima representación del halcón. La mirada del personaje es aguda y penetrante, protegiendo a su pájaro como si fuese su bien más preciado. Y tanto, ya que en aquella época los halconeros gozaban de una gran posición social al realizar una práctica reservada en exclusiva a la nobleza. Obra maestra absoluta sin posible discusión.
3- VIEJA Y NIÑO CON VELAS de Peter Paul Rubens: Este pequeño lienzo supone, sin embargo, una de las más grandiosas creaciones de su autor. El óleo fue adquirido por el museo en 2005 y representa una escena tan íntima como la de una mujer mayor sosteniendo una vela junto a un niño. Después de su regreso de Italia en 1605 Rubens empezó a trabajar con escenas nocturnas, tal vez influenciado por el arte de Caravaggio. La factura suelta es realmente prodigiosa y el trazo un tanto improvisado confirma la idea de que Rubens pintó esta escena para su colección propia y no como producto de un encargo, ya que dicho cuadro estaba en posesión del autor en el momento de su fallecimiento. Obra maestra que, con vuestro permiso, también me llevo a mi casa.
4- BODEGÓN CON PESCADO Y RELOJ de Willem Claesz Heda: Advierto que este cuadro también me lo llevo a casa… Y van tres de cuatro. Heda fue el gran maestro holandés de las naturalezas muertas y su estilo mezcla la tradicional minuciosidad flamenca con un perfecto reflejo lumínico sobre los diversos objetos, con lo cual intensifica la sensación tridimensional de sus obras. Las texturas de los diversos elementos son majestuosas y el cromatismo del cuadro, con un portentoso uso de los colores primarios, marrones y grises, le confieren una increíble unidad. Todos los objetos están tratados con igual protagonismo y nada se deja al capricho. Obra maestra absoluta pese a sus reducidísimas dimensiones.
5- LA OFERTA RECHAZADA de Judith Leyster: Judith Leyster fue una de las escasas mujeres holandesas que se permitió el lujo de vivir de su arte en una época mayormente dominada por los grandes pintores flamencos. Esta diminuta tabla presenta un tema que ha sido interpretado como una proposición indecente: Un hombre apoya su mano sobre el hombro de la joven con el objeto de atraer su atención. En la mano aparecen unas monedas, dando tal vez la idea de que ofrece dinero a cambio de afecto. La mujer, no obstante, no muestra ninguna reacción ante el gesto del hombre. El cuadro presenta una extraordinaria iluminación que subraya la tensión psicológica entre ambos personajes. Exquisita obra.
6- LA LECCIÓN DE ANATOMÍA DEL DOCTOR TULP de Rembrandt van Rijn: Este famoso óleo representa la lección que el anatomista Nicolaes Tulp practicó en Amsterdam en 1632 ante la Cofradía de Cirujanos de la ciudad. El cuadro resulta un tanto imperfecto desde el punto de vista anatómico, aunque el autor se concentra primordialmente en exhibir una extraordinaria intensidad psicológica. La obra está envuelta en un sutil claroscuro que resalta la naturaleza teatral de la composición. El modelo y sujeto de la disección fue un delincuente común y sorprende la curiosidad de los observadores tan próximos al cadáver, teniendo en cuenta el espantoso hedor que debía acompañar a este tipo de disecciones. El cuadro también presenta un cierto componente moralizante.
7- LA BODA DE TETIS Y PELEO de Abraham Bloemaert: Bloemaert fue un pintor holandés muy influenciado por el arte de Caravaggio y sus iluminaciones tenebristas. La escena representa el inicio de la guerra de Troya al arrojar Eride la manzana de oro durante la boda del rey Peleo con la nereida Tetis. Todas las figuras están poderosamente idealizadas siguiendo el modelo de la Escuela de Fontainebleau, en donde Bloemaert estuvo durante un tiempo. La riqueza de las telas y los detalles de los objetos que están sobre la mesa están ejecutados con enorme maestría, de igual manera que la elegancia y sensualidad que caracterizan a los distintos personajes que aparecen en la escena. El cuadro también presenta cierto rasgo manierista en la aplicación del color y en la disposición de las figuras.
8- EL TORO de Paulus Potter: Potter fue uno de los pintores más originales de todo el siglo XVII y su influencia fue decisiva pese a haber fallecido antes de cumplir los treinta años. Pintor especializado en animales, Potter fue uno de los primeros artistas en representarlos como sujetos por derecho propio. Este lienzo, realizado a los veintiún años, eleva el tema de un toro a una altura ciertamente heroica. El animal, de dimensiones más que considerables, aparece acompañado por un campesino, una cabra, dos ovejas y una vaca. Al fondo se aprecia la aguja de la iglesia de Rijswijk, una población cercana a La Haya. Resulta todo un misterio saber quién encargó esta maravillosa obra o cuál hubo de ser su ubicación originaria. Para muchos holandeses, este cuadro es la joya de la corona de la pintura holandesa.
9- EL JILGUERO de Carel Fabritius: En 1654 Carel Fabritius pintó este jilguero reconocible por el color rojo de su cabeza y por los tonos amarillos de las vueltas de las alas. El cuadro, de muy reducidas dimensiones, es un verdadero prodigio de técnica y supone también una especie de ilusión óptica al representar la imagen de un pájaro de pequeñas dimensiones en un primer plano que parece engrandar su tamaño real. Además, el lienzo puede confundirse con la realidad al ser colgado estratégicamente de tal manera que parezca un verdadero pájaro en la estancia, efecto óptico típico de la época. Carel Fabritius murió trágicamente y a muy joven edad como consecuencia de una explosión de pólvora acontecida en Delft en 1654, año en que pintó este sensacional óleo que también me llevo a mi casa. Obra maestra absoluta.
10- LA JOVEN DE LA PERLA ó MUCHACHA CON TURBANTE de Jan Vermeer: De rodillas, que estamos ante uno de los mayores prodigios de toda la historia universal de la pintura. Este cuadro no me lo llevo a mi casa porque ya lo tengo desde que fue objeto de un minucioso análisis en otra sección de este blog y de la que dejamos en enlace correspondiente para su consulta. Vermeer, siempre Vermeer…
En el «Lamento de Cristo» de van der Weyden, me llama muchísimo la atención las personas que acompañan en cadáver de Jesús, una vez ha sido bajado de la Cruz: sujetando el cuerpo, aparecen la Virgen, atrás está Juán (supongo), José de Arimatea y -vestoda de blanco- María Magdalena. ¿Quienes son los demás? El cuadro no se ajusta a las descripciones evangélicas (si es que no las estoy recordando mal); hay allí un Opisbo católico, un individuo parecido a Dante o a Erasmo de Rotterdam, dos hombres mayores que parecen Padres de la Iglesia y unas mujeres que no podría decir exactamente qué función cumplen allí. Sus vestimentas no son propiamente del Siglo I d. C.: lucen más bien con prendas del Renacimiento…Y para completar tan extraña mixtura de personajes y tiempos históricos, al fondo aparecen dominantes, pétreas fortalezas de corte típicamente medieval, con sus orgullosos torreones y tejados inclinados. ¿Curioso, no?
Todos los demás cuadros son absolutamente hipnotizadores, pero si debo quedarme con alguno de ellos, elijo «La Boda de Tetis y Peleo» de Bloemaert: es una embriagante escena rebosante del mundo clásico de la antigua Grecia; por otro lado, en su composición hay una irresistible carga lasciva, báquica o dionisíaca que envuelve todo el conjunto. Es fácil entonces imaginar el entorno que no se muestra en el cuadro: ninfas, sátiros, sirenas, todos unidos en un bacanal orgiástico de grandes proporciones, a la manera del Venusberg retratado por Wagner en Tannhäuser.
Así que si me lo permitís, ahora mismo colgaré el cuadro en mi casa. Espero que en el Mauritshuis no le echen de menos tan rápido.
Preciosa selección Leiter. Enhorabuena y abrazos.
Como tú también te lleves cuadros a casa vamos a dejar vacíos los museos…
Buena elección la tuya de Bloemaert, un cuadro lleno de color y de cánones clásicos. En cuanto a lo que dices de Van der Weyden, antes era muy habitual intercalar personajes contemporáneos del autor en los cuadros históricos. No es nada extraño, entonces.
Yo, particularmente, me quedo con el jilguero… Un pequeña obra maestra muy típica del minucioso sentido artístico holandés.
Un abrazo, Iván
LEITER
Yo seré más clásica: Vermeer, fascinante, preciso, sugerente y, en durísima lucha, ese Rubens tan expresivo.
besos, muchos besos
Bueno, pero es que el cuadro de Vermeer ya lo tenía en mi casa desde que le dedicamos un análisis pormenorizado. El cuadro al que aludes de Rubens es uno de los más extraños dentro de su completísima producción pictórica. Extraño en el sentido de poco convencional.
Creo, Reina Amalia, que esta sección a la que hoy hemos puesto punto y final ha merecido la pena. Todavía recuerdo cómo abrí esta categoría con la selección del Museo del Prado… Parece que fue ayer y ya han pasado tres años. Ha sido un viaje realmente inolvidable. Gracias por amadrinar esta sección, Amalia.
Besos, muchos besos
LEITER
Qué maravilla… pero luego de dirimir entre Holbein, Heda y Vermeer… siempre me quedaré con Vermeer. No puedo resistirme. Así que, sin tu permiso, me escabulliré a tu casa y te robaré el cuadro, jejeje…
Un abrazo!
Joaquín
van der Weyden, ese políptico del Prado es asombroso y este es muy divertido con el «yo pago, yo salgo» jajajajaja. Estoy segura que los figurantes anacrónicos fueron los clientes.
Respecto a los demás me quedo con el perverso Vermeer. Esa chica es inocente pero Vermeer es una alcahueta en este caso, solo hay que fijarse como todo en el cuadro te lleva a la jugosa boca entreabierta de la chiquilla, hasta los ojos que te miran te llevan a ella, es una clara invitación que esa perla plan despiste no logra distraer, solo está para que la miremos y volvamos a la chica. La mirada traza un triángulo que pasa por la perla los ojos y acaba en la boca. Pícaro Vermeer. Ten cuidado Leiter, ese cuadro en tu casa corre peligro…taran taran, taran…tarantaran tarantarantaaaaan tararatatann…. 😀
Quinoff y Zarza: Ese cuadro lo tengo guardado bajo siete sellos y para llegar al mismo hay que pasar por numerosas y complicadísimas pruebas. Escuchar las 104 sinfonías de Haydn por Dorati es una de ellas.
«yo pago, yo salgo…» Una frase antológica más a añadir al catálogo zarzarino.
Besos y abrazos
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